De cómo la Policía Nacional ha caído en un tenebroso círculo vicioso de la corrupción. La historia se repite una y otra vez y se hereda de generación en generación.
Para nadie es un secreto la manera en que el narcotráfico permeó absolutamente todas las instancias de la institucionalidad de nuestro país desde hace ya varias décadas.
Los grandes capos de las drogas forjaron poderosos imperios criminales por medio de la violencia, de su poder intimidatorio, de los enormes capitales que amasaron en muy poco tiempo – lo que para un empresario decente llevaría toda una vida o incluso varias generaciones, para un narco le lleva entre cinco a diez años, más o menos -, pero sobre todo a partir de su capacidad corruptora donde no hay nada que no se pueda comprar, incluso la conciencia de todo un país.
Este poder corruptor llegó incluso hasta las instancias encargadas de combatirlo como ciertos fiscales, jueces, militares y particularmente la policía nacional, que desde que inició la “guerra contra el narcotráfico” comenzó a forjar una serie de alianzas oscuras que por un lado permitieron consolidar lo que hasta hoy exhibe como sus mayores logros – cartel de Medellín, de Cali y una interminable lista de cabecillas de todas las calañas -, pero que por otra parte consolidó una especie de “pacto con el diablo” difícil de deshacer con el paso de las generaciones.
Por el contrario, pareciera que al interior de la policía se hubiera conformado una especie de “saga criminal y corrupta”, cuyos orígenes se remontan a mediados de los años ochenta y que aún hoy en día perduran se mantienen y se fortalecen con cada nueva generación de policías; una especie de “herencia malévola en todos estos años” de una forma tan perfectamente planeada que ha pasado casi que desapercibido durante todos este tiempo. Hasta ahora.
Los policías implicados han tenido la habilidad de mostrar a la opinión pública una imagen “transparente” de intachables oficiales, altamente operativos, con un sinfín de resultados “contundentes” contra la criminalidad, dignos de admirar, pero por otro lado, tienen un lado oculto: ese que han tratado de acallar, de silenciar de esconder, es el de sus profundos vínculos con los sectores más recalcitrantes del narcotráfico y de la criminalidad de este país.
Veamos los dos lados de la moneda en los dos siguientes casos, el lado público, el que todo el mundo conoce, y el lado oscuro, ese que tanto se han empeñado en evitar que conozca la luz. Y veamos cómo existe un común denominador en los dos casos: nada más y nada menos que el mejor policía del mundo, el general Oscar Naranjo. Esta es la historia:
Coronel Danilo González Gil: el amigo entrañable del general Naranjo
Su lado público: su trayectoria en la policía fue brillante. 23 años de servicio lo consagraron como el hombre clave detrás de los principales golpes contra el cartel de Medellín, la operación Milenio, el rescate del hermano del ex presidente Gaviria y la captura de un importante número de narcotraficantes. Su trabajo le permitió ganarse la confianza incluso de las agencias de inteligencia internacionales, especialmente de Estados Unidos, que lo condecoraron por sus destacados servicios.
Hacía parte del grupo de oficiales más cercanos al general Rosso José Serrano quien entonces había sido designado el ‘mejor policía del mundo’ –¡que coincidencia no!- y su futuro no podía ser más prometedor. Sin embargo, “misteriosamente” fue retirado de la policía cuando ostentaba el rango de coronel. La institución no dio mayores explicaciones, pero sus “sucesores” continuaron en la policía por muchos años más.
Pocos meses antes de ser asesinado saldría un artículo en la revista Semana titulado “De cazador a cazado”[1] donde la opinión pública conocería los hasta entonces oscuros nexos del ex coronel González con el cartel del Norte del Valle y su complicidad en el envío de cocaína a Estados Unidos, señalamientos que para entonces ya hacía parte de una investigación de una corte federal, la cual no llegó a feliz término debido al intempestivo asesinato del ex uniformado en el norte de Bogotá en abril de 2004.
Su lado oculto: Los éxitos del coronel Danilo González brillaban con luz propia y eclipsaban la verdadera naturaleza de sus resultados institucionales; en realidad la historia lo recordaría como el arquetipo clásico de la corrupción en la policía y por la manera como terminó siendo un auténtico capo, así como por ser parte activa de los carteles de Cali y Norte del Valle.
