Es el estadio de mayor gravedad de una crisis humana, el que sigue a una emergencia humanitaria, según explica la ONG Acción Contra el Hambre (ACH). La última hambruna data de 1992, cuando perdieron la vida 300.000 somalíes.
Los principales indicadores que la definen son:
Tasa de desnutrición aguda por encima del 30% (muy por encima de los niveles de emergencia)
Elevada mortalidad. Más de 2 fallecimiento por cada 10.000 personas al día
Imposibilidad de acceder a los alimentos y muy limitado acceso al agua (menos de 4 litros por persona al día)
Desplazamientos masivos de población
Mecanismos de adaptación y resistencia agotados. Pérdidas de recursos y activos