Un Análisis escatológico basado en la profecía de los Últimos Tiempos.
Por P.A. David Nesher
Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha levantado la vista a los cielos, buscando respuestas, guía y augurios en el silencioso ballet de los astros. En estos días, el movimiento profético del Espíritu Santo nos está invitando a recuperar esa perspectiva ancestral. Eso sí, debe quedar bien claro esto que no debe suceder desde la astrología (prohibida por el Eterno), sino desde una astronomía escritural (bíblica) yahvista que concibe al sol, la luna y las estrellas como señales divinas puestas por el Creador. La «astronomía bíblica» es una disciplina revelada por el Eterno para que los creyentes puedan entender sus tiempos, recibir sus advertencias y prepararse para eventos proféticos. Es una forma de ver al cielo no por curiosidad, sino para escuchar la voz de Dios manifestada a través de sus creaciones celestiales
En este marco, debemos entender que el eclipse solar parcial del 21 de septiembre próximo pasado no se presenta como un mero fenómeno astronómico, sino como un mensaje celestial cargado de simbolismo y advertencias urgentes para nuestro tiempo, y especialmente para nosotros Sus redimidos.
El fundamento de esta interpretación yace en la convicción de que el Eterno utiliza las lumbreras celestiales para marcar sus tiempos y comunicar su voluntad, tal como se establece desde el Génesis (cap. 1: vers. 14) donde Dios establece que el sol y la luna servirían «como señales de los tiempos«. Por lo tanto, observar los cielos es una forma de discernir correctamente el calendario del Eterno y Sus pautas de propósito para nuestras vidas.
Podemos ir al libro de (Job 38:31-33) para demostrar que las Sagradas Escrituras hablan directamente de las constelaciones (las Pléyades, Orión, la Osa Mayor) y de las «ordenanzas de los cielos», sugiriendo que tienen un propósito bien pautado por el Eterno y por ende una función específica establecida para advertir a Su santos. Entonces, afirmaré aquí que todo lo que sucede en los cielos tiene una repercusión en la Tierra. Las señales aparecen primero en los niveles cósmicos y luego, sus efectos se manifiestan en la geopolítica de nuestro mundo. Por ende, cada cuerpo celeste, como cada constelación, tiene un significado específico en este sistema interpretativo.
Los patriarcas, los sabios de Oriente que buscaron al Mesías y los profetas como Joel (2:30-31) y Juan en Apocalipsis (12), todos ellos entendieron que los cielos declaran la Gloria de Elohim y Su diseño de Salvación para Su Pueblo. [Nota: Como ejemplo, recordemos que los sabios de Oriente supieron del nacimiento del Mesías al observar y entender la «estrella de Belén», que el autor identifica como una alineación de Júpiter y Saturno].
Por lo dicho hasta aquí, aceptaremos que observar el firmamento se convierte en un acto de obediencia y discernimiento espiritual para comprender los acontecimientos que repercuten en la Tierra.
Al estudiar el libro de Apocalipsis, notamos que la cosmovisión profética de Juan de Patmos se articula en torno a una premisa fundamental e ineludible: los eventos astronómicos y las tensiones geopolíticas no son fenómenos aislados ni aleatorios, sino parte de un guion divino que se desarrolla a un ritmo acelerado ante nuestros ojos.
Desde esta premisa surge la tesis central que sostiene que el Eterno da primero la señal en los cielos y lo después repercute en la tierra, estableciendo una causalidad directa entre los presagios cósmicos y su manifestación en el escenario mundial.
En esta bitácora analizaremos las tres dimensiones clave de esta narrativa:
- las señales astronómicas como lenguaje divino,
- la reinterpretación del cronograma profético y
- el cumplimiento de la profecía a través del actual panorama geopolítico y social.
El eclipse de este domingo 21 de setiembre adquiere una relevancia particular por su contexto temporal y simbólico. Ocurrirá precisamente un día antes de la fiesta de Yom Teruah, conocida como la boda del Mesías. Durante este evento, la Luna, que en esta teología representa a la humanidad (particularmente a Israel), ocultará parcialmente al Sol, que simboliza a Yeshúa HaMashiaj. El hecho de que la luna se presente totalmente negra es interpretado como una señal contundente: la humanidad, en su mayoría, ha rechazado la luz del Mesías justo en vísperas de la celebración nupcial
- El Lenguaje de los Cielos: Señales Astronómicas como Presagios Divinos.