Sus vínculos con el mundo del narcotráfico comenzarían desde muy temprano y se pierden en los mismos orígenes del cartel del Norte del Valle, cuando Danilo González, y los ex policías Orlando Henao –el hombre del overol-, Wilmer Varela –Jabón-, Víctor Patiño –La Fiera o El Químico-, y su medio hermano Alfonso Ocampo Fómeque –Tocayo’, así como Juan Carlos Ramírez Abadía –Chupeta- y Hernando Gómez Bustamante –Rasguño-, deciden retar el poder hegemónico de los hermanos Rodríguez Orejuela, luego de haberse quitado del camino a Pablo Escobar y al cartel de Medellín.
Con el conocimiento y autorización de la cúpula de la policía de la época fue uno de los fundadores de los llamados “Pepes” -perseguidos por Pablo Escobar-, luego de una reunión con Fidel Castaño –el creador del grupo paramilitar que más adelante sería conocido como las AUC- en un apartamento en el populoso sector de El Poblado.
Luego se convirtió en el jefe de seguridad de Wílber Varela. Además, extendió sus relaciones hasta las autodefensas de Carlos Castaño e incluso de las FARC, como lo sostendrían los mismos testimonios de los jefes paramilitares ante los fiscales de justicia y paz. Según Hébert Veloza, alias H.H., Danilo González fue uno de los autores intelectuales del asesinato del dirigente conservador Álvaro Gómez Hurtado en 1995 y del secuestro del arquitecto Juan Carlos Gaviria en 1996. Lo hizo, supuestamente, en apoyo a un proyecto criminal para desestabilizar al gobierno de Ernesto Samper, cercado por el escándalo de la narcofinanciación de su campaña.
En otras palabras, Danilo González jugaba a dos bandas. Por una parte, mediaba para que sus socios del narcotráfico saldaran rápidamente sus cuentas con la justicia, y por otro, contribuía a desestabilizar al gobierno y sacar ventaja. El hallazgo de la USB de Carlos Castaño entregada por H.H., se encarga de confirmarlo: «(…) no solamente fue el cerebro de su secuestro, sino de otras atrocidades como el secuestro en Colombia de Juan Carlos Gaviria y el asesinato de Álvaro Gómez Hurtado, entre muchas otras bestialidades». Con el tiempo se supo que este y otros excesos hacían parte de una idea aún más descabellada: el «Plan Birmania», una alianza de fuerzas al margen de la ley patrocinada por el narcotráfico para concretar, a mediano plazo, la toma del poder político, inicialmente en el plano local y posteriormente a nivel nacional.
La DEA ratificó lo que ya sospechaba: la justicia de Estados Unidos, poco a poco, había configurado un sólido expediente en su contra que estaba a punto de convertirse en un indictment de solicitud de extradición, por cargos precisos: prestar seguridad a los capos del cartel del norte del Valle, tráfico de dinero, soborno, secuestro y tortura. Ante la inminencia de la captura, Danilo González se reunió en Aruba con el fotógrafo y doble agente de la DEA Baruch Vega con el objetivo de negociar su entrega ante la justicia norteamericana.
Pero se le adelantó la muerte y fue acribillado paradójicamente por otro ex policía, el capitán Jaime Hernán Pineda –conocido como Pedro Pineda o Pispis- y por Carlos Robayo, alias ‘Guacamayo’, lugarteniente del capo Diego Montoya, ante el temor que los delatara y revelara los más íntimos secretos de la mafia, la policía y los sectores de la sociedad infiltrados por el narcotráfico.
Por lo menos eso le confesó ‘Guacamayo’ a la DEA y al FBI desde cuando fue capturado con fines de extradición por la Dijín, el 18 de marzo de 2005, quien luego del asesinato de varios de sus familiares, por orden de su antiguo jefe ‘Don Diego’ decidió contar todo lo que sabía, particularmente los nombres y pruebas contra oficiales de la Fuerza Pública involucrados con la mafia.
