Cuando un terrible accidente obligó a los veterinarios a extraerle los ojos a Lily, una gran danés, sus perspectivas de vida no parecían muy buenas. Pero nadie contaba con que su amiga Maddison intervendría como un perro guía para ella.
Al perder la vista, Lily desarrolló otros sentidos para saber cuando Maddison está cerca de ella. Duermen juntas y cada una comprende muy bien sus ladridos, que son diferentes a lo ordinario. Se llevan muy bien y disfrutan de su compañía mutua.
Las dos perras han desarrollado su propio sistema de comunicación. Así Maddison es la perra guía de Lily y la dirige en su caminar por medio de toques y ladridos que le indican por dónde ir. Es muy conmovedor ver la manera en la que Maddison cuida de Lily.
Ambas son protagonistas de una verdadera amistad que no entiende de limitaciones humanas. Muchas veces se utiliza equivocadamente la palabra «animal» como ofensa. Esta historia ejemplar demuestra el amor y el sentimiento de amistad que un animal puede expresar y de los que muchas personas carecen.
En verdad, una historia para compartir y reflexionar, especialmente en estos tiempos en los que los seres humanos tienden más al aislamiento cibernético y la falta de solidaridad con aquellos que menos tienen.