Por P.A. David Nesher
22 E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua. 23 Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara.24 Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber? 25 Y Moisés clamó a Yahveh, y Yahveh le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó; 26 y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Yahveh tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Yahveh tu sanador.
Éxodo | Shemot 15:22-26
En la sección de esta semana (Beshalaj) leemos que Moisés hizo que Israel se alejara del Yam Suf (mar Rojo) conduciendo al Pueblo al desierto del Shur. El relato nos describe que anduvieron tres días por el desierto, pero no encontraron agua. Llegaron a Mara, pero no pudieron beber el agua de Mara, porque era amarga; esa es la razón por la que le pusieron el nombre de Mara al lugar.
Pero ¿por qué el Eterno provocaría intencionalmente a la nación cansada y sedienta de Israel al hacer que el agua que bebían fuera amarga?
Veamos algunos detalles que a veces se nos pasan por alto en una lectura rápida.
El primer lugar al que llegan los Bnei Israel después de salir de Egipto es Mara:
«Llegaron a Mara, y no pudieron beber el agua de Mara porque era amarga; por eso el lugar fue llamado Mara»
(Shemot 15:23 ).
Más adelante, leemos: “Allí les dio estatuto y juicio, y allí los puso a prueba” (15:25). Ahora bien, no está claro qué sucedió exactamente en Mara, y por qué este lugar es tan importante que específicamente aquí se nos dice que el Eterno “puso a prueba” a los Bnei Yisrael . Mara parece, a primera vista, no diferente de todos los otros lugares donde los Bnei Yisrael acampó en su camino hacia Eretz Yisrael; de hecho, en la lista de las estaciones en la parashá Masei , Mara aparece junto con los otros nombres de lugares – Kivrot ha-Ta’ava, Sucot, Refidim, etc. – sin ninguna indicación de nada especial.
Investigando más este asunto, supe que los Sabios dicen que si prestamos atención al texto, notaremos que existe una diferencia entre la queja que se nos cuenta aquí y todas las demás quejas que encontramos durante el peregrinar de Israel por el desierto. En todas las demás quejas encontramos, en algún momento, una expresión del deseo de volver a Egipto:
- «Nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto» (Números | Bamidbar 11:5);
- “Ojalá hubiéramos muerto por mano de Dios en Egipto” (ibid. 14:2);
- “Nombremos un líder y volvamos a Egipto” (ibid. 14:4).
- En cambio, aquí en Mara no hay mención ni amenaza, por parte de Bnei Yisrael , de regresar a Egipto.
Pero, ¿qué importancia tiene este detalle para nuestra investigación?
Para responder a esta pregunta, te invito a abordar otra acudiendo a lo que dice El Midrash, que nos cuenta que los Bnei Israel , esclavizados en Egipto, habían alcanzado el nivel 49 de impureza, pero aún no habían descendido al nivel 50 y por lo tanto el Eterno todavía podía redimirlos. Entonces la pregunta es: ¿cuál era este nivel 50 que los Bnei Israel no habían alcanzado? Los Sabios responden que es muy difícil para nosotros saber cuáles eran el nivel 26 o el 42, pero sí se puede conocer el nivel 50, ese punto a partir del cual no habría retorno. El caso del cual los expertos deducen este nivel surge de una famosa historia del judaísmo (Avodá Zará 17a ) sobre el Rab Elazar ben Dordaya, cuyo mensaje es que “El arrepentimiento depende sólo de mí”. En otras palabras, mientras una persona desee genuinamente volver al Eterno, haciendo teshuvá , existe la posibilidad de que lo haga.
Con esto en mente, los Sabios aseguran que en Egipto algunos de los Bnei Israel se dedicaban a la idolatría, como lo describe el oráculo del profeta Ezequiel | Yejezkel en su capítulo 20. Sin embargo, dos cosas parecen separar este 49 ° nivel de impureza –que caracterizaba a los Bnei Israel– del 50° nivel, que no alcanzaron:
La primera es la pureza familiar: cuando la familia ya no es pura y los Bnei Israel se asimilan y se fusionan con los egipcios, entonces, técnicamente, no hay nación para redimir; todos serían no israelitas o mamzerim (egipcios). Sin embargo, esto es meramente un punto técnico. La diferencia más fundamental entre el estado de los Bnei Israel en el 49° nivel de impureza y el paso final, irreversible, era que aún quedaba una voluntad de ser redimidos. Mientras los Bnei Israel no se reconciliaran con su sufrimiento, con su condición de nación de esclavos, todavía había esperanza de su redención. Y no la abandonaron.
Podemos decir, entonces, que la prueba de los israelitas en Mara fue precisamente ésta: ¿estaban todavía en el nivel 49 , y eran capaces de recibir la Torah y ser redimidos, o habían alcanzado el nivel 50 un estado irreversible e irredimible? El hecho de que, a pesar de su demanda de agua, no expresaran ningún deseo de regresar a Egipto demostró que habían pasado esta prueba.
Para entender más profundamente lo que sucedió en Mara, los Sabios dicen que debemos prestar atención al paralelo entre el episodio de Mara y el procedimiento prescrito para una mujer «sota » (una mujer casada sospechosa de adulterio). En este último caso, se inscribe el Nombre de Dios y luego se borra en el agua; si la mujer es culpable, el agua se vuelve amarga. En Mara, el agua ya era amarga al principio; según el Midrash, se inscribió una rama con el Nombre de Dios y se arrojó al agua, y se volvió potable.
