Onkelos, el sobrino del emperador romano Adriano, abandonó la corte romana. Él viajó a Eretz Israel y se convirtió al judaísmo.
El emperador despachó sus tropas para traer a su sobrino de regreso a Roma. Cuando los soldados arribaron, Onkelos los convenció de convertirse al judaísmo también.
El emperador por tanto envió a una segunda división con instrucciones estrictas de no comprometerse en ninguna conversación con Onkelos. Los soldados lo forzaron a él a retornar con ellos al emperador, pero en el camino él les dijo, «Permitídme sólo mencionar un punto de interés para vosotros. Si un grupo de personas de noble rango viajaran juntas, un barón sostendría una linterna para un duque, un duque iluminaría el camino para un príncipe, y un príncipe para un monarca. ¿Mas alguna vez vosotros escuchásteis de un monarca que encendiera el camino para la totalidad de la población?»
«Nunca,» ellos replicaron.
«Bien, el Dios de los judíos iluminó el camino para Su pueblo íntegro durante su estada en el desierto,» explicó Onkelos.
Cuando los soldados escucharon esto, todos ellos se convirtieron en guerím (extranjeros prosélitos).
Tomado del «Midrash Dice» (El Libro de Shemot)