Después de reunirse con el Presidente Roosevelt el 16 de octubre de 1941, el Secretario de Guerra Henry Stimson escribió en su diario: «Nos enfrentamos a la delicada cuestión de la esgrima diplomática para estar seguros de que Japón se equivoca y hace mal su primer movimiento – ostensible movimiento». El 25 de noviembre, el día antes de que el ultimátum fuera enviado a los embajadores de Japón, Stimson escribió en su diario: «La cuestión era cómo había que manejarlos [a los japoneses] para llevarlos a la posición de disparar el primer tiro ….»
El cebo ofrecido a Japón fue nuestra Flota del Pacífico. En 1940, el Almirante J.O. Richardson, comandante de la flota, voló a Washington para protestar contra la decisión de FDR de atracar la flota permanentemente en Hawai en lugar de su normal de punto de atraque en la Costa Oeste de los EE.UU.. El almirante tenía buenas razones: Pearl Harbor era vulnerable a los ataques, siendo accesible desde cualquier dirección, no podía ser equipada de manera eficaz con redes y deflectores de defensa contra aviones torpedo, y en Hawai sería difícil proveer y entrenar al personal a bordo de buques infratripulados. Pearl Harbor también carecía de suficientes suministros de combustible y diques secos, mantener a los hombres lejos de sus familias, crearía problemas de moral. La discusión se acaloró. Richardson dijo: «Me marché con la impresión de que, a pesar de haberlo dicho bien alto, el Presidente estaba plenamente decidido a poner a los Estados Unidos en la guerra si Gran Bretaña podía aguantar hasta que fuera reelecto.»
Richardson fue rápidamente relevado del mando. Su sustituto fue el Almirante Husband E. Kimmel. Kimmel también informó a Roosevelt de las deficiencias de Pearl Harbor, pero aceptó la colocación allí, confiando en que Washington le notificaría de cualquier información de inteligencia que indicara un ataque. Puso su confianza en lugar equivocado. Mientras Washington veía como Japón preparaba su asalto a Pearl Harbor, el almirante Kimmel, así como su homólogo del Ejército en Hawai, el General Walter C. Short, eran mantenidos completamente fuera de la línea de información.Conocimiento previo
Uno de los elementos más importantes del conocimiento de América de las intenciones de Japón fue el éxito de nuestro gobierno rompiendo el código secreto diplomático japonés conocido como «Purple». Tokio lo utilizaba para comunicarse con sus embajadas y consulados, incluidos los de Washington y Hawai. El código era tan complejo que era cifrado y descifrado a máquina. Un talentoso grupo de criptoanalistas americanos rompió el código en 1940 y diseñó un facsímil de la máquina japonesa. Estas, utilizadas por las secciones de inteligencia de la Marina y de la Guerra , pusieron de manifiesto rápidamente los mensajes diplomáticos japoneses. Los textos descifrados fueron apodados «Magic».
Copias de «Magic» eran siempre rápidamente entregadas en bolsas cerradas al Presidente Roosevelt, y los secretarios de Estado, Guerra, y de la Marina. También se dirigían al Jefe del Estado Mayor del ejército General George Marshall y al Jefe de Operaciones Navales, el almirante Harold Stark. Sin embargo, aunque tres máquinas Purple para la decodificación fueron asignadas a Gran Bretaña, no fueron enviadas a Pearl Harbor. Intercepciones de mensajes de radio cifrados entre Tokio y su consulado en Honolulu tenían que ser remitidos a Washington para su descodificación. Así Kimmel y Short, los comandantes hawaianos, estaban a merced de Washington para su retroalimentación. La petición de su propia máquina de decodificación fue rechazada basándose en que las comunicaciones diplomáticas no eran de suficiente interés para los soldados.
¡Que falso era eso! El 9 de octubre de 1941, el Departamento de Guerra decodificó un despacho de Tokio a Honolulu instruyendo al Cónsul General a dividir Pearl Harbor en cinco áreas específicas y para que informara de la ubicación exacta de los buques en ellas.
No hay nada inusual sobre espías vigilando movimientos de buques -, pero la presentación de informes precisos del paradero de los buques en los puertos sólo tiene una implicación. Charles Willoughby, jefe de inteligencia de Douglas MacArthur, más tarde escribió que los «informes del interior del puerto estaban en un sistema de cuadrículas con coordenadas de localización de los soldados americanos… La cuadrícula de coordenadas es el método clásico para determinar la asignación de blancos, nuestros acorazados se habían convertido de repente en objetivos». Esta información nunca fue enviada a Kimmel o Short.
Iintercepciones adicionales fueron decodificadas por Washington, todo en un día desde su transmisión original:
- 5 de noviembre: Tokyo notificó a sus embajadores en Washington que el 25 de noviembre era la fecha límite para un acuerdo con los EE.UU.
- 11 de noviembre: Se les advirtió, «La situación está llegando al clímax, y el tiempo se está acabando.»
- 16 de noviembre: La fecha límite fue postpuesta hasta el 29 de noviembre. «La fecha límite definitivamente no se puede cambiar», decía el envío. «Después de eso, las cosas automaticamente van a suceder».
- 29 de noviembre (el ultimátum de los EE.UU. ya se ha recibido): se les dijo a los embajadores que una ruptura de las negociaciones era «inevitable», pero que los líderes de Japón «no deseaban dar la impresión de que las negociaciones se habían roto».
- 30 de noviembre: Tokio ordenó a su embajada de Berlín informar a los alemanes de que «el estallido de la guerra puede venir más rápido de lo que nadie imagina «.
- 1º de diciembre: La fecha límite ha sido postpuesta de nuevo. «Para evitar que los Estados Unidos se vuelvan excesivamente sospechosos, hemos notificado a la prensa y otros … de que las negociaciones continúan.»
- 1º y 2º de diciembre: A las embajadas japonesas en las naciones no alineadas de todo el mundo les fue indicado deshacerse de sus documentos secretos, menos una copia de sus códigos. (Esto era por una razón fácil de entender – cuando estalla la guerra, las oficinas diplomáticas de un estado hostil pierden su inmunidad y normalmente son allanadas. Una copia del código se mantiene de modo que las instrucciones finales pueden ser recibidas, después, la última copia del código sería destruida.)
Más información en la página del autor del libro Pearl Harbor – Mother of all conspiracies, Mark Emerson Willey.
*False flag: Es un término que usan los angloparlantes para definir acciones (pueden ser terroristas) llevadas a cabo por uno mismo que luego se achacan al enemigo. Un ejemplo de esto es el hundimiento del “Maine”, que dio origen a la guerra entre EE.UU y España.