El Zohar

El sonido místico del Shofar y su poder limpiador psíquico.

«Digna de alabanza es la nación que conoce el sonido del júbilo”

Salmo 89: 15

Cuando los israelitas entraron a la tierra de Israel y quisieron tomar la ciudad de Jericó, hicieron sonar el Shofar y los muros de la ciudad se derrumbaron.

Sabemos que el shofar (en hebreo: שופר‎) es un instrumento musical de viento ceremonial metafísico.

Este instrumento de viento de origen animal es uno de los más antiguos conocidos por el hombre, usado por los hebreos desde hace más de 3.500 años.

Los sonidos son repeticiones de tres sonidos básicos conocidos como:

*Tekiá (un solo soplo largo), significa la explosión o el toque; es un sonido claro extendido como de trompeta. Significa: Reconocer que Yah es el Rey por medio de Su Mashiaj.

*Shevarim (El quebrantamiento) Tres soplos o notas cortas en suspiro (suave). Significa ser doblegado o roto frente a la Majestad de Dios.

*Teru’ah: (La alarma) son nueve soplos cortos, o notas pequeñas en staccato, en una rápida sucesión. Su significado es el de un pedido por piedad a Dios.

*Tekia Gedolah: (El gran soplido, o la Gran Tekiah): Esta es una nota aguda sin corte y alargada mantenida al máximo, según el aguante del trompetista. Este sonido del shofar es colectivamente entendido como señal de Dios, llamando a su gente para venir a Él; ello tiene su raíz en Éxodo 19:13.

El Zóhar establece que el toque del Shofar no tiene que ver con el sonido simplemente, también está relacionado con la purificación y elevación de la conciencia redimida.

La conexión está en el saber, esto es lo que activa la energía.

El sonido que emana del Shofar opera como un láser espiritual que disuelve todos los bloqueos de energía negativa que hemos creado durante el año.

Así como el ultrasonido disuelve esas molestas piedras renales que causan un dolor agudísimo a las personas, éstos bloqueos que hemos insertado en nosotros mismos son los que atraen el juicio. Así pues, el sonido místico del Shofar actúa como un agente limpiador; una vibración de ultrasonido mística que permea cada rendija y escondite de nuestro ser, removiendo los residuos negativos y purificando nuestra alma. Una vez que éstos bloqueos son removidos, los juicios pierden sus blancos.

Despidiendo a la Madre Pájaro y la Ascención de Yeshúa HaMashiaj

Autor: AMI.

El Yom HaAliyah es el nombre hebreo con el que se recuerda la ascensión del Mesías al cielo en el cuadragésimo día del Conteo del Omer. (La limpieza de los leprosos también está relacionada con la ascensión del Maestro).

El comentarista Or Hajaim Hakadosh, explica que uno de los nombres del Mesías es Tzippor («Ave», «Pájaro»)

En honor a este día sagrado (Día de la Ascensión), me gustaría reflexionar sobre una idea que se encuentra en el Zohar atribuida a Shimon Bar-Yojai, que arroja luz sobre muchos aspectos de la vida del Mesías, incluida su ascensión.

Mesías el pájaro

El Zohar y otros escritos místicos judíos extraídos de su texto relacionan al Mesías con un «pájaro». De hecho, al comienzo de su comentario sobre la porción de la Torá Metzora, el sabio Or HaJaim explica que uno de los nombres del Mesías es Tzippor («Pájaro»).

Él llega a afirmar que el alma del Mesías existe en las afueras del jardín del Edén en un lugar llamado Heijal Ken Tzippor (traducido como «Nido del Pájaro«). Este término habla de la Shejiná ,que envuelve su alma y vuela por el jardín. Desde su morada en el nido de pájaros, levanta los ojos y ve a los patriarcas regresar a las ruinas del Templo. La cara llena de lágrimas de la matriarca Rajel parpadea repetidamente ante él. El Mesías clama, y ​​el jardín del Edén se estremece de un extremo al otro. Las voces de todos los justos que se unen a su lamento sacuden los cielos más allá del jardín hasta que alcanza el trono más alto.

Descendiendo del Nido

Los sabios entendieron que el redentor de Israel sería revelado solo después de que este espíritu mesiánico descendiera del Nido de Pájaro y se posara sobre el Mesías revelado. Se habla de esto como la “coronación” del redentor y marca el punto en su vida en el que comenzaría su misión mesiánica ( Igeret Teyman 4).

Hace casi dos milenios, Yeshúa viajó desde Galilea en el norte de Israel para ser sumergido por el profeta Yohanan (Juan), un pariente que había sido instruido por un decreto celestial para sumergir a los hijos de Israel hasta que vio una «paloma» descender sobre uno de ellos. Este santo judío era el Mesías. Cuando nuestro Mesías se levantó del agua, se vio al Espíritu de Dios descendiendo sobre él como una paloma.

Que la revelación de la identidad del Mesías fue a través del agua es significativo. La primera vez que se vio al espíritu del Mesías interactuando con el caos de este mundo fue al comienzo del Génesis. La Torah relata que mientras el mundo todavía carecía de forma y estaba vacío, cubierto por la oscuridad sobre la faz del abismo, el Espíritu Santo se cernía [como una ave madre que protege a sus crías con sus alas] sobre la faz de las aguas. Se dice que este Espíritu de Dios es el del Mesías (Génesis Rabá 2: 5).

Después de su coronación con el alma mesiánica, Yeshúa habló de sí mismo usando el lenguaje de un pájaro. Mientras estaba de pie en el Monte de los Olivos, el Mesías se lamentó por Jerusalén diciendo: «¡Cuántas veces hubiera reunido a tus hijos como la gallina junta a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste!» (Lucas 13:34). Aquí el Mesías habla de su deseo de reunir a los exiliados de Israel. Está detenido solo por nuestra negativa a ser redimido.

Dos pájaros, un Mesías

Para comprender mejor este proceso de exilio y redención en lo que se refiere al Mesías, que se llama Tzippor («Pájaro»), miramos la porción de la Torah mencionada anteriormente Metzorá. En esta parte aprendemos que alguien que ha contraído cierto trastorno espiritual llamado tzara’at («lepra») debe ser expulsado más allá de los muros de la ciudad. Podemos entender la naturaleza compleja y el papel del Mesías como un recolector de exiliados a través del ritual relacionado con la purificación y el regreso de alguien que sufre esta aflicción.

Tzara’at es un desorden espiritual que generalmente se cree que es provocado por lashón hará (malas palabras y/o el mal hablar). Aparece como una decoloración en la propiedad y la persona de uno. El metzorá (uno que ha contraído tzara’at, tradúzcase leproso) primero notaría «algo parecido a una plaga«, una decoloración en las paredes de su casa (Levítico 14:35). En el peor de los casos, un sacerdote declararía la casa inmunda y ordenaría su destrucción. Las piedras de la casa serían desmanteladas y removidas. Una vez más, el metzora , con una decoloración en su carne, sería exiliado al desierto más allá de los muros de la ciudad.

Estos rituales relacionados con el metzorá y su casa se describen como relacionados con la destrucción del Templo y el subsiguiente exilio del pueblo judío. El Mesías profetizó acerca de esta destrucción en términos relevantes. Él dijo: “Ves todo esto, ¿no es así? De cierto os digo que no quedará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada.”(Mateo 24: 2). Esta descripción se puede comparar con el desmantelamiento de la casa de piedra de la metzora .

La ley dada por el Eterno para la limpieza de un metzorá revela su plan redentor para Israel y describe el proceso a través del cual el Mesías lo llevaría a cabo: su muerte y resurrección.

