Matot-Masei
El Rebe de Lubavitch
1. Uno de los factores especiales asociados con este Shabat es la conclusión del Libro Bamidbar, junto al pronunciamiento público que acompaña su finalización: Jazak, Jazak, Venitjazek («Sé fuerte, sé fuerte y nos fortaleceremos«). Esta triple repetición produce una jazaká (fuerza), que constituye una consolidación y firmeza en nuestra conexión con el Eterno.
Significativamente, la conclusión del Libro Bamidbar siempre tiene lugar en las «Tres Semanas«, un período asociado con el exilio y la destrucción. Uno podría preguntar:
¿Por qué siempre ocurre este fenómeno de «Jazaká» (fuerza y consolidación) en un momento en que los judíos están debilitados por así decirlo?
Es posible explicar que un concepto es el resultado del otro. Debido a que este es un momento en que los judíos están «debilitados», es necesario alentarlos y reforzarlos. Pero, el hecho de que, a este Shabat se lo conoce como «Shabat Jazak» («el Shabat del refuerzo«), demuestra que hay un vínculo más intrínseco, que el tiempo en sí mismo es fuerte y consolida la observancia de la Torah y sus mitzvot por parte de Israel. Este concepto se puede explicar en el contexto de la conexión de la expresión Jazak, Jazak, Venitjazek con los parashot leídas esta semana, Matot y Masei. Existe una conexión obvia entre el concepto de fuerza y Parashat Matot. Matot significa «bastón de mando» y es un símbolo de fuerza, estabilidad y autoridad, como se refleja en el versículo, «y había en ella, varas fuertes para cetros de soberanos» (Ezequiel/Yejezkel 19:11).
Masei, que significa «viajes«, parece, sin embargo, indicar un estado opuesto a la estabilidad y fuerza. Y, sin embargo, es Parsahat Masei, la que siempre se lee como la última parshá del Libro Bamidbar. En contraste, hay años en que la Parshá Matot se lee de forma separada, la semana anterior a que concluya el Libro de Bamidbar, por ello la parshá Masei debe tener también una relación con la fuerza.
Debemos explicar: El concepto de jazaká está asociado con el número tres (pues tres veces algo, constituye una jazaká) que representa una verdadera concepción de fuerza y fortaleza, ya que esta fuerza existe incluso dentro de una situación en la que existen fuerzas opuestas. Como es bien sabido, el número 1 se refiere a un estado en el que solo existe el bien y la Santidad. El número 2, en cambio, se refiere a un estado de oposición, diferencia y contraste. El número 3, sin embargo, refleja la fuerza y el poder de la Santidad incluso frente a un estado de oposición.
Hay dos concepciones de tal estado de fortaleza:
a) Desde arriba hacia abajo. La fuerza es el resultado de la luz ilimitada de la Santidad. Esta luz es tan poderosa que, incluso frente a la oposición, puede expresarse en cualquier lugar.
b) Desde abajo hacia arriba. La tarea depende del esfuerzo humano firmeza y fortaleza para anular al enemigo y más aún, transformarlo en una fuerza positiva de Santidad.
Estos dos enfoques se reflejan en los dos parashot, Matot y Masei. La Parashá Matot comienza relatando cómo Moshe transmitió la orden del Eterno a los líderes de las tribus y así refleja el tipo de fuerza que viene de Arriba.
En contraste, la Parashá Masei describe «los viajes de los hijos de Israel cuando salieron de la tierra de Egipto«, es decir, un proceso de ascenso. Describe cómo los Benei Israel pasaron por diferentes circunstancias en el desierto y la forma de como se elevaron a sí mismos y al medio ambiente que atravesaron, hasta que llegaron a Eretz Israel. Por lo tanto, en un sentido amplio, el concepto de jazaká tiene una mayor conexión con la Parashá Masei, pues es en esta parshá donde se refleja el concepto de confrontar -y superar- fuerzas opuestas. Sin embargo, en un sentido profundo, la definición más perfecta de «fuerza» se establece fusionando ambos enfoques. El poder desde lo Alto tiene la virtud de una luz de Santidad más allá de los límites, pero por cuanto la fuerza tiene una raíz Superior no tiene en consideración a la existencia inferior. Y por otro lado, aunque la tarea espiritual de elevación y ascenso tiene la ventaja de enfrentar y superar a fuerzas opuestas, carece del poder ilimitado de la revelación de lo Alto y por el contrario, debido a estar en un plano de la realidad material, dentro de un contexto de limitación, existe el potencial de cambio e incluso de interrupción. Por lo tanto, el grado máximo de fortaleza proviene de la fusión de estas dos parashot y estos dos enfoques.
