Por Cardl. Francisco Nguyen van Thuan
Bienaventurado el dirigente político que entiende su papel en el mundo.
Bienaventurado el dirigente político que ejemplifica personalmente la credibilidad.
Bienaventurado el dirigente político que trabaja por el bien común y no por intereses personales.
Bienaventurado el dirigente político que es sincero consigo mismo, con su fe y con sus promesas electorales.
Bienaventurado el dirigente político que trabaja por la unidad y hace de Jesús el fulcro de su defensa.
Bienaventurado el dirigente político que trabaja por el cambio radical, se niega llamar bueno lo que es malo y utiliza el Evangelio como guía.
Bienaventurado el dirigente político que escucha al pueblo antes, durante y después de la elecciones y que siempre escucha a Dios en la oración.
Bienaventurado el dirigente político que no tiene miedo de la verdad ni de los medios de comunicación, porque en el momento del juicio responderá sólo ante Dios, no ante los medios de comunicación.
El Cardl. Francisco Nguyen van Thuan creía que cuando Dios está presente en decisiones políticas y cuando la voluntad de Dios sostiene a los esfuerzos políticos de una nación, el resultado son grandes beneficios para esa nación y sus ciudadanos. Yo también creo esto y por eso comparto estas bienaventuranzas sabiendo que son miles los políticos que se visitan este blog. A todos ellos Paz.
Muy bueno. Sea sobre las autoridades paz y sabiduría para saber gobernar. Bendecidos!
Ap. David: De esa "especie política" se encuentran muy pocos acá en el Perú. Oremos por nuestras autoridades…y cambiemos nosotros primero, que el cambio empiece por casa. =) Mejores tiempos vienen para nuestras naciones… tiempos en los que aun los gobernantes y poderosos vendrán a los pies del Señor. Bendiciones!!