El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, lamentó la muerte de los activistas, pero aseguró que «las intenciones de la flota eran ilegales» y aseguró que desoyeron las advertencias hechas de «forma pacífica» por parte del Ejército.
Fuentes israelíes informaron además que dentro de los barcos interceptados encontraron armas y que los militares israelíes fueron atacados por miembros del convoy, a los que acusan de pertenecer a «Hamás y Al Qaeda», con «fuego real, cuchillos y palos».
La gravedad de la crisis desatada tras la operación militar obligó a Netanyahu a cancelar una visita a su par estadounidense, Barack Obama, prevista para mañana, y regresar a Israel desde Canadá, donde se encuentra de visita.
«Netanyahu decidió recortar su visita a Canadá y volver anticipadamente a Israel», señaló el comunicado.
El presidente de Estados Unidos dijo a Benjamin Netanyahu, que sentía un profundo pesarpor las muertes en el ataque israelí y lo instó a reunir todos los hechos sobre el incidente lo antes posible.
Obama también le manifestó, en una llamada telefónica, que entendía la decisión de Netanyahu de cancelar la reunión que ambos iban a mantener mañana en la Casa Blanca.