conocía a Dios con el nombre de Allah. Para ellos usar el nombre Allah como sustituto del nombre de Dios era como sustituir el nombre de Dios con un nombre de un dios pagano. ¿Por qué? Porque sabían muy bien de donde venía Allah, del panteón de dioses paganos. Para ellos era como si en el día de hoy nosotros dijéramos, bendito sea Zeus, o Júpiter, o Krishna. El hecho de que Muhammad nunca tuviera que explicar en el Corán quien es Allah, demuestra claramente que los oyentes o los seguidores de Muhammad ya conocían Allah mucho tiempo antes de que Muhammad hubiera nacido. El nombre Allah no fue inventado o revelado por Muhammad en el Corán por primera vez en la historia. En la península arábica, en la época pre-islámica o Arabia antes del nacimiento del Islam la gente profesaba un tipo de religión politeísta supersticiosa, poco evolucionada. Adoraban las imágenes; se decía que tenían 360 imágenes para el año, una imagen al día. Como por ejemplo, Al Manat diosa de la felicidad, Al `Uzza estrella, el sol, los astros, el destino, espíritus, ángeles, entidades relacionadas con la muerte, etc. Por encima de todos ellas estaba Al- lat el dios de la Luna y del cielo o Allah. Todas estas imágenes las tenían guardadas en el templo de la Meca (Ka`aba), un edificio rectangular de piedra, diez por doce y por quince metros de altura. En este templo pagano se guardaban todos los ídolos de las diferentes familias o tribus. Según la tradición musulmana, el primer hombre Adán, construyo el Ka’aba, Ibrahim y su hijo Ismael le reconstruirán. Muhammad cuando conquistó la Meca en el año 630, encontró en la Ka’aba 360 ídolos. Además, la gente de aquel tiempo, creía en “genios” (jinns), en embrujamientos, en maldiciones y en piedras mágicas. Muhammad se crío, creció e integró en este ambiente.
Los cristianos cuando mencionamos el nombre de Dios o la persona de Dios, siempre lo hacemos junto con el Padre, porque nadie rechaza la idea de que Dios es un Padre. Veamos lo que dicen los musulmanes o el Corán (Sura 5:17) “No creen, en realidad, quienes dicen: Alá es el Ungido, hijo de María. Di: ¿Quién podría impedir a Alá que, si Él quisiera, hiciera morir al Ungido, hijo de María, a su madre y a todos los de la tierra? De Alá es el dominio de los cielos, de la tierra y de lo que entre ellos está. Crea lo que Él quiere. Alá es omnipotente”.
¡Basta ya, será mejor para vosotros! Alá es sólo un Dios Uno. ¡Gloria a Él! Tener un hijo… Suyo es lo que está en los cielos y en la tierra… ¡Alá basta
como protector!”.
El apóstol Juan explicó bien claro que es imposible adorar al Padre y negar al Hijo al mismo tiempo. (1 Juan 2:23) “Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre”. De acuerdo con el apóstol Juan, el Dios adorado por los musulmanes NO es el Padre. El Islam niega que Jesús es el Hijo de Dios y que Dios es un Padre, por lo tanto
niega al “Padre y al Hijo”. De modo que el Islam es una religión anti-Cristo. No puede ser una religión bíblica y una religión anti-Cristo al mismo tiempo. Los atributos de Allah son radicalmente diferentes del Dios de la Biblia. Por ejemplo: Allah no se encarnó, no tomó un cuerpo de carne y hueso para lograr la salvación del hombre. Solo porque alguien crea en un solo dios, eso no implica que cree en el verdadero Dios. Muhammad proclamó que Allah es el verdadero Dios.
Podríamos seguir indefinidamente citando palabras y hechos en los que Jesús muestra en qué consiste ese Reino de los Cielos del que habla pero, para simplificar, resumámoslo en unas palabras que no por conocidas deja de ser
urgente oírlas cada día: (Lucas 6:27-38) “Pero os digo a los que me escucháis: amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os difaman. A quien te golpee en una mejilla preséntale también la otra; a quien te quite el manto no le niegues la túnica. A quien te pida, da, y a quien te quite lo tuyo no se lo reclames. Y lo que queráis que los demás os hagan a vosotros, hacédselo vosotros igualmente. Porque si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que les aman. Y si hacéis el bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen otro tanto. Y si prestáis a aquellos de los que esperáis recibir a cambio, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir otro tanto. Vosotros: amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada a cambio: vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque Él es bueno también con los ingratos y los perversos”.
Los islamistas no creen en el progreso, solo creen en el mensaje de Allah, para ellos es perfecto y no hay nada que lo pueda complementar. Por tanto proponen la vuelta al comienzo, a los orígenes del Islam del siglo VII que se expande por todo el mundo. El islamismo tiene además unas técnicas de predicaciones muy ensayadas y muy convincentes. Volver al pasado, unificar las cuatro escuelas jurídicas en una sola; crear una sola comunidad de fieles en todo el Planeta, uniendo por encima de los estados a los mil doscientos millones de musulmanes de todo el Planeta; una Umma sin fisuras.
Fuente: periodistadigital.com