Materialismo

«Dime cuánto consumes y te diré cuánto vales»

Por: Eduardo Galeano


La explosión del consumo en el mundo actual mete más ruido que todas las guerras y arma más alboroto que todos los carnavales. Como dice un viejo proverbio turco, quien bebe a cuenta, se emborracha el doble.

La parranda aturde y nubla la mirada; esta gran borrachera universal parece no tener límites en el tiempo ni en el espacio. Pero la cultura de consumo suena mucho, como el tambor, porque está vacía; y a la hora de la verdad, cuando el estrépito cesa y se acaba la fiesta, el borracho despierta, solo, acompañado por su sombra y por los platos rotos que debe pagar.

La expansión de la demanda choca con las fronteras que le impone el mismo sistema que la genera. El sistema necesita mercados cada vez más abiertos y más amplios, como los pulmones necesitan el aire, y a la vez necesita que anden por los suelos, como andan, los precios de las materias primas y de la fuerza humana de trabajo. El sistema habla en nombre de todos, a todos dirige sus imperiosas órdenes de consumo, entre todos difunde la fiebre compradora; pero ni modo: para casi todos esta aventura comienza y termina en la pantalla del televisor. La mayoría, que se endeuda para tener cosas, termina teniendo nada más que deudas para pagar deudas que generan nuevas deudas, y acaba consumiendo fantasías que a veces materializa delinquiendo.

El derecho al derroche, privilegio de pocos, dice ser la libertad de todos. Dime cuánto consumes y te diré cuánto vales. Esta civilización no deja dormir a las flores, ni a las gallinas, ni a la gente. En los invernaderos, las flores están sometidas a luz continua, para que crezcan más rápido. En la fábricas de huevos, las gallinas también tienen prohibida la noche. Y la gente está condenada al insomnio, por la ansiedad de comprar y la angustia de pagar. Este modo de vida no es muy bueno para la gente, pero es muy bueno para la industria farmacéutica.

EE.UU. consume la mitad de los sedantes, ansiolíticos y demás drogas químicas que se venden legalmente en el mundo, y más de la mitad de las drogas prohibidas que se venden ilegalmente, lo que no es moco de pavo si se tiene en cuenta que EE.UU. apenas suma el cinco por ciento de la población mundial.

«Gente infeliz, la que vive comparándose», lamenta una mujer en el barrio del Buceo, en Montevideo. El dolor de ya no ser, que otrora cantara el tango, ha dejado paso a la vergüenza de no tener. Un hombre pobre es un pobre hombre. «Cuando no tenés nada, pensás que no valés nada», dice un muchacho en el barrio Villa Fiorito, de Buenos Aires. Y otro comprueba, en la ciudad dominicana de San Francisco de Macorís: «Mis hermanos trabajan para las marcas. Viven comprando etiquetas, y viven sudando la gota gorda para pagar las cuotas».

Invisible violencia del mercado: la diversidad es enemiga de la rentabilidad, y la uniformidad manda. La producción en serie, en escala gigantesca, impone en todas partes sus obligatorias pautas de consumo. Esta dictadura de la uniformización obligatoria es más devastadora que cualquier dictadura del partido único: impone, en el mundo entero, un modo de vida que reproduce a los seres humanos como fotocopias del consumidor ejemplar.

El consumidor ejemplar es el hombre quieto. Esta civilización, que confunde la cantidad con la calidad, confunde la gordura con la buena alimentación. Según la revista científica The Lancet, en la última década la «obesidad severa» ha crecido casi un 30 % entre la población joven de los países más desarrollados. Entre los niños norteamericanos, la obesidad aumentó en un 40% en los últimos dieciséis años, según la investigación reciente del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Colorado. El país que inventó las comidas y bebidas light, los diet food y los alimentos fat free, tiene la mayor cantidad de gordos del mundo. El consumidor ejemplar sólo se baja del automóvil para trabajar y para mirar televisión. Sentado ante la pantalla chica, pasa cuatro horas diarias devorando comida de plástico.

Triunfa la basura disfrazada de comida: esta industria está conquistando los paladares del mundo y está haciendo trizas las tradiciones de la cocina local. Las costumbres del buen comer, que vienen de lejos, tienen, en algunos países, miles de años de refinamiento y diversidad, y son un patrimonio colectivo que de alguna manera está en los fogones de todos y no sólo en la mesa de los ricos. Esas tradiciones, esas señas de identidad cultural, esas fiestas de la vida, están siendo apabulladas, de manera fulminante, por la imposición del saber químico y único: la globalización de la hamburguesa, la dictadura de la fast food. La plastificación de la comida en escala mundial, obra de McDonald’s, Burger King y otras fábricas, viola exitosamente el derecho a la autodeterminación de la cocina: sagrado derecho, porque en la boca tiene el alma una de sus puertas.

El campeonato mundial de fútbol del 98 nos confirmó, entre otras cosas, que la tarjeta MasterCard tonifica los músculos, que la Coca-Cola brinda eterna juventud y que el menú de McDonald’s no puede faltar en la barriga de un buen atleta. El inmenso ejército de McDonald’s dispara hamburguesas a las bocas de los niños y de los adultos en el planeta entero. El doble arco de esa M sirvió de estandarte, durante la reciente conquista de los países del Este de Europa. Las colas ante el McDonald’s de Moscú, inaugurado en 1990 con bombos y platillos, simbolizaron la victoria de Occidente con tanta elocuencia como el desmoronamiento del Muro de Berlín.

Un signo de los tiempos: esta empresa, que encarna las virtudes del mundo libre, niega a sus empleados la libertad de afiliarse a ningún sindicato. McDonald’s viola, así, un derecho legalmente consagrado en los muchos países donde opera. En 1997, algunos trabajadores, miembros de eso que la empresa llama la Macfamilia, intentaron sindicalizarse en un restorán de Montreal en Canadá: el restorán cerró. Pero en el 98, otros empleados e McDonald’s, en una pequeña ciudad cercana a Vancouver, lograron esa conquista, digna de la Guía Guinness.

Las masas consumidoras reciben órdenes en un idioma universal: la publicidad ha logrado lo que el esperanto quiso y no pudo. Cualquiera entiende, en cualquier lugar, los mensajes que el televisor transmite. En el último cuarto de siglo, los gastos de publicidad se han duplicado en el mundo. Gracias a ellos, los niños pobres toman cada vez más Coca-Cola y cada vez menos leche, y el tiempo de ocio se va haciendo tiempo de consumo obligatorio. Tiempo libre, tiempo prisionero: las casas muy pobres no tienen cama, pero tienen televisor, y el televisor tiene la palabra. Comprado a plazos, ese animalito prueba la vocación democrática del progreso: a nadie escucha, pero habla para todos. Pobres y ricos conocen, así, las virtudes de los automóviles último modelo, y pobres y ricos se enteran de las ventajosas tasas de interés que tal o cual banco ofrece.

Los expertos saben convertir a las mercancías en mágicos conjuntos contra la soledad. Las cosas tienen atributos humanos: acarician, acompañan, comprenden, ayudan, el perfume te besa y el auto es el amigo que nunca falla. La cultura del consumo ha hecho de la soledad el más lucrativo de los mercados. Los agujeros del pecho se llenan atiborrándolos de cosas, o soñando con hacerlo. Y las cosas no solamente pueden abrazar: ellas también pueden ser símbolos de ascenso social, salvoconductos para atravesar las aduanas de la sociedad de clases, llaves que abren las puertas prohibidas. Cuanto más exclusivas, mejor: las cosas te eligen y te salvan del anonimato multitudinario. La publicidad no informa sobre el producto que vende, o rara vez lo hace. Eso es lo de menos. Su función primordial consiste en compensar frustraciones y alimentar fantasías: ¿En quién quiere usted convertirse comprando esta loción de afeitar?

