Si existe algo patético en el mundo entero es la maldita y tradicional costumbre de enseñar lo religioso con leyendas extrañas llenas de ilusión. Este  método pedagógico de Babilonia la grande, a pesar de ser tan atroz, nubla las consciencias humanas y las conduce desde muy pequeñas a creer y aceptar todo lo que el sistema dice, enseña y acostumbra a hacer. Todo esto hasta que alguna desilusión propia de la edad tire abajo todas esas creencias y anuncien un tiempo nuevo para volver a aceptar otra ilusión, pero esta vez más acorde a la edad.
 La leyenda del conejo de la tumba.
El conejo comprendió (¿?) que Jesús era el Hijo de Dios y decidió que tenÃa que avisar al mundo y a todas las personas que lloraban que ya no tenÃan que estar tristes porque Jesús habÃa resucitado. Como los conejos no pueden hablar, se le ocurrió que si les llevaba un huevo pintado, ellos entenderÃan el mensaje de vida y alegrÃa, y asà lo hizo. Desde entonces, según la leyenda, el conejo sale cada Domingo de Pascua a dejar huevos de colores en todas las casas para recordar al mundo que Jesús resucitó y que hay que vivir alegres. Según Barbara Martin, el conejo hace huevos de chocolate. (Fuente: Wikipedia)Lo gracioso de esta ridÃcula historia es que millones de almas la creyeron y la transmitieron a sus generaciones como un sÃmbolo pascual digno de ser recordado cada domingo florida de resurrección.
La serpiente antigua engañando con sus imitaciones del diseño original.
Ya en el siglo VIII los anglosajones habÃan transferido dicho nombre a la fiesta cristiana que designa la celebración de la Resurrección de Cristo, y adaptaron el nombre de la fiesta pagana, junto a todas sus costumbres y sÃmbolos, en las tradiciones cristianas. A partir del siglo XIX, se empezaron a fabricar los muñecos de chocolate y azúcar en Alemania.
Como podemos ver, y sabiendo que siempre ocurrió lo mismo, la tradición católica romana no pudo con una costumbre tan arraigada, de manera que colocó, aprovechando las fechas, al adorable conejito dentro de la tumba de Jesús y asà lo santificó. Este conejito serÃa testigo de la resurrección y su misión dar la buena nueva a todos los niños. Estos conejitos, esconderÃan huevos pintados de colores en sus nidos, del nido se pasó a la cesta, y de ahà a la costumbre de esconder huevos para que los niños los busquen la mañana de pascua.
¿ Y por qué son de chocolate?
¿Pero por qué son de chocolate y por qué tienen colores vivos? Esa es otra historia y se remonta a la Rusia de los zares. Hacia el siglo XVIII en Europa del Este se celebraba la Pascua regalando huevos duros, como una manera de reafirmar la llegada de una estación próspera. En tiempos de hambre, tenÃan su onda. Pero por regla general no resultaba un regalo muy atractivo. Asà que los zares le dieron la vuelta de rosca para marcar su categorÃa high class: los empezaron a hacer de porcelana, a decorar con joyas y metales y preciosos, y a coleccionarlos.
BIEN DICE COMO SIEMPRE, LA TAN SABIA PALABRA DE ADONAI,MI PUEBLO PERECE POR FALTA DE CONOCIMIENTO.GRACIAS POR COMPARTIR,BENDICIONES