En el momento de la muerte de Danilo González era un hombre millonario, al punto que ni siquiera sus antiguos colegas en los tiempos de oficial de la Policía se arriesgan a calcular su inmensa fortuna. Era socio de algunos hoteles en Brasil, dueño de pases de jugadores de fútbol en varios países, propietario de varios locales comerciales, apartamentos y fincas, pero sobre todo, poseedor de los principales secretos de los carteles de la droga y sus clandestinas alianzas con el Estado o los cruces de las autoridades nacionales con los organismo internacionales de lucha contra el narcotráfico.
Cesar Augusto Pinzón Arana: el discípulo más avezado del general Naranjo
Su lado público: este recién salido general comparte con asombrosa similitud la vida y trayectoria del ex coronel Danilo González, tanto en lo bueno como en lo malo. De hecho, es más que una coincidencia, es en efecto el mismo modelo de criminal disfrazado de destacado policía, veamos:
Durante más de 30 años de vida en la policía siempre estuvo en cargos de primera línea en contra de la criminalidad, pero particularmente los que ocupó en los últimos años fueron los que lo posicionaron como uno de los oficiales más efectivos. Desempeñó importantes puestos como Director de la Policía Judicial –Dijín-, Comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá y Director de Antinarcóticos, en los que obtuvo los más sonados resultados de los últimos años como la captura de Miguel Ángel Mejía Múnera y la muerte de su hermano Víctor -Los Mellizos-; la captura de Leonardo Muñoz, ‘Douglas’; diversos cabecillas de ‘la oficina de Envigado’ y la detención de Héctor José Buitrago, el hombre que creó los grupos paramilitares en los Llanos Orientales y padre de ‘Martín Llanos’.
Pero sin duda sus dos golpes más certeros fueron las operaciones que permitieron la captura de Daniel Rendón Herrera -‘don Mario’– y la que terminó con la baja en diciembre del 2010 de Pedro Oliverio Guerrero -‘Cuchillo’-.
Todos esos golpes lo tenían, en concepto de Estados Unidos, como uno de sus mejores aliados. Tanto así que pocos meses antes de su retiro de la policía había liderado la operación ‘Fuego y Hielo’, que dejó más de 20 personas capturadas por narcotráfico en Colombia, Estados Unidos, Italia, España y Puerto Rico, lo que le valió coincidencialmente la misma condecoración por la DEA en la lucha contra el narcotráfico que recibió en su momento el coronel Danilo González.
Pero las coincidencias no terminan allí, de hecho, al igual que el coronel Danilo González, hacía parte del grupo de oficiales más cercanos al director de la policía, representado hoy en día en la figura del general Oscar Naranjo quien también ha sido designado como el ‘mejor policía del mundo’ –¡no es un Déjà vu, ¿sí ven el parecido?- y su futuro no podía ser más prometedor. Inclusive comenzaba a sonar con fuerza para ser director de la Policía una vez que el general Naranjo diera un paso al costado.
Pero al igual que el coronel Danilo González, y con el mismo misterio fue retirado de la policía. La institución tampoco dio mayores explicaciones más que un escueto comunicado del general Naranjo: «Debo decir que valoro y el país valora los esfuerzos y valentía con que este oficial enfrentó las mafias del narcotráfico. Sin embargo, valoraciones que corresponden al fuero interno de la Dirección me han llevado a asegurarle a la institución un cuerpo de generales proyectado y unido. Para nada su salida de la línea de mando tiene que ver con reproches a esa conducta, sino con valoraciones integrales alrededor del cuerpo de generales».
¿Qué son valoraciones del fuero interno de la Dirección de la policía?, y ¿por qué si su salida para nada tiene que ver con reproches a su conducta, en todo caso fue retirado? Este comunicado de prensa deja más preguntas que respuestas, pero sobre todo hacen pensar por qué tuvo el general Naranjo que justificar ante la opinión pública la salida del general Pinzón, cuando junto con él salieron otros generales de los que nada se dijo. Más bien parece ser el claro ejemplo de la locución latina “excusatio non petita, accusatio manifesta” que significa: «excusa no pedida, manifiesta acusación» y que hace alusión a que todo aquel que se disculpa de una falta sin que nadie le haya pedido tales disculpas se está señalando como autor de la falta. En español se podría traducir por las expresiones «quien se excusa, se acusa» o «disculpa no pedida, culpa manifiesta».