El criminólogo Anthony Platt ha observado que los delitos de la calle no son solamente fruto de la pobreza extrema. También son fruto de la ética individualista. La obsesión social del éxito, dice Platt, incide decisivamente sobre la apropiación ilegal de las cosas. Yo siempre he escuchado decir que el dinero no produce la felicidad; pero cualquier televidente pobre tiene motivos de sobra para creer que el dinero produce algo tan parecido, que la diferencia es asunto de especialistas.

Según el historiador Eric Hobsbawm, el siglo XX puso fin a siete mil años de vida humana centrada en la agricultura desde que aparecieron los primeros cultivos, a fines del paleolítico. La población mundial se urbaniza, los campesinos se hacen ciudadanos. En América Latina tenemos campos sin nadie y enormes hormigueros urbanos: las mayores ciudades del mundo, y las más injustas. Expulsados por la agricultura moderna de exportación, y por la erosión de sus tierras, los campesinos invaden los suburbios. Ellos creen que Dios está en todas partes, pero por experiencia saben que atiene den las grandes urbes. Las ciudades prometen trabajo, prosperidad, un porvenir para los hijos. En los campos, los esperadores miran pasar la vida, y mueren bostezando; en las ciudades, la vida ocurre, y llama. Hacinados en tugurios, lo primero que descubren los recién llegados es que el trabajo falta y los brazos sobran, que nada es gratis y que los más caros artículos de lujo son el aire y el silencio.

Mientras nacía el siglo XIV, fray Giordano da Rivalto pronunció en Florencia un elogio de las ciudades. Dijo que las ciudades crecían «porque la gente tiene el gusto de juntarse». Juntarse, encontrarse. Ahora, ¿quién se encuentra con quién? ¿Se encuentra la esperanza con la realidad? El deseo, ¿se encuentra con el mundo? Y la gente, ¿se encuentra con la gente? Si las relaciones humanas han sido reducidas a relaciones entre cosas, ¿cuánta gente se encuentra con las cosas?

El mundo entero tiende a convertirse en una gran pantalla de televisión, donde las cosas se miran pero no se tocan. Las mercancías en oferta invaden y privatizan los espacios públicos. Las estaciones de autobuses y de trenes, que hasta hace poco eran espacios de encuentro entre personas, se están convirtiendo ahora en espacios de exhibición comercial.

El shopping center, o shopping mall, vidriera de todas las vidrieras, impone su presencia avasallante. Las multitudes acuden, en peregrinación, a este templo mayor de las misas del consumo. La mayoría de los devotos contempla, en éxtasis, las cosas que sus bolsillos no pueden pagar, mientras la minoría compradora se somete al bombardeo de la oferta incesante y extenuante. El gentío, que sube y baja por las escaleras mecánicas, viaja por el mundo: los maniquíes visten como en Milán o París y las máquinas suenan como en Chicago, y para ver y oír no es preciso pagar pasaje. Los turistas venidos de los pueblos del interior, o de las ciudades que aún no han merecido estas bendiciones de la felicidad moderna, posan para la foto, al pie de las marcas internacionales más famosas, como antes posaban al pie de la estatua del prócer en la plaza. Beatriz Solano ha observado que los habitantes de los barrios suburbanos acuden al center, al shopping center, como antes acudían al centro. El tradicional paseo del fin de semana al centro de la ciudad, tiende a ser sustituido por la excursión a estos centros urbanos. Lavados y planchados y peinados, vestidos con sus mejores galas, los visitantes vienen a una fiesta donde no son convidados, pero pueden ser mirones. Familias enteras emprenden el viaje en la cápsula espacial que recorre el universo del consumo, donde la estética del mercado ha diseñado un paisaje alucinante de modelos, marcas y etiquetas.

La cultura del consumo, cultura de lo efímero, condena todo al desuso mediático. Todo cambia al ritmo vertiginoso de la moda, puesta al servicio de la necesidad de vender. Las cosas envejecen en un parpadeo, para ser reemplazadas por otras cosas de vida fugaz. Hoy que lo único que permanece es la inseguridad, las mercancías, fabricadas para no durar, resultan tan volátiles como el capital que las financia y el trabajo que las genera. El dinero vuela a la velocidad de la luz: ayer estaba allá, hoy está aquí, mañana quién sabe, y todo trabajador es un desempleado en potencia. Paradójicamente, los shoppings centers, reinos de la fugacidad, ofrecen la más exitosa ilusión de seguridad. Ellos resisten fuera del tiempo, sin edad y sin raíz, sin noche y sin día y sin memoria, y existen fuera del espacio, más allá de las turbulencias de la peligrosa realidad del mundo.

Los dueños del mundo usan al mundo como si fuera descartable: una mercancía de vida efímera, que se agota como se agotan, a poco de nacer, las imágenes que dispara la ametralladora de la televisión y las modas y los ídolos que la publicidad lanza, sin tregua, al mercado. Pero, ¿a qué otro mundo vamos a mudarnos? ¿Estamos todos obligados a creernos el cuento de que Dios ha vendido el planeta unas cuantas empresas, porque estando de mal humor decidió privatizar el universo? La sociedad de consumo es una trampa cazabobos. Los que tienen la manija simulan ignorarlo, pero cualquiera que tenga ojos en la cara puede ver que la gran mayoría de la gente consume poco, poquito y nada necesariamente, para garantizar la existencia de la poca naturaleza que nos queda. La injusticia social no es un error a corregir, ni un defecto a superar: es una necesidad esencial. No hay naturaleza capaz de alimentar a un shopping center del tamaño del planeta. 


Texto del escritor Uruguayo, Eduardo Galeano, publicado el 25 de Enero del 2007

El Enlace de Mammón y la Fe TBN

«… y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme».
(1Pedro 2:3)
Por favor, si Ud. se encuentra entre los llamados a despertar sus conciencias al verdadero y Eterno Dios y abrir su mente a Sus grandes cosas, le solicito que mire este video, lo reflexiones y saque conclusiones libre de todo prejuicio.

«Santa Claus es Satanás» dice el lema navideño de una iglesia bautista en Georgia

El poder profético de la Verdad no puede ser detenido por mucho tiempo. Estamos en días especiales. Tiempo de especificidad profética. Días que marchan apresuradamente al cumplimiento de lo anunciado en los lineamientos proféticos escriturales. 
Uno de los movimientos más fuertes de las ráfagas espirituales que el Eterno está provocando con Su Verdad tiene que ver con el tema de las fiestas mesiánicas versus las fiestas paganas. Día a día, mes tras mes, año por años, son muchas las distintas comunidades de fe que van despertando del letargo babilónico. 
La primera fiesta luciferina que está atacando el espíritu de la profecía es la denominada Navidad, día en el que la cristiandad cree celebrar el cumpleaños de Jesús, utilizando todos los símbolos que los sacerdotes semirámicos usaron para adorar a Nimrod, en el día del nacimiento de su hijo Tamuz. 
Ejemplo de esto lo encontramos hoy en el estado de Georgia. La figura de Santa Claus, ampliamente difundida en la cultura occidental como símbolo de la Navidad, ahora es considerada satánica por una iglesia evangélica bautista de aquel estado  de los Estados Unidos.
Con las palabras “Santa Claus es Satanás,” la junta de Iglesia Bautista Independiente Born Again causó un gran revuelo en las redes sociales.
Nuestra iglesia decidió publicar este mensaje después de ver a las personas involucradas en una falsa divinidad que ocurre en época navideña”, dijo Edward Carothers, pastor de la iglesia.
Según Edward, la decisión de poner el mensaje proviene de los miembros y tiene como objetivo difundir el verdadero significado de la Navidad: “Nosotros, como creyentes nacidos de nuevo, nos reservamos el 25 de diciembre para conmemorar el nacimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Durante varios años hemos notado menos pesebres y más y Santa Claus”, dijo el pastor.
La iniciativa fue inspirada según el pastor, por el artículo “Papá Noel y la Causa de Satanás”, escrito por James L. Melton. En el texto, el periodista insta a los padres a enseñar a sus hijos la verdad. “¡Usted está honrando a Satanás al enseñar a sus hijos a creer en Santa Claus! Los cristianos deben enseñar a sus hijos la verdad. ¡Glorificamos a Dios por enseñar a nuestros hijos acerca de Jesucristo y su gracia salvadora!”, resaltó Melton.
La junta de la iglesia molestó a algunos vecinos, que protestaron contra la manera radical y la controvertida iglesia que decidió llamar la atención: “Es absolutamente ridículo que pongan un mensaje así en ese letrero. Tenemos un bebé de una semana de edad y no quiero que cuando sea grande me pregunte: ‘Padre, ¿Papá Noel es el mismo Satanás?’, tendría que explicarle que es sólo una idea loca de alguien”, dijo uno de los residentes.
Según el Christian Post, la iniciativa fue rechazada incluso por otros evangélicos. Carrel Davis, líder de la juventud de la Iglesia Metodista Unida, ubicada en el barrio, dijo que el mensaje radical termina creando una distancia: “En la medida en que dicho mensaje se coloca en frente del templo, creo que tiende a crear más distancia entre la iglesia y la comunidad. Usted no encontrará en la Biblia afirmando que eso es un pecado. Yo no creo que sea malo para los niños. Dígale a los niños acerca de lo que dice la leyenda que Santa era un dador”.
Estoy convencido que algunos de mis lectores estarán diciendo algo como: «… bueno, esto está bien, pero de todos modos esa iglesia pretende celebrar la navidad de igual manera«. Sí, es verdad, debo responder. Pero, entendiendo las características amorosas con las que el Espíritu de Yahvéh trata con sus hijos en la historia, debo decir que esta es un buen comienzo de Su obrar restaurador. «Step by Step» (paso a paso) , todo llega en el tiempo oportuno, ya la polémica está creada. Ya muchas mentes han sentido el resplandor poderoso de la Luz Infinita que los ama. Hoy, es el tema de santa claus, mañana llegará el entendimiento de que Navidad no es de Jesús y por lo tanto no agrada al Eterno Dios, nuestro Abba.

