«Cuando estéis afligidos y todas estas cosas os hayan acontecido, al final de los días, regresaréis a El Eterno, vuestro Dios, y escucharéis Su voz. 31 Pues El Eterno, vuestro Dios, es un Dios compasivo…»
(Deuteronomio/Devarim 4:30)
La palabra hebrea que aquí se traduce como “afligido” es “betzar”, que proviene de la palabra “tzarot” que significa “problemas, aflicciones”.
La palabra “tzar”, que se relaciona con la aflicción, también se relaciona con “tziur” que significa “imagen, dibujo”.
La relación es que la persona no tiene que esperar tener “problemas, aflicciones” para volver al Eterno, sino que tiene que ser inteligente, y saber “dibujarse” mentalmente la consecuencia de ir por un camino diferente a la Torá.
La persona tiene que meditar en los problemas del mundo, concluyendo que la raíz de cada aflicción es el desvió de la voluntad divina.
De esta manera, al “figurarse” mentalmente cada sufrimiento del mundo, no tendrá necesidad de sufrir en carne propia, experimentando constantemente el “regreso al Eterno”, y Su “compasión”.