¿Qué le sucede exactamente a una mujer que es sota y que bebe el agua? No estamos hablando aquí de una persona que está por encima de toda sospecha. Yejezkel describe a una sota y está claro que ella ha estado con un hombre que no es su marido y ya ha sido advertida una vez; la cuestión aquí es simplemente si fue «hasta el final» o se detuvo en el último momento antes de ser contaminada. El procedimiento no tiene por objeto aclarar si ella es virtuosa y su lealtad a su marido está fuera de toda duda; ella está claramente muy cerca de desviarse de la fidelidad marital, y lo que la Torah quiere establecer es si ella todavía es capaz de hacer teshuvá , o si sus acciones la han llevado a una situación en la que no hay posibilidad de retorno.
Una vez que hemos considerado el procedimiento de la mujer sotá, debemos aceptar que en cierto sentido, como está explicado más arriba, ésta era la situación de los israelitas en Mara, donde debían pasar una prueba y demostrar si habían llegado o no al punto de no retorno. El hecho de que el agua se volviera dulce –en paralelo al agua que se le daba a la sota y que permanecía dulce– mostraba que todavía había esperanza. Claramente, no se suponía que la nación de allí fuera piadosa y de gran rectitud; sin embargo, el hecho de que el agua no permaneciera amarga demostraba que el camino hacia la teshuvá todavía estaba abierto.
Ahora, el segundo y último punto para aclarar es el significado de la conclusión del pasaje sobre Mara:
“… y dijo:
Si oyeres atentamente la voz de Yahveh tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Yahveh tu Sanador.”
(Shemot 15:26 ).
Por lo general, en las relaciones humanas comunes las condiciones se presentan de manera opuesta: si haces tal o cual cosa, recibirás «X«, si no lo haces, sufrirás «Y«. Sin embargo, aquí la promesa es solamente que si haces tal o cual cosa, no sufrirás «Y«. Por esto es que los Sabios elaboran la siguiente pregunta: ¿Cuál es el significado de esta formulación? El Eterno no da ningún incentivo aquí; ¡todo lo que nos dice es que quien observa la Torah no sufrirá!
Para lograr profundizar esta maravilloso asunto, los Sabios dice que esta pregunta es tan profundamente desconcertante que obliga a proponer un método de interpretación llamado «jesurei mejasra» que se puede traducirse aproximadamente como «algo falta aquí y lo completaremos con otra sección«. Así es como llegan al Sefer Devarim (Libro de Deuteronomio), en donde encontramos el pacto forjado en las llanuras de Moab, y es allí donde las condiciones están formuladas de la manera en que hubiéramos esperado encontrarlas aquí, en el pasaje de las aguas amargas de Mara.

«Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de YHVH tu Dios» (Devarim 28:1) – la introducción es exactamente la misma que en nuestro caso, pero luego encontramos una lista de bendiciones que los israelitas disfrutarán si siguen al Eterno como su único Elohim. Sólo después la Torah continúa diciendo: «Pero acontecerá, si no oyeres la voz de YHVH tu Dios» (Devarim 28:15) – y luego describe las maldiciones que caerán sobre aquellos “que no observen las palabras de este pacto”. Una revisión de estas maldiciones revela que son un paralelo exacto a las plagas de Egipto:
- “y palparás a mediodía como palpa el ciego en la oscuridad, y no serás prosperado en tus caminos; y no serás sino oprimido y robado todos los días, y no habrá quien te salve.” (Devarim 28:29 );
- «YHVH traerá sobre ti mortandad, hasta que te consuma de la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. » (Devarim 28:21);
- «y traerá sobre ti todos los males de Egipto, delante de los cuales temiste, y no te dejarán. » (Deuteronomio 28:60 ); y finalmente,
- «Y YHVHte hará volver a Egipto en naves, por el camino del cual te ha dicho: Nunca más volverás; y allí seréis vendidos a vuestros enemigos por esclavos y por esclavas, y no habrá quien os compre.» (Devarim 28:68 ).
En otras palabras, los Sabios enseñan que esta es precisamente la elaboración del pacto que encontramos en nuestra parashá Beshalaj:
“… ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti”. (v. 26)
Por lo tanto, creo que el pacto que los israelitas aceptaron sobre sí mismos aquí en Mara es el mismo pacto que aceptaron más tarde sus hijos en las llanuras de Moab; lo que sucede es que la Torah simplemente aquí abrevia lo que en el futuro haría concretamente.
Siendo así, podemos concluir que la importancia de Mara es doble. ¿Por qué?
En primer lugar, allí se demostró que los israelitas todavía estaban abiertos a la teshuvá (arrepentimiento) y aún podían ser redimidos, pues aún no habían alcanzado el nivel 50 absoluto, de impureza.
En segundo lugar, los israelitas aceptaron allí el pacto del Eterno, con el entendimiento de que si escuchaban Su Voz serían colmados de Sus bendiciones, y si no, “todas las enfermedades que envié sobre Egipto” (YHVH no lo quiera) caerían sobre ellos también.
Haber considerado este texto detenidamente y de una manera más profunda, nos permite reflexionar que hay una relación íntima entre obediencia a los mandamientos divinos y la protección y sanidad de enfermedades. El Eterno al presentarse a Israel como YHVH “tu Sanador” (en hebreo rofeja – רפאך) hace un pacto en el que condiciona a Israel a escucharlo muy atentamente y accionar lo que escucha de manera rápida y correcta. Entonces el Eterno promete no enviar ninguna enfermedad de las que los Benei Israel habían visto y experimentado en Mitzrayim (Egipto).
¡AleluYaH!… ¡Que el Eterno nos conduzca siempre a serle obedientes para que podamos vivir en salud integral todos los días de nuestras vidas y de ese modo santificar su Nombre, viviendo en el cumplimiento de las promesas de Su Torah en nuestra cotidianidad!