Una mancha roja en medio de un mapa verde, da la sensación de una herida en medio de un «paraíso». Y considerando esta analogía surge la lógica de que es justo sanar la herida haciéndola desaparecer completamente. Esto es justamente ese el lev motiv que moviliza el pensamientos de los millones de varones y mujeres que habitan esas naciones del «paraíso islámico». Desde pequeños han sido programados con el lema religioso: “Israel debe desaparecer”. Y ante esto, el resto de las naciones mundiales solamente observan, casi indiferentes cómo ese lema se materializa no solamente en amenazas, sino también en atentados constantes que confeccionan largas listas en los cementerios judíos. Y como para calmar la conciencia política-económica de cada nación occidental, los estados clasifican a toda esta situación con un título irónico, y casi diabólico: el «problema judío».
Sin embargo, el «problema judío» no es más que una forma de denominar el hecho de que los judíos son el grupo étnico más odiado y perseguido de la historia, y que es justamente el espíritu de Ismael el que se ha traspasado de generación en generación procurando que cada árabe, en cada siglo, sea un instrumento de exterminio de los descendientes de Isaac.
Por eso, necesitamos aceptar con absoluta y veraz sinceridad que el conflicto de Oriente Medio no tiene que ver con una colisión de derechos, tal y como los medios nos lo venden en su información. Más bien, se trata de un intento de los árabes, prolongado durante más de cincuenta años, para destruir el estado judío. Es un conflicto inspirado en la negativa obstinada de los estados árabes en general y de los árabes palestinos en particular a aceptar la existencia de Israel. Si los árabes estuvieran dispuestos a reconocer a Israel, no habría territorios ocupados y existiría un estado palestino.
Los líderes de Hamás han desaprobado cada una de las iniciativas de negociación que se emprendieron inicialmente entre la AP e Israel. No lo han hecho por no estar de acuerdo con alguna de las cláusulas que se negociaban, ni para mejorar su posición en un futuro acuerdo. Simplemente no conciben ninguna posibilidad de vivir al lado de Israel como país de los judíos. Ellos no han cambiado en nada su posición idéntica a las descritas anteriormente. Quieren hacer desaparecer a Israel. Para ellos, hay que tirar literalmente a los judíos al mar y ocupar todo su territorio para instalar allí el Estado palestino.
Del mismo modo Hezbollah no le va a la zaga. Nasrallah también es propulsor y ejecutor de acciones en torno al mismo fin. Son dos organizaciones que verían felices la desaparición de Israel. Entre las tantas paradojas que tiene el sistema reptiliano que manipula a las naciones, encontramos que amenazar de muerte a una persona es un delito penado por la ley, pero amenazar de muerte a un país y a una comunidad entera es tomado como algo sin importancia y difundido con total impunidad.
Sería bueno dejar que los números hablen.
Al nacer el Estado de Israel (y muchas veces antes), los judíos del Medio Oriente fueron perseguidos, asesinados y objetos de pogroms. Se les “animó” a dejar sus países de origen, además de sus pertenencias y bienes. Se volvieron refugiados, pero un país tuvo a bien acogerlos y absorberlos: la nación judía, Israel.
A cambio, con 22 países árabes y 57 estados islámicos, los palestinos siguen siendo refugiados, utilizados por dichas entidades como herramienta contra Israel. Pero…, será mejor dejar que sean los números estadísticos los que hablen mejor:
Si observaron con espíritu crítico el mapa, escucharon que esto es lo que dicen:
- Marruecos: desde 285.000 judíos en 1948 a 6.500 hoy.
- Argelia: De 14.000 judíos en 1948 a 28 hoy.
- Libia: De 32.000 judíos en 1945 a…0 (cero) judíos hoy.
- Egipto: de 100.000 judíos en 1940 a 150 judíos hoy.
- Sudán: de 350 judíos en 1948 a 0 judíos hoy.
- Irak: de 150.000 judíos en 1948 a 0 judíos hoy
- Bahrain: de 600 judíos en 1948 a 35 hoy
- Siria: de 35.000 judíos en 1940…a 0 hoy.
- Líbano: de 20.000 judíos en 1948 a 50 hoy.
- Yemen: de 63.000 judíos en 1948 a 100 judíos hoy
Pero los números también dan testimonio de la supuesta “tolerancia” religiosa en los siguientes países:
- Arabia Saudita: 0 judíos en lo que lleva de historia (Sólo se otorga la nacionalidad a musulmanes).
- Mauritania: 0 judíos en toda su historia.
- Emiratos Árabes: 0 judíos en toda su historia
- Somalia: 0 judíos en toda su historia.
- Muscat: 0 judíos en toda su historia.
En cambio, en los datos que surgen de Israel encontramos:
De 150.000 árabes que habitaban la tierra israelita en 1948 la población ha aumentado a 1.640.000 árabes hoy.
Un mapa similar podría trazarse en el caso de los cristianos en el Medio Oriente, los cuales están siendo diezmados en los países árabes, cuyos gobiernos se han tornado islamitas de ortodoxia extrema después la “primavera árabe”.
El mundo está al revés, de tal forma que es incierto el final del camino. Si no hacemos nada vamos a vernos arrastrados por este torrente de maldad y destrucción que realmente podría cumplir con sus objetivos. Nada podemos hacer si no reconocemos que el problema existe y que es realmente de dimensiones alarmantes.
Hoy Israel es el objetivo a desaparecer. Pero no canten victoria quienes inocentemente o a sabiendas apoyan o hacen la vista gorda. Cualquiera de ustedes podrá ser el próximo.
El fanatismo islámico no tiene límites y quiere todo, absolutamente todo. Cuando consiga lo primero irá por el resto. ¡El resto son ustedes!