Mashiaj

La Creación de Adam y el Descenso del Mesías

Por Isaac Benaor

«El que descendió es El Mismo que también subió por encima de todos los Cielos para llenarlo todo.«

(Efesios 4:10)

Esta última es sin duda la enseñanza más críptica de todo en el Brit HaDashá (Pacto Renovado o Nuevo Pacto), la forma en cómo el alma del Mesías que es «antes de los tiempos antiguos» (Miqueas 5: 1, véase Pirké rabí Eliezer 3:2 entre otros) pudo «habitar corporalmente«, lo que el apóstol Pablo vino a llamar «el misterio de la Piedad» o (en hebreo: סוד אלהות _ Sod Elohut), como versa:

«Él (Mesías) fue manifestado en carne»
(1 Timoteo 3:16).

Aunque ya se ha hablado del tema, en el presente capítulo intentaremos reflexionar, desde otros puntos de vista, sobre el maravilloso misterio de la venida al mundo del Mesías.

La Torah nos relata como Adam, el primer hombre, fue creado a partir del polvo de la tierra y como después Dios sopló sobre él aliento de vida (véase Génesis 2:7).

Nos parece significativo que dicha creación sea enunciada a través de tres verbos distintos, como versa:

«El Eterno Dios formó (וייצר vayitser) al hombre.» (Ídem 2:7).

Aunque hemos colocado los versículos según el orden en que aparecen en el relato bíblico, si quisiéramos ordenar los conceptos acorde a su nivel de espiritualidad, deberíamos comenzar por el término «crear«, que es además la segunda palabra de la Torah, como se declara: «En el principió creó (ברא bará) Dios.» Siempre que este verbo aparece en el תנך Tanak (Biblia) tiene necesariamente a Dios como sujeto, pues únicamente a El Santo, Bendito Sea, es atribuible una Creación יש מאין [yesh meain] o «ex nihilo» (Traducido: «de la nada«).

En segundo término, «formar» (יצר yatsar), implicaría dar identidad a algo que es informe, pero siempre a partir de una materia prima ya existente, יש מיש (yesh meyesh) o «algo de algo«, como versa:

«Antes que te formase en el vientre te conocí.»
(Jeremías 1:5).

Y por último, el vocablo que más nos acercaría a conceptos de materialidad:

«Hacer» (עשה – asah), el cual sería susceptible de aplicar a cualquier labor de nuestras manos.

¿Por qué la Torah necesitó tres verbos diferentes para explicar la creación del primer hombre?

Veamos ahora el contexto en el que fue utilizado cada uno de ellos:

«Y creó (ויברא – vayibrá) Dios al hombre a Su imagen, en imagen de Dios lo creó, varón y hembra (lo) creó

El hombre al nivel de «creación» es, según el relato bíblico, «imagen de Elokim«. A través de la expresión צלם (tzélem), que aquí traducimos como «imagen» (y tiene también las acepciones de «sombra» o «modelo«), llegaríamos a relacionar la creación del primer hombre con los sacrificios prescritos por Dios para la expiación de los pecados pues, según el autor de la carta a los Hebreos, ellos eran «la sombra (צלם tzélem) de los bienes venideros (אבות העתידות tobot ha’atidot)» (Ídem 10:1), término que haría referencia al sacrificio del Mesías, Quien sería inmolado en propiciación por nuestras transgresiones, como versa:

«Hemos sido santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Yeshúa el Mesías, hecha una vez y para siempre.«
(Ídem 10:10).

En esta misma línea y, tomando la palabra tzélem en su acepción de «modelo«, podríamos hablar de cómo los rituales sacrificiales prescritos en la Torah, tomaron su referencia espiritual de:

«La sangre preciosa del Mesías, como de un cordero sin mancha ni impureza, ya provisto desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado al final de los tiempos por amor a vosotros.«
(1 Pedro 1:19 y 20).

La palabra צלם tzélem puede ser también leída como el acróstico (נוטריקון notrekón) de:

צדיק _ Tzadik
ל _ Le
משיח _ Mashíaj

* Tzadik: צ Una letra tzade cuya iconografía representa a un hombre arrodillado (véase Shabat 104a) elevando sus brazos en señal de súplica, viene a hablarnos del siervo quebrantado de El Eterno, de aquel que «fue despreciado y desechado de los hombres» y aún así «puso Su vida como sacrificio de expiación por el pecado» (Isaías 53: 3 y 10), como también se declara: «Y si alguno peca, abogado tenemos para con el Padre: A Yeshúa el Mesías, el צדיק Tzadik.» (1 Juan 2:1). Dicho nombre sería en sí mismo la expresión de un atributo mesiánico, pues fue dicho:

«Justificará (יצדיק – yatsdik) (el) צדיק Tzadik, mi siervo a muchos y sus pecados llevará«
(Isaías 53:11).

