Catorce horas de reunión del Eurogrupo y diecisiete horas de cumbre de jefes de Estado y de Gobierno en la zona del euro han desembocado en un acuerdo que permite seguir a Grecia en el euro y obtener un préstamo superior a 80.000 millones de euros durante tres años a cambio de durísimos sacrificios y pocas victorias. Entre ellas sobresale la mención a la deuda pública helena.
Seis meses después de su victoria electoral, Alexis Tsipras y su equipo han negociado a cara de perro desde el sábado con los demás países del euro y han acabado cediendo en casi todo lo que no querían, que es más de lo que la Troika pedía hace solo dos semanas: se recortan las pensiones, se liberaliza el mercado de trabajo, se apuesta por privatizar masivamente para financiar la deuda.