El Eterno ordena el uso de “dos pájaros” ( hebreo: shetei tziparim; Levítico 14:49). En su comentario sobre este tema, el rabino Moshe Bogomilsky señala que el valor numérico de tzippor («pájaro») es 370 y corresponde al mismo valor de las palabras «este es el Mesías» (heb. zeh Mashiaj ). Él dice: “Este [pasaje con respecto a las“ dos aves ”] se refiere al Mesías hijo de José [que morirá] y al Mesías hijo de David [que gobernará la Tierra].

Durante la limpieza del metzorá, el sacerdote mató a uno de los pájaros sobre agua viva en un recipiente de barro y sumergió el segundo pájaro junto con otros elementos en la mezcla. Roció la metzora con la sangre siete veces y luego soltó al pájaro vivo en el campo abierto. Que el ave viviente vuele cubierto de sangre de los sacrificados es significativo. Este aspecto del ritual crea una conexión entre los dos pájaros e insinúa la noción de que el Mesías hijo de José, el siervo sufriente, y el Mesías hijo de David, el rey reinante, son dos naturalezas de un solo individuo. Aunque esta puede ser una idea novedosa para algunos, no es nueva.

El rabino Jaim Vital (1543-1620) fue el principal alumno del rabino Isaac Luria, el Arizal, y es responsable de la transcripción de las famosas enseñanzas de su maestro. En una autobiografía escrita por esta reconocida autoridad, explica que el Mesías hijo de José y el Mesías hijo de David son sólo términos que reflejan dos aspectos de un solo hombre ( Sefer HaChizyonot , 106).

En retrospectiva, está claro que mientras que la liberación del ave viviente por parte del sacerdote presagia la resurrección del Mesías, su vuelo al campo abierto representa su ascensión al cielo. Concerniente a este Rabí Jaim Vital escribe nuevamente:

El Mesías [quien será en gran parte desconocido] entonces se elevará al cielo tal como Moisés ascendió al firmamento, y posteriormente regresará y será revelado completamente para que todos lo vean. Entonces todo el pueblo judío lo percibirá y acudirá en masa hacia él.”

(Arba Mei’ot Shekel Kesef, 68).

Nuestro Maestro ascendió a las nubes precisamente de esta manera. Al comparar el evento con el ascenso de Moisés a las nubes en las alturas del Sinaí, se nos recuerda que no debemos perder la esperanza de su regreso.

Despidiendo a la Madre Ave y la Ascensión del Mesías

El Mesías nació en una generación que no estaba preparada para su Reino. En lugar de reunir inmediatamente a las tribus de regreso a su tierra, aceptó la aflicción vicaria, cargando las transgresiones del mundo sobre sus hombros. El Zohar explica la necesidad de que el Mesías entregue su vida en términos inequívocos al decir:

Debido a que esta meseta inferior carece de manifestación de la piedad, este Mesías debe morir … permanecerá muerto hasta que esta meseta reciba ‘vida’ de la meseta superior, en la cual punto que se levantará y volverá a la vida«.

(Balac, 203).

Después de haber resucitado de entre los muertos, el Mesías pasó cuarenta días fortaleciendo a sus alumnos, aclarando su comprensión de su misión. Luego, diez días antes de Shavuot, Yeshúa fue elevado al cielo cubierto por una nube. Hemos estado esperando su glorioso regreso desde entonces. Surgen preguntas:

  • ¿Por qué se retrasó la redención completa?
  • ¿Por qué tenemos que sufrir más exilio? y
  • ¿Por qué el Mesías tuvo que dejarnos?

Para comprender mejor esto, buscamos uno de los mandamientos más oscuros: despedir a la madre ave. La Torah obliga:

«Si te encuentras con un nido de pájaro en cualquier árbol o en el suelo, con crías o huevos y la madre sentada sobre las crías o sobre los huevos, no llevarás a la madre con las crías.» (Deuteronomio 22:6)

El odio infundado saturó a la generación que presenció la destrucción del Templo. En ese momento, incluso los más religiosos a menudo estaban plagados de odio hacia sus hermanos judíos. Se dictó un juicio celestial e Israel fue expulsado de su tierra. Lamentablemente, el remedio para este tipo de odio solo se puede encontrar en el exilio. Si bien el exilio crea dificultades con respecto a la observancia del ritual, promueve un verdadero sentido de ahavat Israel, el amor por cada judío. Vivir en la dispersión fomenta el anhelo de pertenencia a las personas y el deseo de conectarse. Para eliminar la mancha del odio de la Santa Nación, el Eterno decidió sacar a los hijos de Israel de su «nido». El Mesías, como la madre ave, primero necesitaba ser despedido antes de que sus hijos fueran llevados al exilio.

El zohar explica que cuando la ave madre regresa y encuentra su nido vacío, vuela por el bosque en busca de sus crías. El Mesías ahora está buscando a sus hijos por todo el mundo, llamándolos, deseando reunirlos para él.


PUBLICADO POR PRIMICIAS DE SION

ACERCA DEL AUTOR: Ami es parte del equipo de FFOZ con sede en Jerusalén, donde trabaja como miembro del personal de apoyo en el Centro Bram.

«HaKol Ejad»: La Fórmula Divina para Escapar de la Muerte.

Por P.A. David Nesher

En hebreo existe una expresión de tan solo tres palabras que logra expresar sin duda alguna el secreto de la vida: HaKol Ejad (הכל אחד), que se traduce: “Todo es Uno”.

Para lograr profundizar un poco en todo lo que esta frase significa, debemos primeramente considerar su valor numérico, entendiendo que en la Intención divina no existe la casualidad, sino que todo tiene una causa. Entonces, si nos consideramos la guematría de esta expresión, su valor es 68 y surge de esta manera:

הכל = 55 (Kol)

אחד = 13 (Ejad)

————-

68

Ahora bien, el número 68 es tambián la guematria de Jaim (חיים), que se traduce como “Vida”. Observemos con atención esto al considerar la sumatoria de los valores numéricos de la palabra Jaim (alef – yod – yod- mem final):

ח = 8

י = 10

י = 10

ם = 40

———–

68

Aquí debo decir (y recordarles a algunos de ustedes) que la raíz de Jaim es Jai (חי) . Como logran ver esta palabra surge de la asociación de las letras Jet (ח) y Yod(י), y el significado que se le da es: “vivo”, “viviente”.

Existe con esta palabra (Jai) una curiosidad, y es que a sus letras las podemos asociar al revés, es decir que a Yod (י) la colocamos al principio, y a Jet (ח), así obtenemos las dos primeras letras de Ijudah (יחודא), que en arameo significa “unidad”.

Sé que a esta altura de mi estudio alguno de ustedes se estará preguntando: ¿pero cómo es que esta expresión me hace escapar de la muerte ontológica?

Pues bien, para comenzar a desarrollar la respuesta a esto, primer dire que la obra de El Zohar (I-12 b) revela lo siguiente:

Cuando el hombre conozca que todo es uno y no coloque separación alguna, incluso el Sitra Ajrá se retirará del mundo y no influirá abajo.«

Esta frase codificada es la explicación al secreto celestial del Sefer Bereshit (Génesis) en el primer capítulo cuando dice:

והיו למאורת ברקיע השמים

“Y sean por luminarias en el extendimiento de los cielos…”.
(Génesis 1:15)

Entonces, para lograre explicar este versículo, los sabios se fijan en la palabra Meorot (מאורת), traducida aquí como «luminarias«. La misma está compuesta por las palabras Or (אור), traducida como “luz” y Mavet (מות) que se traduce“muerte”. El Zohar, en esta misma página, señalará que “las letras de Or (אור) están unidas mientras que las letras de Mavet están separadas”.