* Lámed: ל esto se lee «ל le» (hacia), para indicarnos la meta o destino, como versa:

«Para esto (לזאת – lazot) he venido al mundo
(Juan 18:37).

Y también treinta (ל) en su valor numérico, pues fue dicho: «

«Y Yeshúa mismo, al comenzar tenía unos treinta años
(Lucas 3:23).

* Mashíaj: מ Pero recordemos que no se trata de una mem abierta (מ), como correspondería con un principio de palabra, sino una cerrada (ם), pues la tomábamos de una letra final. Aquí podríamos ver insinuado el misterio de la ocultación del Mesías tras, lo que vino a ser llamado, «el endurecimiento en parte«, como versa:

«Porque no quiero hermanos que ignoréis este misterio […] que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte.»
(Romanos 11:25).

Los sabios vieron en la inicial de משה Mosheh (una מ mem abierta) el indicio de que ciertos atributos de corte mesiánico llegarían a ser revelados a través de él, pues Moisés desempeñó el rol de primer redentor y fue líder y guía espiritual de Israel, como versa:

«Y el pueblo temió a El Eterno y creyeron en el Eterno y en Moisés, Su siervo.»
(Éxodo 14:31).

Sin embargo del Mesías fue dicho (Isaías 9:6):

«Para el incremento (לםרבה – lemarbeh)»,

Expresión que aparece irregularmente escrita con ם mem cerrada pese a no tratarse de una letra final (véase del mismo autor el Fundamento del mundo 9:5).

Todo ello vendría a sugerirnos que el Mesías dejaría a Su paso por el mundo importantes aspectos espirituales aún por revelar, y esto resulta especialmente significativo en lo concerniente a Israel, cuya capacidad para asumir dichos misterios quedo restringida por el ya mencionado «endurecimiento en parte». De hecho, la ם mem sofit, por su iconografía cerrada, llega a convertirse en expresión paradigmática de aquello que permanece oculto, como versa:

«En el interior del interior del Lugar llamado Kódesh (Lugar Santo del Tabernáculo de Arriba) destelló una letra en el interior de la ocultación del Kódesh. Y esta es la mem cerrada ם«

(Zohar Vaikrá3b).

Resulta significativo como, salvando el inevitable simbolismo de la visión profética, esta afirmación nos recuerda a esta otra:

«Pero estando ya presente el Mesías, Sumo Sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto Tabernáculo (de Arriba) no hecho de manos, es decir, no de esta creación […] por Su propia sangre entró una (sola) vez y para siempre en el Lugar Santísimo (Kódesh Kodashim) habiendo obtenido eterna redención.«
(Hebreos 9:11 y 12).

En realidad, incluso Moisés, personaje clave en la historia del pueblo de Israel, fue descalificado en un primer momento, como versa:

«¿Quién te ha puesto a ti por príncipe (שר – sar) y juez (שפט – shofet) sobre nosotros?«
(Éxodo 2:14)

Al tratarse de dos atributos de corte mesiánico (véanse respectivamente Isaías 9:6 y Salmos 9:8 entre otros) podemos ver en este rechazo una insinuación a ese otro del que el Mesías sería objeto.

La segunda tentativa tampoco contó con el beneplácito del pueblo, como se declara:

«Ellos les dijeron (a Moisés y a Aarón): Mire El Eterno entre vosotros y juzgue, pues nos habéis hecho abominables delante de Paró (faraón).»
(Éxodo 5:21).

A veces la historia nos muestra situaciones del todo paradójicas: Israel clama por un redentor pero cuando Dios se lo envía, éste es rechazado. Tras un primer arbitrio ni siquiera se le reconoce su autoridad y en la segunda ocasión el pueblo no quiere asumir el precio que indefectiblemente debe pagar todo aquel que aspira a alcanzar la verdadera libertad, pues Moisés, en su condición de primer redentor (גורל הראשון – goel harishón), actuaría como un tipo profético del postrer redentor ( גואל האחרון – goel ha’ajarón), de Aquel que fue dicho:

«Vendrá a Sión redentor ( גואל – goel)
(Isaías 59:20)

En este sentido, Moisés, al ser rechazado por su pueblo y al calificarse a sí mismo de «extranjero«, también exterioriza características del Mashíaj ben Yosef, como versa:

«Al pobre y al converso (גר – guer) lo dejarás»
(Levítico 19:10).

