Por P.A. David Nesher
«Toda mujer dotada de la respectiva capacidad artística hiló con sus manos; y trajo sus hilados hechos con lana turquesa, lana púrpura, lana roja y lino fino. Toda mujer dotada de la respectiva capacidad artística hiló pelos de cabra.»
(Shemot/Éxodo 35:25-26)
La sección denominada Vayakhel destaca el hecho de que todos los miembros de Israel, tanto varones como mujeres, pobres y ricos, príncipes y sirvientes, tuvieron parte en la construcción del santuario de YHVH. El mensaje divino revelado era claro: si cada uno no jugaba su papel en particular, este diseño de conexión cósmica no podría ser completado (cf. Efesios 4:16).
Así pues, después de escuchar a Moshé, toda la congregación de los hijos de Israel salió delante de él.
“Los hijos de Israel, todos los hombres y mujeres cuyo corazón los movía a traer algo para toda la obra que Yahvéh había ordenado por medio de Moisés que se hiciera, trajeron una ofrenda voluntaria a Yahvéh”.
(Éxodo 35:29)
Ahora bien, al leer los dos versículos del encabezamiento, aprendemos que el Eterno le confiere una importancia suprema a la mujer dentro de la construcción de Su propósito eterno aquí en la Tierra. La Torah nos indica acerca de lo bien encaminado que debe ser su comportamiento, además de lo cuidadosamente pensada que debe ser su función en esta vida.
Las mujeres que viajaban con Moshé en el desierto tenían una aguda conciencia de su alma mesiánica.
Cuando Moshé enumera las contribuciones que los israelitas hicieron para el Tabernáculo, menciona entre ellas la contribución de las mujeres, quienes tejieron exquisitas telas para las cortinas del Lugar Santo. Como podemos ver, esas mujeres vieron su expresión creativa como parte de su servicio a YHVH, y Él valoró tanto sus dones que en la Torah se hace una mención especial de ellos.
“…Toda mujer hiló pelos de cabra”
Al leer el Talmud me encontré con un comentario que explica que las mujeres usaron una técnica única para hilar la lana de los carneros:
“…Era una artesanía extraordinaria, pues ellas hilaban de los vellones en el lomo de los carneros [antes que fuera esquilada]…”
[Shabat 74b]
¿Por qué las mujeres hilaron los vellones mientras aún crecían en el lomo de los carneros?
Rabí Obadia ben Yacob Sforno, rabino y filósofo italiano del siglo XVI, explica que la lana de carnero pierde mucho de su brillo una vez que es esquilada; y al peinar e hilar la lana mientras aun crecía, las mujeres hacían mantener su brillo. Yahvéh no les dijo que hilaran los vellones para las cortinas de esta manera. Por su propio sentido de la belleza, ellas diseñaron las cortinas de la forma más creativa, para embellecer el Santuario.
El Rebe agrega otra dimensión a esta idea; las mujeres hebreas no vieron su contribución solo como una donación; ellas la vieron como un sacrificio Yahvéh. Si ellas tenían ojo para diseñar y mano para coser, quisieron dar al Eterno un sacrificio usando su ojo y mano, las herramientas que les fueron dadas.