Expresándolo mejor, todo esto nos dice que si a la palabra la palabra Meorot (מאורת – «luminarias«) le quitamos las letras de Mavet (מות -«muerte«-), nos queda Or (אר), es decir “luz”. Pero si lo que le quitamos es Or (אור), nos queda Met (מת), es decir una “persona muerta”, o un “cadáver”.

A partir de estas reflexiones podemos entender que la muerte, o lo muerto (tanto física como espiritual) no sólo se nos presenta como algo oscuro donde no hay luz, sino sobre todo como algo donde hay separación, donde no hay unidad.

Ahora, apoyándonos en dos guematrías clásicas, sabemos que la de Ahavah (“amor”) y la de Ejad (“uno”), son la misma: 13. Así es que la Sabiduría divina nos enseña que la esencia de la unidad es el amor y la esencia del amor es la unidad.

Por último, si a la guematria de Jaim (חיים), “vida”, que es 68, le añadimos el valor 4, por las cuatro letras que componen esta palabra, obtenemos com resultado 72, que es la guematría de Jesed, “bondad”, “benevolencia”, «amor perfecto”. Por esta razón, si queremos escapar del Sitrá Ajrá, que como también dice el Zohar, es el Ángel de la Muerte, hemos de “conocer que todo es uno” gracias a la benevolencia infinita del Eterno; de este modo, ocupados en el estudio de este conocimiento, a través de la meditación de la Torah, lograremos huir de cualquier separación. Y esto no es una intención o una actitud, es una experiencia, un estado de consciencia que nos conecta con la mente de Mashiaj y así nos permite vibrar con nuestro entendimiento en la armonía que logra manifestar al Eterno en medio de la existencia… ¡Esto es verdaderamente en lo que consiste el Reino de Dios!

Enfermarse es Cerrarse a la Luz (la Tzaraat o Lepra)

Por P.A. David Nesher

«Cuando una persona tuviese en su piel una seet [mancha blanca], una sapajat [decoloración] o una baheret [erupción] y se transforma en tzaraat, será llevada ante Aharón, el Sacerdote [principal], o ante uno de sus hijos, los Sacerdotes.»

(Vayikráh/Levítico 13:2)

Seguramente tendré que decirlo una y mil veces; y es que necesito considerar, una vez más, el famoso adagio italiano que dice “traduttoretraditore”. Esta expresión se traduce a nuestro idioma: “Toda traducción contiene una traición». Me remito una vez a esa frase ya que necesito que entendamos el juego de palabras que radica en ella. Dicho juego está basado en el hecho de que traición y traducción tienen una raíz latina similar; forman parte de un conglomerado de ideas que incluye también la palabra tradición. Y es justamente esta última (la tradición) la que estamos obligados a juzgar, y hasta desechar si es necesario, de nuestra tarea interpretativa del texto sagrado.

Esto que acabo de decir debemos tenerlo en nuestra mente a la hora de investigar los códigos de sabiduría que la Instrucción (Torah) divina revela a la hora de hablar del «leproso» y su mal: la lepra.

«Tzara’at» es el vocablo que normalmente se traduce como “lepra”. Sin embargo, por diversas razones, la traducción no es la más apropiada. Esto último se debe principalmente al hecho de que la lepra es una dolencia cutánea generada por el bacilo de Hansen. En cambio, el tzara’at que aparece en las Sagradas Escrituras era la manifestación física de una conducta espiritual grave causada principalmente por la difamación, la altanería, la maledicencia y/o la envidia. Esta es la razón por lo que dicha afección debía ser diagnosticada por un Kohen (Sacerdote).

El sabio Moshéh Alshej señala que el kohen en modo alguno ejercía funciones de médico, ni usaba prácticas médicas. La Torah legislaba que él solo se limitara a declarar impuro al afectado y hacerlo recluir, o declararlo puro y devolverlo a u sociedad y a su familia.

Esta plaga se describe en detalle en la Torah, aunque bajo diferentes variables que afectan la vida del israelita. El cáncer, o el SIDA, por ejemplo, que son las “plagas” de nuestra generación, podría decirse que son los equivalentes a la tzara’at de aquella época.

De acuerdo a las descripciones que nos ofrecen las palabras hebreas que leemos en el versículo que encabeza este estudio, notamos que la tzara’at era una especie de llagas semejantes a una de las plagas que azotara a Egipto. La diferencia con estas últimas radica en el detalle, no menor, de que la tzara’at era una afección que el Eterno enviaba sobre sus escogidos con el objetivo de disciplinarlos y guiarlos a realizar teshuváh y tikún.

Citaré a modo de ejemplo una fuente que nos ayudará a entender esta concepción. En Shemot leemos:

«…Dijo:
Si obedeces a Dios tu Señor y haces lo que es recto a Sus ojos, prestando cuidadosa atención a todos Sus mandamientos y cumpliendo todos Sus decretos, entonces no te golpearé con ninguna de las enfermedades que traje sobre Egipto. Yo Soy Dios quien te cura…»
(Shemot/Ex 15:26) [Torah Viviente].

Leyendo el Zohar, encontré la explicación sabia de que la frase “plaga de lepra”, hace referencia a los juicios severos que penden sobre el mundo como resultado de la negatividad colectiva de la humanidad. Allí mismo, en el Zohar, el vocablo “lepra” o tzsara’at, se define como “cierre”. ¿Qué quiere decir esto?

Pues bien, el Zohar explica que la palabra tzsara’at al ser traducida al arameo es llamada seguirú, lo que significa “cerrado”.

El Zohar en su explicación enseña que la Torah utiliza la palabra nega (conformada por las letras nun, guimel, ayin) para denotar oscuridad, lepra, o seguirú, todas expresiones que señalan a la condición espiritual de estar cerrados a la Luz del Creador. Por ende, no es coincidencia que estas tres letras (nun, guimel, ayin) al transmurtarse formen otra palabra: oneg (ayin, nun, guimel) que significa “placer”. Pues bien, estas dos palabras: nega (desconexión de la Luz del Creador) y oneg (placer) están interconectadas. Todos tenemos cierta cantidad de Luz que está destinada a venir a nosotros, y es a través de nuestras acciones que colocamos una coraza de Luz positiva o de Luz negativa alrededor de nuestra alma.

Esto nos indica que las porciones de Tazría y Metsorá no se tratan acerca de enfermedad física, sino más bien conciernen a la enfermedad espiritual que todos sufrimos en algún grado: estar cerrados a la Luz.

De este modo, los comentarios de El Zohar refieren que el “cierre” de las puertas que protegen el reino del 99 % de la luz espiritual, es la fuente de toda enfermedad psíquico-física que obstaculiza toda dicha, bienestar y realización duradera. Cuando estas puertas están cerradas, la luz no puede ingresar en nuestro mundo y la oscuridad y el juicio reinan. El concepto de “cierre”, se refiere asimismo a la manera en que nuestro «ego» nos cierra ante nuestra alma. De aquí que el salmista exhorta a los redimidos que llegan a Jerusalén para cada festividad a elevar conciencia a los niveles celestiales de la Torah a fin de que el Rey de la Gloria pueda entrar en la historia humana (por favor leer Salmo 24: 7-10).