El cosmos debes ser interpretado por nuestra alma como un lienzo donde el Eterno inscribe sus advertencias y anuncios.
Los eclipses solares siempre fueron considerados como mensajes de juicio particularmente significativos. Por ello, considerar la trayectoria de tres eclipses ocurridos sobre Estados Unidos (21 de agosto de 2017, 14 de octubre de 2023 y 8 de abril de 2024) es lograr captar una doble simbología: una letra «tav» (última del alefbato hebreo) que indica que la nación está «reprobada», y a la vez, la letra «Alef» del paleohebreo, que significa «el principio».
Debemos entender que el significado principal de la letra tav es «consumado es». Esta interpretación proviene de la práctica en los antiguos contratos hebreos, donde al final del documento, además de la firma, se ponía una letra Tav para indicar que el acuerdo estaba finalizado y completado
Esta señal se asocia directamente con la «caída del dragón» de Apocalipsis 12, fechada el 8 de abril de 2024, momento en que un eclipse solar total cruzó Norteamérica, desde México hasta Canadá, pasando por Estados Unidos.
De igual manera, el eclipse parcial del 21 de septiembre de 2025 adquiere una connotación profética al asemejar su forma a la «luna musulmana», un presagio visual del avance del Islam en el mundo. Esta observación visual se vincula directamente con las numerosas noticias presentadas sobre el avance del Islam y los conflictos globales
Más allá de los eclipses, la configuración de las constelaciones durante este evento merita ser descifrada minuciosamente.
Comencemos viendo el detalle de que la constelación de la Copa (Crater), al verse «volteada» en el hemisferio sur, simboliza que Dios está a punto de derramar la copa de ira del vino del furor sobre la humanidad pecadora. Junto a ella, la constelación del Cuervo representa las aves de rapiña que se alimentarán de los ejércitos en la batalla de Armagedón
Simultáneamente, en la constelación de Virgo (Betulá, que representa a Israel), la presencia de Marte simboliza la guerra, mientras que Mercurio se identifica con el «falso mensajero», una figura que en nuestros días algunos asocian directamente a Donald Trump.
También ayer se vio a Venus en Leo: La presencia de Venus es significativa, ya que representa a «Yeshúa HaMashiaj» como la «estrella resplandeciente de la mañana» (Apocalipsis 22:16) cuyo símbolo enfatiza su papel como la luz que disipa la oscuridad, el que trae la verdad y la salvación, y que anuncia su gloriosa venida. Este título también representa la plena realización de la esperanza y la transformación de los creyentes. Se hace una promesa similar en Apocalipsis 2:28, donde Jesús promete darles la «estrella de la mañana» a los vencedores, simbolizando una mayor intimidad con Él o la autoridad en el reino mesiánico.
Otros fenómenos cósmicos refuerzan este mensaje de inminencia. Por ejemplo, la aparición de dos cometas en Virgo: el C/2025 R2 y el C/2025 más conocido por 3I/ATLAS. Hay que destacar que los científicos notaron que el cometa 3I/ATLAS ha cambiado su color a verde, un hecho que se vincula directamente con la profecía de Apocalipsis (8:10-11) sobre la estrella «Ajenjo», descrita como verde y tóxica, que envenenará las aguas durante el día de la ira. Los científicos afirman que el cambio de color del cometa a verde habla de una toxicidad en el mismo, lo que para nosotros podría tomarse como un llamado divino a una preparación para el día de la ira, del cual los creyentes serán librados
Asimismo, la detección de la mayor fusión de dos agujeros negros, ocurrida el 15 de julio de 2025, es interpretada como el inicio de la «reestructuración total» del universo y el comienzo de los «nuevos cielos y nueva tierra» mencionados en Mateo 24.
- Una Escatología Acelerada: La Reinterpretación del Tiempo Profético.
Las fuentes proponen un cronograma escatológico que se aparta de las interpretaciones tradicionales y subraya una aceleración drástica de los eventos. Se rechaza la idea de una futura «semana 70» de Daniel, argumentando que esta fue cumplida por «Yeshúa HaMashiaj» (Jesucristo) hace 2.000 años. En su lugar, se establece una cronología precisa: la Tribulación comenzó en 2020, y la Gran Tribulación se inició el 7 de septiembre de 2025, coincidiendo con una «luna de sangre» que marcó un punto de inflexión en la velocidad de los acontecimientos.
