«El sol se tornará en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Yahvéh»
El Eterno Dios tiene a los tiempos actuales de la Tierra en sujeción a Sus pautas proféticas. Todo lo anunciado en Su Palabra está viniendo al cumplimiento perfecto de Su buena voluntad para con los hombres.
Mientras la Gran Ramera entronará en los lugares celestiales a una nueva potestad de tinieblas, canonizando a un hombre pecador y apóstata, el Trono de Yahvéh marcará los cielos con esta señal que apunta a señalar que la Alianza mesiánica que Él ha hecho con los hombres no podrá ser pisoteada por los herederos de los protocolos de Nimrod. El Señor movilizará desde esta luna nueva de Iyar a todos sus ejércitos a fin de traer eventos naturales sobre Europa y Asia que causarán el terror de sus habitantes. Todo lo que ofende al Eterno no podrá continuar en su dinámica.
¡El Señor viene pronto!