No sé por cuántas décadas o siglos se ha mantenido en mi país la expresión “vender gato por liebre”, pero lo cierto es que nunca econtraría más acertado refrán para aplicar a esta noticia.

Primeramente, me veo obligado a explicar que la expresión “vender gato por liebre” significa: Engañar. Dar una cosa diferente, normalmente de menor calidad, de la solicitada. Por ejemplo «Me parece que el carnicero me ha dado gato por liebre y me ha vendido carne de segunda a precio de carne de primera«. Era normal, hace años atrás, vender gatos haciéndolos pasar por liebres o conejos, tal es su parecido físico una vez desollados y, dicen, de sabor. Historias de la posguerra nos hablan de cómo los gatos, una vez limpios, se dejaban un par de noches al sereno para que la carne se reblandeciese. Ni el paladar más exquisito era capaz de establecer la diferencia, y menos cuando se guisaban con arroz. Lo cierto de la historia es que la expresión ”vender gato por liebre”, que con el tiempo se incorporó al lenguaje popular como equivalente de engaño malicioso por el que se da alguna cosa de inferior calidad, bajo la apariencia de legitimidad, dada el parecido de la contextura de estos dos animalitos.

Bien desde la explicación dada, me parece que es momento de plantear algo que hoy me dejó conmocionado y molesto. El tema tiene que ver con el engaño a nuestros hijos. Sí, estoy refiriéndome al lavado de cabeza que permitimos que el sistema de cosas actual les haga a las saetas de nuestra aljaba (Salmo 127:4); armas de destino que el Eterno nos ha entregado para bendecir a las naciones.

Hace ya unos tres año atrás los medios que manipulan las mentes del mundo entero, apuntaban a los jóvenes cristianos con palabras como estas:

Y de momento las presiones de la fama no han hecho tambalear a Miley Cyrus, que según un estudio realizado por la revista Forbes, se encuentra entre las mujeres menores de 30 años más ricas del mundo, sólo por detrás de Beyoncé y Britney Spears. (Fuente: Con Poder)

Hace un año, respondiendo a las preguntas de sus fans a través de un vídeo, ella y su amiga Mandy Jiroux se declararon cristianas llegando a afirmar: “Amamos a Jesús. Yo canto, actúo y bailo para él”.

Hoy me encontré con esta foto:

La noticia que la acompañaba expresaba lo siguiente:

Muchas niñas y niños verán estas fotos, y ella no tiene el derecho de aprovechar su fama y popularidad, para meter sus costumbres privadas en la cabeza de los pequeños que la siguen» (Crónica).(Mas fotos del cumpleaños del novio de esta proclamadora del falso Cristo pueden encontrarlas en: La República (Perú) … pero advierto que las naúseas fluirán desde el espíritu perfecto de los hijos del Eterno)

Creo que estamos en tiempos en los que vemos puras falsificaciones de Cristo. “¡Creía que sólo había un Cristo!”, exclamará más de uno. Efectivamente, sólo hay un verdadero Cristo, y así lo creo y por eso es que profetizo contra los «otros» que hoy se levantan y confunden a nuestros niños y jóvenes.

Es necesario saber que desde el principio, la gran ambición de Lucifer ha sido: “…Seré semejante al Altísimo…” (Isaías 14:12-14). Esa pasión obsesiva hoy continúa latente y lo está logrando a través del espíritu de engaño que lleva a un aumento de la idolatría. Construida desde el amor obsesivo con el que los jóvenes hoy elevan a sus artistas. La serpiente antigua continúa con su mismo deseo: exaltarse por encima de Cristo utilizando a sus siervos disfrazados de luz:

 “Y esto no es nada raro, ya que Satanás mismo se disfraza de ángel de luz; por eso resulta muy natural que sus servidores pretendan aparecer como defensores de la justicia. ¡Pero habrán de terminar como sus hechos merecen!” (2 Corintios 11:14-15)

Queda bien claro, por medio de las Escrituras que tras los miles de años que han ido transcurriendo en la historia humana, Satanás se ha vuelto más y más sagaz y astuto. Su plan sigue siendo el mismo: hacerse pasar por Cristo a través de la Simiente de Caín (el antidiseño del Hombre Rebelde). Su naturaleza demoníaca codicia por sobre cualquier otra cosa el ver a la humanidad inclinada ante él, rindiéndole esa devoción que de otra forma iría dirigida hacia su odiado rival, Jesucristo hombre, nuestro Señor y Apóstol de nuestra fe. Satanás intenta día tras día, envolver a las generaciones con su fementido plan y lo está logrando a través de falsos profetas (y profetizas) como este caso hoy nos muestra.

Jesús de Nazaret, estando en plena explicación de las leyes del Reino del Eterno comenzó a enseñar acerca de los falsos profetas (Mateo 7:15). Estoy convencido que esta instrucción se aplica hoy a los diferentes ámbitos humanos en los que se diga con la boca una cosa pero con los hechos se proclame otra cosa diametralmente opuesta. Estos falsos profetas parecen ser ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Así como Satanás se disfraza de ángel de luz, sus siervos también pueden tener la apariencia externa de ser ministros de justicia (2 Cor. 11:14-15). Por lo tanto, estos falsos profetas pueden ser sumamente engañosos. Parecen ser verdaderos, parecen predicar la justicia, parecen ser de la luz, de la verdad; sin embargo, son impostores en la iglesia. A pesar de que, por fuera, dan la impresión de ser correctos, el Señor nos advierte de que no seamos engañados. Y la forma en que debemos probarlos para no ser engañados es conocerlos “por sus frutos.”

Lean con espíritu abierto Mateo 7:17-20_ “Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que,  por sus frutos los conoceréis.” Teniendo en cuenta esto y viendo los hechos, no queda duda alguna que todo lo que desde los medios nos venden no es otra cosa que algo de menor calidad de la solicitada.

Es hora de hacer que nuestras generaciones vuelvan a la zona de Propósito para la que fueron creados. Para ellos debemos nosotros, sus padres retornar con interés y pasión a la Verdad revelada en las Sagradas Escrituras y no en las doctrinas humanas infectadas de demonios con las cuales hoy nos aturden. Nuestros niños y jóvenes necesitan de herencia lo que Él nos dejara: el Evangelio del Reino de Dios. Con él y solo en él lograremos imponer la Cultura del Amor Perfecto a fin de edificar una Civilización fundamentada en su Paz (Shalom).

Ante todo esto es hora de hacer gritar a nuestros jóvenes: