¡El Eterno ha determinado usar las lluvias de una manera que jamás se ha visto, ni vivido en esa gran urbe!
Hoy al despertar me encuentro con la noticia de las lluvias que han comenzado sobre esa región. Inmediatamente mi espíritu captó que esas aguas son una señal de juicio que el Señor de Israel está soltando sobre una ciudad que día a día se está convirtiendo en la cuna de la lujuria y las pasiones deshonestas.
Los temporales irán año a año en aumento instando a la ciudadanía porteña a volverse al Todopoderoso buscándolo de todo corazón. El agua azotará la ciudad y sus alrededores como expresión simbólica de la Palabra del Señor disciplinando a una región que se ha ensordecido aunque puede escuchar y se ha enceguecido pudiendo ver. Desde ahora y por el lapso de tres años aparecerán tornados con efectos nunca vistos. Pero ellos serán principio de dolores. Solamente serán anuncios de lo que acontecerá si los habitantes de ese territorio no tornan sus corazones al Eterno Dios.
La ciudad materialista y consumista verá como su dios mamón (riquezas) será impotente para protegerla. El símbolo dedicado a Baal que allí se yergue, marcando el centro mismo de la ciudad, será un día usado para medir el nivel de las aguas que la inundarán en juicio.
Estos juicios activarán en arrepentimiento, y primeramente, a todos los escogidos que hoy se encuentran congregándose en mansiones babilónicas que han dejado a Jesucristo golpeando la puerta y sin permitirle la entrada. Estos santos se humillarán ante el Eterno de tal manera que Él oirá su voz y traerá sanidad sobre esa tierra. Son escogidos que hace tiempo están clamando por un definitivo despertar en asambleas que se han prostituido tras los baales y las asera, abandonando la vida poderosa que da la Palabra de Dios implantada por el Espíritu Santo en el poder de Jesucristo.
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