Este mismo concepto se refleja en el hecho de que es el cuarto libro de la Torah, el que se está concluyendo esta semana. El número 3, aunque está conectado con la fuerza como se explicó anteriormente, todavía está conectado a la inestabilidad que caracteriza a los números 1 y 2. Por el contrario, el número 4 refleja un escalón más alto, donde la conexión con lo que simbolizan el número 1 y el número 2 ya no se siente. Por esta razón, se usa una silla con cuatro patas como símbolo de estabilidad.
Y desde la finalización del cuarto libro de la Torah, procedemos al comienzo del quinto libro dentro de las plegarias de la tarde de Shabat. El número 5 se refiere a un nivel totalmente por encima de toda limitación y superior al orden de la naturaleza en su totalidad.
En este contexto, podemos apreciar la conexión entre la conclusión del Libro de Bamidbar y el período de las «Tres Semanas». La destrucción del Beit HaMikdash y el exilio no fueron pensados como una sanción y castigo, sino más bien con el fin de llevar a los judíos y el mundo en general al estado superior que se revela a través del Tercer Beit HaMikdash en la era de la Redención, «el Santuario del Eterno, establecido por Tus manos«. Hay dos aspectos o niveles en el Beit HaMikdash, tal cual sucedió en la historia:
a) la revelación desde lo Alto: Aunque esto es de una calidad ilimitada e infinita, por sí solo, no puede dar lugar a una estructura eterna. Esta revelación no penetra en la perspectiva de los propios seres creados y por lo tanto, existe la posibilidad de destrucción. Esta concepción caracterizó el Primer Beit HaMikdash que fue construido por el rey Salomón, que era de tal magnitud que «se sentó en el trono de Dios«. Este nivel se relaciona con el trabajo espiritual de los tzadikim (justos no pierden su conexión con Dios).
b) La elevación desde nuestro humilde mundo: Aunque este servicio involucra al mundo mismo desde su inferioridad existencial y lo hace (incluso desde su propia perspectiva) una vivienda para Dios, tiene una limitación básica. Como este mundo es de naturaleza finita, el potencial para la eternidad no existe. Esta concepción, con sus ventajas y limitaciones, caracteriza el Segundo Beit HaMikdash que fue construido por Ezra y los exiliados que regresaron a Jerusalem con él y que está asociado con el servicio espiritual de los «Baalei teshuvá» (retornantes a Dios).
Nuestros sabios explicaron el versículo, «La gloria de esta última casa supera a la de la primera«, (Hageo/Jagai 2:9) porque el Segundo Beit HaMikdash en duración de tiempo y en dimensión de espacio, que definen la naturaleza de nuestra existencia, superó al Primer Beit HaMikdash. Sin embargo, en última instancia, también el Segundo fue destruido por que al estar asociado con los límites del mundo, no poseía la cualidad de la eternidad.
El Beit HaMikdash eterno será el Tercero, que se construirá en la Era de la Redención. Esta estructura combinará las cualidades positivas de ambas estructuras previas. Por lo tanto, la revelación infinita que trasciende los límites del mundo penetrará y se asentará dentro de esos límites. Esto será posible debido al éxito del servicio de refinamiento que elevará al mundo y lo hará apto para recibir tal revelación.
El clamor público al finalizar el cuarto libro de la Torah, de Jazak, Jazak, Venitjazek está relacionado con el Tercer Beit HaMikdash. Se hace en este momento para indicar que las Tres Semanas están, en esencia, también relacionadas con el Tercer Beit HaMikdash y están destinadas a conducir a la Redención final, en cuyo momento se construirá esta tercer y definitiva estructura. Este pronunciamiento también fortalece nuestro servicio de la Torá y las mitzvot, que refinan al mundo en general y lo prepara para recibir la fuerza y la estabilidad que caracterizarán la Era de la Redención.