Gran Bretaña cada día menos cristiana

De las 64.303 personas que participaron en una encuesta, el 79 % dijo que «la religión es una de las principales causas del sufrimiento y los conflictos actuales«. 
Por otro lado, según el censo del 2011 de Inglaterra y Gales, solo el 59 % de los habitantes dijeron ser cristianos, mientras que en el año 2001 la cifra era del 72 %. En ese período de diez años, la cantidad de persona que afirmaban no pertenecer a ninguna religión pasó del 15 al 25%.
Las generaciones más religiosas han sido reemplazados por las generaciones más jóvenes que optan por no educar a sus hijos con una religión, el estudio predice que las actitudes liberales hacia los temas sociales siguen ganando terreno.

«Más»: El Número de la Muerte

Autor: Benjamín Blech
Yo solía pensar que el objetivo principal de las empresas era hacer feliz a la gente. Crear nuevos productos para que los consumidores tuvieran una mejor calidad de vida. Modernizar las tecnologías existentes para ofrecerles a los usuarios una experiencia más satisfactoria.
Yo pensaba que el objetivo era la felicidad, pero la verdad es justamente lo opuesto: gastan miles de millones de dólares para averiguar cómo hacernos infelices. Y a menos que entendamos la motivación secreta que hay detrás del deseo de los especialistas de la mercadotecnia para hacernos sentir descontentos con lo que tenemos, terminaremos siendo víctimas de un ciclo interminable de infelicidad.
Me di cuenta de esto hace poco, cuando escuché a un amigo quejándose de su suerte. Poco tiempo atrás —aunque en términos de innovación tecnológica pareciera haber sido en otra época—, él se compró el nuevo iPod. Estaba eufórico. Pero el sentimiento no duró por mucho tiempo. Fue un duro golpe descubrir que ahora había un modelo más nuevo y mejor en el mercado. Su anteriormente amado iPod era ahora una antigua reliquia. ¿Cómo podría ser feliz con él?
Dado que nuevo siempre es mejor, hay una muy breve ventana de tiempo para que alguien se sienta satisfecho con lo que tiene. Para asegurarse que la satisfacción de los consumidores se acabe con rapidez, hay una industria billonaria cuyo objetivo es exclusivamente la propagación de la infelicidad: la publicidad. Su objetivo, como lo admite su gurú, B. Earl Puckett, queda resumido en su breve credo: “Es nuestro trabajo que las personas se sientan infelices con lo que tienen”.
El juego de crear infelicidad es una industria multifacética. Y quizás la mejor forma de apreciarla es en el mundo de la moda.

Oscar Wilde dijo en una ocasión: “La moda es una forma de fealdad tan intolerable que tenemos que cambiarla cada seis meses”. ¿Por qué las modas cambian con tanta rapidez? Una semana, si no tienes un cierto tipo de zapatillas eres un marginado social. A la semana siguiente, si no cambiaste a otra marca eres un bicho raro. ¿Por qué debes tener siempre algo diferente?
La respuesta es sencilla y profunda: porque las grandes empresas necesitan consumidores, y por lo tanto, convencen a los consumidores y nos hacen creer que necesitamos algo más; algo más nuevo, mejor, algo que finalmente nos hará felices cuando lo obtengamos.
Pero obviamente cuando lo compramos, el ciclo vuelve a comenzar.
¿Por qué seguimos siendo parte de esto? ¿Por qué caemos en un ciclo que, dado que siempre habrá algo más nuevo que aún no tenemos, nos garantiza que siempre seremos infelices?
Porque hemos caído en la creencia de que la felicidad viene de tener más, en lugar de seguir la brillante idea de los sabios que expresa: “¿Quién es rico? El que está contento con su porción”.
Más, nunca es la respuesta. Más, no tiene límites. Más, nos seduce con la promesa tácita de hacernos felices cuando su premisa básica es que no puedes ser feliz con lo que ya tienes. Si el objetivo es tener más, ¿cuándo puedes decir que lo has logrado? Más allá de lo que tengas en la vida, siempre habrá más para tener; la filosofía de que serás feliz con algo que no tienes implica que, siempre que haya cosas que aún no poseas, es imposible que seas feliz.
¿Cuál es tu número?
En la antigua película Key Largo, Edward G. Robinson, en el rol que lo definió, actúa como un gánster cuya vida está llena de violencia y engaño. En la película tiene como rehén a una familia. Alguien la pregunta qué es lo que lo hace vivir este tipo de vida y, a pesar de intentar responder, Robinson no logra hacerlo. Entonces, uno de los rehenes, personificado por Humphrey Bogart, sugiere una respuesta: “Sé lo que quieres. Quieres más”. La cara de Robinson se ilumina y dice: “¡Sí! ¡Es eso! Eso es lo que quiero, quiero más”.
En la película «Wall Street: El dinero nunca duerme«, de Oliver Stone, la cual captura lo que motiva a quienes están dispuestos a destruir a sus amigos y familias en su búsqueda por obtener riqueza ilimitada. En un encuentro entre el joven Jake (Shia LaBeouf) y el megalómano Bretton James (Josh Brolin), Jake le pregunta a Bretton, quien ya había causado el suicidio de un competidor y la destrucción de otra firma con rumores falsos: “Entonces, ¿cuál es tu número?”.
Cuando ve que Bretton no entendió la pregunta, Jake le explica que todo el mundo tiene un número muy exagerado de lo que representa el éxito máximo, la posibilidad de salirse de la carrera sabiendo que él es el ganador. “Entonces, ¿cuál es tu número?”, repite Jake. Bretton piensa y, después de unos momentos de silencio, responde con una palabra: “Más”.
El deseo de tener más es nuestro ídolo contemporáneo, y al adorarlo nos ponemos en riesgo a nosotros mismos.
Lamentablemente también hemos traspasado a nuestras vidas privadas esta idea de que sólo algo más nuevo y diferente nos traerá alegría.
Muchos estudios han demostrado que el secreto para un matrimonio feliz es la capacidad de sentirse satisfecho con la pareja a pesar de su falta de perfección. El amor verdadero no viene de encontrar a la persona perfecta, sino que viene de aprender a ver a una persona imperfecta como perfecta. Mi padre le decía a la gente que él tenía la esposa más hermosa, la mejor cocinera del mundo, la mejor madre para sus hijos. ¿Creía realmente que mi madre era la mujer más sobresaliente del mundo? Sí, lo creía, porque eligió ignorar sus defectos y enfatizar sus virtudes. No le interesaba tener más; sabía que la mujer con la que se había casado era un regalo de Dios.
La tasa actual de divorcio es una prueba de las consecuencias de idolatrar a más. “¿Por qué debería estar satisfecho con esta persona si puede que haya alguien más nuevo o mejor? Podría tener más que lo que tengo ahora”.
Creer que más lleva automáticamente a la alegría nos condena a una persecución infinita, mientras ignoramos los aspectos de la vida que realmente le dan significado y alegría.
Pero podemos dejar de ser los creadores de nuestra infelicidad si reemplazamos nuestra demanda insaciable de más por la consciencia de que tenemos más que suficiente.
Kurt Vonnegut y el novelista Joseph Heller estaban en una ocasión conversando en una fiesta que era brindada por un millonario director de un fondo de inversiones. Vonnegut señaló que su rico anfitrión había ganado más dinero en un día que la suma de todas las ganancias que había tenido Heller gracias a su celebrada novela Trampa-22.
Heller respondió: “Sí, pero yo tengo algo que él nunca tendrá: suficiente”.