He aquí que tú (Moisés, como tipo del Mesías) ya has sido llamado converso la primera vez por el pueblo (en alusión a la primera venida del Mesías) y pobre (עני – ani) (Zacarías 9:9), como fue dicho de ti (Éxodo 18:3): «He sido extranjero (גר – guer) en una tierra extraña» (Zohar Mishpatim 115a).

Ya que «guer» posee ambas acepciones: Converso y extranjero. Al abordar el personaje de Moisés como figura profética del Mesías, los sabios no escatimaron en alegorías de orden celestial a la hora de describir la, inusitadamente elevada, procedencia de su alma, así como la excepcionalidad de su nacimiento, refiriéndose a éste como «su descenso al mundo», Como versa:

«Rabí Yehudah abrió:
[…] Cuando llegó la hora de Mosheh, el profeta fiel, de descender al mundo, El Santo, Bendito Sea, saco un alma sagrada cincelada de una piedra de zafiro, que es una piedra preciosa […] la hizo pasar por todas las luminarias en el Jardín del Edén y la hizo entrar a Su palacio […] y salió una voz que decía: ¿Quién es éste al que todas las llaves le fueron entregadas en su mano.» (Zohar Beshalaj 53b).

Lo que también se correspondería con lo dicho acerca del Mesías:

«El Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David (מפתח דוד – maftéaj David), el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre.
(Revelación 3:7, véase Isaías 22:22).

¿De dónde viene el Alma del Mesías?

Los sabios nos enseñan que el alma del Mesías procede del término עתיק (Atik), extraído de Daniel cap. 7, vers. 9, en relación a עתיק יומין Atik Yomín o «Anciano de días».

Este nivel, asimilable a la parte más elevada de כתר (Kéter) del nivel celestial אצילת Atzílut, haría de nexo entre los mundos superiores del אין סוף Ein Sof y el resto de los mundos inferiores consecutivos.

Al respecto de la expresión «atik» dijeron los sabios:

«¿Qué significa: Y visten espléndidamente ( לנכסה עתיק limecaseh atik)? Se refiere a que esconde (מכסה mecaseh) las palabras ocultas del Anciano (עתיק Atik) de días ¿Cuáles son? Los secretos de la Torah»

(Pesajim 119a).

Este lugar se hallaría muy por encima del poder directivo (השגחה hashgajah) de la justicia divina, sin verse afectado o restringido por un deficiente servicio a Dios o cualquier otra iniciativa que pudiese partir del hombre, actuando siempre bajo las directrices de bondad y amor infinitos y movido por el incansable propósito de revelar la unidad de Dios.

Los sabios nos enseñan que existen cinco niveles del alma (véase Bereshit Rabah14:9). Los tres primeros נפש (néfesh), רוח (rúaj) y נשמה (neshamah) son llamados אור פנימי (or penimí ) o luz interior, pues se invisten en el ser humano, constituyendo de esta manera su dimensión espiritual.

Los otros dos serían חיה jaya, y יחידה yejidah (también enumerados en orden inverso dependiendo de las fuentes). Éstos, debido a su altísimo nivel, tan solo podrían circundar al hombre ante la imposibilidad de ser contenidos en un כלי kelí (recipiente) apropiado, por esta razón son descritos como אור מקיף or makif (luz envolvente) o אטרות atarot (coronas) [Ets Jayim 6:5].

En opinión de los comentaristas, el Mesías habrá de alcanzar el nivel de Yejidah como condición previa para realizar Su misión. Siguiendo esta línea, debemos pensar que esta situación implicaría también la asunción del grado inmediatamente inferior Jayah. ( véanse al respecto Séfer Halikutim, Mishpatim 21; Sha’ar Hakavanot, Drushé Kriat Shemá; Likuté Torah, Parashat Bereshit, entre otros).

Al analizar la vida de Yeshúa, cabría preguntarse en que momento o bajo que circunstancias podríamos ver insinuada la consecución de dichos niveles, es más, este hecho lo habría convertido en el único ser humano sobre la tierra capaz de contener «en forma corporal» una luz apenas distinguible del אור אין סוף Or En Sof (Luz Infinita).