2. Hay otro aspecto adicional en este Shabat y lo encontramos a partir de la influencia del día anterior. Nuestros sabios enseñaron: «Quien se esforzó en la víspera de Shabat, comerá en Shabat«. Del mismo modo, el trabajo espiritual del sexto día nos prepara para el Shabat.
Esta cerca Rosh Jodesh (principio de mes), un día muy especial, el aniversario de fallecimiento Aarón HaCohen (el hermano de Moisés). En el libro Tania (Igueret HaKodesh 28), el Alter Rebe afirma que en un aniversario, «todas las obras, la Torah y el servicio que una persona ejerció durante su vida, se revela y «produce salvaciones en las entrañas de la tierra«.
El trabajo de Aarón consistía en «amar la paz y perseguir la paz, amar a las criaturas y acercarlas a la Torah». Hizo esfuerzos especiales para difundir el amor, la paz y la armonía entre marido y mujer y entre diferentes miembros del pueblo de Israel.
Y por esta razón, encontramos que el fallecimiento de Aarón fue llorado por «toda la Casa de Israel«, que según nuestros sabios «Casa de Israel» significa tanto hombres como mujeres. Hay una conexión entre este fenómeno y el servicio de Aarón. El amor que Aarón mostró y que alentó entre el pueblo judío se relaciona con el punto esencial del alma judía que trasciende toda división. Otra manifestación de este factor es, que fue en el mérito de Aarón lo que lo generó que las nubes de gloria acompañaran a los Benei Israel en todo el desierto. Estas nubes abarcaban a todos y cada uno de los miembros del pueblo por igual y protegían todo su ser. ¿Por qué fue esto posible? Porque la influencia de Aarón trascendió todas las divisiones posibles entre las personas.
Este concepto de amor que todo lo abarca, se refleja en las letras del nombre de Aarón אהרן, las dos primeras הר significan «montaña«, que se usa con frecuencia como metáfora del amor. La letra Alef (אלף) se relaciona con la palabra «pele» (פלא), que significa «maravilla«, es decir, el amor de Aarón era maravilloso y sin fronteras naturales. (En este contexto, las dos primeras letras del nombre de Aarón, la alef א y la hei ה se relacionan con la palabra «Ahavá«, amor. La letra reish ר de su nombre es la inicial de la palabra rabá que significa «grande«, es decir, su amor fue grande e ilimitado).
La última letra del nombre de Aaron, la letra nun final ן, sobresale debajo de la línea, esto indica cómo Aarón se extendió a todos los israelitas, incluso a los que se encuentran «debajo de la línea«. Debido a que su amor era ilimitado en naturaleza, tenía el potencial de extenderse incluso a cada uno de los miembros del pueblo judío, independientemente de su naturaleza individual.
El servicio de Aarón también se relaciona con la fusión de los dos enfoques antes mencionados sobre la revelación desde el cielo y la elevación de nuestro entorno material que está asociado con el número tres. Esto se refleja en la conexión entre Aarón y la Bendición Sacerdotal. En el pensamiento jasídico, se explica que la Bendición Sacerdotal combina las virtudes de la plegaria, la elevación desde el mundo material y las virtudes de la bendición, la revelación de la influencia Divina ilimitada en el mundo. Esta fusión es posible porque la Bendición de los Kohanim tiene su fuente en un nivel por encima de ambos.
Con base en este concepto, podemos entender por qué el aniversario de Aarón es el primer día del quinto mes. Como se mencionó anteriormente, el número 1 refleja una unidad que está totalmente por encima de la división. Del mismo modo, el número 5 representa un nivel esencial que trasciende la diferencia. Como el trabajo de la vida de Aarón estuvo dedicado a expresar la unidad fundamental que existe en el pueblo de Israel, su partida de este mundo está asociada con esta fecha.
La asociación del mes de Menajem Av con la unidad y el amor también enseña cómo nos prepara para el próximo mes, el mes de Elul , que se caracteriza por el servicio espiritual de «Yo soy de mi Amado y mi Amado es mío«. Este versículo implica una expresión de amor al Eterno del pueblo de Israel, que evoca una respuesta de amor en el nuevo año que sigue.