La organización presentó en Madrid el informe «Las niñas a clase: una cuestión de justicia«, en el que se hace eco de la desigualdad entre sexos en el acceso a la escolarización.
Actualmente, un 17% de la población adulta del mundo, casi 800 millones de personas, sigue sin tener conocimientos básicos en lectura, escritura y aritmética, de los que dos tercios son mujeres, destaca el estudio.
Los principales obstáculos que limitan la participación de las niñas y mujeres en la educación son el trabajo infantil, los matrimonios tempranos, embarazos precoces o el difícil y peligroso acceso de los centros, que se sitúan a varias horas de las viviendas.
«Las niñas quieren ser niños porque ven cómo sus hermanos van a la escuela cada mañana«, explicó Valeria Méndez, de Entreculturas.
En otros lugares, como en comunidades rurales de Perú, «las mujeres aseguran que no quieren ser mujeres porque se sufre mucho«, señaló la educadora Rosa María Mújica, que trabaja en el Instituto de Educación en Derechos Humanos y la Paz.
Una de sus «alumnas», una campesina de Quispicanchi (Cusco), que ha conseguido alfabetizarse, visitó España para mostrar los cambios que se consiguen a través de la educación.
«Cuando era niña, los profesores eran agresivos, teníamos miedo a ir a la escuela; mis padres nunca me abrazaron ni se interesaron por mis tareas; muchos maridos pegaban a sus mujeres y las humillaban porque eran mantenidas«, dijo Roxana Quispe, para quien «todo ha cambiado en su comunidad» tras con el proyecto de Entreculturas.
«Ya no hay agresiones en las escuelas, los maestros tratan de ganarse el cariño de los niños, que no tienen problemas en caminar cada día más de hora y media para llegar a la escuela, incluso cuando llueve«, añadió.
El informe muestra los beneficios de educar a las mujeres para la comunidad, como la reducción de la mortalidad infantil, de la violencia, se dan cuenta de que no tienen por qué ser golpeadas y tienen más herramientas para enfrentarse a la vida cotidiana, y de la pobreza.
Para conseguir la equidad en educación, plantea la necesidad de establecer una polÍtica de discriminación positiva, que dé prioridad al trabajo con las personas más desfavorecidas, y de invertir en ese ámbito, para mejorar las infraestructuras, la formación de los profesores y conseguir la gratuidad de la enseñanza.
Para ello, el informe indica que los Estados deben dedicar al menos el 6 por ciento del PIB a educación y propone que la cooperación española asigne al menos el 8 por ciento de su ayuda oficial al desarrollo a educación básica.
Con motivo del Día Internacional de la Infancia, el 20 de noviembre, la organización lamenta que todavÍa 69 países no han logrado la paridad de género –igual número de niños y niñas –en la enseñanza primaria. (EFE)