Por Prof. José Alberto Fuentes
Devarim (Deuteronomio) 26:1-29:9
Haftará: Yeshayahu (Isaías) 60:1-22
Esta parashá es una porción muy solemne. En ella encontramos un contenido espiritual tremendo tanto para bien como para mal. A muchos nos impacta leer la parte que se lee con voz baja en las sinagogas, la parte de las maldiciones. Cuando leí la parashá en esa parte fue como un flash de la historia del pueblo judío, como si todo eso ya hubiera pasado y un rayo de luz se asomara para anunciar que el tiempo de la redención está cerca.
Quiero compartir algo que me parece muy interesante y que muestra la otra cara de la moneda. Nadie pensaría que de lo que pareciera ser algo malo – como la montaña de las maldiciones – que, dicho sea de paso, es una montaña árida, podamos sacar una lección de bendición maravillosa. Es por eso que comparto el estudio de Rav Ginsburgh para entender las riquezas del texto de la Torá.
Y mandó Moisés al pueblo en aquel día, diciendo:
«Cuando hayas pasado el Jordán, éstos estarán sobre el monte Guerizim para bendecir al pueblo: Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín. Y éstos estarán sobre el monte Ebal para pronunciar la maldición: Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí.»
(Deuteronomio 27:11-13)
¿Cómo es posible que ese lugar de maldición se convierta en un lugar de bendición, con la bendición de la Torah?
Cuando, pues, hayas pasado el Jordán, levantarás estas piedras que yo os mando hoy, en el monte Ebal, y las revocarás con cal; y edificarás allí un altar a YHVH tu Dios, altar de piedras; no alzarás sobre ellas instrumento de hierro. De piedras enteras edificarás el altar de Hashem tu Dios, y ofrecerás sobre el holocausto a Hashem tu Dios; y sacrificarás ofrendas de paz, y comerás allí, y te alegrarás delante de YHVH tu Dios. Y escribirás muy claramente en las piedras todas las palabras de esta ley. (Ibíd. 4:8)
¿Puedes ver y entender el mensaje – como un lugar dónde se declaró muerte y calamidades terribles, es un lugar que puede producir vida y restauración?, pues la Torah del Eterno es integra que restaura el alma, como lo dijo el salmista. ¡Bendito sea el Eterno!
Ahora veamos lo que enseña Rav Ginsburgh.
En la porción Ree profundizamos acerca de las bendiciones y maldiciones que el pueblo hebreo recibió en los montes Guerizim y Eival. La porción de esta semana se centra en el Monte Eival, con el mandamiento de construir sobre él un altar de enormes rocas que no hayan sido cortadas por el hierro. Este altar es único porque Dios nos ordenó escribir todas las palabras de la Torah en sus piedras, por lo que sirve para dos propósitos:
1) para la ofrenda de sacrificios, que representa nuestro servicio a Dios, y
2) como símbolo material de la transmisión de las enseñanzas de Dios al pueblo de Israel y a toda la humanidad.
Las últimas dos palabras de la ordenanza de escribir las palabras de la Torah sobre las piedras sonbaer heitev, «explicar perfectamente«. El famoso comentador bíblico Rashí, nos explica que esta frase es una directiva de escribir toda la Torah en las piedras de su altar en 71 idiomas, hebreo y los 70 lenguajes de los pueblos de la Tierra, cosa que en si es algo milagroso. Esto nos enseña que las palabras de la Torah son para toda la humanidad y deben llegar a todos los pueblos de la Tierra.
Las rocas de hierro que no pueden ser tocadas por el hierro.
Sus piedras fueron tomadas del lecho del río Jordán, con la especificación de que debían ser grandes y enteras, sin que ninguna herramienta de hierro se haya posado sobre ellas, prohibición que también se aplica a las piedras del Templo de Jerusalén. Explican nuestros sabios que los instrumentos de hierro, tales como cuchillos y espadas, son usados para cortar la vida, por lo que son la antítesis del altar, cuyo propósito es prolongar la vida, tanto cuantitativa como cualitativamente. Sin embargo, en una aparente contradicción con este concepto, la porción de la Torah Ekev (Deuteronomio 8:9) describe las piedras de la Tierra de Israel como «hechas de hierro«.
Malkut – el reinado – es el atributo del corazón más vulnerable a la negatividad.
