La carrera electoral para las presidenciales de noviembre muy probablemente se convertirá en la más costosa de la historia de los Estados Unidos. Debido a su sistema político-electoral, llevar adelante una campaña en ese país -que en el caso de los republicanos esta además precedida por un extenso período de primarias- requiere de cifras millonarias.
El presidente Barack Obama anhela superar con creces los 750 millones de dólares que recaudó en 2008. Su objetivo es llegar a los 1.000 millones de dólares. Y todo parece indicar que lo logrará. «Creo que romperemos todos los récords«, dijo a CNN en Expansión Brad Smith, del Center of Competitive Politics. «Ahora rompemos todos los récords casi cada ciclo», añadió.
En el lado de enfrente, la preocupación por el dinero se hizo oír a lo largo de los últimos meses. Los máximos dirigentes republicanos insistían una y otra vez en que la prolongación de la contienda interna llevaba a «malgastar» recursos que serán necesarios para la disputa contra el mandatario, quien busca su reelección. Pero con la renuncia de Rick Santurum y Newt Gingrcih a sus aspiraciones presidenciales, el virtual nominado Mitt Romney tiene buenas posibilidades de conseguir fondos allí donde antes estaba vedado.
Los analistas esperan que los recaudadores den un salto en las próximas semanas. El ex gobernador de Massachusetts se verá seguramente beneficiado por la baja de sus contendientes y muchos de los conservadores que antes financiaban a éstos ahora volcarán su dinero para él. También estará ya habilitado a usar su propio dinero, algo nada despreciable si se tiene en cuenta de que se trata de un multimillonario. Pero la resolución de la carrera interna de la oposición también ayudará al presidente, advierten. Con un rival identificado, muchos demócratas se verán más decididos a contribuir en la campaña.
El papel de los magnates
Los dos candidatos seguramente renunciarán a recibir los fondos públicos que la ley estipula para una elección. Esa subvención impide financiarse de privados, pero a juzgar por lo ocurrido en los últimos años ninguno querrá perder esa posibilidad. Y allí es donde los llamados Súper PACs serán determinantes.
Estos súper comités de acción política fueron aceptados por la Corte Suprema de Justicia en 2010 como mecanismos para recaudar fondos a favor de los candidatos. Aunque tienen prohibido coordinar estrategias con los equipos de campaña, la realidad es que la cercanía de quienes lo forman permite que esas decisiones sean tomadas de todos modos, incluso antes de que la contienda comience.
Una flexibilización de los requisitos para hacer aportes ha permitido que los grandes ricos del país jueguen un papel crucial en los Super PACs. Los principales 100 donantes individuales de esos comités representan apenas el 3,7% de los contribuyentes; sin embargo, su dinero representa el 80% de lo recaudado. SegúnCNN en Expansión, los principales 46 donantes ya dieron 67 millones de dólares en lo que va de la campaña.
¿Quiénes son estas personas? Magnates de la industria y hombres fuertes de Wall Street, por lo general. Pero también multimillonarios de otros rubros se cuentan en la lista, como por ejemplo Sheldon Adelson, un ícono del negocio del juego en Las Vegas que aportó 25 millones de dólares a un Super PAC que apoyaba a Gingrich. Se espera que ahora se incline por Romney.
En principio parece que la irrupción de estos súper ricos dará más aire a los conservadores, que ya gastaron millones en la interna. Muchos de ellos se han manifestado en contra de la política económica de Obama y esperan que Romney les ayude a mejorar sus negocios.
Esta nueva modalidad, en la que los magnates -antes vedados de hacer contribuciones tan abultadas- pasan a ocupar un rol más protagónico en la financiación de la campaña, trajo aparejado un drástico cambio en el mapa de donantes. Según USA Today, Texas encabeza la lista de estados con más dinero entregado, seguido de Nevada y California. Nueva York Y Washington DC ocupan los siguientes puestos.
Artículo publicado originalmente en CNN en Expansión