Sí,… Yo nunca creeré en:
El Dios que se hace temer.
El Dios que no se deja tutear.
El Dios abuelo del que se puede abusar.
El Dios que se haga monopolio de una raza, de una cultura, de una clase social.
El Dios que no necesita del hombre.
El Dios “quiniela” al que se acierta sólo por suerte.
El Dios árbitro, que juzga con el reglamento en la mano.
El Dios incapaz de sonreír ante muchas trastadas de los hombres.
El Dios que “juega” a condenar y “mandar” al infierno.
El Dios que no sabe esperar.
El Dios exigente que siempre espera un 10 en el examen.
El Dios capaz de ser explicado por una filosofía.
El Dios que adoren los que condenan a los hombres.
El Dios incapaz de amar lo que muchos desprecian.
El Dios incapaz de perdonar lo que muchos condenan.
El Dios incapaz de redimir la miseria.
El Dios incapaz de hacer nuevas todas las cosas.
El Dios que no tuviera una palabra distinta, personal, propia para cada uno.
El Dios que no hubiera llorado por los hombres.
El Dios que no poseyera la generosidad del sol, que besa cuanto toca, las flores y el estiércol.
El Dios incapaz de divinizar al hombre, sentándolo a su mesa y dándole parte en su herencia.
El Dios que no fuese amor y que no supiera transformar en amor cuanto toca.
El Dios incapaz de enamorar al hombre.
El Dios que no se hubiera hecho verdadero hombre con todas sus consecuencias…
El Dios en el que yo no pueda esperar contra toda esperanza.
Sí, mi Dios es el otro Dios.
Autor: Juan ARIAS
(periodista, filólogo, escritor nacido en Arboleas, Almería (España) en 1932)