Por P.A. David Nesher
“Los hijos de Noé que salieron del arca fueron Sem, Cam y Jafet (y Cam es el padre de Canaán).
Estos tres son los hijos de Noé, y de éstos se pobló toda la tierra”.
(Génesis 9:18-19)
Al leer el Bereshit en el capítulo noveno, nos encontramos con un mensaje trascendental para la humanidad de todos los tiempos, y en especial para nosotros hoy.
Sem, Cam y Jafet, los responsables de repoblar la Tierra, parecen haber impreso sus propias características en sus descendientes.
A los fines mismos del escritor (Moshé) inspirado por el Espíritu del Eterno, sus mismos nombres son simbólicos y proféticos. Y es que Sem, Jam y Jafet representan tres culturas.
Jam (Cam): significa “caliente”, o “calor ardiente”.
El calor en la mentalidad hebrea tiene que ver con los placeres. Por ende, Cam representa a la cultura que busca el placer por el placer en sí. Esto se llama hedonismo. El placer que es un medio a través de esta cultura se transforma en un fin.
Yefet (Jafet): signifiva «belleza» o «hermoso«.
Representa a la cultura que busca la belleza de las cosas como fin único. Esta es la base del humanismo. Esta cultura procura constantemente una ilimitada producción de belleza y goce de lo hermoso de las cosas materiales.
Shem: significa “El Nombre de Gloria”.
Esta es la cultura de la esencia. La que conduce al ser humano a investigar por la esencia de las cosas. Buscar la dimensión espiritual de todo, para poder conectarnos al Eterno.
¿ Cuál es el mensaje para nosotros en estos tres nombres ?
Moshé, persigue demostrar cómo, de este modo, la cultura hedonista sumada a los conceptos de la cultura humanista, reafirmaron el marco declarativo que permitió la resurrección del materialismo anti-Mesías que la serpiente había instalado en la mente de la humanidad del Edén. Fue de los descendientes de Cam y Jafet como la humanidad volvió a constituir un sistema opresor que quedó representado por la Torre de Babel.
Por ello, el Espíritu del Señor deja bien claro cuál es el secreto para vencer esta tendencia del hombre a irse tras la condenación. La sabiduría de la cultura de Shem es saber utilizar el placer y la belleza como medios que permitan glorificar el Nombre del Eterno. Con esta forma de vivir evitamos ser esclavo de la vida moderna que corre sujeta a los lineamientos de un humanismo relativista que ha convertido al hedonismo (buscar el placer por placer mismo) en el leitmotiv de la mayoría de los seres humanos actuales.
Nota:
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¡Desde ya muchas gracias y que el Eterno recompense esta consciencia de Terumáh!
Es maravilloso poder descubrir cómo el Eterno se encargo de dejar por medio de sus siervos tantos misterios. Cómo en unos versículos puede determinarse tan claro suceso histórico!!!
Gracias apreciado siervo por este riquísimo material.
Shalom!