“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana: más fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis llevar; antes dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis aguantar…»»
(1 Corintios 10:13)
Claramente las Escrituras nos dicen que todos los hombres, especialmente los santos escogidos, afrontamos diariamente las tentaciones. Seguramente esto proporciona un poco de aliento cuando a menudo sentimos que el mundo está imponiéndose sobre nosotros solos.
Desde las sagradas líneas se nos alienta con el hecho de que Yeshúa, nuestro Mesías, también fue tentado: «Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado» (Hebreos 4:15).
Tú, seguramente puedes sentir que una tentación es demasiado insoportable, pero déjame decirte que eso es una mentira de Satanás.
El Eterno Dios ha prometido que nunca permitirá que haya más sobre ti que lo que te pone dentro para vencerla. Él no permitirá ninguna tentación que no puedas superar.
Te sorprenderá saber que en ninguna parte de las Santas Escrituras de se nos dice que debemos “resistir la tentación”. Se nos dice que “resistamos al diablo (Santiago 4:7), pero eso es muy distinto. En cambio, se nos aconseja que volvamos a enfocar nuestra atención porque resistir un pensamiento no resulta. Sólo intensifica nuestro enfoque en lo malo y fortalece su fascinación.
Te comparto un video pequeño, simple y directo que te mostrará como actúa la tentación en el diario vivir. Obsérvalo, y escucha las reflexiones que el Espíritu Santo provocará en tu interior. Luego, continúa reflexionando conmigo en la catequesis bíblica que el Eterno me ha entregado.
Sin embargo, también debes hacer tu parte practicando ciertas claves bíblicas para derrotar la tentación, una de ellas es concentrar tu atención en algo diferente.
A la hora de la tentación recuerda las palabras de Cristo a Sus discípulos en el jardín en la noche de Su traición: «Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil» (Mateo 26:41).
Debes renovar tu forma de pensar como se te dice en Romanos 12:1-2. No debes pensar como el mundo piensa, o caminar de la misma manera que el mundo camina. El sabio Salomón nos dice: «No entres por la vereda de los impíos, ni vayas por el camino de los malos. Déjala, no pases por ella; apártate de ella, pasa» (Proverbios 4:14-15). Tienes que evitar el camino del mundo que te lleva a la tentación, porque tu carne es débil y por causa de ella eres llevado fácilmente por tus propias concupiscencias a la condenación.
Cada vez que intentas bloquear un pensamiento en tu mente, lo grabas más profundo en tu memoria. Cuando lo resistes, en realidad lo refuerzas. Esto resulta especialmente cierto en el caso de la tentación. No la derrotas luchando contra los sentimientos que te produce. Cuanto más luchas contra un sentimiento, tanto más te consume y controla. Realmente lo fortaleces cada vez que piensas en él.
Dado que la tentación siempre empieza con un pensamiento, la manera más rápida para neutralizar su fascinación es concentrarte en otra cosa. No luches contra ese pensamiento, simplemente cambia el cauce de tu mente y procura interesarte en otra idea. Este es el primer paso para derrotar la tentación.
La batalla contra el pecado se gana o se pierde en la mente.
Cualquier cosa que atrape tu atención te atrapará a ti. Por eso Job dijo: “Hice un pacto con mis ojos para no mirar con lujuria a ninguna mujer joven” (Job 31:1). Y el salmista oró: “Guárdame de prestar atención a lo que no tiene valor” (Salmos 119:3).
La tentación empieza por captar tu atención. Lo que capta tu atención estimula tu deseo. Después tus deseos activan tu conducta, y actúas con base en lo que sentiste. Cuanto más te concentres en “No quiero hacer esto”, tanto más fuerte te atraerá hacia su red.
Hacer caso omiso de una tentación es más eficaz que luchar contra ella. En cuanto tu mente está en otra cosa, la tentación pierde su poder. Así que, cuando la tentación te llame por teléfono, no discutas con ella, ¡simplemente cuelga!
A veces esto significa dejar físicamente una situación tentadora. Hay ocasiones en que lo correcto es huir. Levántate y apaga la televisión. Aléjate de un grupo que está contando chismes. Abandona el cine en medio de la película. Para que las abejas no te piquen, quédate lejos del enjambre. Haz lo que sea necesario para
concentrarte en otra cosa.
Desde el punto de vista espiritual, nuestra mente es el órgano más vulnerable. Para reducir la tentación, mantén tu mente ocupada con de Dios y otros pensamientos buenos. Los pensamientos malos se derrotan pensando en algo mejor. Este es el principio del reemplazo. Vence el mal con el bien (Romanos 12:21).
Otra vez Salomón, el hombre más sabio que haya vivido jamás, te advierte: “Ten cuidado cómo piensas; tu vida está moldeada por tus pensamientos” (Proverbios 4:23). No permitas que la basura entre a tu mente indiscriminadamente. ¡Sé selectivo!
Escoge con cuidado en qué cosas vas a pensar. Sigue el modelo de Pablo: “Llevamos cautivo todo pensamiento y hacemos que se rinda y obedezca a Cristo” (2 Corintios 10:5). Soy consciente que esto requiere una vida práctica, pero con la ayuda del Espíritu Santo puedes reprogramar tu manera de pensar.
La tentación es un deseo, una atracción de la carne hacia las cosas externas, a los placeres temporales. Es un deseo que nubla nuestro entendimiento hasta cegarlo, haciéndolo ceder al pecado. Poniendo así agonía y tristeza a nuestro espíritu y una cadena a nuestra alma. Si nos damos cuenta de las consecuencias la única beneficiada es la carne SARX, Cuando mi voluntad es cedida a la tentación la consecuencia a nuestra vida es infinidad de aflicciones, tales como; desánimo, tristeza, actos pecaminosos, codicia, avaricia, mentiras, robo, desobediencia, chismes, celos, lujurias, borracheras, vicios, etc.
Luego de leer el blog no dejé de pensar como a través de la historia vemos los varones y mujeres escogidos los cuales no cedieron a la tentación. Este valeroso acto cambió el destino de generaciones!!!! Shabat Shalom.