Su lado oculto: ha sido el perfecto sucesor de Danilo González y Oscar Naranjo en los cargos que ha desempeñado. Su énfasis es el mismo: consumados hombres de inteligencia e investigación criminal, expertos en la lucha contra el narcotráfico y boyantes en resultados operacionales.
Aunque su desempeño institucional siempre había sido destacado, en realidad se ha tratado de una elaborada estrategia para desestimar los rumores que desde algún tiempo comenzaron a circular sobre sus nexos con narcotraficantes del Norte del Valle y de la organización de alias ‘El Loco Barrera’ y que derivaron en una vida opulenta y llena de lujo, más digna de un narco que de un agente del orden.
De hecho se estableció que este general incrementó su patrimonio considerablemente, representado en diversas propiedades y gastos exceden en enorme proporción sus ingresos personales, como pasó en su momento con el coronel Danilo González.
Y es que justamente gran parte de las capturas, incautaciones y demás resultados operativos que este general le dio al país de los últimos años tuvieron origen en la protección a ciertos sectores criminales en detrimento de otros. En realidad se produjeron gracias a la precisa información que aportó la organización de alias El Loco Barrera para “sacar del camino” a sus más serios rivales. Con estas operaciones el general Pinzón quedaba siempre bien: con el país y su institución, pero también con sus “amigos” los narcos.
Esta aseveración está sustentada, entre otras, en las diversas declaraciones que un importante número de narcotraficantes colombianos capturados y posteriormente extraditados a Estados Unidos han rendido ante las agencias antinarcóticos como la DEA y el grupo ICE, así como ante la misma justicia norteamericana y que obra dentro de expedientes judiciales.
Como si lo anterior fuera poco, desde finales de 2010, cuando autoridades norteamericanas y delegados de la Fiscalía General de la Nación han tomado diversas declaraciones a alias ‘Rasguño’ bajo la gravedad de juramento con el propósito de esclarecer la muerte de Álvaro Gómez, salió a relucir nuevamente el nombre del general César Augusto Pinzón a quien el extraditado capo señaló de tener vínculos con el cartel del Norte del Valle en una diligencia ante fiscales colombianos que se llevó a cabo el pasado 15 de diciembre de 2010.
En los apartes de esta diligencia que han salido a la luz pública se conoció que el general Pinzón ha estado fuertemente vinculado desde hace años al cartel del Norte del Valle y de su amistad con el empresario vallecaucano Ignacio Londoño a quien ‘Rasguño’ también señala de pertenecer al cartel y de estar relacionado con el crimen de Gómez Hurtado.
Frente a este oscuro pasado, lo que queda claro es que durante años Pinzón, al igual que el coronel Danilo González y su principal mentor, el general Naranjo se movió hábilmente entre aguas opuestas y mantuvo una “doble vida” que públicamente lo hizo figurar como uno de los más destacados policías, mientras que en privado sostuvo peligrosas alianzas sectores del narcotráfico a los que supuestamente debía combatir.
Pese a ello, fue sorpresivo el anuncio de su mentor: el director de la policía, general Naranjo quien aseguró ante los medios de comunicación la salida del hasta ese momento su director de antinarcóticos, el general Cesar Pinzón, en medio de la aparente depuración de la institución; sin embargo y aún más sorpresiva fue la estrategia “oculta” al país: decir que lo sacaba pero en lugar de eso enviarlo de incógnito a Italia para que asumiera un cargo diplomático de esos que tiene la policía.
Este intento de mantener vigente “por si acaso” al general Pinzón fue recibido con profundo malestar e inconformismo por las autoridades europeas, quienes advirtieron que pese a que el gobierno ordenó su retiro, fue incluido por esa institución en la lista de agregados de policía, sin importar los señalamientos hechos por lugartenientes del capo Luis Caicedo, por sus presuntos vínculos con el narcotráfico[2].
Tal parece que “alguien” se resiste a ver por fuera de la policía a ese corrupto y criminal general, y han recurrido a todo tipo de maniobras con tal de mantenerlo vigente a pesar de los fuertes indicios que pesan sobre él y que muy seguramente llevarán a decisiones judiciales.