Científicos confirman que el Hombre está hecho de Barro

¡Increíble! Nuevos estudios científicos confirman, lo que por siglos ha dicho la Biblia: «El Señor Dios modeló el ser humano con arcilla del suelo» (Génesis 2:7). 
Según los científicos de la Universidad de Cornell, Nueva York, han llegado a la conclusión de que ciertos tipos de arcilla facilitaron la formación de moléculas orgánicas que hicieron posible la vida en nuestro planeta. 
¿Pero cómo una simple arcilla puede dar vida? 
Las arcillas contienen compuestos minerales como aluminio, oxígeno y silicio que en las profundidades de los primeros mares dieron lugar a una sustancia llamada «hidrogel”. Esta sustancia está compuesta por  polímeros (el almidón, la celulosa, la seda y el ADN son ejemplos de polímeros naturales) que conforman una aglomeración de espacios microscópicos. Estos son capaces de absorber líquidos como lo hace una esponja y en las que se producen reacciones químicas de síntesis de proteínas.
«El hidrogel ejerció la función de confinamiento de las biomoléculas e hizo posible la catalización de la reacción bioquímica«, explica el profesor de ingeniería ambiental y biológica de la Universidad de Cornell, Dan Luo. 
Pero… ¿cómo probaron los científicos su hipótesis? 
Los investigadores hicieron uso de hidrogeles sintéticos que, junto a los aminoácidos, las enzimas y el material celular forman las proteínas que codifican el ADN. Este estudio demostró que esta sustancia puede generarse en las condiciones naturales de la arcilla. 

El estudio con hidrogeles demostró que esta sustancia puede generarse en las condiciones naturales de la arcilla.

Los hidrogeles de arcilla podrían ser un lugar seguro y protegido para las largas moléculas orgánicas, impidiendo su degradación por la influencia externa, hasta que la membrana que rodea las células vivas se desarrolló, para crear la ‘sopa primordial’ donde apareció la vida, señalan los investigadores.

Fuente: Beliefnet.com

El obispo Edir Macedo aparece en la revista Forbes como uno de los emperadores millonarios que sirve a la élite reptiliana.

«…porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores».

(1Timoteo 6:10)
Estuve leyendo una información que muestra al obispo Edir Macedo reapareciendo en una lista de los más ricos del mundo de la revista Forbes. Esta revista tiene la tarea de mostrar los multimillonarios de todo el mundo haciendo ostentación de sus imperios y excentricidades. 
El fundador de la Iglesia Universal del Reino de Dios, más conocida como iglesia «Pare de Sufrir» por su conocido e infeccioso programa de TV, está en el lugar 1.465 de los millonarios mundiales, con una fortuna estimada $ 1100 millones de dólares que incluyen la Red Record con canales de TV y el conglomerado de radio.
En enero del año pasado Macedo apareció encabezando la lista de los pastores más ricos de Brasil que tienen una fortuna mayor de $ 950 millones. En esa época, los asesores legales del religioso amenazó con emprender acciones judiciales contra la revista americana desafiando los datos presentados.
En este año la IURD no llegó a pronunciarse sobre la nueva lista de Forbes que mostró un importante ingreso en el patrimonio de su líder.
Edir Macedo tiene hoy 70 años y cuenta con más de cinco millones de seguidores a lo largo del mundo. Justamente las donaciones de estos discípulos, durante los últimos 36 años, convirtieron  a este líder religioso en multimillonario. 
Macedo está orgulloso de su éxito. Pero transforma a las preguntas sobre su riqueza en preguntas del espíritu. Negándose siempre a toda entrevista periodística declaró en un e-mail: “Desde el punto de vista de mi fe en Jesucristo, soy el hombre más rico del mundo”. Más allá de la semántica, prosperó. El Índice Bloomberg de Multimillonarios estima su riqueza en 1.200 millones de dólares, sólo por su propiedad de Rádio & Televisão Record. El canal de TV que le da nombre al holding produce lo estándar a nivel comercial: telenovelas (a veces bíblicas), reality shows con sexo y periodismo que se regodea con crímenes macabros. Record también maneja un canal de noticias, algunas estaciones de radio, tres diarios, una productora de películas e, incluso, un pequeño banco, además de unidades de cable y satélite dispersas por el mundo.
Macedo compró Record, una red de TV agobiada por las deudas, en 1989, por 45 millones de dólares. La transacción llevó a una investigación de la agencia impositiva de Brasil, que descubrió que había usado préstamos libres de intereses de la IURD para fondearla y lo multó. Macedo dijo que había comprado Record en nombre de la secta para crear el primer canal de TV evangélico del país. El argumento no convenció y llevó a los fiscales a interponer una demanda en 1997, buscando sacar la licencia de transmisión de Record basado en que la Constitución de Brasil prohíbe que las instituciones religiosas posean radios o canales de TV.
Para no llenar este espacios de palabras que tratarán de describir lo que aveces la imaginación humana no alcanza a visualizar, he creído conveniente compartir este video que simplemente presenta los detalles de la «humilde mansión» en dónde reside este «sencillo varón de Dios».

)
Ahora también los invito a ver este video en el que se puede apreciar el diálogo que tenía este obispo con sus primeros pastores allá en los inicios de su obra religiosa. Podrán ser testigos cómo en el entretiempo de un partido fraternal de fútbol, Macedo da claras instrucciones acerca de la autoridad que él les ha delegado para que exijan ofrendas y donativos a sus feligreses:

En resumen: este varón es simplemente una muestra más de los cada vez más tele-predicadores travestidos en hombres de negocios que están invadiendo las naciones utilizando el nombre de nuestro Amo Jesús. Estamos siendo testigos de la aparición de iglesias que han dejado de ser simples lugares de culto para convertirse en mercados de valores espirituales y, por supuesto, fraude y engaño gracias a la sistemática explotación de las debilidades humanas y la ciega fe de los creyentes.

Ya el Espíritu de YHVH denunciaba esto en el Antiguo Pacto cuando los líderes espirituales de Israel se abusaban de su poder político-religioso: 
«Los que las compran las matan y salen impunes, y el que las vende dice: ¡Bendito sea el SEÑOR, porque me he enriquecido!; y ni sus propios pastores se compadecen de ellas».
(Zacarías 11:5)
Aquellos varones y mujeres que hoy pululan por las naciones con intenciones llenas de materialismo engañando y abusando de los escogidos del Señor deberán dar cuenta por no haber escuchado el consejo paulino que dice:

«… enseñándonos, que negando la impiedad y los deseos mundanos, vivamos en este mundo sobria, justa y piadosamente,»
(Tito 2:12)

Y para aquellos siervos verdaderos que aman su vocación y anhelan que el Reino de Dios se establezca sobre la Tierra será siempre importante que mantengan vivo en sus corazones el siguiente consejo divino:

«El hombre fiel abundará en bendiciones, pero el que se apresura a enriquecerse no quedará sin castigo».
Proverbios 28:20

HOY hemos hecho el Día del «exceso terrestre»: ¡Hemos agotado las reservas naturales de la Tierra!

