Los delegados en la reunión de un dÃa en el puerto
francés de Marsella buscarán darle mayor énfasis a su compromiso de
preservar la frágil recuperación global, aunque evitando promover un
enfoque de una única solución económica para todos.
La reunión de los jefes de Finanzas del G-7 del viernes se enfocará en
cómo estimular el crecimiento económico dada la tambaleante recuperación
global, dijo el ministro de Finanzas francés Francois Baroin, en
comentarios publicados hoy.
Los delegados en la reunión de un
dÃa en el puerto francés de Marsella buscarán darle mayor énfasis a su
compromiso de preservar la frágil recuperación global, aunque evitando
promover un enfoque de una única solución económica para todos, según
fuentes del G-7.
En una entrevista con el diario francés Le
Figaro, Baroin dijo que los paÃses del G-7 deberÃan adoptar medidas
económicas para solucionar sus propias circunstancias, sea de estÃmulos o
consolidación presupuestaria.
«Tenemos un diagnóstico
compartido sobre la situación económica«, dijo previo a las
conversaciones. «La primera cosa que está clara es que las deudas
soberanas están pesando considerablemente en las opciones de cada paÃs«,
declaró.
Crecientes temores de un regreso a la recesión
aumentan la presión sobre los ministros de Finanzas del G-7 y los
gobernadores de los bancos centrales para que acuerden moderar las
medidas de austeridad en algunas economÃas ricas, junto con preservar
las polÃticas monetarias expansivas.
«Tenemos una gran
preocupación: el crecimiento«, dijo Baroin. «Tendremos una detallada
discusión sobre esta desaceleración del verano (boreal), y el debate
será incluso más libre porque no habrá un comunicado final«, agregó.
También
instó a los miembros de la zona euro a acelerar el calendario para
adoptar el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF), el fondo de
rescate del bloque, y pidió a Grecia adherir estrictamente a su paquete
de acuerdo de rescate si quiere seguir recibiendo el apoyo de Europa.
También
desestimó las preocupaciones de que Estados Unidos y Europa estaban
divididos sobre la capitalización de los bancos europeos diciendo que
los temores eran «infundados».