Cuando hablamos lashón hará, («mal hablar» o «lengua perversa«) tomamos de nuestro banco de Luz y la guardamos en una coraza de nega, (desconexión de la Luz del Creador). Sigue siendo Luz pero ahora está cubierta por una coraza de oscuridad y esto nos causa dolor porque pudimos haber utilizado esta Luz en el sentido contrario, asistiendo a otra persona, por ejemplo. Pudimos haber tomado esta misma Luz y colocar una coraza de Luz a nuestro alrededor la cual nos sustentaría con placer.

Oneg y nega, placer y dolor, no son dos realidades separadas, sino un resultado de nuestras acciones. La Luz que atraemos proviene del mismo banco, independientemente de si será utilizada para hablar mal o para una acción de compartir. Todo necesita ser sostenido por nuestra Luz, y cuando retiramos de nuestro banco de Luz y cubrimos esta Luz en oscuridad, ahora esta oscuridad se sostendrá y manifestará en nuestra vida en diferentes formas. Lo opuesto es también verdad, cuando realizamos acciones de compartir o actuamos y hablamos de manera positiva, exactamente la misma Luz del banco alimentará el placer y lo positivo en nuestra vida.

Los códigos de sabiduría de parashá Tazría revelan que el dolor físico y emocional proviene de una fuente, nega, la cual es la Luz que nosotros hemos cubierto en una coraza de negatividad a través de nuestras palabras y acciones. Ahora entendemos que la tremenda oscuridad que atraemos a partir de lashón hará proviene de la misma Luz que sostiene la negatividad o el placer positivo en nuestras vidas. El tipo de Luz que nos sustentará depende de nosotros. Podemos tomar un oneg potencial, un placer positivo en potencia, y cubrirlo con una coraza de oscuridad a través de nuestras acciones y palabras negativas.

Comprendiendo todo esto, discernimos entonces que la “oscuridad” espiritual es la “plaga de las plagas”, es decir, la madre de todas las plagas. Ella es el suelo fértil que produce todos los demás tipos de plagas, sea el cáncer, o enfermedades cardíacas, virus, pobreza, terrorismo, depresión o cualquier otra clase de aflicción individual o social. [Torah Kabbalística Vayikrá, pág 116].

Por ello, y de acuerdo con los sabios, toda enfermedad es una especie de purificación. Cuando alguien se enferma, es una señal de alerta que inicia el proceso de “limpieza” de la persona. Una forma de alcanzar el bienestar es a través de la purificación, y una de sus vertientes es el dolor y el sufrimiento. La Torah revela que el cuerpo es el reflejo físico del alma; cuando un cuerpo se enferma es porque parte del alma necesita atención y trabajo espiritual. Una vez que comenzamos la auto-transformación, la enfermedad deja de ser una herramienta para despertar el cambio, de modo que es eliminada.

En la obra que cité anteriormente (Torah Kabalística) también se puede leer:
«…Tzaráat era un tipo de “limpieza espiritual” que creaba una protección a la persona afectada. Pero sin duda, es mejor limpiarnos a nosotros mismos de forma proactiva en lugar de ser purificados por un proceso que no está en nuestro control. Estudiar estos pasajes y pasar por una transformación espiritual es un tipo de limpieza que podemos escoger proactivamente, pero no es un proceso que ocurrirá de la noche a la mañana. El potencial para muchas enfermedades existe dentro de nosotros y existen muchas formas de limpiarlas. Los problemas cutáneos, indicarían un problema que necesita limpiarse a través de nuestras acciones. Por ejemplo, una inflamación en la piel, bien pudiera estar asociada con un “ego inflado”. Problemas asociados con la cabeza pudieran estar conectados con problemas de conciencia; si estamos en un espacio negativo, mental o emocionalmente, esto puede expresarse mediante enfermedades en la cabeza. Enfermedades de la boca, pueden igualmente, estar en conexión con el habla maliciosa, calumnia, chisme o difamación. Cada clase de aflicción física tiene su raíz en un defecto espiritual que gobierna nuestro comportamiento y acciones con las demás personas. Luego pues, la limpieza y transformación espiritual no solo curan la enfermedad sino que pueden evitar que las enfermedades ocurran en primer lugar, prevenir su reaparición…».
[Definición de “proactivo”: Que tiene iniciativa y capacidad para anticiparse a problemas o necesidades futuras produciendo respuesta y soluciones al mismo].

A lo largo de mi trabajo ministerial he encontrado que las personas nos convertimos en transmisores de plagas. Así también la obra del Zohar lo afirma y sostiene al decir:

«…Así como el castigo es aplicado al hombre por hablar maliciosamente, así es castigado debido a que pudo haber pronunciado buenas palabras pero no lo hizo. Porque él manchó a ese espíritu parlante que está compuesto como para “hablar arriba y hablar abajo”, y todo está en santidad. Esto es aún más cierto, si la nación camina por el camino equivocado y él pude hablarles y reprobarlos, pero si se queda callado y no habla, está dicho de él: enmudecí con silencio, contuve mi paz y no tuve reposo, y mi pena se agitó, agitada por plagas de impureza, (Tehilim/Salmos 39:3)…»,
[Zohar Tazría 18:87].

Estudiando en la versión Torah Emet, me pareció muy importante compartirles el siguiente comentario:

«…En una oportunidad, un gran maestro de la Torah recibió la visita de uno de sus discípulos que se acercó a consultarle acerca de su deprimente estado espiritual, y se explayó contándole por qué se consideraba a sí mismo un hombre tan vil e indigno. El maestro le interrumpió diciéndole: “¡Basta ya. No se debe hablar mal de nadie, ni siquiera de uno mismo! …».

Notamos que de acuerdo al mandato de la Torah, la enfermedad de tzsara’at debía ser tratada exclusivamente por los kohanim (sacerdotes), y no por doctores, ya que en ningún caso debía interpretarse como un simple problema médico, sino más bien como una patología netamente espiritual. ¡El alma de ese integrante de Israel estaba gritando a través del cuerpo!

En los códigos de la sabiduría de la Torah encontramos que, el sacerdote, al ser “luz de lo Alto”, está ordenado de encender diariamente las lámparas del Candelero (Menoráh), a fin de hacer llover sobre nosotros las bendiciones para sanar la aflicción, y este secreto, es una semejanza de lo de “arriba”, ya que la luz Celestial es el aceite de ungir que primero escurre sobre la cabeza del «Gran Sacerdote Celestial», el Mesías. Él enciende entonces las lámparas del MalKut (Reino físico), y las hace iluminar. Como está escrito:

“…Es como el buen aceite sobre la cabeza, que baja sobre la barba, la barba de Aharón; que baja sobre el cuello de sus vestimentas (…)
El aceite de ungir de YHVH está sobre él
…»,
(Tehilim/Salmos 133:2; Lv 21:12).

Amados discípulos de Yeshúa, aceptemos que en estos días, debemos abrirnos ante la sabiduría de la Torah; esta luz divina es libre para fluir y satisfacernos, ella abre las puertas de nuestra alma hacia el “Mundo de Arriba” de par en par lo que hace que elimine la oscuridad y el juicio, y erradica todo tipo de plagas.

Por eso, en el próximo Shabat tenemos el gran obsequio de poder tomar todas estas corazas de oscuridad alrededor de nuestra Luz, abrirlas y no sólo remover la oscuridad, sino también traer incluso más Luz de su interior para conducir nuestro Mundo a nuevas temporadas de bendiciones celestiales.

Te RECOMIENDO también LEER estas BITÁCORAS:

¡Del Salario a la Sobre-Abundancia! (¿Cómo Desarrollar Consciencia de Terumáh)

Por P.A. David Nesher

Di a los hijos de Israel que separen para Mí una ofrenda; de todo aquel cuyo corazón le mueva a hacerlo, tomaréis mi ofrenda.


