Lo que pasa en Downing Street durante la cena se queda en Downing Street. Al menos eso era lo que esperaba el primer ministro británico, David Cameron, que se ha visto salpicado por una nueva polémica después de que el extesorero del partido conservador, Peter Cruddas, fuera pillado in fraganti organizando reuniones con Cameron a cambio de dinero que luego se dedicaba para financiar a los tories.
Finalmente, el premier británico se ha visto obligado a revelar la lista de los donantes del Partido Conservador que fueron invitados a cenar en la residencia oficial de Cameron y se ha comprometido a hacer públicos de manera trimestral los detalles de los almuerzos.
Cruddas presentó su dimisión el pasado sábado después de que el diario The Sunday Times difundiera una grabación con una cámara oculta en la que dos reporteros negociaban con él una reunión con Cameron tras el pago de una donación. En el vídeo, Cruddas asegura a los periodistas que “de 200 a 250 de los grandes es premier league … lo primero que consigues son cenas con Cameron y Osborne (george, el ministro de Finanzas).
“En esas reuniones -prosigue Cruddas- consigues mucha información y cuando ves al primer ministro, estás viendo a David Cameron, no al primer ministro. Pero lo que pasa en esa habitación es totalmente confidencial. Le puedes preguntar prácticamente todo lo que quieras. Y si no estás contento con algo, se escuchará y lo llevaremos al comité político de Nº 10 [Downing Street]“.
El asunto es serio porque no se discute que el primer ministro pueda recibir a determinadas personas influyentes cuando quiera, sino que lo haga en su residencia oficial, que paguen para financiar a los tories y que puedan influir de algún modo en las decisiones del Gobierno.
Ante la polémica, fuentes de Downing Street dijeron en un primer momento que no darían a conocer los detalles de las personas invitadas a cenar con Cameron, alegando que se trataba de encuentros “privados”. Sin embargo, pocas horas después Cameron anunció que había cenado con donantes “importantes” del Partido Conservador en tres ocasiones desde que se convirtió en primer ministro en mayo de 2010.
Entre las personas que han tenido acceso para cenar o comer en privado con el primer ministro se encuentran el antiguo tesorero del Partido Conservador Michael Spencer y su pareja, además de David Rowland y su mujer, que donaron más de dos millones de libras en 2010. “Ninguna de las cenas fueron actos de recaudación de fondos, y además no fueron pagadas con dinero público”, explicó Cameron, quien aseguró que conocía durante años a la mayoría de los invitados.
Cameron, en un primer momento, hizo como que no sabía nada y reaccionó inmediatamente asegurando que “lo que ha pasado es completamente inaceptable. Esta no es la manera en que el Partido Conservador recauda fondos. No debería haber pasado. Me aseguraré de que haya una investigación interna para que esto no vuelva a ocurrir”, dijo.
Es exactamente la misma posición que tomó cuando se conoció que su jefe de comunicación, Andy Coulson, había estado envuelto en el escándalo de las escuchas telefónicas de los periódicos de Rupert Murdoch durante su etapa como director de News of the World. El primer ministro británico, en una comparecencia ante la Cámara de Westminster vino a decir que no sabía nada de lo que había hecho Coulson, que él no tenía nada que ver y que si lo hubiera sabido antes no le habría contratado para su gabinete.
Pero como era de esperar, que Cameron anuncie una investigación interna no es suficiente para la oposición laborista, que a través de su líder, Ed Miliband, exigió al primer ministro “una investigación independiente completa para dar explicaciones a los ciudadanos, que deben saber qué pasó, quién sabía lo que pasaba y qué contribuciones se hicieron”.
Cruddas quiso defender a Cameron en su dimisión y dijo que “bajo ningún concepto los donantes han podido influir en las políticas o tener algún tipo de acceso poco claro a los políticos. De hecho, es que yo no puedo ofrecer eso y además David Cameron nunca habría aceptado algo así por una donación. Asimismo, puedo afirmar que no me he reunido nunca con ningún componente del comité político de Downing Street”.
Para Miliband era indispensable que Downing Street hiciera pública una lista de personas que cenaron tanto con Cameron como con Osborne. Esta mañana, el responsable del Gabinete del primer ministro, Francis Maude, advirtió de que “no es razonable” hacer públicos los nombres.
Según informa The Guardian, el presidente del Parlamento, John Bercow, se ha mostrado favorable a que el Gobierno dé explicaciones en el aula. No es la primera vez que un primer ministro se ve en problemas por mantener cierto tipo de reuniones en Downing Street. En 1997 Tony Blair fue acusado de dejarse influir por Bernie Ecclestone, el jefe de la Fórmula 1, tras una cena.