El grupo ambientalista Global Footprint Network aseguró que los humanos han consumido todas las reservas naturales que la Tierra podía proveer para este año y están ahora «a descubierto».
En un informe la entidad da cuenta de la enorme «huella ecológica» en el planeta y advirtió que el mundo alcanzó hoy el «día de exceso terrestre«, el punto en el año en que los humanos agotan los recursos naturales como la tierra, los bosques y la pesca, sobrepasando la capacidad anual del planeta para absorber productos de desecho como el dióxido de carbono.
Para el resto del año, el mundo «está en deuda ecológica«, ya que ha sobreexplotado los bosques y bancos de peces, degradó los recursos terrestres y provocó un aumento del dióxido de carbono en la atmósfera, agregó.
Conforme la entidad ambientalista, el «día de exceso terrestre» es calculado al compararse las demandas de los humanos en materia de recursos naturales con la habilidad del planeta de proveer recursos y absorber desechos.
Este año, en menos de nueve meses, los humanos han utilizado todo lo que la Tierra puede generar en doce meses. El «día de exceso terrestre» se adelanta varias jornadas año tras año, de acuerdo al estudio. 
El Global Footprint Network indicó que en 1961 la humanidad solo utilizó dos tercios de los recursos naturales, pero en la actualidad se necesitan el equivalente a un planeta y medio para lograr que la Tierra sea sustentable, y para mediados del siglo esa proporción habrá crecido a dos planetas.

La llamada «deuda ecológica» se incrementa cada año, advirtió la organización y recordó que en la década de 1980 el «Día Mundial del Sobregiro» quedaba marcado en el mes de noviembre, para los años de 1990 en octubre y en los 2000 en septiembre.

En 2012, la fecha cayó el 23 de agosto y este año tres días antes, refirió y destacó que dadas las tendencias actuales de consumo, «comenzaremos a vivir más allá de nuestro medios en un futuro no muy lejano«.

A lo largo de casi toda la historia, la humanidad ha utilizado los recursos de la naturaleza para construir ciudades y carreteras, para alimentarse y crear productos, incluso para absorber las emisiones de dióxido de carbono.

Empero, desde mediados de la década de 1970 los seres humanos cruzaron el umbral crítico pues su consumo comenzó a superar lo que el planeta puede reproducir.

En el informe, China cuenta con la mayor huella ecológica, principalmente debido a su enorme población y altos niveles de consumo y desechos, pero otros países cuentan con demandas mayores por persona en materia de recursos naturales. «Si todos vivieran como en EE.UU., se necesitarían cuatro planetas para abastecer la demanda global», afirma el informe.

Fuente: Actualidad RT

NOTA PROFÉTICA:

Debemos de cuidar cada recurso que Dios nos ha provisto.
Esto está ilustrado en el Antiguo Pacto cuando el Eterno puso a Israel en la tierra prometida, una tierra fértil y abundante de leche y miel. YHVH les bendijo con una tierra productiva, y les mandó que dejaran descansar la tierra cada siete años.

«Seis años sembrarás tu tierra, y recogerás su cosecha; mas el séptimo año la dejarás libre, para que coman los pobres de tu pueblo; y de lo que quedare comerán las bestias del campo; así harás con tu viña y con tu olivar»

(Éxodo 23:10-11; Cf. Levítico 25:1-7).

Dios ordenó esto porque a fin de que no explotaran y extrajeran toda la vida de la tierra. Si dejaban descansar la tierra cada siete años, esto aseguraría que la tierra se rejuveneciera y volviera a ser productiva en el futuro.
Cuando YHVH le dio la ley a Moisés, Él les advirtió que si desobedecían, los quitaría de esa tierra (Deuteronomio 28). Tristemente, los hijos de Israel hicieron justamente eso y terminaron bajo justicia—las tribus del Norte cayeron a Asiría en 722 a.C.., y Judá a Babilonia en 605 a.C. En realidad, Dios designó el cautiverio de Babilonia por más de 70 años para dejar descansar la tierra por todos los años que Israel violó la ley Sabática (Levítico 26:33-35; 2 Crónicas 36:17-21).
Por todo esto, y muchos textos más, estoy convencido que hemos sido encomendados a tratar todo lo que Dios nos ha dado responsablemente. Pero esto, en realidad tiene poco que ver con el movimiento del medio ambiente. 

Construyen en Nueva York un edificio con puertas para ricos y puertas para pobres…

Se está construyendo en New York un edificio que tendrá el detalle de contar con una puerta exclusiva para los residentes de la clase trabajadora que en él quieran ingresar.
El edificio de 33 pisos de la compañía de construcción Extell situado en el barrio de Upper West Side contará con 219 apartamentos que se pondrán a la venta a partir de millón de dólares. 
Sin embargo, la lujosa torre va a incluir también 55 viviendas en los primeros pisos diseñadas especialmente para el alquiler asequible de la clase media a un precio inicial de 845 dólares al mes, cantidad extraordinariamente baja para Manhattan. 
Esta disparidad de precios es la justificación para que Extell haya diseñado dos entradas separadas al edificio: una para los propietarios y otra para los arrendatarios de la parte «asequible» de la torre de lujo.    
Como era de esperar, las puertas para los «ricos» y «pobres» provocaron gran polémica e indignación en la comunidad neoyorquina. 
«Eso no tiene cabida en el siglo XXI, sobre todo en el Upper West Side, que es y siempre ha sido un bastión del progresismo«, afirma la asambleísta Linda Rosenthal. «¡Esto es condenable! ¿Cuál es la necesidad de segregar a la gente de la clase trabajadora de bajos ingresos de los ricos?«, añadió la demócrata. 
Aunque el edificio aún está en construcción, ya cuenta con algunos opositores: «Debe haber una sola puerta para que todos puedan compartir el acceso por igual«, dijo uno de los futuros residentes. 
La junta comunitaria local se ha puesto en contacto con las autoridades competentes para que obliguen al contratista a tomar medidas para «evitar una situación en la que los inquilinos de viviendas asequibles son relegados a la condición de ciudadanos de segunda clase». 
(FuenteActualidad RT)
NOTA PROFÉTICA:
¿Qué actitud tomaría Jesús ante este hecho?
Este tipo de noticia causa cierto escozor en el interior de todo ser humano de buena voluntad. 
El problema de la distinción y separación de clases sociales ha sido siempre un estigma propio del sistema que Caín fundara con su rebelión. La diferenciación en niveles ha sido el secreto que ha permitido que la torre de Babel no terminará definitivamente en el piso.
Ahora bien, ¿qué cosmovisión debemos tener todos aquellos que nos sabemos llamados por el Eterno Abba? La respuesta la encontramos en la misión mesiánica de Yahshúa.
Desde lo que los Evangelios enseñan entendemos que Jesús ama a todos: pobres y ricos. Conocemos su relación con Simón, el fariseo (Lc 7: 36), y con Nicodemo, doctor de la Ley (Jn 3: 1). El rico José de Arimatea es mencionado expresamente entre sus discípulos (Mt 27: 57). En sus viajes le seguían «Juana, mujer de Cusa, procurador de Herodes, Susana y otras muchas que le servían con sus bienes» (Lc 8: 3). 
Asimismo, y por lo que podemos juzgar, sus apóstoles no pertenecían a las más bajas clases sociales, sino como Jesús mismo, a la clase media. 
Más que a las riqueza en sí o a los ricos, Jesús combate la actitud de apego frente a esas riquezas. Jesús veía en la mayor parte de los fariseos y saduceos, representantes de la clase rica y dirigente del país, las funestas y alarmantes consecuencias del culto a Mammón. Lo que les impedía seguirle, manteniéndoles alejados del reino de los cielos, no era la riqueza en sí, sino su egoísmo duro, su orgullo, su apego a ella, a sus privilegios. 
Cuando Jesús llama la atención a los ricos es porque el rico, apegado a las riquezas, no siente necesidad de nada, pues lo tiene todo y no desea que cambien las cosas para seguir en su posición privilegiada. A quien le falta siente nostalgia de Dios y le busca.
Jesús, en su mensaje del Reinado de Yahvéh, anuncia del peligro y riesgo de las riquezas. Aquí la palabra de Jesús no se anda con rodeos. Para Jesús la riqueza no es el mal en sí, pero le falta muy poco. 
La idolatría del dinero es mala porque aparta de Dios y aparta del hermano. Así se explican las palabras de Jesús: no se puede amar y servir a Dios y a las riquezas (Mt 6: 24; Lc. 16: 13); la preocupación por la riqueza casi inevitablemente ahoga la palabra de Dios (Mt 13: 22); es sinónimo de «malos deseos» (Mc 4: 19). El que atesora sólo riquezas para sí es sinónimo del condenado (Lc 12: 21). Cuando el joven rico no es capaz de seguir a Cristo es porque está atrapado por la mucha riqueza (Lc 18: 23). 
La crítica de Jesús al abuso de la riqueza se basa, efectivamente, en el poder totalizador y absorbente de ésta. La riqueza quiere ser señora absoluta de aquél a quien posee. Por eso, Jesús pone en guardia sobre la salvación del rico. Será difícil la salvación de aquel que haya vivido sólo para la riqueza, de la riqueza, con la riqueza, despreocupado del amor a Dios y al prójimo. Haría falta un verdadero milagro de Dios para que consiga la salvación (Mt 19: 23; Mc 10: 25; Lc 18: 25). 
Esta es la razón por la que el rico tiene que «volver a nacer», como sucedió a Zaqueo (Lc 19: 1-10); tiene que compartir, si quiere salvarse, cosa que no hizo el rico (Lc. 16: 19-31); tiene que aceptar la invitación de Dios al convite de la fraternidad y no hacer oídos sordos, como hicieron los egoístas descorteses, que prefirieron sus cosas y por eso no entraron en el banquete del Reino (Lc 14, 15-24). 
Es un error pensar que la vida es un ascenso hacia la fortuna material para gozar de los bienes en el más allá. ¡Qué diversos son los bienes que nos alcanzó Cristo con su resurrección! Él nos consigue la verdad, la libertad, la sinceridad, la comprensión, la satisfacción de no tener ansiedades, la paz, el perdón. Y sobre todo, la riqueza de las riquezas: el Reino de los cielos en medio de nuestras vidas. Y por ese cielo es necesario vender todo y así comprarlo (Mt 13: 44-46). 
¡Es la mejor inversión en vida!

