El director del departamento de Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) del Ministerio de Salud, Dirceu Greco, explicó en una rueda de prensa que la campaña pretende “reforzar que el uso del preservativo debe ser un hábito y puede hasta mejorar la relación” sexual.
Es un hecho, bien aceptado y asumido, que el mayor factor para la difusión del SIDA es la promiscuidad sexual. Por ello es que los preservativos no pueden ser la solución, pues además de no ser 100% seguros contra la transmisión de enfermedades venéreas, promueven la promiscuidad, elevando así el riesgo de contagio.
La Organización Mundial de la Salud informaba hace algunos años que la proporción de fallo del condón para la transmisión del SIDA oscila entre el 10 y el 30%, dependiendo de si se emplea de manera consistente y correcta o no. Nótese que, incluso utilizándolo de manera correcta, hay siempre un riesgo nada despreciable de contagio. Con estos datos, la Dra. Helen Singer-Kaplan, de la Universidad de Cornell, concluía que «confiar en los preservativos es coquetear con la muerte«.
Por su parte, el Harvard´s Center for Population and Development Studies llegó a la siguiente conclusión en un estudio realizado sobre este tema: tras veinte años de experiencia, no hay ninguna prueba de que los preservativos ayuden a disminuir el SIDA; más bien parece lo contrario.
imparable con los planes de reparto masivo de condones, hasta que el presidente
optó por cambiar estrategia e impulsó la educación sexual fundamentad en la castidad como valor. Las
campañas de información, patrocinadas por el gobierno, enfatizaban la importancia de la fidelidad a la pareja y la disuasión al desenfreno sexual. El instrumento humano más destacado en esta campaña fue la esposa del presidente ugandés. La Primera Dama de Uganda dijo en su discurso a los jóvenes ugandeses, “ustedes no necesitan el sexo a su
edad, esperen hasta el matrimonio, ustedes pueden escoger combatir el SIDA
diciendo NO y de esta manera salvar su vida.”
lograron reducir en un 65% las relaciones sexuales “casuales”, disminuyendo así
la prevalencia del virus HIV en un 75% entre los jóvenes de entre 15 y 19 años,
en un 60% entre los de 20 y 24 y en un 54% en el conjunto de la población. Los
hechos hablan por sí mismos.
negocio. Ante los datos tan evidentes a este respecto, surge la pregunta sobre
la intención de quienes promueven el uso de preservativos contra el SIDA: ¿se
trata de ayudar a la sociedad o de aprovecharse de ella? Si se quiere
ayudar, sería mejor invertir más en educación, sistemas sanitarios, higiene y menos
en condones.
sexualidad, y que haya un verdadero compromiso con los que sufren esta
enfermedad.