“Y edificó allí un altar, y llamó al lugar El-betel, porque allí Dios se le había manifestado cuando huía de su hermano.”
(Bereshit/Génesis 35:7)
Habiendo llegado, Yaakov construyó un altar, y le cambió el nombre al lugar El-Bet-El, que significa «el Dios de la Casa de Dios«, porque allí se le había revelado ’Elohim cuando huía delante de su hermano Esaú. En realidad, El-Betel es la expresión hebrea que significa “el Poderoso de Betel”. El exegeta hebreo Rashí sostiene que debe ser traducida como “El Santo está en Betel”.
Aquí, en el texto hebreo tenemos otra implicación de la pluralidad en la Deidad revelado en el rollo de Bereshit (Génesis). Debemos entender que la palabra hebrea para Elohim es un sustantivo plural. Cuando la palabra Elohim es utilizada para dioses paganos, entonces el adjetivo o verbo que va con ella también está en plural. Pero cuando Elohim es utilizada para el único Dios verdadero, entonces el adjetivo o verbo está normalmente en singular. Sin embargo, hay excepciones. A veces, la pluralidad de la Deidad se revela porque el adjetivo o verbo que se refiere a Elohim está también en plural, y aquí es un buen ejemplo porque en hebreo la palabra revelado está en plural. El verbo en plural se utiliza con el sustantivo plural. Por lo tanto, literalmente significa, los dioses se revelaron a él. Esto apunta claramente a una pluralidad en la Deidad. Los rabinos, quienes no creen en la pluralidad de la Deidad, racionalizan este versículo diciendo que la palabra Dios en este versículo se refiere a los ángeles revelándose al patriarca, algo muy lejano a la intención del Eterno manifestada en el contexto general de Su Instrucción (Torah).
Ahora bien, en este pasaje vemos como Yaakov está más interesado en el Eterno que en su casa. Esto es muestra de su crecimiento espiritual. Aunque Yaakov, había pecado habiendo ido a morar a Siquem, ahora estaba haciendo lo recto delante de Yahvéh. Nuestro padre, a pesar del peligro que se había suscitado entre las ciudades vecinas a Siquem, confió en la protección del Eterno.
Este es el segundo altar que Yaakov edifica.
Por último, conviene aquí mencionar que con este altar, queda completo el ciclo profético que nuestros padres en la fe abrieron con sus méritos de fe para que lo mesiánico comenzase a fluir en Su Luz. En total los patriarcas edificaron siete altares en la tierra, Avraham edificó cuatro, Yitzjak uno y Yaakov dos.
Los siete altares fueron edificados en los siguientes lugares: