Los presentes responden donde se indica con la expresión: «Todos»
Líder de la Mesa: «Si yo guardo el Shabat, YHVH Elohim, me protegerá. Es un pacto de amor entre Él y yo. Prohibido esta en este día buscar objetos perdidos, o realizar labores; también está prohibido hablar en Shabat asuntos necesarios tanto comerciales como de gobierno y política. En este día sólo meditare en la Torah de Elohim, y sé que así adquiriré Sabiduría de lo alto.»
Todos: ¡Si yo guardo el Shabat!
Líder de la Mesa: En este Día Santo siempre hallaré respiro para mi alma. A la primera generación que salió de Mitzrayim mi Elohim santo hizo prodigios, dándoles doble ración en el sexto día. De igual modo, tengo la certeza que en cada sexto día el Eterno duplicará mi sustento.
Todos: ¡Si yo guardo el Shabat!
Líder de la Mesa: Este es un día santo y honrado. Un día de buenos placeres: pan, vino fino, carne y pescado, manjares suculentos. Los que se entristecen en este día retrocederán, y recibirán maldiciones, pues Shabat es un día de alegría interior, y por ello me obligaré a estar alegre.
Todos: ¡Si yo guardo el Shabat!
Líder de la Mesa: Al que labores realiza en Shabat, está revelado por el Eterno que su final será el exterminio. Por ello limpiaré mi corazón como con lejía y elevaré a YHVH Elohim mis oraciones y salmos, pues sé que Él me responderá.
Líder: «Este es el día más honrado de todos, ya que en él descanso YHVH el Creador, Formador y Hacedor del Universo.»
Todos: ¡Este es el día!
Líder: «Durante seis días realizarás tus labores, pero el séptimo día es de YHVH tu Elohim: en Shabat no realizarás labor alguna, ya que el Eterno todo lo hizo sólo en seis días.»
Todos: ¡Este es el día!
Líder: «Es el primero de las santas convocaciones; día de reposo completo; es el día santo de Shabat.»
Todos: ¡Este es el día!
Líder: «Come ricos alimentos, bebe bebidas dulces, ya que a todos los que se apegan a este Día, Elohim les dará ropas para vestir y raciones de pan, carne, pescado y todas las delicias del planeta.«
Todos: ¡Este es el día!
Líder: «En él no te faltara nada; comerás y te saciaras, y bendecirás al YHWH tu Elohim a quien amas, ya que Él te ha bendecido entre todas las naciones.»
Todos: ¡Este es el día!
Líder: «Los Cielos cuentan la Gloria de Dios, y también la Tierra esta repleta de Su bondad. Miren que la mano de Él ha hecho todo esto, pues Él es el Creador, Formador, y Hacedor; ¡perfecta es Su obra!»
El papa Francisco pidió a los creyentes que guarden el Shabat (sábado) como “los judíos siguieron y aún observan”.
“Vivimos con el acelerador de la mañana a la noche”, dijo Francisco en una entrevista que estuvo circulando en la web durante los últimos días. “Esto arruina la salud mental, la salud espiritual y la salud física. Más aún: afecta y destruye a la familia y, por lo tanto, a la sociedad. ‘En el séptimo día, descansó’. Lo que los judíos siguieron y aún observan fue considerar el sábado como santo. El sábado descansas. ¡Un día de la semana, eso es lo mínimo! Por gratitud, para adorar a Dios, para pasar tiempo con la familia, para jugar, para hacer todas estas cosas. ¡No somos máquinas!”
Ahora bien, sabemos que los católicos romanos creen que el Papa disfruta del privilegio divino de la infalibilidad papal.
La infalibilidad papal es un dogma de la Iglesia Católica que establece que, en virtud de la promesa de Jesús a Pedro, el Papa se preserva de la posibilidad de error “cuando, en el ejercicio de su oficio como pastor y maestro de todos los cristianos, en virtud de su suprema autoridad apostólica, define una doctrina sobre la fe o la moral que debe tener toda la Iglesia”.
Sin embargo, muchos católicos acusan que el papa Francisco se ha apartado de la doctrina de la Iglesia, incluso acusándolo de marxismo. “Al igual que Bernie Sanders, el papa es socialista”, escribió el filósofo norteamericano William Kilpatrick en Crisis Magazine. “Ha tenido muchas palabras desagradables sobre el capitalismo (‘el estiércol del diablo’), pero ninguna crítica correspondiente al socialismo. Al igual que Sanders, sus ideas sobre la economía fueron formadas por pensadores y activistas marxistas. Y al igual que Sanders y otros demócratas socialistas, que movieron al Partido Demócrata hacia la izquierda, también el Papa Francisco está tratando de mover a la Iglesia en la misma dirección”.