Oscar Adolfo Naranjo Trujillo
Su lado público: el círculo criminal se cierra con el hoy director de la policía nacional es permanentemente mencionado por todos los medios de comunicación como uno de los más insignes y destacados oficiales, que ha logrado en su haber una interminable lista de éxitos que lo posicionar sin discusión alguna como ‘el mejor policía del mundo’, de la misma manera en que lo fue en su momento el general Rosso José Serrano Cadena.
A fuerza de trabajo ha logrado una reputación que trasciende fronteras y que se constituye en el modelo a seguir en toda una institución: ¡un verdadero ícono! Ha estudiado en todas partes: en Colombia, en los Estados Unidos, en Inglaterra, en Argentina y en España. Ha participado en todo: en el diseño de seguridad del Palacio de Justicia, en la eliminación del ‘Mexicano’ Rodríguez Gacha, y en todos los golpes al narcotráfico y la criminalidad de sus dos compañeros Danilo González y Cesar Pinzón. Su llegada a la dirección general no fue una gran sorpresa a excepción de la intempestiva salida de 12 de sus compañeros generales en medio de un escándalo que no le tocó directamente a él. Y ha sido ratificado en su cargo por los dos últimos gobiernos. Parece inexpugnable e irremplazable. Es el único general de cuatro soles que ha habido en la Policía colombiana, y el más condecorado, y el más versátil.
Ha sido portada de un sinnúmero de revistas, varias veces personaje del año, se le dedican extensos reportajes, crónicas, se le ve en entrevistas, pero también es consultado permanentemente por agencias norteamericanas como lo destacaba una reciente columna de opinión del periodista Antonio Caballero para la revista Semana: “compartido también con los embajadores de los Estados Unidos en Bogotá, a quienes según las revelaciones de los wilileaks el alto oficial acudía rutinariamente a rendir informes. En todas las cúpulas militares que se suceden el único que no resulta descabezado jamás es el general Naranjo: siempre está ahí en la foto, a veces en el fondo a la derecha, o a la izquierda, o en la mitad, de cachucha o de quepis o de sombrero de tela de carabinero (…) y una sonrisita inescrutable de Gato de Cheshire en el País de las Maravillas, eterna, imperturbable”[3].
Cualquier intento de desprestigio ha sido rápida y hábilmente acallado con los mismos argumentos de siempre: que se trata de acusaciones sin fundamento, que es la versión de un “mafioso” contra la de él, que no hay pruebas que soporten tales aseveraciones, que es una “campaña de desprestigio” y que todo el país conoce su impecable trayectoria.
Su lado oculto: “Coincidencialmente” los dos únicos policías que han recibido esta mención son los generales Serrano y Naranjo, “coincidencialmente” este premio sólo lo ha recibido Colombia. De hecho, no existe tal cosa como el premio al mejor policía del mundo. Una investigación permitió descubrir que ningún medio de comunicación internacional registró esta noticia y ninguna asociación internacional de policía hace un certamen de esta naturaleza, y “coincidencialmente” los colombianos nos creímos el mismo cuento en dos oportunidades.
En compañía de Cesar Pinzón y otro grupo de oficiales hizo parte de los ‘Pepes’ que persiguieron a Pablo Escobar; se alió con el cartel del Norte del Valle y delegó a sus hombres más cercanos como el coronel Danilo González para entablar las estrechas relaciones que llevaría a la alianza macabra entre policías y narcos.
Miembros de la policía que no trabajaban con el cártel fueron eliminados o fueron forzados a jubilarse. Públicamente muchos miembros de policía denunciaron esta situación oficialmente a través de medios de noticias, pero inmediatamente fueron estigmatizados como policías corruptos disfrazando la verdadera realidad ‘sangrando por la herida’.
En ese entonces, Naranjo estaba a cargo de la división de inteligencia de Policía Colombiana. El y González, habían estado trabajando muy de cerca con DEA durante muchos años. Y la utilización de métodos no ortodoxos -secuestro y torturas de familiares- les permitieron entre otros forzar al comandante de grupo guerrillero JEGA, alias ‘Bochica’ liberar el hermano del ex presidente Gaviria.