“Hemos echado a Dios de nuestras escuelas», dijo ex-gobernador de Arkansas explicando la matanza de Newton

Mientras toda una nación llora por la tragedia de la escuela primaria Sandy Hook de Newtown, Connecticut, el antiguo gobernador de Arkansas, Mike Huckabee, dijo que la culpa de todo esto la tienen todos aquellos que han echado a Dios de las escuelas.
Durante una entrevista con la cadena Fox News tras el brutal tiroteo que acabó con la vida de 27 personas, 20 de ellos niños y el propio atacante, Huckabee dijo que esto no es algo que pueda ser prevenido mediante leyes que regulen la venta de armas.
Huckabee dijo que todo el mundo tiene la culpa de estos sucesos, de algún modo u otro.
“Hemos echado a Dios de nuestras escuelas. ¿Debería sorprendernos que las escuelas se hayan convertido en una carnicería porque las hemos convertido en un lugar donde no queremos hablar sobre la eternidad, la vida, la responsabilidad y la rendición de cuentas?”, preguntó.
No deberíamos recurrir a Dios sólo después de una matanza, según Huckabee, sino conectar con él en todo momento de nuestras vidas.
Aunque muchos creen que sus comentarios parecen razonables, también hay voces en internet según las cuales Huckabee no muestra ni un rastro de empatía hacia las familias de las víctimas al decir estas cosas.

Las iglesias serían las responsables del aumento del ateísmo

Una nueva encuesta muestra un aumento significativo del ateísmo en Estados Unidos, según The Pew Forum on Religion and Public Life, esta organización demuestra que casi el 20 por ciento de los encuestados dijo que es ateo o agnóstica.
El Dr. Alex McFarland, un apologista cristiano, autor, orador y director de la cosmovisión cristiana y apologético en la Universidad de North Greenville, en Greenville, al Sur de Carolina, busca contrarrestar esta tendencia con su último libro, “10 Respuestas para los Ateos: Cómo Tener una Discusión Inteligente Sobre la Existencia de Dios” (10 Answers for Atheists: How to Have an Intelligent Discussion About the Existence of God).
McFarland, atribuye parte del aumento del ateísmo a la falta de foco en muchas de las iglesias de la nación norteamericana.
Ha habido un alto perfil, muy vocal, muy visiblemente religioso, pero algunos de los fundamentos básicos del cristianismo ha sido abandonados por unas 350.000 iglesias”, remarcó McFarland.
Hay algunos que dicen que la iglesia americana ha envejecido, pero luego tienes estas dos cosas: permitir el aumento de la laicidad o retirar el evangelismo”.
McFarland, dijo que hace cien años, el 96 por ciento de los estadounidenses eran protestantes, pero hoy esa cifra es del 49 por ciento y va en descenso.
De 1968 a 1975 hubo un gran despertar”, dijo a One News Now. “Muchas almas se salvaron, pero luego vinieron con su pelo largo (la generación de Woodstock) y la corriente principal de la iglesia americana dijo: “No gracias”, pero ahora nos hemos perdido”.
Déjeme decirle, la América del 2012, se vería muy diferente, si la iglesia en los Estados Unidos abraza el movimiento de Jesús”.
En su nuevo libro, McFarland, dice que trata de mostrar a los lectores cómo ellos pueden llegar a los ateos y no creyentes para enseñarles la fe histórica que está viva y vibrante en la actualidad.
McFarland, es co presentador del programa radial “Exploring the Word” que se transmite en vivo y diario en American Family Radio Network.

 Fuernte : Noticia Cristiana

Obama y Romney movilizados por la fuerza del dios Mamón (el dinero)

