“Y contaréis para vosotros desde el día siguiente al Shabat, desde el día en que traéis la ofrenda del Omer, siete semanas completas serán; hasta el día siguiente a la séptima semana contaréis cincuenta días...”
(Levítico 23:15)
En los días del Templo Sagrado, el pueblo de Israel traía una ofrenda de cebada en el primer día de la semana posterior a Pesaj (Levítico 23:10). Esto era llamado el “Omer” (literalmente: “gavilla”), y en términos prácticos esto permitía el consumo de los granos recién cosechados.
La Torah dice que es un mitzvá (mandamiento) “contar el Omer” todos los días –durante los 50 días que llevan a Shavuot o Pentecostés (Levítico 23:15).
Este es un importante período de crecimiento e introspección, en preparación para la festividad de Shavuot, que llega 50 días después.
Shavuot es el día en el que Israel, el primogénito de YHVH, estuvo parado en el Monte Sinaí para recibir la Torah (Instrucción), y como tal, requirió un período de preparación de siete semanas.
En verdad el Eterno nos liberó de Egipto sólo para recibir la Torah como documento de alianza de amor (boda) y cumplirla empapados en la certeza de Su amor hacia nosotros. Por esto se nos ordenó contar desde el día siguiente al sábado semanal del Pesaj hasta el día en que la Torah fue entregada –para mostrar lo mucho que deseamos la Torah en nuestras mentes y corazones.
Como lo especifica el arriba citado versículo, el mitzvá (mandamiento) consiste en contar tanto los días como las semanas.
La cuenta del omer es nuestra re-experiencia anual de la cuenta de cuarenta y nueve días por parte de nuestros antepasados desde su Éxodo de Egipto (Mitzraim) hasta la revelación en el Monte Sinaí.
A continuación de su liberación de Egipto, se embarcaron en un proceso de refinamiento y purificación, a fin de ser dignos para recibir la Torá de Di-s en Sinaí.
Cada día lidiaron con otro rincón de su corazón, limpiándolo y refinándolo.
Cuarenta y nueve días después del Éxodo, presentaron su ser perfeccionado a Yahvéh, quien los eligió como Su «reino de sacerdotes y nación santa«, y les comunicó su Carta Magna como Su pueblo: la Torah.
Cada año, repetimos el proceso.
En Pesaj, y gracias a la sangre del Mesías, se nos concede el potencial para liberarnos de las impurezas en las que nos hemos entrampado como resultado de nuestra servidumbre a la vida material. Pero éste es sólo un «estímulo desde arriba», un destello de libertad que ahora debe ser internalizado a través de un esmerado refinamiento personal que utilizará la oración (tefilá) y la meditación en la Torah. Contamos los días y las semanas hasta Shavuot, centrando nuestra mira en nuestros rasgos menores de carácter y en nuestras características básicas en la procura de una personalidad perfecta en Yeshúa, que nos permitirá sujetar a Él nuestro temperamento y así reflejar Su carácter. En estos días de apartamiento para Yahvéh, los cuatro temperamentos queda sometidos a lo que el Espíritu Santificador realiza con su poder desde adentro hacia afuera.
El Omer es un maratón de limpieza celestial. La Torah nos enseña que durante los 49 días que siguen a la celebración de Pesaj, necesitamos ocuparnos en gran manera por deshacernos de todas las influencias negativas de todas las áreas de nuestra vida. Después de Pesaj, comenzamos a anticipar Shavuot, la siguiente festividad y, en esencia, la culminación de Pesaj. Pesaj fue una conexión gratuita. El Omer es el trabajo que realizamos para que la Luz de Pésaj se complete plenamente en Shavuot.
Bitácoras que ayudarán a entender mejor esta disciplina profética:
Cuarenta y Nueve Pasos para Alcanzar La Gloria