Un reciente estudio demuestra que los masajes no solo sirven para relajar. También generan cambios biológicos que fortalecen el sistema inmunológico.
Para nadie es un secreto que los masajes tienen un efecto relajante en el cuerpo porque liberan la tensión acumulada por el trabajo o por un dolor muscular. Sin embargo, una reciente investigación demuestra que este tipo de terapia también es una herramienta eficaz para mantener el buen funcionamiento del organismo. Un grupo de investigadores del Centro Médico Cedars-Sinai de Los Ángeles, Estados Unidos, encontró que una sola sesión de masajes produce cambios significativos en el sistema inmunológico y endocrino en personas sin dolencia alguna.
Para demostrar esto, los expertos reunieron a de 53 adultos sanos, entre hombres y mujeres, divididos en dos grupos para aplicarles sesiones diferentes de fisioterapia. De ellos, 29 recibieron un masaje sueco, caracterizado por ejercer presión no muy fuerte, mientras a los otros 24 se les dio un masaje más suave durante 45 minutos. Además, a cada uno se le introdujo un catéter intravenoso para evaluar la sangre antes, durante y después de la sesión.
Al terminar el experimento, los científicos encontraron que un solo masaje había producido cambios biológicos. Según explicó a SEMANA Mark Rapaport, líder de la investigación publicada en The Journal of Alternative and Complementary Medicine, el análisis sanguíneo mostró que con la estimulación de la piel se desactivó la producción de algunas hormonas causantes del estrés, como el cortisol, y disminuyó la arginina vasopresina, una hormona que contribuye al comportamiento agresivo. Las personas también registraron mayor actividad en los linfocitos, unas células que defienden al organismo de sustancias nocivas y que son parte fundamental del sistema inmunológico. «El interés era comprender cuál es la base biológica del masaje que hace que les ayuda a las personas a aliviar el dolor, el estrés, la ansiedad o la depresión», dijo Rapaport.
Por último, las personas experimentaron un aumento en los niveles de oxitocina, un neurotransmisor involucrado en la sensación de satisfacción. Según la fisioterapeuta Carolina Cáceres, estas reacciones biológicas se explican porque la fricción sobre la piel produce calor que aumenta la circulación, y esta a su vez genera un incremento en el flujo sanguíneo que no solo activa la producción de hormonas, sino que barre sustancias tóxicas que se acumulan en el cuerpo. Una de estas es el ácido láctico, que aparece en los músculos después de una actividad física.
Diferentes estudios han demostrado los beneficios del masaje, como en los recién nacidos. Nancy Landinez, fisioterapeuta de la Universidad Nacional, señala que los bebés que reciben estímulo a través de contacto son más felices, tienen mejores relaciones con los demás y desarrollan más habilidades comunicativas. Otra investigación del hospital de la Universidad de Colorado con enfermos de cáncer encontró que la fisioterapia les ayudó a disminuir el dolor inmediato y a mejorar el estado de ánimo.
A pesar de las bondades de esta terapia, los expertos hacen énfasis en que la persona que la practique debe ser profesional. «Hoy en día existe una gran oferta de masajes, en su mayoría estéticos, y en muchos sitios ni siquiera evalúan las condiciones fisiológicas del paciente -advierte Cáceres-. Por eso muchas personas salen con lesiones».
Lisa Corbin, directora del hospital de la Universidad de Colorado, también aclara que en algunas personas los masajes tienen restricciones, en especial «los que sufren insuficiencia cardiaca, mujeres embarazadas, personas de huesos frágiles o aquellos con tendencia a sangrar con facilidad». Aunque Rapaport reconoce que estos hallazgos indican que el masaje no es solo para sentirse bien sino para tener buena salud, admite que solo se centra en los efectos inmediatos. «El paso siguiente -dice- es investigar las ventajas en el largo plazo».
fuente: semana.com