Durante el mes de Av es importantísimo abrirse a la guerra espritual que apunta a la destrucción del hombre.
Uno de los primeros blancos a los que apunta esta guerra es el cuerpo humano. Éste es afectado en lo negativo por el obrar de las tinieblas en sus lazos de muerte llamados enfermedades. Por ello, es necesario tomar conciencia del valor importantísimo que tiene nuestro cuerpo en el diseño original divino. El Eterno hizo al hombre a su imagen y la misma fue puesta en la «morada más sagrada» (naos) del Universo: el cuerpo humano. Por eso es que lo apostólico asegura no solo la activación de dones de sanidades para poner manos sobre los enfermos y éstos sanen, sino y prioritariamente las pautas de salud que se manifiestan desde el poder de resurrección instalado en nosotros por la fe en Cristo.