La infalibilidad es, según la Nueva Enciclopedia Católica, “más que una simple ausencia de error de facto. Es una perfección positiva, descartando la posibilidad de error”.
Entonces, cuando el Papa dijo lo que aquí escuchaste… ¿Recomendó volver al verdadero Decálogo?
«Al principio pareció una carga, pero Shabat me da tiempo para estar con mi esposa, con mis hijos y mis amigos«, dice Adam Neumann, de 38 años, quien es considerado uno de los más prometedores hombres de negocios de Israel.
Adam le dijo a Iediot Ajaronot que ya hace dos años que él, su esposa y sus 5 hijos cuidan Shabat. “Me desconecto completamente. No hablo con nadie y eso es algo que no estoy dispuesto a ceder”, dijo en la entrevista. “Al principio pareció una carga, pero me da tiempo para estar con mi esposa, con mis hijos y mis amigos”.
Adam es el propietario de WeWork con base en Nueva York empresa con un total de 3.000 empleados en 238 localidades a lo largo de 56 ciudades en 18 países. Su valor es de 20 mil millones de dólares y se trata de una red comercial de espacios de trabajo que provee espacio de oficinas con tecnologías avanzadas que atraen a muchos talentosos expertos en tecnologías y empresarios de start-up.
Podemos imaginar fácilmente que el cronograma de trabajo de Adam incluye muchos vuelos entre Tel Aviv y Nueva York. “La semana pasada tuve una semana muy loca, con muchos vuelos y trabajo”, afirma Adam.
«Sin embargo, ¡mientras más cuido Shabat, mejor funciona mi compañía! ¡Imagina eso!«
Pero el viernes a la mañana, Adam y su esposa se levantan y dicen: “Estamos listos para el Shabat” y cuando llega el Shabat su esposa enciende las velas y la tranquilidad desciende sobre su hogar. “Todos nuestros amigos vienen a compartir una cena que fue preparada antes de Shabat. En ese momento nos desconectamos, pero en verdad estamos realmente conectados. Paso más tiempo que nunca con mi familia. Incluso veo más a mi madre y también la llamo durante la semana. Mientras más cuido Shabat, mejor funciona mi compañía, ¡Imagina eso!”
Neumann creció en el Kibutz Nir-Am y se trasladó a Nueva York apenas terminó su servicio militar obligatorio, con la esperanza de volverse rico rápidamente. Pero las cosas no funcionaron muy bien en un principio. “Siempre estaba enojado con la gente y sentía que tenía derecho recibir todo lo que deseaba”, admite Adam.
Adam y su esposa Rebeca
Las cosas comenzaron a cambiar cuando conoció a su esposa. “Ella logró que dejara de fumar y de quejarme por el pasado y me enseñó cómo ser feliz y hacer algo que tuviera significado para mí”. Antes estaba en una búsqueda constante de riqueza.
En ese momento Adam pensaba que no había nada que pudiera ser más importante que el dinero. Pero entonces, hace 10 años, Adam tampoco tenía la menor idea de cómo se vería su vida. “Si hace 10 años me hubieras preguntado cómo se iba a ver mi vida, nunca hubiera creído que lograría mejorar tanto respecto a la forma en que me relaciono con la gente. Tengo un mejor enfoque de las cosas y para mí ahora lo más satisfactorio es ayudar a todos los que me ayudaron en el pasado, como por ejemplo a mis padres, mi abuela y mis amigos”.
Este artículo apareció originalmente en el Jewish Breaking News
Los secretos (hebreo: sodot) de la Sabiduría de la Torah enseñan que el Shabat (שבת), es una de las maneras más poderosas para conectar con el Creador.
Leyendo al comentarista Rashí encontramos que él define al Shabat como un descanso relajante, de un carácter perfecto, lo contrario a un descanso de carácter casual, por ejemplo aquel para recuperarse de la fatiga, o el impuesto por el hecho de que no hay trabajo para hacer.
En sentido metafórico, los sabios expertos en codificación hebrea nos dicen que el “fuego” simboliza las discordias. Por ello, está prohibido en Shabat prestarnos a discusiones, alegatos ni nada que pueda encender fuegos de maledicencia, chisme, o situaciones problemáticas. Por naturaleza, el fuego es agresivo y consumidor. En tanto que el Shabat, en su esencia, impulsa a valorar lo santo de la vida para que la bendición del Cielo se haga presente entre los hombres.
Por ello, el poder del Shabat es uno de los medios más poderosos para conectar plenamente nuestra alma con el Eterno y hacer de nuestro vínculo interno con Dios un canal cósmico para que las bendiciones se precipiten abundantemente a la Tierra. Incluso, personas de cualquier credo pueden realizar esta conexión si lo desean. Después de todo, el Shabat es un sistema cósmico que originalmente fue creado para todos los hombres (Gén. 2:2-4).