(Shemot/Éxodo 25:2) 

Al leer el comienzo de la parashá (porción) Terumáh, notamos que la misma trata, en la lectura llana (nivel Peshat) de las donaciones que el Eterno le está pidiendo al pueblo de Israel, para construir el tabernáculo y el Arca de la Alianza (Aarón) que más tarde albergaría a las tablas de las Atzeret HaDivrot (10 enunciados). Aquí se describen todo los detalles, bien precisos, para estas construcciones. Ahora bien, cuando nosotros leemos sobre esto (que parece sin ninguna praxis para nuestra vida cotidiana), nos surge la pregunta: ¿Acaso Dios necesita donaciones? Sinceramente, ¿quién puede creer eso?

Entonces discernimos lo que los sabios exégetas de la Torah explican, y es que esta parashá no trata simplemente de donaciones. En ella, se esconde un mensaje divino atemporal, en el que se revela un medio cósmico para facilitarnos la elevación de las chispas de Luz que se esconden en nuestro espíritu. De hecho, la palabra Terumáh (traducida como “dádiva”, “presente”, “regalo”, “contribución”, “aporte”, “tributo”, “ofrenda”) proviene de la expresión Tarom He (o también “Taromhei”) que significa «Elevación hasta la Hei» (señalando a la primera letra Hei del Nombre divino YHVH). Considerado así, les diré que la segunda Hei es el aspecto de Malkut (Reino) del nombre de Dios Yud Hei Vav Hei; y es el único lugar en donde las chispas de Luz se elevan. Por eso, el Eterno sólo quiere aquellas chispas que sean dadas de corazón. Ya sabemos que el corazón se refiere a Zeir Anpin, que es en donde está nuestro trabajo espiritual (hebreo: avodáh), y que es el nivel del Ruaj (Espíritu) trabajando energéticamente sobre el espíritu por medio de su fuerza vital (neshamáh). Entonces, debemos aquí aceptar que la expresión «Tarom He» significa «tomar la Luz» escondida en Malkut, el Mundo de Abajo, y conectarla con Binah (representada por la primera letra Hei), a través del proceso de Zeir Anpin (las emociones controladas por el Espíritu). En este caso, alude a la elevación espiritual de los materiales que se donan para la construcción del Santuario: esto no es otra cosa que la «materia al servicio del espíritu» [Torat Emet].

El asunto es que, según lo hemos aprendido en Shovabbym (primeras seis parashot o porciones del libro de Éxodo), si para recibir la Luz de Binah (zona divina de leyes para proyectos creativos) tenemos que pasar por un proceso emocional (Zeir Anpin), también debería haber algo emocional que nos ayude, una herramienta que nos permita pasar por encima del proceso de Zeir Anpin e ir directamente a Binah, y así obtener sus beneficios de Inteligencia Emocional . ¿Cómo lo sé? Porque…: «de la misma manera que si existe una enfermedad, antes existe la planta que la cura…» (dice el Ari), «así mismo, sé que este sistema es misericordioso, y nos da miles de soluciones para que nos reconectemos con él«. En otras palabras, debemos creer y confiar que para todo problema, hay una solución; para toda enfermedad, hay una cura. Pues bien, esta herramienta cósmica se llama fe, pero no en el sentido dogmático de piedad, sino en la mentalidad hebrea de emunáh.

Los códigos secretos de la Sabiduría (Jojmáh) de la Torah divina explican que la fe (emunáh) es el atributo que permite al creyente conectar a Malkut (su nobleza psico-física) con Binah (su entendimiento). De este modo, cuando Binah y Malkut se unifican, la fe hace al alma redimida co-conductor de las leyes que gobiernan el mundo espiritual. A esta altura, necesito enfatizar que la fe de la que hablamos, no es la fe ciega de los devotos religiosos. Enfatizaré una vez más que en hebreo, fe es emunáh, un estado espiritual de absoluta convicción y certeza en aquello que los sentidos no pueden captar, y la razón explicar. La emunáh no se adquiere porque otro nos dice cómo son las cosas. La emunáh se consigue cuando la experimentamos al sujetarnos voluntariamente al señorío del Mesías.

De este modo, cuando adquirimos la emunáh, nos metemos bajo el manto de Binah: sin cuestionar si es verdad o no, lo sabemos más allá de lo que los otros puedan pensar y decir, y nada es más importante que sostener esta conexión. Es como si fuiste un bebé abandonado y, un día, encontraste a tu madre. Lógicamente, por nada del mundo, quieres volver a separarte de ella. Esto es estar bajo la guía del Espíritu de la profecía que es testimonio de Yeshúa (Revelación/Apoc. 19:10).

La emunáh, una vez en nuestro espíritu, desarrolla todos los mecanismos de percepción necesarios para la generación de milagros, ampliando nuestra vasija, pues es la persistencia en el deseo de dar, de elevarnos. La emunáh es un regalo divino que Binah nos dio para que, a través de ella, tuviéramos de qué agarrarnos para vencer todas las dificultades que pueden presentársenos. ¿Cómo se adquiere la emunáh? A través de la disciplina en el trabajo espiritual. Para comprender mejor, necesito que se fijen en esto: cuando uno quiere cambiar su vida, que despierta en lo espiritual, empieza a buscar su vía de evolución. Comienza a crear movimiento porque, instintivamente, se siente vacío, así que sale a buscar con hambre la Luz de la Palabra divina, pues llega un momento en que se da cuenta que ella no llega gratuitamente.

Este camino espiritual que tomamos como vía de ascensión, requiere una disciplina, porque la Luz tenemos que adquirirla, aprendiendo los cómo para hacerlo. Así, las experiencias que tenemos en nuestras conexiones y, sobre todo, los resultados de ese trabajo en nuestra vida cotidiana, van construyendo la emunáh. Hasta que llega el momento en que esa conexión se hace tan fuerte que, te digan lo que te digan, tú vas a hacer todo por buscar esa Luz escondida en tu interior. Sabes, a ciencia cierta, que la Luz te está esperando cada día y cada vez que haces esa conexión. No creas que ese momento de conexión sólo eres tú quien lo espera. De la misma manera como tú deseas recibirla, ella desea darte. Así, la Luz de la creación te espera todos los días. Por eso, Yeshúa enseñó que lo ideal es usar el mismo sitio para meditar y la misma hora (Mateo 6:6). Allí se va creando un puente que se abre todos los días. Es como si todos los días fueras a una cita amorosa (esto no es metafórico, sino literal). Ahora, les solicito que para captar mejor esto se sumerjan conmigo en la explicación que les compartiré a continuación.

De esto  se trata de vivir la vida cotidiana como el Mesías. Es vivir día a día, esta vida terrestre, conectado permanentemente con lo superior, y esto solo es posible a través de la conciencia en constante ascensión (aliyáh). La emunáh es un pilar sólido que se va construyendo cuando el pensamiento del Creador encaja con una emoción y la eleva por sobre toda circunstancia cósmica.

No obstante, que el título de esta porción se llama “Terumáh”, la Torah conduce a cada israelita a centrar sus ojos en el Mishkán (Tabernáculo) santo que, además de ser morada de la Conciencia Divina o Shekináh, será el centro espiritual donde los israelitas tendrán que presentar todos sus korbanot (sacrificios) que servirán para expiar sus transgresiones y manifestar su gratitud al Creador. Todos los tipos de korbanot quedarán englobados en el concepto de tzedakáh.

