Por P.A. David Nesher
Es muy interesante saber que las Sagradas Escrituras, en sus códigos hebreos, tienen una particular forma de referirse al espíritu (o «impulso«) que impele al ser humano a rebelarse contra la voluntad de su Creador, expresada en Sus Mandamientos. Me estoy refiriendo al epíteto de «HaSatán» que literalmente significa «El Opositor«, «El Adversario» o «El Oponente«. Es decir, que la Escritura divina muestra que todo aquel que se opone abiertamente a la voluntad del Eterno se convierte a si mismo en un HaSatán (un “opositor” u «oponente» a Dios).
Ahora bien, preguntémonos: ¿Cual es esa voluntad divina?
Pues que el ser humano se aleje de lo malo, para hacer en cambio el bien; tal como lo entendió y escribió el salmista:
“Apártate del mal, y haz el bien, y vivirás para siempre”
(Salmo 37:27)
En otras palabras, Yahvéh, nuestro Dios, quiere que el hombre haga lo bueno, absteniéndose de mentir, de robar, de hurtar, de matar a la persona inocente, de fornicar, de adulterar, de deshonrar a sus padres, de trabajar siete días a la semana, y de adorar a la creación (imágenes) en vez de al Creador.
Yahvéh, como nuestro Creador, desea que entendamos que, guardar Su Instrucción (Torah) que Él escribió con sus propios “dedos” sobre las dos tablas de piedra, así como cada uno de sus mandamintos (mitzvot), deben ser el todo de nuestras vidas, ya que ellos serán la regla por la cual todos habremos de ser juzgados. Así al menos esta escrito:
“Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala”
(Eclesiastés 12:13)
Así pues, tanto el judío, como el cristiano, o el musulmán que rehúsa guardar los mandamientos, esta esclavizado por HaSatán, y se ha enfermado con la lepra del pecado. Y, esta lepra espiritual que es la rebelión a los mandamientos de Yahvéh, no puede ser sanada sino por la operación de un milagro divino.