La profecía clave para determinar la proximidad del fin es la de la higuera en Mateo 24, que representa a Israel. Se argumenta que la generación que viera a Israel «reverdecer» (su fundación en 1948) no pasaría sin que todo se cumpliera. Basándose en el Salmo 90, que define una generación como 70 u 80 años, se calcula que el cumplimiento final podría ocurrir entre 2027 y 2028, dejando un margen de tiempo extremadamente corto. Esta urgencia es el motor que impulsa el llamado al arrepentimiento y la santidad.
En medio de este panorama de juicio, emerge una promesa para los creyentes: la trompeta final. Debemos tener en claro que ésta no es la séptima trompeta de la ira de Apocalipsis, sino la trompeta de Elohim que, al igual que los toques ceremoniales en el antiguo Templo de Jerusalén, convocará al pueblo y señalará su traslado. La voz de Yeshúa, descrita como una trompeta en Apocalipsis, será la que llame a los suyos en un evento instantáneo conocido como el Natzal (arrebatamiento), antes de que la ira sea derramada
- El reflejo terrenal: Geopolítica y conflicto como cumplimiento profético.
Esta profecía celestial no se presenta en un vacío, sino que se conecta con eventos geopolíticos actuales. Se argumenta que el juicio ya ha comenzado por «la casa de Yahveh» (1 Pedro 4:17), es decir, Israel. Con la «pesadilla» que le tocó vivir a Israel desde el 7 de octubre de 2023 podemos decir que apareció el inicio de este juicio. Después, este se extenderá a todas las naciones que no obedecen el Evangelio del Reino de Dios.
Asimismo, en estos días se ha destacado Qatar como financiadores de grupos terroristas islámicos como Hamás en Palestina y también a Hezbolá en Irán. Su nombre si lo llevamos al hebreo bíblico significa «hacer que el humo se eleve«, una metáfora de la guerra y la ira de Dios.
Qatar también financia mezquitas en Europa vinculadas a los Hermanos Musulmanes, lo que ha llevado a que el continente se convierta en «Euravia»
Los eventos mundiales son presentados como el cumplimiento tangible de las señales celestiales. El crecimiento del Islam es un tema central, ya que se está manifestando como una fuerza de dominación global. Líderes y eruditos islámicos declaran abiertamente sus intenciones de establecer un califato global. Por ejemplo, un erudito islámico, hablando en Estados Unidos, afirmó sin rodeos: «una Europa musulmana va a ser realidad» y «también Estados Unidos será un país musulmán», añadiendo que «el Islam entrará a todos los hogares». En la misma línea, un grupo de musulmanes en Estados Unidos declaró públicamente que el país, junto con el secularismo y la democracia, son «cánceres» y que «el islam es la respuesta». Las conversiones al Islam en Estados Unidos están ocurriendo «por miles y en breve por millones». Esto se acompaña de desfiles islámicos en ciudades como Houston y Michigan. En Europa cientos de iglesias cristianas, vacías porque la gente «ya no cree en Dios», son convertidas en centros comerciales, restaurantes y, de manera significativa, en mezquitas. Un ejemplo concreto es la instalación de una mezquita dentro del baptisterio de la Catedral de la Fe de Mejorada del Campo (Madrid), España.
Leí un reporte desde Alemania donde las escuelas planean quitar las clases de música para no ofender a los estudiantes musulmanes, ya que según sus creencias, ni los niños ni las niñas deben cantar.
El crecimiento del Islam se ve respaldado por una creciente fuerza geopolítica y militar, con alianzas estratégicas y preparativos para la guerra. Un ejemplo de esto es el caso de Pakistán, una potencia nuclear, que en un movimiento de gran importancia estratégica, confirmó que dará protección nuclear a Arabia Saudita tras sellar un nuevo pacto de defensa.
El régimen iraní está invirtiendo masivamente en su infraestructura de seguridad y ha desarrollado un misil balístico intercontinental con alcance para atacar toda Europa. Se considera que un enfrentamiento entre Irán e Israel es «inevitable».
El 12 de setiembre pasado algunos medios reportaron la masacre de más de 121 cristianos durante un funeral en el Congo, un ataque perpetrado por una «milicia jihadista vinculada al Estado Islámico». El Estado Islámico celebró esta masacre en sus medios de prensa.