Finalmente, el premier británico se ha visto obligado a revelar la lista de los donantes del Partido Conservador que fueron invitados a cenar en la residencia oficial de Cameron y se ha comprometido a hacer públicos de manera trimestral los detalles de los almuerzos.
Cruddas presentó su dimisión el pasado sábado después de que el diario The Sunday Times difundiera una grabación con una cámara oculta en la que dos reporteros negociaban con él una reunión con Cameron tras el pago de una donación. En el vídeo, Cruddas asegura a los periodistas que “de 200 a 250 de los grandes es premier league … lo primero que consigues son cenas con Cameron y Osborne (george, el ministro de Finanzas).
“En esas reuniones -prosigue Cruddas- consigues mucha información y cuando ves al primer ministro, estás viendo a David Cameron, no al primer ministro. Pero lo que pasa en esa habitación es totalmente confidencial. Le puedes preguntar prácticamente todo lo que quieras. Y si no estás contento con algo, se escuchará y lo llevaremos al comité político de Nº 10 [Downing Street]“.
El asunto es serio porque no se discute que el primer ministro pueda recibir a determinadas personas influyentes cuando quiera, sino que lo haga en su residencia oficial, que paguen para financiar a los tories y que puedan influir de algún modo en las decisiones del Gobierno.
Ante la polémica, fuentes de Downing Street dijeron en un primer momento que no darían a conocer los detalles de las personas invitadas a cenar con Cameron, alegando que se trataba de encuentros “privados”. Sin embargo, pocas horas después Cameron anunció que había cenado con donantes “importantes” del Partido Conservador en tres ocasiones desde que se convirtió en primer ministro en mayo de 2010.
Entre las personas que han tenido acceso para cenar o comer en privado con el primer ministro se encuentran el antiguo tesorero del Partido Conservador Michael Spencer y su pareja, además de David Rowland y su mujer, que donaron más de dos millones de libras en 2010. “Ninguna de las cenas fueron actos de recaudación de fondos, y además no fueron pagadas con dinero público”, explicó Cameron, quien aseguró que conocía durante años a la mayoría de los invitados.
Cameron, en un primer momento, hizo como que no sabía nada y reaccionó inmediatamente asegurando que “lo que ha pasado es completamente inaceptable. Esta no es la manera en que el Partido Conservador recauda fondos. No debería haber pasado. Me aseguraré de que haya una investigación interna para que esto no vuelva a ocurrir”, dijo.
Es exactamente la misma posición que tomó cuando se conoció que su jefe de comunicación, Andy Coulson, había estado envuelto en el escándalo de las escuchas telefónicas de los periódicos de Rupert Murdoch durante su etapa como director de News of the World. El primer ministro británico, en una comparecencia ante la Cámara de Westminster vino a decir que no sabía nada de lo que había hecho Coulson, que él no tenía nada que ver y que si lo hubiera sabido antes no le habría contratado para su gabinete.
Pero como era de esperar, que Cameron anuncie una investigación interna no es suficiente para la oposición laborista, que a través de su líder, Ed Miliband, exigió al primer ministro “una investigación independiente completa para dar explicaciones a los ciudadanos, que deben saber qué pasó, quién sabía lo que pasaba y qué contribuciones se hicieron”.
Cruddas quiso defender a Cameron en su dimisión y dijo que “bajo ningún concepto los donantes han podido influir en las políticas o tener algún tipo de acceso poco claro a los políticos. De hecho, es que yo no puedo ofrecer eso y además David Cameron nunca habría aceptado algo así por una donación. Asimismo, puedo afirmar que no me he reunido nunca con ningún componente del comité político de Downing Street”.
Para Miliband era indispensable que Downing Street hiciera pública una lista de personas que cenaron tanto con Cameron como con Osborne. Esta mañana, el responsable del Gabinete del primer ministro, Francis Maude, advirtió de que “no es razonable” hacer públicos los nombres.
Según informa The Guardian, el presidente del Parlamento, John Bercow, se ha mostrado favorable a que el Gobierno dé explicaciones en el aula. No es la primera vez que un primer ministro se ve en problemas por mantener cierto tipo de reuniones en Downing Street. En 1997 Tony Blair fue acusado de dejarse influir por Bernie Ecclestone, el jefe de la Fórmula 1, tras una cena.