Un niño de nueve años de edad entró a un bar y se sentó junto a una mesa vacía. La moza se acercó, y él le preguntó:
_ “¿Cuánto sale un helado con crema y nueces?”
_“Diez pesos”, le respondió ella.
El niño sacó el dinero del bolsillo, contó las monedas y le preguntó:
_ “¿Y cuánto sale el helado sin la crema y las nueces?”.
La moza le respondió un tanto molesta: “Cinco pesos”.
El niño se fijó en las monedas que tenía y dijo:
_ “Entonces tráigame por favor un helado así nomas”.
La moza le trajo el helado, arrojó con disgusto la cuenta en la mesa y se fue…
El niño comió el helado lentamente, mirando por la ventana hacia la calle. Cuando terminó el helado, el niño pagó la cuenta y se fue.
Al rato, llegó la moza a limpiar la mesa, pero cuando vio los diez pesos, los ojos se le llenaron de lágrimas: el niño había dejado cinco pesos por el helado y otros cinco pesos de propina para ella…
Cuántas veces pasa que llegamos a todo tipo de conclusiones respecto a una persona sin saber cuáles fueron sus motivaciones…
Muchas veces nos adelantamos a los acontecimientos y juzgamos desde le prejuicio que elabora nuestra percepción.
Sea el Eterno acompañándonos para que cada uno de nosotros guarde su corazón de juzgar, y hablamos más de lo justo.
¡Sólo el Yahvéh, Bendito sea, conoce el por qué de cada ser humano!