El diseño cósmico llamado Mishkán, proclamará la maravillosa Betzoráh (Buena Noticia) de que la Shekináh del Todopoderoso volvería a este mundo después de estar alejada; la Shekináh, es el reflejo de la Majestad Divina. En Bereshit Rabá leemos esta explicación:

«…La verdadera morada de la Shekináh estaba en este plano inferior de la Creación. Cuando Adam pecó, la Shekináh se fue, (ascendió) al primer firmamento; cuando Kaín pecó, ascendió al segundo firmamento; pero en contraposición a éstos surgieron siete tzadikim y ellos la trajeron de regreso haciéndola descender a la tierra. Moshé (el séptimo tzádik), la trajo hasta aquí mismo, al plano físico inferior…».

De acuerdo a esta porción llamada Terumáh, el Tabernáculo de YHVH sería construido para darle al pueblo de Israel una localización física donde pudieran conectar con el Creador. Pero profundizando en la codificación de toda esta sección bíblica, el Mishkán, no obstante, será solo un símbolo para el verdadero lugar de descanso de la Shekináh (la Divinidad), el corazón de todo hebreo redimido. ¿Cómo es posible hacer que el corazón de uno, sea un Mishkán para la Shekináh? Esto es, dedicando su corazón a la disciplina del estudio de la Torah y a la avodáh, servicio sacerdotal a YHVH, [Midrash].

Por eso, notamos que aquí hay dos preceptos en el arranque de esta sección:

  • (1) tomar una ofrenda y,
  • (2) construir el Tabernáculo con todos sus utensilios.

El Eterno ordena a Moshé designar recaudadores para recolectar la “terumáh” destinada a la construcción del Tabernáculo consagrado al Eterno. Toda la existencia es de YHVH, por lo que la expresión «Que tomen para Mí» parecería redundante. Más bien, el versículo viene a transmitir a los recaudadores y tesoreros a cargo de fondos comunitarios, que su trabajo debe ser para YHVH es decir, deben consagrarse a su tarea y hacerla en honor al Nombre del verdadero Dios; ellos se deben a Él, deben dejar de lado mezquinos intereses personales para aplicarse y ajustarse a la causa que tengan a su cargo.

A primera vista pareciera que la orden central es la de construir el Santuario (Mishkán), mientras que la donación es la cuestión relativamente secundaria. Sin embargo, leyendo con atención, notaremos que el orden de los versos nos muestra un cuadro diferente; primero viene el Precepto: «…Tomarás para Mí una contribución«, mientras que el orden para construir el Mishkán aparece después: «…Me harán un Santuario…”. Pues bien, en ese mismo orden estudiaremos este interesante capítulo.

El vocablo hebreo “terumáh” se menciona tres veces al comienzo de la sección homónima de la Torah:
1) “…Ellos tomarán para Mí una terumáh”;
2) “…De aquellos a quienes su corazón motive tomarán Mi terumá”; y
3) “…Y ésta es la terumá que tomarán de ellos: oro, plata y cobre…”.
Por este motivo, es que desde los días del nacimiento del pueblo de Israel, la noción de la idea de «Terumáh» formará parte de la vida cotidiana comunitaria judía.

La terminología hebrea que en este pasuk (versículo) se ha traducido “separen para Mí”, significa que esta ofrenda especial llamada terumáh debía ser consagrada a Su Nombre. En este sentido, «» se refiere a la letra “Yud” (י), primera del tetragrama YHVH. Ello significa que cuando alguien, con mentalidad hebrea, da tzedakáh (caridad o justicia social), debe tener sí o sí en mente el Nombre del Todopoderoso יהוה (YHVH), ya que el dinero que se dona representa la Yud (י). La mano con que se da, está en la primera Hei (ה), pues la mano tiene cinco dedos y esta letra es el equivalente al número cinco. El brazo extendido del donante está representado en la letra Vav (ו). Y finalmente la segunda Hei (ה), está simbolizada en la mano del pobre, o sea, aquel que recibe la tzedaká. Toda esta codificación nos enseña que el Eterno יהוה (YHVH), siempre estará del lado del necesitado, del débil y el pobre.

Los sabios de Israel nos enseñan que, el motivo por el cual el Eterno pidió de Am Israel su colaboración, no fue por necesidad, sino porque quería educar a los israelitas para que aprendieran los secretos de prosperidad material que se esconden en la actitud del dar, ya que por naturaleza a la persona le cuesta mucho trabajo tal ejercicio. Además, el rav Baal Haturim explica que el motivo por el cual antes de pedir la donación, el Eterno le mandó a Moshé: “Háblale a los hijos de Israel”, fue para que Moshé les hable de buena manera, sin ningún tipo de imperativo, para así despertar en ellos el deseo de donar. Esto era imperioso pues ésta era un mitzvá (mandamiento) difícil de cumplir ya que la persona tenía que entregar algo de valor alto de entre sus bienes para poder llevarla a cabo. Con ello, el Eterno Elokim los acostumbra a cumplir uno de los mitzvot más importantes de la Torah: la tzedakáh (caridad o justicia social).

Explican los sabios especialistas en codificación hebrea que cuando damos caridad o ayuda a algún necesitado, en realidad no estamos dando sino tomando, estamos recibiendo. Lo que el donante da al pobre es un bien limitado, temporal, que con el paso del tiempo desaparece. Sin embargo, la recompensa por haber sido piadosos es infinita e ilimitada; es un bien que perdura eternamente en el mundo venidero. Cuando damos caridad por amor al Cielo, estamos creando un espacio oportuno que activa a un malak (ángel) en su misión de abrir camino de prosperidad financiera.

Ahora bien, si todo esto ocurre con la donación hecha a un semejante mortal como nosotros, cuánto más sucederá si se dona para la construcción del Santuario de Dios. Luego entonces, cuando los israelitas presentan su “terumáh” para la construcción del Tabernáculo, en realidad no estaban dando sino…¡recibiendo!

Es preciso poner en relieve que tzedakáh, no solo es dar dinero, sino que más bien, es estar ahí acompañando empáticamente y siendo solidario con el prójimo en múltiples maneras. Sin duda alguna, la ofrenda más esencial, es la que citan los textos del Mishlé (Proverbios) 23:26, que es la de ofrecerle nuestros pensamientos y voluntad, leamos:

“…Tenah beni libejá li veeineijá derajai tirtzenah (…)

«Dame hijo Mío tu corazón, y tus ojos cuiden Mis caminos…”,

[Tanaj Katz].

De acuerdo con la opinión de varios sabios, no existe nada que glorifique tanto al Creador, y santifique Su Nombre, como traer almas en teshuváh convirtiéndolas a Su Camino de Luz. Esto es realmente transformar el mal en bien. Ellos aseguran que, según este versículo, a esto también se le llama “traer una ofrenda (terumáh) a Dios”.

En pocas palabras, el mandamiento de construir Mishkán (el Tabernáculo), significa desarrollar la capacidad de traer impíos a la actitud mental de teshuváh (arrepentimiento o regreso). El que trae en teshuváh a un impío y le hace tomar la decisión de alejarse del mal camino, consigue tres cosas:

  • Somete bajo sus pies al Sitra Hajara (traducido como «el Lado Oscuro«).
  • Contribuye a glorificar a HaKadosh Baruj Hu. («El Santo Bendito Sea«, forma de referirse al Nombre de YHVH)
  • Contribuye a llevar al mundo a la perfección hasta cumplir el Paradigma divino “Como es Arriba es Abajo”. Así cumplimos con lo que dice la plegaria del PadreNuestro: «HÁGASE TU VOLUNTAD, en la tierra como en el Cielo«.

