No es cierto que la guerra contra las drogas ya se perdió. Los que se rinden frente al narcotráfico no comprenden que es una sucesión de batallas que deben librarse día a día puesto que el negocio siempre se reinventa.
Las victorias existen. Colombia es un buen ejemplo de eso . En 2001, contaba con 140.000 ha de cultivo de coca; en 2009 pasó a 73 mil y a 62 mil en 2010. Hubo una reducción de 15%. Otro ejemplo: en Estados Unidos, el consumo de cocaína cayó a su mínimo histórico en 2008 que fue de 165 toneladas luego del récord de 660 toneladas en 1988 y los adictos pasaron del 1% de la población en 2005 al 0,6% en 2010.
Mientras en nuestro país sigue faltando una discusión seria y profunda sobre la despenalización del consumo de drogas, la aparición de las llamadas “drogas sintéticas” activa nuevos debates y obliga a repensar el problema .
La ONU en su Informe Mundial sobre Drogas de 2012 señala que, mientras los mercados de las drogas tradicionales como la cocaína, la heroína y la marihuana se estabilizan, aumenta el consumo de los estupefacientes sintéticos . Representan un grave problema que ha llevado a Obama a firmar una severa Ley para la Prevención del Uso de Drogas Sintéticas.
Argentina es el primer consumidor de cocaína y marihuana en la región y el segundo detrás de Estados Unidos . Según SEDRONAR hay alrededor de 2 millones y medio de consumidores y el mercado total -sólo de cocaína- mueve unas 73 toneladas anuales por unos 3229 millones de pesos. A ello hay que agregar el peligro que plantea el avance de las drogas sintéticas.
Argentina es productor de precursores químicos, materia prima fundamental para la elaboración de estas drogas “de diseño”.
Los datos no hacen más que confirmar lo que ya sabemos: nuestro país seguirá siendo un atractivo mercado para el narcotráfico. Volvernos indiferentes al problema significaría abandonar las batallas y pasar a ser cómplices de sus fatídicas implicancias.
Fuente: Clarín.com