Ante la petición de Donald Trump de devolver la base aérea de Bagram, los talibanes respondieron que están «dispuestos a luchar otros 20 años» si es necesario, negándose a entregar las bases y el arsenal que Estados Unidos dejó atrás
Todo el conflicto en torno al Estado de Israel se intensifica, con amenazas militares de Irán, Egipto y otros actores. Algunos ya están profetizando una invasión masiva de Israel por una coalición de naciones que, finalmente, será aplastada por Dios. En este escenario, Donald Trump juega un papel profético como el «falso mensajero» cuyo nombre significa «gobernante del mundo» y cuyas acciones, como el intento de recuperar bases en Afganistán, agitan el panorama internacional. Recordemos que apenas asumió su segundo mandato puso al mundo casi de rodillas con el tema de los aranceles, una acción que, según se afirma, nadie en la historia había hecho antes.
Uno de los planes que maneja actualmente la Administración Trump de cara al futuro de Gaza tras la guerra pasaría por la evacuación de todos los habitantes de la Franja convertirla en centro turístico y manufacturero. Gaza sería controlada en régimen de fideicomiso por Estados Unidos -entregada por Israel- durante al menos 10 años y requeriría reubicar como mínimo temporalmente a los dos millones de gazatíes durante la reconstrucción. El fideicomiso ofrecería a quienes posean terrenos un token digital a cambio de derechos para reurbanizar su propiedad, que se utilizaría para financiar una nueva vida en otro lugar o, eventualmente, se canjearía por un apartamento en una de las seis u ocho nuevas ciudades inteligentes impulsadas por IA que se construirán en Gaza, de acuerdo a The Washington Post.
Cada palestino que decida irse recibiría un pago en efectivo de 5.000 dólares y subsidios para cubrir cuatro años de alquiler en otro lugar, así como un año de alimentos.
En español, este plan recibe el nombre de ‘Fideicomiso para la Reconstitución, Aceleración Económica y Transformación de Gaza’ (o GREAT Trust), y ha sido diseñado por israelíes que han trabajado con EE.UU. en la llamada Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), liderado por Jared Kushner, quien está casado con Ivanka Trump.
Este es el plan de Jared Kushner, yerno de Trump, para Gaza, lo que lo conecta de alguna manera con la profecía de Daniel 11:45, que habla del «antimashíaj» estableciendo su palacio «entre los dos mares» (el Mediterráneo y el Mar Muerto), identificando este lugar como Gaza
A todo esto se suman un resurgimiento del antisemitismo, como un cartel aparecido en Alemania el 18 de setiembre que dice «los judíos aquí están prohibidos» y numerosos ataques antisemitas en Uruguay.
Un punto culminante de la profecía geopolítica es la declaración del presidente Macron sobre diez naciones que se preparan para reconocer un estado palestino. Este número es directamente vinculado a los «diez cuernos» de la bestia en Apocalipsis 17, que se volverán contra «la ramera» (interpretada como el Vaticano), señalando la formación inminente del sistema global final.
Disturbios como los ocurridos en Nepal son vistos como un ensayo de la desestabilización que se extenderá por otras naciones.
Conclusión.
El análisis que hemos hecho hasta aquí revela una cosmovisión herméticamente integrada, donde cada evento, desde el cambio de color de un asteroide hasta una declaración política, es una pieza de un rompecabezas profético que apunta a un fin inminente. La narrativa transforma el caos aparente de las noticias mundiales en una secuencia ordenada de señales y cumplimientos divinos. Más que una simple exposición de datos, el mensaje es un llamado urgente a la acción: hacer teshuvá (arrepentirse o retornar al Eterno) en Su Ungido, bautizarse en Él y vivir en santidad, manteniendo la mirada en los cielos, donde, según lo considerado en estas líneas, se anuncia que la redención está cerca. El mundo, tal como lo conocemos, es presentado desde esta perspectiva profética, no al borde del colapso casual, sino en la víspera de una intervención divina definitiva y meticulosamente anunciada en las Sagradas Escrituras y plasmada en las estrellas.
En conclusión, el eclipse de este domingo 21 de septiembre es presentado como una advertencia final y multifacética. Es un llamado divino a mirar hacia los cielos para comprender los tiempos que vivimos. La copa volteada, la luna ennegrecida y las constelaciones circundantes son un testimonio cósmico de que el tiempo de la gracia se agota y el juicio se aproxima. Ante esta revelación, la única respuesta sensata es el arrepentimiento, la preparación espiritual y la adhesión a los pactos del Eterno, aguardando con fe el sonido de esa trompeta final que anunciará la redención prometida.