La descripción es típica. Estás por dormirte, en un estado que mezcla el sueño y la vigilia, cuando sientes que pierdes el equilibrio, … que el piso se mueve o que ese escalón que estás a punto de usar desaparece… Te sacudes y en el mejor de los casos sigues con los ojos cerrados hasta que te duermes definitivamente. Todo tu cuerpo sufre una sacudida y quedas despierto de golpe. No se trata de un sueño, no estabas saltando de un risco en algún paisaje onírico, esto sucede antes de que puedas quedarte dormido, justo cuando estás a punto de traspasar la barrera que divide la vigilia del sueño. ¿Qué significa eso? ¿por qué ocurre de manera repentina? Acá te dejo la explicación científica que este fenómeno tiene y que es más común de lo que imaginas.
Cuando en el momento de entrada al sueño aparecen contracciones musculares no reprimibles por el control voluntario, que se caracterizan por ser breves, rápidas e inesperadas, y que a veces afectan al cuerpo entero y producen sensación de caída al vacío o de tropiezo, hablamos de mioclonías de adormecimiento.
El origen de la palabra mioclonía es griego, al reunir las partículas my(o) [músculo] y klon [torbellino] se entiende mejor su significado: contracción involuntaria de las fibras musculares. Esta contracción o movimiento puede aparecer en cualquier músculo y en distintas circunstancias, por ejemplo en un párpado cuando sientes cansancio o en las extremidades cuando te estás durmiendo, lo que a su vez da paso a la sensación de caída.
Aunque muchas personas creen que se duermen de inmediato, segundos después de poner la cabeza en la almohada, lo cierto es que el cuerpo necesita pasar por varias fases antes de llegar al sueño profundo y esta progresión tiene mucho que ver con la mioclonía del adormecimiento.
En el momento en que cierras los ojos dejas de recibir información visual y por lo tanto tu cuerpo comienza un ciclo de relajación en el que deja de prestar atención a los estímulos ambientales, hasta alcanzar el punto en que sólo una situación que sientas como una amenaza es capaz de despertarte. En ese primer momento una parte del cerebro llamada sistema reticular activador ascendente, es decir un grupo de células que están involucradas en el proceso de dormir y en el de despertar, le dice a tus músculos que se relajen, orden que se hace evidente cuando comienzas a “cabecear” si estás sentada o a sacudirte si está acostada. Éste movimiento involuntario tiene varios nombres: temblores hipnagógicos, mioclonía nocturna y sacudidas hipnagógicas. Así la sensación de caída está relacionada con la forma en la que otras partes del cerebro leen estas contracciones musculares.
Si la sacudida muscular es masiva y brusca puede llegar incluso a despertarnos. Los expertos calculan que este fenómeno fisiológico afecta a 7 de cada 10 personas en algún momento de su vida. Ocurre siempre antes de las fases de sueño superficial, sueño profundo y REM, que se repiten cíclicamente a lo largo de la noche.
Por lo tanto, no te preocupes, este fenómeno no tiene consecuencias dañinas para nuestra salud ni se trata de una enfermedad o condición médica. Más allá del sobresalto, no hay nada qué temer cuando esto ocurre. Por eso, y luego de esta interesante info, te dejo un versículo que promete darte buen sueño:
«Cuando te acuestes, no tendrás temor, sino que te acostarás, y tu sueño será grato».
(Proverbios 3:24)