Un visitante a nuestras celebraciones de Shabbat me abordó con una inquietud diciéndome: «Usted, mientras enseña, siempre usa la palabra Toráh, me puede decir ¿qué significa?».
Entonces me di cuenta que necesitaba hacer un alto en mi peregrinación de reforma y colocarme en el pellejo de muchos de Uds. que con tanto amor y respeto siguen día a día este blog con el fin de saciar esa sed del Dios vivo que el Espíritu mismo de Yahvéh ha causado en sus almas.
Comenzaré diciendo que la palabra Toráh, que traducida correctamente al español significa:
- «Enseñanza»
- «Instrucción”
- «Norma de Vida»
- «Guía para dar en el Blanco»
- «Doctrina«
Esta palabra deriva de la raíz hebrea ירה (iará) que significa literalmente “disparar una flecha” y por lo tanto etimológicamente se refiere a aquello que “da en el blanco” o «da el propósito«. Cuando alguien le dispara al blanco, trata de dirigir la flecha, y así el significado de la raíz de la palabra Torah es «la correcta dirección» y por eso la palabra significa «enseñanza», «doctrina» o «instrucción». Un dato interesante es que la raíz hebrea para «pecado» es «errar» al blanco. De aquí que la Torah es el instrumento divino que permite vencer al pecado (1 Juan 3:4).
Retomando el sentido de la raíz hebrea de la Torah surge la profunda reflexión que que la Instrucción del Eterno (Torah) es una ayuda para que el hombre acierte, de en el blanco, a fin de que su vida esté bien dirigida peregrinando día a día en la dirección correcta, es decir en el propósito eterno de Dios (Salmo 119:1).
En Israel ya desde el período final de la confección las Sagradas Escrituras (conocida como Biblia), la palabra “Torah” era usada para referirse a la primera sección de la Biblia: los libros de Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Estos mismos libros son llamados “Los Libros de Moisés” o “Pentateuco”, una palabra derivada (a través del Latín) del griego penta (cinco) teuchoi (libros) y que por lo tanto significa «los cinco libros».
Ya desde el siglo I de la Era Común (es decir, después de Cristo), estos cinco libros eran escritos en un solo rollo de papel señalizando así que son una unidad. Por lo tanto esto último da la idea clara que a cada uno de estos libros debe estudiárselo en total dependencia de cada uno de los otros cuatro.
A diferencia de lo que ocurre con otras divisiones canónicas en las cuales hay diferencias e incluso controversias, tanto judíos como cristianos aceptan en forma unánime los libros del Génesis hasta Deuteronomio en este orden y como una unidad. La unanimidad de la tradición y el lugar inicial que ocupan estos cinco libros reflejan su importancia en la vida de la verdadera fe. En Israel, la Torah posee el nivel más elevado de santidad, por encima de todos los demás libros.
También se puede utilizar la palabra Torah para referirse a la Biblia entera (los cinco libros, los profetas y los hagiógrafos, también conocidos como «Tanák«, más la Brit Jadashá (“Pacto Renovado,» mayormente conocido como «Nuevo Testamento”).
Es importante conocer bien el significado de Toráh puesto que se ha traducido generalmente en todas las versiones bíblicas españolas como Ley, lo cual lleva a malas interpretaciones que vienen apoyadas por doctrinas erróneas. Ahora bien, corresponde decir que aa traducción de la palabra Torah como Ley en nuestras Biblias viene desde la versión griega conocida como La Septuaginta donde se usaron las siguientes palabras griegas para traducir la palabra hebrea Torah:
- nomos («ley; regla»);
- nominos («de acuerdo con la ley»);
- entole («mandar, mandamiento, orden»)
- y prostagma («orden; mandamiento; mandato; requerimiento»).
Desde estas palabras griegas después se tradujo a los diferentes idiomas, español, inglés, francés, portugués etc., así que cuando nosotros leemos las Sagradas Escrituras nos encontramos con la expresión «Ley», y no “instrucción” o «Enseñanza», lo cual nos da una idea diferente al significado original que hemos visto con anterioridad. De esta forma, Babilonia la Grande ha contribuido a la interpretación errónea que el cristianismo ha hecho de la Torah aduciendo que dicha «Ley» ya no es necesaria para estos días de «gracia divina».
Sin embargo la cosmovisión del Eterno en la mente del Mesías era otra, y ella definía perfectamente su misión (Mateo 5:17-19). Por todo ello, debemos recordar que las mayoría de las traducciones no están hechas desde el hebreo sino desde el griego y que se usaron palabras que no eran del todo adecuadas en cuanto al significado que tenían las palabras hebreas que se tradujeron al griego, por tanto si queremos entender bien el significado de palabras tan claves como la que nos ocupa debemos ir al hebreo directamente para ver que es lo que realmente nos dice allí.
Pero más allá de todos estos datos teológicos, debo decirles que la Torah es el Creador compartiendo Su más íntimo deseo con los seres que creó. Un ejemplo muy práctico te permitirá entender esta idea. El capataz consulta el plano de construcción y ve un edificio; el arquitecto escucha al constructor y entiende lo que verdaderamente quiere. La Torah es como el arquitecto, y es por eso que al estudiarla ella nos dice no solamente lo que es, sino lo que debería ser. La simiente de la Torah fue implantada con la experiencia del Sinaí, el Monte Santo del Eterno, y registrada en los Cinco Libros de Moisés. Pero la voz del Sinaí continúa oyéndose en cada generación cuando los que estudian la Torá revelan el ADN de esa simiente, descubriendo nuevos significados que siempre existieron, nuevas aplicaciones que siempre habían estado latentes. A fin de cuentas, la forma máxima de instrucción es aquella que eleva al discípulo a un punto de vista desde el cual es capaz de discernir su propia evaluación, usando las mismas herramientas que su maestro.
Cuando uno se sumerge en el estudio de la Torah, su objetivo no es simplemente acumular información sino alcanzar la cosmovisión de cómo el Creador del Universo se relaciona con Sus criaturas dentro de un proyecto mesiánico. En pocas palabras, el estudio de la Torá permite pensar de una manera divina. Pensar divinamente es compartir el espíritu, hasta que las mismas preferencias y los mismos deseos respiran dentro de los dos. Los pensamientos de Él son tus pensamientos y tus pensamientos son los de Él. No existe ninguna forma de unión comparable en ninguna otra sabiduría.