La alianza con los narcotraficantes del norte del Valle sería conocida en el bajo mundo como el ‘cartel de los Diablos’, cuyo organigrama es conocido desde hace años por agencias norteamericanas el cual está integrado por peligrosos narcotraficantes y funcionarios activos y retirados de la Policía Nacional Colombiana; pero estas agencias han preferido privilegiar la información que posee en lugar de expedir un proceso judicial formal en su contra, al menos no por ahora.
De hecho, en la reunión sostenida entre el doble agente Baruch Vega y Danilo González en Aruba a finales de 2003, le mostraron los organigramas de los cárteles, en especial el denominado «Cartel de los Diablos», donde aparecían al lado de los más peligrosos narcotraficantes del Norte del Valle y jefes paramilitares como Carlos Castaño. Diego Montoya, Wilmer Varela y Hernando Gómez Bustamante, los entonces coroneles de la policía Oscar Naranjo, Leonardo Gallego, Danilo González y el general Rosso José Serrano; ante lo cual el extinto oficial sólo atinó a decir “Es muy exacto, es impresionante, todos los principales de las organizaciones están aquí”.
El objetivo de la alianza del cartel de los Diablos, era proteger su negocio del narcotráfico, que nació de las operaciones abandonadas del narco-imperio de Pablo Escobar. Así mismo, neutralizar grupos de narcotraficantes rivales. De ahí los sonados éxitos operacionales de los últimos años.
Prácticamente todos los narcotraficantes que se han sometiendo al gobierno de Estados Unidos, han hablado del general Serrano y la corrupción de la policía, especialmente de los coroneles Danilo González, Leonardo Gallego y Oscar Naranjo. Pero qué ha pasado: ¡nada! Y prestos han salido en su momento a decir que se trata de campañas de desprestigio.
Naranjo empezó a consolidar un poder considerable. A medida que la inteligencia de la Policía, a su cargo, se volvía clave en la lucha contra el narcotráfico, su liderazgo iba surgiendo.
Estuvo en Cali precisamente cuando la guerra entre los narcotraficantes de alias ‘Jabón’ y ‘Don Diego’ se encontraba en su punto más álgido y cuando le fue concedida temporalmente la libertad a Gilberto Rodríguez Orejuela en el 2002, con quien tuvo un encuentro “aparentemente casual” en un cine de la ciudad un fin de semana cualquiera.
Cuando dirigía la Dijín se presentó la muerte de su mejor amigo, el ex coronel Danilo González, ante lo cual no tuvo mayor reparo en asistir uniformado a su funeral y cuando fue cuestionado por este comportamiento, salió presuroso a los medios a explicar que lo había hecho por “solidaridad con la familia de un oficial que había caído en desgracia, en aras de la amistad del pasado”.
Pero lo que no se sabía es que detrás del episodio del general Naranjo uniformado en el entierro de Danilo González hubo una imposición, una orden directa de alias ‘Jabón’ para asistiera al funeral para demostrarle que él no había estado involucrado en el crimen de su amigo y ex compañero de institución.
Luego, uno de los momentos críticos de su carrera fue cuando su hermano Juan David fue capturado en Alemania en 2005 por narcotráfico, lo que propició que personas como el ex canciller venezolano Ramón Rodríguez Chacín[4] afirmaran que el general Naranjo también hacía parte de una red de narcotraficantes, sustentado en la información del computador del narcotraficante alias ‘Varela’, presuntamente asesinado en ese vecino país:
“Este es el computador de alias Jabón, y en este computador, por la información que he procesado allí deduzco lazos de afinidad, consanguíneos y más que eso de negocios entre ese general Oscar Naranjo Trujillo y ese capo de la mafia Wilber Varela alias ‘Jabón’ que fue asesinado antes que lo capturáramos para que no revelara información importante (…) ese Wilber Varela dice en su computador que un hermano de Oscar Naranjo de nombre Juan David era uno de sus enlaces y uno de sus secuaces y en efecto, verificando Juan David Naranjo Trujillo se encuentra actualmente preso por narcotraficante en Alemania, fue capturado el año pasado con 35 kilos de cocaína (…) cualquiera que trabaje en narcotráfico y siga la materia sabe que Wilber Varela era protegido por Oscar Naranjo Trujillo…”
En efecto, hubo un complot entre los generales Oscar Naranjo, Cesar Pinzón y el narcotraficante Daniel ‘El Loco Barrera’ para asesinar a alias ‘Varela’ en Venezuela, dado que luego de su huída al vecino país y de la captura de ‘Don Diego’, estaban dadas las condiciones para emerger como el nuevo gran barón de la droga y controlar por el fin el monopolio criminal.
