Concentración de la riqueza: un freno al crecimiento en América
Existen una serie de limitaciones al desarrollo económico. Un reciente trabajo pone el foco sobre la desigualdad.
Por Anahí Abeledo
El 57% del PBI de América Latina y el Caribe se genera en sólo el 9% de su territorio. Esta concentración de la riqueza es una de las características de la identidad de esta región, señalada como la más desigual del mundo. De las 300 regiones intermedias que conforman Latinoamérica, menos del 3% pueden exhibir, simultáneamente, indicadores económicos y de desempeño humano positivos.
Sólo 8 regiones con alto PBI per cápita superan los valores promedios de 6,6 años de escolaridad; 19,1% de la población con educación superior y un 19% de profesionales. Estas son: Santiago (Chile); DF Brasilia (Brasil); Limael Callao (Perú); Nuevo León, Baja California Sur, Coahuilla, Sonora y Tamaulipas (México).
Pocos territorios con bajo PBI per cápita tienen buenos niveles de educación, entre ellos: Cochabamba y La Paz (Bolivia); Goias y Mato Grosso Sul (Brasil); Valparaíso (Chile); Atlántico (Colombia) y Jalisco (México). La educación y capacitación es central para impulsar en la zona proyectos de innovación, vitales para el desarrollo.
Los datos corresponden al trabajo del Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social (ILPES), para el II Seminario Internacional en Desarrollo Económico Territorial que realizó la CEPAL. También, se divulgaron algunos ejemplos comunitarios para enfrentar la desigualdad geográfica extrema.
«Altos niveles de concentración espacial de la generación de riqueza no siempre significan altos niveles de desigualdad territorial, pero sí en América Latina y el Caribe», asegura el economista Iván Silva Lira, jefe del área de Gestión Local y Regional del ILPES.
«Si para crecer es preciso concentrar y aglomerar, la pregunta es ¿cuánta concentración y cuánta aglomeración es, éticamente, aceptable?», reflexiona.
Silva Lira cuestiona el informe del Banco Mundial sobre Desarrollo Humano 2009, cuyo mensaje es, en su opinión, que si bien la aglomeración genera desequilibrios territoriales, esto sigue siendo necesario para impulsar el crecimiento y que una difusión prematura lo pondría en peligro.
El estudio del ILPES tiende a mostrar que a veces las desigualdades territoriales, además de crear sociedades injustas, constituyen un obstáculo estructural al crecimiento económico. «Y, si lo fueran, ¿los gobiernos nacionales deberían preocuparse por reducir brechas de desigualdad además de por crecer?», Silva Lira sigue disparando preguntas.
En Bolivia y México, «la relación entre crecimiento y desigualdad tiene forma de tijeras: a menor desigualdad, mayor crecimiento y a mayor desigualdad, menor crecimiento. La tendencia es a un crecimiento decreciente y al aumento de la desigualdad», observa.
En Brasil, Chile y Colombia (en menor medida en la Argentina), la tijera es invertida: hay una tendencia al aumento de la tasa de crecimiento a medida que disminuye el indicador de desigualdad, esto podría ser un indicio de lo que se llama «convergencia», que es el equilibrio recomendado. Perú es un caso aislado: hay una tendencia al aumento en paralelo de las desigualdades y el crecimiento.
En la región, los países monopolares concentran más del 50% de la actividad económica en un solo punto del territorio. Hacia 2005, la Argentina concentraba el 58% de su actividad económica en el polo conformado por la ciudad y la provincia de Buenos Aires. Chile concentraba en Santiago, en 2006, el 47 % de la actividad y Perú en Lima y El Callao, el 52%. Hay países bipolares, como Bolivia con La Paz y Santa Cruz (53%) y Ecuador con Guayas y Pichincha (44%).
Brasil es un país multipolar, San Pablo; Río de Janeiro y Minas concentraban en 2006 el 53% de la generación de riqueza. Lo mismo sucedía en Colombia en sus regiones de Bogotá, Antioquia y Valle (50,79%) y en México con el DF, Mexico, Nuevo León y Jalisco (44,6%).
El Producto Bruto Geográfico (PBG) llega a ser 8 o 9 veces mayor entre las regiones más ricas y más pobres de estos países para el período analizado (1990-2006), como puede observarse en la infografía.
En la Argentina la brecha entre el PBG de Santa Cruz y El Chaco, en 2009, era aproximadamente de 15 veces a partir de las inversiones en energía y minería, según un informe de Economía & Regiones. Este marcado desequilibrio es una «marca» en América Latina.
La mayor desigualdad entre regiones en un país de la OCDE, según el mismo estudio, fue acusada por Francia, pero el PBG de su región más rica, Ilhe de France, fue en 2006, el doble del de su región más pobre, Languedoc Rousillo.