La carrera electoral para las presidenciales de noviembre muy probablemente se convertirá en la más costosa de la historia de los Estados Unidos. Debido a su sistema político-electoral, llevar adelante una campaña en ese país -que en el caso de los republicanos esta además precedida por un extenso período de primarias- requiere de cifras millonarias.
El presidente Barack Obama anhela superar con creces los 750 millones de dólares que recaudó en 2008. Su objetivo es llegar a los 1.000 millones de dólares. Y todo parece indicar que lo logrará. «Creo que romperemos todos los récords«, dijo a CNN en Expansión Brad Smith, del Center of Competitive Politics. «Ahora rompemos todos los récords casi cada ciclo», añadió.
En el lado de enfrente, la preocupación por el dinero se hizo oír a lo largo de los últimos meses. Los máximos dirigentes republicanos insistían una y otra vez en que la prolongación de la contienda interna llevaba a «malgastar» recursos que serán necesarios para la disputa contra el mandatario, quien busca su reelección. Pero con la renuncia de Rick Santurum y Newt Gingrcih a sus aspiraciones presidenciales, el virtual nominado Mitt Romney tiene buenas posibilidades de conseguir fondos allí donde antes estaba vedado.
Los analistas esperan que los recaudadores den un salto en las próximas semanas. El ex gobernador de Massachusetts se verá seguramente beneficiado por la baja de sus contendientes y muchos de los conservadores que antes financiaban a éstos ahora volcarán su dinero para él. También estará ya habilitado a usar su propio dinero, algo nada despreciable si se tiene en cuenta de que se trata de un multimillonario. Pero la resolución de la carrera interna de la oposición también ayudará al presidente, advierten. Con un rival identificado, muchos demócratas se verán más decididos a contribuir en la campaña.
El papel de los magnates
Los dos candidatos seguramente renunciarán a recibir los fondos públicos que la ley estipula para una elección. Esa subvención impide financiarse de privados, pero a juzgar por lo ocurrido en los últimos años ninguno querrá perder esa posibilidad. Y allí es donde los llamados Súper PACs serán determinantes.
Estos súper comités de acción política fueron aceptados por la Corte Suprema de Justicia en 2010 como mecanismos para recaudar fondos a favor de los candidatos. Aunque tienen prohibido coordinar estrategias con los equipos de campaña, la realidad es que la cercanía de quienes lo forman permite que esas decisiones sean tomadas de todos modos, incluso antes de que la contienda comience.
Una flexibilización de los requisitos para hacer aportes ha permitido que los grandes ricos del país jueguen un papel crucial en los Super PACs. Los principales 100 donantes individuales de esos comités representan apenas el 3,7% de los contribuyentes; sin embargo, su dinero representa el 80% de lo recaudado. SegúnCNN en Expansión, los principales 46 donantes ya dieron 67 millones de dólares en lo que va de la campaña.
¿Quiénes son estas personas? Magnates de la industria y hombres fuertes de Wall Street, por lo general. Pero también multimillonarios de otros rubros se cuentan en la lista, como por ejemplo Sheldon Adelson, un ícono del negocio del juego en Las Vegas que aportó 25 millones de dólares a un Super PAC que apoyaba a Gingrich. Se espera que ahora se incline por Romney.
En principio parece que la irrupción de estos súper ricos dará más aire a los conservadores, que ya gastaron millones en la interna. Muchos de ellos se han manifestado en contra de la política económica de Obama y esperan que Romney les ayude a mejorar sus negocios.
Esta nueva modalidad, en la que los magnates -antes vedados de hacer contribuciones tan abultadas- pasan a ocupar un rol más protagónico en la financiación de la campaña, trajo aparejado un drástico cambio en el mapa de donantes. Según USA Today, Texas encabeza la lista de estados con más dinero entregado, seguido de Nevada y California. Nueva York Y Washington DC ocupan los siguientes puestos.
Artículo publicado originalmente en CNN en Expansión

Dos territorios que lograrán «viajar en el tiempo»

Samoa y Tokelau eliminan el 30 de diciembre

 

 Sídney (Australia) (EFE).- Samoa y el territorio neozelandés de Tokelau, en el Pacífico Sur, harán una pirueta en el tiempo para saltarse un día del calendario, una medida que persigue facilitar el comercio y vista como un desafío a Dios por un grupo religioso.

Durante más de un siglo, Samoa ha estado 5 horas por detrás de Miami y Washington, unas 10 de Londres, 11 de Madrid, 18 de Pekín y 21 de Sídney.

Pero con la aplicación de esta Ley de la Línea Internacional de Cambio de Fecha, Samoa saltará de la medianoche del 29 de diciembre directamente a la del 31, por lo que será uno de los primeros países en recibir el Año Nuevo con la consiguiente perdida de un día de vida para unos 180,000 samoanos.

También Tokelau, un territorio neozelandés compuesto por tres atolones y donde habitan cerca de 1,200 personas, hará la misma pirueta para de esta forma adecuarse al calendario de Samoa, donde están ubicadas sus oficinas administrativas.

El cambio de fecha dejará además a la otra Samoa, la que se halla bajo la soberanía de Estados Unidos y situada a una hora en avión, a un día de distancia en el calendario, con lo que un desplazamiento a esta creará la sensación de haber hecho un largo viaje.

En la vertiente del turismo, no todo es optimismo en Samoa ya que la localidad de Falealupo, el último punto en el que se ponía el sol pierde ese título que ha supuesto un atractivo tenido en cuenta por los visitantes a la hora de elegir un destino durante estas fechas.

Ahora será el territorio estadounidense samoano el que tendrá estos lugares significativos, pero en contraposición, los habitantes de Samoa, Tokelau y la Isla Kiritimati serán los primeros en recibir el Año Nuevo.

La medida fue propuesta el pasado mayo por el primer ministro samoano, Tuilaepa Sailele, quien dijo entonces que cada semana se perdían dos días de negocios porque cuando en su país es viernes, en Nueva Zelanda y Australia es sábado y a las horas del domingo en las que sus compatriotas van a la Iglesia, en Sídney y Wellington ya trabajan dado que es lunes.

La economía de Samoa depende de la agricultura, las remesas de samoanos residentes en el extranjero – la mayoría de ellos en Australia y Nueva Zelanda-, una emergente industria turística y el creciente comercio con los países de Oceanía, China y Singapur.

Una vez dado el salto al futuro, el Gobierno tendrá ante sí el reto de demostrar a los ciudadanos que el impacto en el comercio ha sido positivo y que la medida repercute en una mejora de la calidad de vida, principalmente en aquellas familias que viven con unos 20 dólares al mes, opinó recientemente el comentarista local Mat’afa Keni Lesa en un editorial aparecido en el diario Samoan Observer.

Además de samoanos escépticos también hay quienes están molestos con la medida, sobre todo los fieles de la Iglesia Adventista del Séptimo Día que consideran que la línea de cambio de fecha es solo imaginaria y sostienen que su aplicación atenta contra el ciclo de la creación de Dios en una semana.

“Dios no reconocerá nuestro derecho arbitrario de eliminar un día del calendario, eliminando el ciclo semanal. Los adventistas del séptimo día no reconoceremos este cambio”, apuntó Noeline Cutts en una carta dirigida en octubre pasado al Samoan Observer.

La línea internacional del cambio de fecha, inventada por el escocés Sandford Fleming a finales del siglo XIX, se sitúa en la línea de 180 grados de longitud y atraviesa imaginariamente en zig zag el océano Pacífico.

Ésta se fijó en la conferencia celebrada en Washington en 1884, organizada para decidir cuál tenía que ser el primer meridiano, si el de París o el de Londres.

El defensor de Greenwich, Richard Strachey, sugirió entonces que el cambio de fecha debería pasar “en un lugar deshabitado de la Tierra y no en el centro de la civilización».

Ocho años después, el entonces gobernante del archipiélago, Malietoa Laupepa, decidió poner Samoa en el huso actual para facilitar el comercio con Estados Unidos.

Kiribati, cerca a Samoa, decidió en 1995 mover la línea internacional de cambio de fecha y unificar el tiempo en el archipiélago donde la parte occidental estaba 22 horas adelantado respecto a la zona este.

La publicidad, un poder luciferino contra el planeta

La publicidad, que sostiene al sistema de consumo dominante, es una
seria amenaza contra el ecosistema planetario, los recursos naturales y
hasta nuestra individualidad, que al ser expuesta a la propaganda de la
mente grupal se aleja de su autoconocimiento y autorrealización.