Me identifiqué con este sentir de un estudioso de la sabiduría de la Torah:

«Este Justo verá a sus nietos, y será feliz en este Mundo y en el Mundo venidero; este Justo irá al Jardín del Edén sin encontrar obstáculos; su descendencia será poderosa, su posteridad estará compuesta de Justos, la gloria y la riqueza estarán en su casa, y la Justicia (la sabiduría de la Torah) perdurará en su familia

[“La Kabbalah de la vuelta al Edén”, Tomo 2].

Les aseguro que esta es la mentalidad correcta que se desarrolla cuando se comprende y acepta la propuesta mesiánica de amar la Torah de acuerdo.

Entonces, re-configurando nuestra visión de acuerdo a al Verdad: ¿Qué significado espiritual tiene el Mishkán y qué importancia tiene esta lectura en el tiempo presente? El Santo Bendito Sea, ama inmensamente al pueblo de Israel cuando estos cumplen Su Voluntad y se comportan de manera honorable. Esta relación de amor puede entenderse bajo la siguiente ilustración:

««…Había una vez un rey que tenía una hija. Mientras la hija aún era pequeña podía ir por donde quisiera, y cada vez que el rey la encontraba, le hablaba, incluso en público, en presencia de las demás personas. Pero cuando ella empezó a madurar y a desarrollarse, el rey le dijo:
“…Ahora debo proporcionarte una habitación especial. Ya no está a la altura de mi dignidad hablarte en público. Por eso debemos designar un lugar especial, de otro modo, cuando te hable, todos sabrán cuánta estima te tengo…

[Meam Lo’ez].

Esta era la realidad de la nación de Israel; hasta ese momento ellos no poseían sabiduría ni conocimientos. Se habían criado junto a los egipcios, fabricando ladrillos, es decir, dejándose esquematizar sus pensamientos por un sistema reptiliano. Pero cuando YHVH los redimió, luego de haber presenciado los grandes milagros del éxodo y de experimentar el fulgor de la Shehináh (Presencia Divina), el pueblo abrió los ojos reconociendo Su grandeza queriendo comulgar con su almas. Por eso, al erigir el Santuario (Mishkán) se generó una extraordinaria innovación en la manera de pensar de cada israelita, algo que no había antes; se construyó una “Casa Material” en este mundo, en la que mora y se enviste YHVH mismo, en Su Gloria y Esencia. La Esencia divina quería comenzar a morar y manifestarse desde las fibras más íntimas de cada corazón redimido de Israel.

Así pues, el Altísimo elige al pueblo de Israel de entre las naciones y hace de él un nuevo tipo de entidad dándole un elevado rango en comparación con el resto del mundo. YHVH tomó a seres humanos terrenales y los convirtió en un “reino de sacerdotes” y en una “nación santa” (Éxodo 19.6; cf. 1Pedro 2:9).

Mientras más meditemos en todo este maravilloso asunto, notaremos que el contribuir a una causa sagrada y justa, es por lo tanto, una manera de ascender, de escalar personalmente, porque uno transciende sus necesidades inmediatas y se enriquece espiritualmente al atender las solicitudes de otros. El poder de “dar” es muy superior al de “recibir”.

Pues bien, aquí está el secreto. El Gran Maestro dijo:

Hay más felicidad en dar que la que hay en recibir.”
(Hechos 20:35)

Por eso, la persona más feliz no es la persona que recibe cosas, sino la que da cosas a otras personas. ¿Sabías tú eso?⁠ Explicaré esto. La cualidad primordial de YHVH es la de ser un dador ilimitado. Así pues, emular a Dios (por medio de dar a otros) es una de las expresiones espirituales más elevadas que existen. YHVH quería que todo Israel fuera parte del proceso realizando donaciones para ayudar a Su construcción. La ofrenda debía proceder de aquellas personas a quien voluntariamente mueva su corazón, sin compulsión ni coacción, así lo indica el pasuk:

“…Todo aquel que su corazón lo motive…”
(Éxodo 25:2)

El miedo a donar es en verdad ausencia de Fe verdadera (emunáh), porque el donar dinero cuando no te alcanza para pagar tus cuentas pareciera cosa de locos. Hacerlo requiere absoluta convicción de que estamos empleando una tecnología avanzada que trasciende la racionalidad humana. El asunto es que el resultado es inmediato, pero tenemos tanto miedo y estamos tan metidos en la carencia que nos negamos a nosotros mismos el derecho de experimentar.

Dice la Torah que YHVH eligió a Jacob como su propiedad, y por eso el libro El Zohar dice: “Cuán amados son los hijos de Israel por el Creador, quien los quiere, desea apegarse a ellos y conectarse con ellos y por eso considera a Israel  como su pueblo”.

Recordemos que fue Jacob quien descubrió la tecnología cósmica del diezmo, a través del sueño de la escalera, que prácticamente se ha convertido en una obligación. Sin embargo Terumáh no es obligación,  porque como bien dice la Torah, se trata de ofrendas dadas de corazón. Es decir,  se trata de usar una tecnología que tiene la capacidad de tomar el control de las emociones que contaminan la energía de nuestro sustento, que nos llega ya sea a través del salario o cualquier otro tipo de ingresos.

Es importante entender por qué donar, en esta sección, se traduce en elevación espiritual. El dinero es uno de nuestro mayores objeto de idolatría, es uno de los apegos más fuertes que tenemos a lo físico, porque podríamos decir que aparentemente, a nivel práctico, nuestra capacidad de hacer depende de cuánto dinero recibimos. Por tal razón se ha formado una egregora (“mente colectiva”) reptiliana alrededor del dinero que está cargada de muchos sentimientos negativos como el miedo, la culpa, la avaricia, el egoísmo, la victimización, la creencia de injusticia y otras creencias colectivas. Sin embargo, aprendemos en la sabiduría de la Torah que tenemos que desligar la idea de que el sustento solo proviene del salario que recibimos (por ejemplo la creatividad) también nos da capacidad de hacer, así que también es considerado sustento y además el sistema utiliza muchos otros conductos para hacernos llegar lo que se nos ha otorgado en la Fiesta de Yom Teruah.

Pero bueno, la mayoría delos seres humanos aún no llegamos a ese nivel de conciencia y solo dependemos del salario. Entonces supongamos que es así, que el sustento se traduce solo en el dinero que recibimos cada mes de nuestro sueldo. Entonces la Torah nos enseña que todas estos sentimientos negativos que mencioné anteriormente están grabadas solo en el aspecto de Malkut del dinero que representa el 10% de lo que nos ingresa. En ese 10 % está pegado el HaSatán (Oponente) y por eso es de todo nuestro interés separarlo del resto. Sin embargo, no podemos dejarlo al azar, es nuestra obligación elevar el caos que está pegado en ese 10 % (maazer o «diezmo»). Así pues, debemos aceptar que cuando nuestra virtud Malkut (Nobleza) está desconectada de su lugar dentro del Árbol de la Vida (la imagen del Mesías), producto de estos sentimientos erróneos de los que hemos hablado, está desconectada de la vida, por lo tanto los aspectos de muerte ontológica la sobrepasan, e invaden nuestras áreas de vida (finanzas, familia, pareja, hijos, salud, profesión, etc.) procurando que caigamos en el caos.