Lo que muy pocos saben es que después de la captura de Juan David Naranjo Trujillo, su hermano, el entonces director de la Dijín Oscar Adolfo, movió todas sus influencias y se empleó a fondo para lograr una rebaja de penas o ¿por qué no? la libertad de su hermano caído en el infortunio, lo que lograría después de intensas gestiones, negociaciones y pactos con el gobierno alemán. Hoy en día Juan David lleva una vida tranquila en Colombia y en la más absoluta “clandestinidad” -si se puede emplear este término-.
Ese mismo año -2004- también se presentó un confuso episodio en el que Luis Fernando Torres director de Unidad Nacional de Antinarcóticos e Interdicción Marítima UNAIM y Álvaro Bayona quien se desempeñaba como fiscal de la misma unidad, así como la funcionaria Omaira Gómez adelantaron indagaciones preliminares abiertas ocho meses atrás bajo el radicado 777, luego de lo cual concluyeron que había indicios suficientes para librar orden de captura inmediata contra Jabón o Varela, quien hasta entonces no tenía un solo proceso en Colombia. Porque existen imputaciones en su contra de estar relacionado por apoyar al capo Varela, y por otra parte para citar a indagatoria al entonces coronel Naranjo, con base en testimonios allegados, para preguntarle acerca de un eventual favorecimiento o mejor inacción respecto a las actividades de Varela y los suyos.
No obstante y de manera “misteriosa” estos funcionarios fueron rápidamente vinculados a diversas irregularidades desde el hurto de unos elementos hasta la desaparición de varios expedientes, lo que le permitió al entonces Fiscal General de la Nación ser declarados insubsistentes antes que las investigaciones fueran llevadas a feliz término. Los funcionarios judiciales declararon que su salida de la Fiscalía había obedecido a frenar unas investigaciones que tenían en contra de varios narcotraficantes.
Estas declaraciones lo que generó la airada reacción del entonces Fiscal General Luis Camilo Osorio, a quien paradójicamente su jefe de seguridad – el mayor de la policía Francisco Ríos Quintero- resultó ser el hermano de Mauricio Ríos Quintero ex oficial de la Policía y hombre de la organización narcotraficante de Hernando Gómez Bustamante ‘Rasguño’.
Luego del episodio, la investigación fue archivada, no llegó a nada y Naranjo siempre ha rechazado esas acusaciones: “A mí pueden hacerme el escrutinio que deseen. Nunca en mi vida he hablado con Varela. Si ahora he tenido que salir a hablar, lo he hecho por mis hijos. Para explicarles que su papá no es un bandido (…) Varela no tiene órdenes de captura en Colombia y cuando uno golpea a un sector, los narcotraficantes piensan que es que no está actuando contra el otro”. Nuevamente se repite la retórica del general Naranjo, la cual deja en el aire la «disculpa no pedida, culpa manifiesta».
Y como si todo lo anterior fuera, poco Daniel Rendón Herrera ‘Don Mario’, capturado por el general Pinzón sostuvo en una versión libre rendida ante la Fiscalía que todo lo dicho en su contra fue para elevarle el perfil y acabarlo: “A mí me subieron el perfil delincuencial para proteger a los verdaderos narcos”.
