La mortalidad causada por el consumo, sobre todo de heroína y cocaína, es de 0,2 millones de personas cada año. Esto es, aproximadamente, que una de cada 100 muertes de adultos tiene como origen el consumo de drogas.
En general, el uso de estupefacientes en los últimos cinco años se ha mantenido estable, aunque algunos tipos de sustancias han experimentado un crecimiento, mientras que otras han decrecido. Las tendencias a futuro apuntan a que el consumo descenderá en los principales mercados como Norteamérica y Europa Occidenteal y se trasladará a países emergentes.
El uso de los opiáceos y la cocaína sufrirá un descenso en sus principales mercados: Europa Occidental y Rusia, y Norteamérica, respectivamente. El descenso de la producción colombiana de cocaína es uno de los factores clave y, aunque el informe identifica a Perú y a Bolivia como productores emergentes, la tendencia global es a la baja. Sin embargo, esta droga ganará terreno en Asia (China), Oceanía (Australia) y Brasil.
Las anfetaminas se sitúan como el segundo tipo de droga más consumido en el mundo, y tanto su producción como consumo se mantienen estables. Regiones como Asia, en especial China, experimentan un crecimiento en su uso. También en Oriente Medio, países como Arabia Saudita y Egipto.
La droga estrella y la que presenta una tendencia más al alza es el cannabis. En el mundo se contabilizan entre unos 119 y 224 millones de personas que son consumidoras regulares de esta droga en sus distintas variantes. La región donde ha crecido más ha sido África.
La producción de cannabis presenta también un aumento, aunque menos exacto. El informe destaca que la producción «bajo techo» ha crecido en los mercados locales, sobre todo Europa y los EEUU, y, aunque se reduce el tráfico entre países, es la droga que más circula.