La ubicuidad de la publicidad hace que generalmente no reparemos en su efecto y en lo que significa para el orden de las cosas. A lo mucho consideramos sus mensajes como una molestia menor y zappeamos o bloqueamos instintivamente sus imágenes cuando navegamos por Internet o vamos por un horizonte urbano. Pero seamos consciente o no de su presencia, esta se filtra a lo más profundo de la psique colectiva e influye en el mundo que habitamos.
 La era de los medios masivos de comunicación es también, indisociablemente, la era de la publicidad. Ya que la publicidad, una industria anual de medio billón de dólares, fondea la comunicación en todo el mundo, la información está en buena medida determinada por las grandes corporaciones que inyectan miles de millones de dólares a los consorcios mediáticos. Recordemos que en el sentido más básico la información es lo que programa nuestra realidad. Ahora bien, la publicidad sirve a una serie de intereses, el principal de ellos: la propagación de un estilo de vida.
 Uno de los padres de la publicidad fue Ed Bernays (sobrino de Sigmund Freud), para quien la publicidad es un eufemismo de la propaganda (después de Goebbels este término fue relegado justamente como una estrategia de marketing de la misma publicidad). Bernays desarrolló una serie de conceptos que marcarían el destino de la publicidad, entre ellos el de “ingeniería del consenso” o “empoderamiento a través del consumo”, implementando el modus operandi fundamental de la asociación de un producto con el inconsciente (algo que tal vez aprendió de su ilustre tío). Actualmente, gracias a Bernays y a otros más, la publicidad es la propaganda del consumismo por todos los medios posibles. Más allá de un mensaje puntual de tal o cual producto, la publicidad promueve siempre el consumo y esto es algo que tiene serias consecuencias en el individuo y el planeta.
El profesor Justin Lewis, de la Universidad de Cardiff, ha escrito un notable ensayo sobre los peligros de la publicidad en el mundo actual, haciendo hincapié en que podemos estar acercándonos al punto en el que la publicidad se convierta en un serio peligro para el planeta.
Lewis advierte que la publicidad es el género principal de TV que vemos. Un espectador británico ve en promedio 48 comerciales de televisión al día; en Estados Unidos una persona se expone a 25 mil comerciales año. En Australia una tercera parte del tiempo de TV es publicidad; en Estados Unidos la cifra se acerca al 40%. Y si bien muchos de nosotros nos sentimos inmunes a la publicidad, ya que supuestamente tenemos criterio y somos analíticos, numerosos estudios muestran que el cine y la televisión penetran nuestro inconsciente afectándonos de diversas formas.
La multimillonaria industria de la publicidad sabe que para ser efectiva debe de emplear una serie de trucos o técnicas de persuasión, y para eso paga sueldos astronómicos a las personas más “creativas” del planeta —convirtiéndose en una especie de calamar vampiro de la creatividad. Algunas de las mentes que podrían ser las mejores de nuestra generación (si tan solo abandonaran la industria del marketing y la publicidad) queman sus neuronas buscando la manera de engañar a las personas para que compren un producto. De manera algo deleznable, en los rascacielos de las grandes urbes del mundo puedes ver a un grupo de creativos tomando LSD para invocar una “gran idea” que haga a tal candidato obtener más votos, o fumando marihuana o quizás sirviéndose una “cuba” o un chiskey de su minibar para pensar en algo que te haga desear (sin saber por qué) comprar más Coca-Colas. Y así sucesivamente  mucha de la energía creativa de nuestro mundo se consume en un loop de circuito cerrado alimentando a la sociedad consumo. Esto sin contar que la mayoría del presupuesto que se destina a la producción de comerciales es inmensamente superior al
presupuesto que se tiene para obras de creación artística, científica o educativa.
Mientras tanto, de manera taimada o solo ingenua asumimos que la industria publicitaria es esencialmente apolítica.
«La publicidad podrá ser individualmente inocente, pero colectivamente es el ala propagandística de la ideología consumista. La moral de las miles de diferentes historias que cuenta es que la única forma de asegurar el placer, la popularidad, la seguridad, la felicidad o la prosperidad es a través de comprar más; más consumo sin importar lo que ya tenemos», escribe el profesor Lewis.
Este mensaje que hace del santo grial de nuestra existencia una serie de productos que de alguna forma —si tenemos suficientes— nos harán cumplir nuestros sueños, aquello que vemos en las personas que aparecen en la TV y en las películas, es evidentemente una enorme falacia. Como indica Lewis, existen estudios que claramente marcan que no hay una conexión entre el volumen de objetos de consumo que una persona acumula y su bienestar. No solo no necesitamos un gadget o un nuevo cosmético para sobrevivir en un plano material ni en uno emocional, sino todo lo contrario: los objetos de consumo son muchas veces lo que nos permite no enfrentarnos con nuestra emociones, sumiéndolas en un plano inconsciente.
«La investigación muestra que una caminata en el parque, la interacción social o el trabajo como voluntarios hará más por nuestro bienestar que cualquier cantidad de “terapia de compras”. La publicidad, en ese sentido, nos empuja a maximizar nuestros ingresos en vez nuestro tiempo. Nos aleja de las actividades que nos dan placer y significado en nuestras vidas llevándonos a una arena que no nos puede proporcionar esto —lo que Sut Jhallu llama “el mundo muerto de las cosas”», escribe Lewis en Open Democracy.
Aún más importante es el hecho de que, en un mundo finito,  nuestro ritmo de crecimiento de consumo es insostenible. Para el fin de este siglo, si seguimos consumiendo como lo estamos haciendo, la economía mundial tendrá que ser 80 veces más grande —y los recursos naturales del planeta lo sufrirán.
Además de amenazar el ecosistema, la publicidad es parte fundamental del programa cultural de la mente grupal: una transmisión memética que, sin aplicar un juicio de valor, nos moldea individualmente conforme a un paradigma establecido por aquella élite que se dedica a la ingeniería del consenso, para poder mantener el status quo. En cierta forma la publicidad es la forma en la que la clase dominante se comunica con las masas, una comunicación vertical, desde la cima de la pirámide electrónica hacia abajo.
«Si entendemos el mecanismo y los motivos de la mente grupal, entonces, ¿no sería posible controlar y regimentar a las masas, según nuestra propia voluntad sin que ellos lo sepan? La reciente práctica de la propaganda ha probado que es posible», escribió Ed Bernays en los albores fundacionales de la publicidad.
 La publicidad actualmente, con la industria del infotainment, va más allá de los anuncios comerciales, penetra el contenido de la mayorías de los programas en los medios masivos, es en sí  misma el programa dominante:
«Este programa de deseo sexual incluye todas las cosas que se requieren para tener sexo: dinero, estatus, éxito, imagen, belleza, estar en forma, confianza, carisma social y otros. Todas estas cosas son deseables para nosotros de acuerdo con un fin especifico: tener sexo. La publicidad es un recordatorio constante de lo anterior, lo mismo que el porno. Actualmente los dos se han fundido: la publicidad es frecuentemente pornográfica y los sitios de pornografía (al igual que los de encontrar pareja) y sus anunciantes han inundado, literalmente, el Internet», escribe Aeolus Kephas, en Escritores del Cielo en Hades.
El mass media, con su masaje masivo de la psique, nos recuerda constantemente, en su fusión con la publicidad, todas las cosas que necesitamos para tener sexo, para ser felices o para conseguir nuestro sueños. Y de tanto recordárnoslo —la tautología que se vuelve verdad— nos implanta una especie de memoria y deseo ajeno, donde corremos el peligro de querer (e incluso conseguir)
lo que todos quieren —y dejar a un lado el descubrimiento y la búsqueda del individuo, que solo puede ser él mismo, en su totalidad, si se desprende del colectivo y de la programación mental masiva.

Así se clona una tarjeta de crédito


Uno de los mayores problemas a la hora de utilizar el dinero digital o dinero de plástico es que este es fácilmente falsificable y existen numerosas banda mafiosas que se dedican a este lucrativo y cuestionable negocio.
Desde que se produce el robo o duplicación de una tarjeta de crédito no pasan muchas horas hasta que el mafioso de turno tiene una tarjeta de crédito falsificada.
En el siguiente vídeo que les recomendiendo ver, realizado por la revista digital Wired, la policía norteamericana nos explica el proceso de falsificación de una tarjeta de crédito y que desemboca en el robo de miles de millones de euros en todo el mundo.

 

A continuación, les mostraré uno de los procesos que permiten a los delincuentes clonar una tarjeta de crédito

El proceso de clonación comienza capturando los datos de da la banda
magnética de la tarjeta de crédito. Para esto los delincuentes suelen
situar una lectora en la entrada de las tarjetas de crédito de un cajero automático

Al pasar la tarjeta por este mecanismo los datos de dicha tarjeta son
almacenados en una memoria y a la vez se activa un mecanismo que
dispara la grabación de nuestro PIN (para hacer esto se hace uso de un teléfono móvil u otro dispositivo de grabación).
El objetivo de todo esto es insistir (cuantas veces haga falta) en que tengamos cuidado cuando utilicemos nuestras tarjetas de crédito.