En verdad estamos en este mundo para elevar todo el caos y sobre todo el que nos concierne personalmente, como el de nuestro árbol familiar, o este del dinero. El Mesías hoy nos está diciendo desde esta parashá (Terumáh) que la manera de elevar el caos de Malkut (nuestra nobleza) consiste en llevarlo hasta el nivel celestial de Binah, que traducido quiere decir entendimiento. Por eso es que al donar para la expansión de la sabiduría divina revelada en la Torah, logramos trepar por esferas superiores del árbol de la vida y pararnos frente a la Puerta que permite ingresar a todas las posibilidades (eso significa alcanzar la consciencia Binah), que dicho sea de paso se abre cada semana en Shabbat.

El Eterno reveló en esta porción a su Pueblo que hacer las cosas de corazón es la clave para ser exitoso en la vida. Cualquier acción que involucre el altruismo, el amor, el cuidado, la compasión y la sensibilidad, nos acerca a los mundos superiores, y ese es el secreto final de haber vivido con propósito. Cuando todo lo que hagamos posea una conciencia de Terumáh (amor perfecto en constante compartir) entonces habrá un flujo abundante entre los mundos superiores y los inferiores (Juan 7: 38). Esto es cuando conseguimos asimilar la frecuencia de Kedusháh (traducida como «Santidad«) en lo que hacemos: en el hogar que construimos, en nuestra familia, en nuestros negocios, etc. Cada quien decide cual es el espacio que va a santificar para que la divina Shekinah habite en él, y desde allí se manifieste arreglando el Planeta.

Nuestro Gran Maestro y Dueño Yeshúa sabe que si damos porque queremos hacerlo desde nuestro corazón, entonces seremos felices. Es por eso que nos dice: “Den a otros, y Dios les dará a ustedes” (⁠Lucas 6:38). Es decir, acostúmbrense a dar para que otras personas hagan teshuváh. Si hacemos eso, no nos sentiremos tristes por estar siempre esperando que otros hagan algo bueno por nosotros. Por el contrario, estaremos ocupados haciendo felices a los demás. ¡Y cuando hacemos eso, somos las más bienaventuradas de todas las personas!

Shalom!


Nota:

Seguramente varios de ustedes vienen considerando hacer donativos a este ministerio de enseñanza que el Eterno me ha encomendado. Los mismos serán usados en las actividades sociales que la Fundación Monte Santo realiza con los más carenciados de nuestra sociedad. Si esta intención vibra en ustedes los invito a ponerse en contacto conmigo, a fin de conseguir los datos bancarios para llevar a cabo dichas donaciones.

¡Desde ya muchas gracias y que el Eterno recompense esta consciencia de Terumáh!

«¡¡Nibiru se acerca!, ¡Todos los Judíos deben regresar a Israel ahora!!» (Grita un Rabino)

«Y haré maravillas en los cielos y en la sangre de la tierra y el fuego y las columnas de humo».

Joel 3: 3 (La Biblia de Israel ™)

Él se llama Yuval Ovadia, es un rabino con afición de cineasta que habla mucho acerca de Nibiru en cada una de sus posibles apariciones. Recientemente en un nuevo vídeo sobre el tema ha dicho que todos los judíos necesitan volver a casa ahora en Israel, según lo consignó el Breaking Israel News.

«Los volcanes están actuando en todo el Pacífico y dentro de los Estados Unidos«, señaló Ovadia. “Los tsunamis están sucediendo todo el tiempo. La NASA dice que nunca hubo una estrella como Nibiru, así que está claro que nunca podrá suceder en el futuro. La NASA dice que ven todo en el cielo y luego ‘¡Pop!’ un meteoro golpea en alguna parte«.

Otros rabinos como Ovadia aseguran que el Clima Extremo es una señal de la repentina aparición de Nibiru. Los rabinos cabalísticos afirman que Nibiru es real.

«Tan pronto como sea posible, si no antes«, dijo Ovadia. “Toda la naturaleza está diciendo que Nibiru está en camino. Todos, aquellos que aman a Israel, los que odian a Israel, todos están rogando a los judíos que regresen a casa. Durante cientos de años, Israel estuvo vacío y desolado. De repente, tenemos el Jardín del Edén aquí. Esto es todo porque el tiempo se acerca«.

Según Ovadia, “Dios no creó el mundo para que podamos divertirnos, viajar, entretenernos. Este no es su objetivo. El mundo fue creado para adorar a Hashem (Dios), para cumplir con todas las mitzvot (mandamientos) que nos fueron dados en el Monte Sinaí «.

Sin embargo, vivimos en un mundo cada vez más abrumado por el exceso material y la inmoralidad.

En un video recién publicado, doblado de su hebreo original al inglés, Ovadia afirma que la prueba final para la humanidad es si elegiremos materialismo o espiritualidad. Los que no pueden liberar el control que el materialismo tiene sobre ellos serán destruidos, según la profecía en Zacarías.

«Y acontecerá que en toda la tierra, dice YHVH, dos partes de allí serán cortadas y morirán; mas el tercero quedará en él
Zacarías 13: 8

Al comparar la posición moral del mundo actual con la forma en que se encontraban las cosas en el tiempo de Noé antes del diluvio, Ovadia afirma que el mundo actual está saturado de «inmodestia, inmoralidad, libertinaje, desagradables deseos». Nuestro mundo debe ser limpiado, pase lo que pase”.

Según Ovadia, el Talmud (el texto central del judaísmo de la ley y la tradición rabínicas) afirma que Dios causó el gran diluvio en el tiempo de Noé al mover una estrella. Siguiendo con la idea de que Dios controla la naturaleza, un segmento importante del video está dedicado a presentar lo que podría llamarse «El caso de Nibiru«.

Nibiru también es conocido como Planeta X, Planeta Nueve y/o Némesis. Se le ha llamado planeta, cometa, estrella, enana roja y segundo sol que acompaña a nuestro sol. Breaking Israel News ha informado ampliamente sobre advertencias rabínicas sobre la amenaza potencial representada por Nibiru.

Ovadia traduce extensos pasajes bíblicos, de los libros de Isaías, Joel y Zacarías y del Zohar (el texto central del judaísmo místico) que apoya la idea de que la tierra será arrojada al caos al final de los días.

Él lleva la evidencia de Nibiru un paso más allá, y lo llama la herramienta por la cual Dios limpiará el mundo de su actual nivel de degradación: “Entonces, este Planeta X fue enviado para preparar al mundo [para] el mundo de Mashiaj. Para limpiar el mundo de toda la impureza«.

En los minutos finales del video de 49 minutos, Ovadia informa a su audiencia que la fe en Dios es lo que separará a las personas que sobreviven de las que no lo hacen.

Ovadia explicó que cuando llegue Nibiru, Israel será el lugar más seguro del mundo. Señaló que el Talmud se refiere a Israel como el tabor (ombligo) de la creación.

Es más, los tres videntes autistas, tres niños a quienes consultan los rabinos de Israel afirmaron que Jerusalén será el sitio más seguro del Mundo cuando Nibiru se acerque.

Ovadía también notó que hubo un malentendido general acerca de Nibiru como una estrella asesina que destruirá el mundo.

«Eso no es cierto«, dijo Ovadia. “Será catastrófico pero no destruirá el mundo. Pasará entre la tierra y el sol. Su proximidad a la tierra provocará eventos masivos; Las mareas cambiarán, los impulsos electromagnéticos apagarán los sistemas eléctricos, los volcanes y los terremotos. Bloqueará el sol«.

Ovadia explicó que además de traer a los judíos a casa, Nibiru tiene un propósito global singular: guiar a las personas de todo el mundo a la oración. Pero, además enfatizó que es imposible y contraproducente predecir una fecha para la llegada de la estrella. Sin embargo, muchos rabinos de renombre han vaticinado varias fechas en las que no hemos tenido la supuesta manifestación del Planeta-Cometa.