Y culpó al director de la Policía, general Óscar Naranjo, de hacerlo, acusándolo -por enésima vez- de haberse reunido con él en San Martín, Meta y el paramilitar y narcotraficante Miguel Arroyave en 2004, después del asesinato del coronel Danilo González: “El tema que se trató fue la preocupación del general porque Arroyave había participado en el crimen de González. Y que Wílber Varela estaba indispuesto (…) Naranjo le reclamó a Arroyave por la muerte de Danilo González. Arroyave le dijo que como comandante del bloque Capital no se había prestado para ese homicidio. Naranjo dijo que tenía pruebas de que la gente de Arroyave colaboró. Arroyave quedó incómodo porque le estaban imputando el crimen y no quería tener líos con Varela”
También lo señaló de ser la cabeza visible de un complot entre altos funcionarios de la Policía y la banda criminal de Los Rastrojos para posesionarlos en el país y asesinar a los desmovilizados: “infinidad de ellos han muerto en el bajo Cauca o Medellín, donde supuestamente se han pacificado las regiones”.
Según ‘don Mario’ estas mismas acusaciones son de conocimiento desde hace tiempo por agentes antidrogas norteamericanos: “me entrevisté con unos agentes de la DEA el día de mi captura, pero no pude hablar mucho porque siempre estuvo presente el general Naranjo. Antes había hecho contacto con un agente de la DEA y le manifesté mi voluntad de denunciar. Deben tener un CD que les mandé”.
El general Naranjo nuevamente ocupó extensas páginas en los medios de comunicación y dio largas entrevistas en las emisoras para desestimar las declaraciones en su contra y para hacer ver a la opinión pública que se trataba de una nueva campaña de desprestigio: “(don Mario) es simplemente un mafioso que trata de enlodar mi imagen y la de la Policía, pero tengo claro que puedo enfrentarlo judicialmente, porque sé que es un mentiroso (…) es natural que los narcotraficantes y delincuentes configuren planes para desprestigiar mi nombre y atentar contra los hombres que los llevaron a las cárceles”.
Finalmente anunció con vehemencia que interpondría acciones judiciales en contra Rendón Herrera por calumnia, pero según parece no lo hizo, entonces si era cierto que las acusaciones eran falsas ¿por qué no denunció como dijo?, y es todo lo contrario, es decir que los señalamientos son ciertos y hubo denuncia por calumnia de por medio ¿qué pasó con el resultado?
Esta actitud es repetitiva. La mayoría de los narcotraficantes que han declarado en contra del general Naranjo coinciden en señalar la presencia del alto oficial en los interrogatorios y entrevistas, así como la fuerte coacción que ejerce para tratar de exonerar su nombre de toda responsabilidad o de toda vinculación con el mundo de la ilegalidad.
El extraditado Hernando Gómez Bustamante –Rasguño-, también indicó ante la justicia norteamericana que una vez el gobierno de Cuba –donde fue capturado este delincuente- lo envió a Colombia, el general Naranjo lo tuvo varios días en la Dijín, cuyo director era el general Pinzón -¡qué coincidencia!, donde fue coaccionado por el mismo general Naranjo para declarara su presunta “inocencia”, la cual quedó grabada y en este momento debe hacer parte de los archivos personales del director de la policía, a la espera de su utilización para desvirtuar futuras campañas de desprestigio.
Conclusión final
Ahora bien estimado lector, llegados a este punto de la narración ¿les parece demasiada coincidencia que las tres mentes más maquiavélicas de la policía en Colombia hayan liderado en tres momentos históricos grandes estrategias para ocultar la realidad y mostrarse como algo que en realidad no son, ni han sido jamás?
El lado oculto de estos tres personajes de la policía siempre ha sido tan meticulosamente protegido y cuidado, que por ejemplo en el caso del coronel Danilo González murió con su hoja de vida “limpia”, pero fue asesinado a manos de narcotraficantes; el general Pinzón fue retirado de la institución, aunque aún lucha por regresar, entonces ¿cuál será el fin del general Naranjo? El país no puede quedarse sin memoria colectiva y sin capacidad de análisis ante la gravedad de los hechos. Si conocemos la historia, ¿por qué permitimos que siempre se repita con estos grupos mafiosos?
Referencias:
[1] Ver: http://www.semana.com/nacion/cazador-cazado/75046-3.aspx
[2] Ver edición del noticiero Noticias UNO del 17 de octubre de 2011
[3] Ver: http://www.semana.com/opinion/enigma/163888-3.aspx
[4] Ver: http://www.youtube.com/watch?v=scNIEQJDWDk
Fuente: La doble vida