Puerta del Sol: más que ayer pero menos que mañana
La concentración de Madrid no muestra signos de cansancio, sino todo lo contrario. Sin importar la edad, casi 30.000 personas han abarrotado hoy la puerta del Sol unidos por el mismo sentimiento.
“Somos más que ayer pero menos que mañana”. El lema, coreado por las casi 30.000 personas que llenaban Sol, resume el espíritu de un movimiento que de momento no muestra signos de cansancio , sino que parece más bien fortalecerse. No hay planes de levantar el campamento, la lista de voluntarios crece por momentos y la actividad en el puesto de información de la acampada parece no tener fin.
Los asistentes comenzaron a llegar antes de las ocho, hora en la que la asamblea acordó dividirse en grupos de trabajo (medio ambiente, sociedad, comunicación, acción o economía, entre otros) que se repartieron por las calles aledañas. Mientras, la gente seguía llegando a una plaza cada vez más abarrotada, en la que era difícil caminar, encontrar a conocidos (la red telefónica se colapsaba a ratos) e incluso, en algunos casos, saber qué estaba pasando, aunque a nadie parecía importarle. Jóvenes y no tan jóvenes; hijos, padres y abuelos estaban allí por un mismo sentimiento: la indignación
Los cánticos comenzaron justo después: “no hay pan para tanto chorizo” o “que no, que no, que no nos representan” cruzaban el aire mientras se desplegaban pancartas por toda la plaza. A la vez, un grupo de jóvenes se hacía fuerte en el andamio que hace esquina con la calle del Carmen y que poco a poco comenzó a cubrirse de pancartas por una democracia real y un mundo más justo.
Más tarde, casi a las 10, el anuncio de Paz Vega que cubre el andamio dio paso a un slogan más acorde a las circunstancias, en el que quizá haya sido el momento más aplaudido de la jornada: alguien colocó encima una pancarta donde podía leerse “democracia” y recortó la O de L’oreal. Resultado: Democracia real. Un poco antes, Goebbles con el símbolo del euro, orejas de ratón Mickey y la leyenda de “no nos representan”. Enfrente, al otro lado de la plaza, un enorme cartel invitaba a “tomar la calle”.
Para entonces, gran parte de los que pensaban quedarse a dormir desplegaban esterillas en la zona central de la plaza, cubierta por lonas. Muchos grupos de trabajo seguían aún reunidos y desde la coordinación se decidía aplazar su reunión a las 12 de la noche, dada la gran cantidad de gente que aún había en la plaza. Se conectaron los altavoces y se volvió a leer el manifiesto, seguido de aplausos. Los mismos que siguieron al recuerdo de Patricia Heras, la joven barcelonesa víctima de un montaje policial que se suicidó hace un mes. La actividad se ralentizaba, pero no paraba: están dispuestos a acampar mientras sea necesario y no parecen tener ninguna intención de abandonar. Incluso ahora que la Junta Electoral Central ha prohibido las protestas durante el sábado y el domingo.
Lemas para una revolución
“Que no, que no, que no nos representan” fue quizás el eslogan más coreado de la jornada, seguido de “Lo llaman democracia y no lo es”. Pero hubo otros muchos: “somos más que ayer pero menos que mañana”, “no hay pan para tanto chorizo”, “PSOE, PP, la misma mierda es”, “más becas, menos hipotecas”, “no tenemos casa, nos quedamos en la plaza”, «lo llaman Esperanza y no lo es«, o grandes clásicos como “de la puerta del sol no nos moverán”, “el pueblo unido jamás será vencido” o “esta crisis no la pagamos”. Un cántico alegraba a los presentes “un banquero se balanceaba sobre la tela de una crisis, como veía que no se caía fue a buscar a otro banquerooooo… Dos banqueros se balanceaban sobre la tela de la crisis…..”
Entre las pancartas, “si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir” o “nuestros sueños no caben en vuestras urnas”, alternaban con recortes del new york times o quejas sobre la hipoteca. Deseo y realidad unidos de la mano.
Fuente: Diagonal
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Jorge Ramos elportavoz del movimiento ciudadano