Por P.A. David Nesher
Declaro hoy que “Cristo es la Piedra viva” (1Pedro 2:4-10). Desde esta declaración, decreto, por medio de esta revelación, que todos los escogidos y santos hijos del Eterno se encaminan a invadir el sistema con bocas llenas de seguridades que da la fe. Los próximos días lunares, llamados en la mente hebrea Elul, se sujetarán a la capacitación ministerial de los santos, y desde el Día de la Fiesta de las Trompetas (en el mes de Tisrhei), los peregrinos de la fe, según el linaje de Cristo en la fe de Abraham, convertirán a las naciones en blancos de su influencia profética.
El sacerdocio universal de cada creyente se está activando en este mes (Menahem Av) como poder destructor de las obras de las tinieblas. Para esto vino el hijo del hombre, para la destrucción de las obras del diablo.
En su primera epístola el apóstol Juan dice:
“…Para esto vino el Hijo de Dios para deshacer las obras del diablo”
(1 Juan 3:8).
Él lo logró ejerciendo lo sustancial del espíritu humano: la imagen de Dios conformándose a la Semejanza Divina de sabiduría y poder.
Si alguien está en Cristo tiene la misma naturaleza que Él tuvo en la tierra y por lo tanto lo que Él hizo aquí ese ser humano también lo puede lograr.
En Mendoza he capacitado a los santos en estos últimos años para ir contra las obras del diablo. El Bendito y Eterno Dios Verdadero me ha mostrado la calidad de madurez que han alcanzado los santos que conmigo conviven y desde ella ser lanzados a las naciones en misiones de poder transformador. He sido testigo cómo cada vez que alguien de Monte Santo pisa otro territorio en misión apostólica. La unción adquirida se despliega con propósito liberador sobre almas de escogidos de Yahvéh.
Una persona con sabiduría tiene activado su poder sacerdotal.
Si no se ejercita el poder del sacerdocio las tinieblas continúan prevaleciendo sobre las naciones. El sacerdocio es la capacidad de usar el poder espiritual entendiendo cuándo, cómo, dónde y por qué usarlo.
Todos los que están en el Hijo cuentan con ese poder. Son parte de la casa sacerdotal que Dios está levantando.
Todos los que están en el Hijo cuentan con ese poder. Son parte de la casa sacerdotal que Dios está levantando.