Hollande, de 57 años, fue elegido para un período de cinco años. Muchas son las promesas por las que se lo votó y asignó la tarea de gobernar los designios de la nación francesa.
Sin embargo, el pasado de Hollande y, particularmente, el de la gente que lo
rodea, confirma que estamos ante otro “títere” más del poder financiero y un
entusiasta partidario de la dictatorial línea que persigue imponer un Nuevo
Orden Mundial a la humanidad.
apoyó el Tratado
de Maastricht (o Tratado de la Unión Europea) documento
que bosquejó la introducción de la moneda del euro y que se basó íntegramente
en las minutas del Club Bilderberg de 1955.
Hollande también apoyó la
Constitución Europea en un referéndum de 2005, a pesar de que la mayoría de sus
aliados socialistas votaron en contra.
Hollande es un antiguo vocero
del ex presidente francés Lionel
Jospin, otro “socialista” globalista comprometido, que asistió a la reunión
del Grupo Bilderberg de 1996 a fin de recibir el instructivo a seguir durante
su función (1997-2002).
Hollande fue también ayudante del último presidente socialista de
Francia, Francois Mitterand,
francmasón que solicitó la construcción de la pirámide de Louvre, hecha
de 666 paneles de vidrio. Mitterand,
junto al canciller alemán y asistente de Bohemian Grove, Helmut Kohl, fue el
padre del Tratado de Maastricht.
Según el periodista investigador Daniel Estulin, el Club Bilderberg fue
ampliamente responsable de la victoria presidencial de Mitterand en 1981.
Como ejemplo de los que rodean
al nuevo presidente de Francia se destaca Manuel Valls, el asesor de Hollande, quien
tiene algunos especiales detalles de su vida para destacar. En el 2008 asistió a los encuentros del Club
Bilderberg. Además es bien conocida su posición de apoyo al establecimiento de
un súper Estado Federal Europeo, a expensas de la soberanía nacional. Valls ha
pedido públicamente a la Comisión Europea que controle los presupuestos
nacionales de los países miembros de la Unión Europea.
Un amigo poderosos de Hollande es Jean-Pierre Jouyet, presidente de la Autoridad de Mercados Financieros (nombrado por Nicolas Sarkozy). Este personaje de derecha le gusta hacerse llamar “gaulliste de izquierda”. Ha presentado a Sarkozy como un “republicano y demócrata”. Este “gaullista” y amigo de Hollande es casado con Brigitte Taittinger, heredera de la gran familia propietaria del champagne del mismo nombre.
Entre los amigos de alta finanza de Holanda hay que nombrar a Emmanuel Macron, banquero de la banca privada Rothschild.
Otro de los banqueros que ha sostenido la campaña electoral de Hollande es Henri de Castries. Este es presidente del Grupo AXA, una transnacional de seguros y de capitales. Tienes 95 millones de clientes y funciona en 61 países. Este banquero se hace llamar también “gaulliste social”.
El gigante Grupo Carrefour, a través de su administradora Anne-Claire Taittinger, es otro de los grandes capitalistas que sostienen a Hollande.
En el lado de la prensa, el nuevo presidente francés ha sido sostenido por el diario el Mundo (Le Monde) que esta controlado por tres millonarios y hombres de negocios: Pierre Bergé, Xavier Niel y Matthieu Pigasse, este último es director general del banco Lazar en Europa.
A esta altura es importante acotar que los partidos socialistas de Europa son actualmente organizaciones al servicio de las transnacionales y del gran capital internacional. Los socialistas europeos son defensores de la propiedad privada y los monopolios. Son apologistas del sistema imperialista mundial y enemigos del progreso social, la justicia y el bienestar social. Los partidos socialistas, tanto en Francia, como en España, Portugal, Grecia y otros países están enganchados al Estado, son defensores del sistema, y en recompensa reciben financiamiento del dinero público sin el cual no podrían sobrevivir. Un justo ejemplo de esto, solo para el 2009, el Partido Socialista Frances recibió del Estado cerca de 23 millones de euros a titulo de subvención directa (fuente: Observatotoire des subventions). Aparte de esta subvención, el Estado financia al PSF centenas de organizaciones sin fines de lucro que este partido utiliza para el proselitismo partidario.
En conclusión, el propósito del proceso electoral, por el cual Hollande está hoy en el gobierno, fue simplemente para reacomodar las clases políticas en el poder. La crisis obliga a cambiar las caras en el sistema administrativo del Estado. El gobierno ha sido removido, no para cambiar el carácter del Estado y menos la esencia del sistema político y económico francés. El cambio de gobierno responde a las necesidades actuales de la crisis de este país. La imagen de Sarkozy se había desgastado demasiado para seguir al frente del Estado. Vista la perspectiva de la crisis económica resulta conveniente para los grupos de poder, un presidente de “izquierda” que por un tiempo (extenso o corto eso dependerá de la crisis y la voluntad del establishment) podrá seguir mintiendo y conteniendo las expectativas del pueblo francés.
«¡El cambio es ahora!«, fue el grito de guerra que el hoy presidente de Francia usó en su campaña política. Y efectivamente el señor Hollande representa un
cambio de marea en la gobernanza de la eurozona, como bien lo expresó un medio del reptil mayor. Atención cambio de marea no
significa cambio de mar (y/o aguas). El mar sigue siendo el mismo: el hogar del
Leviatán, la marea por lo tanto es «nueva» pero procede del mismo movimiento de aguas. Entonces, Francia y con ella Europa toda está asistiendo a un cambio
de mano (o garras) del bastón de mando. ¡Pasó de la derecha a la izquierda, pero
la bestia dueña de ambas patas sigue siendo la misma!
El establishment de Europa es
el único que puede continuar tranquilo de que lo que ellos han trazado no puede
ser destruido por hombre alguno. Sin embargo, en toda Europa se respira la
atmósfera formada por los suspiros de resignación de cada europeo indignado que
anhela un cambio urgente. Esa atmósfera no quedará sin respuesta. Existe en los
aires de las regiones celestes un movimiento específico del Hijo de Dios que
vino a deshacer las obras del diablo (1 Juan 3: 8). ¡Él se está moviendo soberanamente sobre estas aguas tal cómo lo hiciese al principio! (Génesis 1: 2)