Cinco soldados murieron durante un intenso combate en la región caucásica de Nagorno Karabaj, un enclave habitado en su gran mayoría por armenios y cuya soberanía reclaman Armenia y Azerbaiján.
El Ministerio de Defensa armenio informó en la capital, Ereván, que el enfrentamiento se produjo en las primeras horas de ayer. El ministro de Relaciones Exteriores, Eduard Nalbandian, habló de una “abierta provocación” de la vecina nación azerí, que hace pocos días incluyó en su doctrina militar la resolución por vía militar del conflicto vigente desde la era soviética.
Según el gobierno armenio, sus unidades rechazaron con éxito la ofensiva azerbaijana. Cuatro de sus soldados murieron y otros cuatro resultaron heridos. El cuerpo de un soldado azerí fue abandonado en el campo de batalla.
El enclave de Nagorno Karabaj fue siempre parte del territorio de Armenia, pero el ex dictador soviético Joseph Stalin lo entregó a Azerbaiján, cuando ambas naciones, esta musulmana y aquella cristiana, pertenecían a la URSS.
Cuando el bloque soviético se desintegró a fines de la década de los ochenta, Armenia inició una batalla para recuperar el territorio en disputa. Esa guerra se prolongó entre 1988 y 1994, cuando se firmó un armisticio con supervisión internacional que rige hasta ahora.
Así, Nagorno se convirtió en una curiosa nación autónoma llamada Boscosa República de Nagorno Karabaj solo reconocida por Armenia, de cuya nacionalidad son sus cien mil habitantes.
En los últimos tiempos recrudecieron las tensiones con Azerbaiján, un país turcófono que es aliado estrecho de Turquía nación que sostiene, a su vez, un antiguo enfrentamiento con Armenia que demanda el reconocimiento del genocidio contra ese pueblo cometido a principios del siglo pasado por el Imperio Otomano.
Unas negociaciones realizadas el año pasado –con el apoyo del gobierno de Barack Obama– entre Armenia y Turquía para reanudar las relaciones binacionales, se malograron recientemente cuando el gobierno turco incluyó sorpresivamente la cuestión de Nagorno en esas conversaciones.
El cuadro regional es extremadamente complejo. Turquía avala abiertamente la demanda territorial de su aliado Azeribaijan sobre el enclave, posición que rechaza firmemente Armenia, un pequeño país pero que cuenta con un fuerte lobby en los Estados Unidos. Esa capacidad de gestión ha crecido en las últimas semanas como consecuencia de los choques entre Turquía e Israel por la crisis de la Franja de Gaza.
En este incómodo conflicto pesa también la cuestión petrolera. El mayor oleoducto del mundo en capacidad de transporte, nace en Azerbaiján que cuenta con importantes reservas del fluido, cruza Georgia, esquivando a Armenia, y llega hasta Turquía.
El oleoducto es un obra realizada por corporaciones petroleras occidentales con fuerte apoyo de Estados Unidos y ha funcionado como una virtual frontera frente a Rusia.
Los analistas han sostenido que esa emprendimiento, de enorme valor estratégico y económico, es la clave que ha impedido hasta ahora la ruptura del armisticio. No es claro, qué es lo que ha variado sorpresivamente esa ecuación.