En la Torah se mencionan siete metales, correspondientes a los siete atributos del corazón. El hierro es el metal que corresponde al atributo de malkut, “reinado” o «nobleza», el atributo del corazón más vulnerable a la negatividad. Puede ser positivo, pero más a menudo experimentamos un reinado negativo, ya que la conducta que lo rige deriva del egocentrismo en el alma. Esto deriva en el reinado negativo que utiliza el hierro para cercenar la vida. Por el contrario, las piedras ferrosas de la Tierra de Israel representan el reinado sagrado, positivo. El Templo del futuro será construido con hierro porque entonces el atributo del reinado será absolutamente santo.
Los Diez Mandamientos.
La primera vez que las palabras de la Torah fueron grabadas en la piedra lo fue sobre las dos tablas del Décalogo (conocido por el cristianismo como Los Diez Mandamientos), cinco en cada una.
En el conjunto de versos que nos ordena tallar las palabras de la Torah sobre las piedras del altar del monte Eival, la palabra avanim, «piedras», está escrita cinco veces, siempre en plural. En el Talmud aprendemos que siempre que cada cosa es mencionada en la forma plural, se refiere a dos, que es la mínima forma del plural. En dos de las cinco instancias aparece como haavanim, «las piedras«. Enseñan nuestros sabios que esto significa que se agrega otra adicional. Entonces, hay diez piedras aludidas en las cinco apariciones de avanim, más dos adicionales por cada haavanim. Esto hace que haya en total 12 piedras, una por cada tribu de Israel. El hecho de que avanim aparezca dos veces como haavanim alude a la división de las diez piedras en dos secciones de cinco y cinco, como en los Diez Mandamientos. Vemos así que las piedras del altar del monte Eival son una manifestación más completa de los Diez Mandamientos.
El árbol de la vida – el altar sobre el que está grabada la Torá brinda sustento espiritual al mundo entero.
En nuestro versículo las palabras mizbaj avanim, traducido como «altar de piedras«, tienen el mismo valor numérico que etz, «árbol»:160. Aunque el Monte Eival es estéril, el altar a ser construido específicamente sobre esta montaña equivale y alude a un «árbol«. El altar sobre el cual está grabada la Torah para todos los pueblos de la tierra brinda sustento espiritual al mundo entero. El árbol de esta montaña estéril es el árbol de la vida. Luego de referirse a este como un «altar de piedras«, también lo llama «altar de Di-s, tu Di-s«, mizbaj Hashem Elokeja. El valor numérico de esta frase es 149, que sumado a 160 suma 309, el valor numérico de sadé, «campo«. Así, las dos frases que describen el altar apuntan al árbol del campo, tema discutido en la porción Shoftim.
Las rocas enyesadas.
De manera excepcional, Dios ordenó que las rocas del altar del monte Eival sean cubiertas con sid, “yeso”. Las letras de sid, shin-iud-dalet, son una permutación de las letras del Nombre de Dios Shadai, shin-dalet-iud. El valor numérico de sid es 314, igual que hasadé, «el campo«, por lo tanto, vemos que este altar de rocas alude al árbol del campo. Como meditamos en nuestra meditación de la parashá Shoftim, el árbol del campo representa al hombre en justicia. La frase «el árbol del campo» equivale a «la afabilidad y la serenidad del Todopoderoso«, que se manifiestan ahora en la montaña de la maldición en este altar milagroso.
Transformando el Milagro en Alegría.
La imagen de este altar de piedras es el punto culminante de nuestra meditación de las porciones Ekev, Ree y Shoftim. Representa la síntesis de nuestro servicio divino – nuestro sacrificio a Dios – y la alegría de entrar a la Tierra de Israel para servir a Dios, como narra el comienzo de la presente perashá. La alegría es la dimensión interior de binah, «entendimiento». El monte Eival representa a binah, y aunque parece ser una fuente de maldición, en realidad es la fuente de la alegría. Esta alegría se exterioriza y esparce a través de las palabras de la Torah talladas en la cúspide del monte para abrazar a todas las naciones de la Tierra.
Creo que esto nos ayuda a que ese sentimiento de tristeza por la lectura de las maldiciones, y lo que ha pasado en la historia de Israel sea erradicado, y nos enfoquemos en lo positivo de esa montaña, esperando que la redención acompañada de todas las bendiciones se manifieste pronto y en nuestros días.
Shabat Shalom!