Es necesario que entendamos y aceptemos que si dedicamos tan solo cinco minutos en Shabat a una conexión con la Luz divina, será mucho más fácil conectar con el Poder del Creador en cualquier otro momento de la semana.
El Rav Isaac Luria, de los escritos del Arizal, nos lo explica así:
«…Durante los días de la semana, las líneas entre el bien y el mal están un tanto borrosas. Esto hace que sea muy fácil resbalarse y caer en la trampa del materialismo y el egocentrismo, así que uno debe estar constantemente en guardia; a diferencia de Shabat, cuando el Oponente se mantiene a distancia. Dado que Malkut (nuestra dimensión física) asciende por sí misma en Shabat, no es necesario que nosotros nos ocupemos activamente en el proceso de elevar las chispas de luz en Shabat como lo hacemos durante la semana de trabajo. En lugar de ello, nuestro trabajo espiritual es dejar de lado ciertos tipos de trabajos físicos que podrían causar separación de este nivel elevado de luz…».
Agregan los sabios que, sin la santa energía del Shabat no sería posible, en ninguna manera, erradicar la negatividad del mundo.
Ya lo expliqué en otra bitácora que nuestra parashá Vayakhel vincula los temas del Shabat y la cuestión del Mishkán (Tabernáculo) porque estos, en la mente divina, son una misma cosa; ambos son enlaces a una dimensión trascendente.
La conexión entre Shabat y el Santuario es de gran profundidad. Entendamos que durante estos 2.000 años de exilio, después de la destrucción del Sagrado Templo de Jerusalem, el Shabat ha sido nuestro santuario dentro de los mundos hostiles, el lugar para refrescarnos y enfocarnos en los valores de la Torah. Por eso, existe un refrán que dice:
«…Mientras los judíos cuiden el Shabat, el Shabat cuidará de los judíos…».
En el sentido más profundo de su mística, el Shabat es una “guía para la Novia”, ya que cada siete días ella es fiel al descanso en el tiempo señalado con el “Novio”. Sin Shabat no hay «Cámara Nupcial» (el Santuario). Por esto, al Shabat también es llamado el anillo nupcial de la novia y es una prueba para ver si ella es fiel o no al novio.
El Séptimo Día, es decir, el Shabat, es también uno de los días proféticos de los siete mil años que acomoda a la Novia para el día de su Boda, a saber el Yom Kippur final.
También representa el último día de fiesta de los siete días de las Enramadas o Sukot (recepción de la Boda), llamado “Shemini Atzeret” (Octavo Día). El “Shemini Atzeret” es como si el “Novio” le preguntara a la “Novia” que le extienda un día extra con él después de que todos los invitados hayan vuelto a casa. El “Día Extra” (el octavo, o número 8), representa la eternidad, más allá de los 7.000 años de retorno al Jardín del Edén. Existen seis días para que la “Novia” haga todas sus labores y un día en el que ella dedica por completo a estar con el “Novio”, quien es el gozo de su vida.
Metafóricamente hablando, cada fin de semana es una Boda entre el hombre redimido y el Shabat. En toda poesía hebrea al Shabat se la trata de “Novia” y al varón de cada familia como al “Novio”, ya que se espera que cada vasija viril presente en cada hogar se eleve en ese día a su consciencia de convertirse en un ungido (mashiaj) del Eterno.
Es posible que los no iniciados se sientan abrumados por todas las cosas que uno no puede hacer en Shabat, sin embargo, todo es una cuestión de actitud. No es «No puedo hacer esto, y no puedo hacer eso«. Sino, «No tengo que hacer esto o aquello«.
Shabat es un momento en el que nos damos cuenta de que no nos pusieron este mundo solo para ganarse la vida, aunque sea una prioridad dominante necesaria. No tenemos que conducir en coche, usar celular, etc. Cambiamos el ritmo.
Shabat es cuando nos recordamos que somos seres espirituales con un propósito espiritual, y lo alcanzamos en Shabat.
Ganar el sustento es el vehículo a través del cual nos mantenemos en el nivel físico. Entonces podemos concentrarnos en nuestra verdadera esencia. No importa el tipo de trabajo que hacemos durante la semana, seas un ejecutivo o ama de casa pues en Shabat todos nos reunimos ante el mismo Dios, que nos ve por lo que somos, ricos y pobres por igual.
Podemos desinhibirnos en oración ante Dios, ya que Él nos reconoce por quienes somos bajo la máscara social. En el día, escuchamos la lectura de su Torá, luego venimos a casa a sentarnos en la mesa con la familia, a comer la comida festiva, cantar canciones que corresponden y compartirnos en compañía de seres queridos y amigos.
El sábado es mei ‘ein olam haba’a, que traducido es: «la esencia del mundo venidero«.
Quien experimenta un Shabat donde se guarda correctamente, comienza a sentir que así es como se supone que debe ser el mundo.
Al salir de tal ambiente cuando finaliza Shabat, uno ya está anticipando el siguiente ya que éste deja una impresión en el alma, da forma y moldea la manera en que pasamos nuestra semana.
¡Que todos podamos tener el privilegio de probar la dulzura del Shabat!
«Recuerda el día de Shabat para santificarlo. Seis días trabajarás y harás todo tu trabajo. Y el séptimo día será un descanso ante Yahvéh, tu Dios. No hagas ningún trabajo, ni tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sirvienta, tu animal, y el extranjero que reside entre tus portones. Porque en seis días hizo Yahvéh a los cielos y a la tierra y todo lo que contienen y descansó el séptimo día. Por lo tanto Yahvéh bendijo al día de Shabat y lo santificó.»
(Exodo 20:8-11)
Cuando el Eterno creó el día de Shabat lo hizo dotándolo de la capacidad para arrancarnos del estrés cotidiano de los días de la semana y brindarnos la posibilidad de elevarnos por encima de la atmósfera mundana de los seis días de actividad para sumergirnos y sentir la espiritualidad del día que todo él es «descanso y reposo para la vida eterna«.
En la noche en que Shabat se inicia, el Reino (Malkut) de Dios, se expande con sus irradiaciones de luminosidad, y extiende sus alas sobre el mundo físico. Es decir, extiende y despliega sus campamentos de ángeles, que en las Sagradas Escritura son denominados «alas«. Esto permite que todos los otros entes espirituales que ejercen dominio en los demás días de la semana se anulan. Por esta causa, los entes impuros denominados jitzonímno ejercen dominio en Shabat. Y hay protección para el mundo, pues la Presencia Divina (Shekinah) protege a los Hijos de Israel.
La expresión hebrea jitzonímsignifica los “foráneos”, o los «externos» (también denominados «los vengadores»), es decir, las fuerzas angelicales más exteriores o caídas, el desperdicio de la santidad que constituyen el Sitrá Ajará (significa “el otro lado”), es decir, el lado separado de, y opuesto a, la pureza y la santidad de Yahvéh. Dichos espíritus vengadores se alimentaron de todos los errores cometidos por los seres humanos durante los seis días laborales de la semana.
Entonces, cuando el Reino de Dios, se expande con sus irradiaciones de luminosidad, a través de eso se purifican y depuran los aires del mundo, y se agrega un espíritu de alma adicional a cada uno y uno de los hijos primogénitos que conforman Israel. Esto es así porque el aire del mundo ya se ha tornado propicio para que se expanda por él una nueva alma, y pura, proveniente del Mundo de Arriba, que está enraizado en la dimensionalidad divina donde todo es posible. Y con esa alma adicional se olvidan de los hijos de Israel todas las tristezas e irritaciones que provienen del flanco de las cortezas impuras denominadas klipot (“cáscaras”) que estructuran al ego materialista que ha programado el sistema reptiliano en la mente y el corazón de cada integrante que aún camina el mar de gentes que conforman las naciones.
Por ello, es que al encender las luces del Shabat, nuestras almas se llenan de gozo al cantar: ¡Shalom Alejem! La canción con la que comienza la cena del viernes. ¡Shalom Alejem!… ¡que la paz esté con ustedes! Shalom… paz… viene de la palabra hebrea shalem, que significa completo. En el nivel más básico, al cantar esta canción, le estamos pidiendo a Yahvéh que bendiga nuestro hogar con plenitud de gozo, que no haya conflictos entre amigos ni familiares, especialmente en Shabat.
Sin embargo, en otro nivel, es decir, en el plano celestial, estamos pidiendo completitud: sentir realmente que no nos falta nada. Sentir que en Shabat el mundo está completo. Nos sobrecogemos ante esta revelación. Nuestro trabajo de la semana está terminado. Ya no estamos divididos. El único trabajo que hay para hacer ahora es el de Shabat, que es mucho más profundo, y a menudo también mucho más difícil de realizar: consiste en trabajar en uno mismo, en la completitud real, en convertirnos en la persona que podemos ser.
Este tema musical es fundamental para Shabat. Abre el Cielo, permitiendo que las bendiciones espirituales que ya hemos recibido en la justicia de Yeshúa, el Mesías, desciendan en paquetes cósmicos sobre los integrantes de nuestra familia. Ni siquiera hace falta que sepas la letra, sólo tararea y sigue la corriente, y podrás sentir el poder de una canción de Shabat que hace al Eterno extender y desplegar sus campamentos de ángeles para servirnos.