La expresión חיה jayah proviene de חי jay (vida), y estaría posicionada a nivel de Atzílut (Emanación) אצילות en correspondencia con la letra ( י ) yud del Shem Hameforash (YHVH). Por su parte, יחידה yejidah deriva de יחיד yijud (unicidad) y estaría vinculado a אדם קדמון Adam Kadmón en relación al ápice ( kots shel Yod) o punta superior de la citada letra (Ets Jayim 28:1, véase Iguéret Hateshubah 4).

Así pues, la asunción de Jayah convertiría al Mesías en el כלי kelí o recipiente de un nivel espiritual no susceptible de ser albergado de forma «interior» para el común de los mortales. Hay un versículo en el Tanaj que podría insinuarnos la adquisición de esta cota desde el momento mismo de la concepción, como versa:

«Mi hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy.» (Salmos 2:7)

«Mi hijo» (בני bení), leído como el acróstico (notrekón) de:

Be (con) ב Neshamah (alma) נשמה

Yeterah (adicional) יתירה

¿Y que ocurriría con respecto al quinto nivel: Yejidah?

Podríamos llegar a pensar que éste no habría sido alcanzado hasta después de Su resurrección y posterior ascenso a los Cielos, como nos insinúa la declaración:

«Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo y Le otorgó el Nombre que es sobre todo nombre.«
(Filipenses 2:9).

Pues «quinto» (חמשי jamishí) es משיח Mashíaj, y también fue dicho:

«Sepa pues […] toda la casa de Israel que a este Yeshúa […] Dios le ha hecho Señor y Mesías» (משיח Mashíaj)
(Hechos 2:39).

Tomada en este contexto, la ya mencionada palabra en la primera parte de esta enseñanza צלם tzélem vendría a insinuarnos también la consecución de ese nivel pues, en opinión de los sabios (véase Néfesh Hajaim) esta O mem simbolizaría יחידה Yejidah.

Para un acercamiento a estas cotas espirituales circunscritas a la figura del Mesías, se nos hace imprescindible acudir al último libro de los escritos apostólicos, llamado precisamente el «Libro de la Revelación de Yeshúa el Mesías» (en hebreo: SéferhaJizayón leYeshúa haMashíaj). La posición que la providencia divina le dio, al final de los textos que componen el llamado «Pacto Renovado», lo sitúa como término y colofón de la revelación del Mesías, actuando ésta a manera de puente entre el tiempo presente, representado aquí por el mensaje a las siete congregaciones (véase ídem 2 y 3) y los acontecimientos futuros, con la descripción del «fin de los días» o קצה הימים Kets Hayamim, la restauración del Reino Mesiánico milenial, la guerra de Gog u Magog y el devenir de la Eternidad, ilustrada aquí por la Nueva Jerusalén.

En este contexto, el Mesías es descrito dentro de un ámbito celestial, ya despojado de los «ropajes» (לבושים lebushim) de este mundo, mostrándose más bien en la línea de «aquella gloria que tuve contigo antes de la fundación del mundo» (Juan 17:5). El propio nombre del libro «Revelación / Visión» en hebreo Jizsayón, nos insinuaría también las manifestaciones espirituales que habrán de preceder Su venida, como versa:

«Y vuestros jóvenes tendrán visiones (חזינות jezyonot)»
(Yoel 2:28 / 3:1).

Resulta significativo que tanto חיה jayah como יחידה yejidah sean la forma femenina de los términos masculinos de los que derivan: חי Jay y יחיד yijud. En hebreo, para indicar género femenino se emplea una letra ה he como sufijo, teniendo esto también un reflejo en el ámbito espiritual, pues la última he (izquierda) del Nombre divino YHVH está asociada a מלכות Maljut-reino que es, precisamente, el aspecto femenino inferior.

Aquí podríamos ver insinuado como jay (en relación a Yesod-fundamento que está vinculado a El Jay) se une a Malkut (expresado por la he ה) formando una unidad o yijud:

Yesod (jay): חי

Malkut (he): ה

Yejidah (unidad) resultado de la unión Yesod-Maljut:

חיה :Jayah

Volvamos de nuevo a los tres diferentes verbos que usa la Biblia en referencia a Adam, el primer hombre, como una insinuación de la venida del Mesías, Quien es también es llamado «el Postrer Adam» o אדם האחרשן Adam ha’Ajarón (1 Corintios 15:45).

«Cada uno de ellos vendría a expresar un nivel gradual de «materialidad» que revestiría la Gloria del Mesías en Su descenso al mundo sensible.

• «Bará» ברא (crear): En correspondencia con el עולם בריאה Olam Briah o Mundo de la Creación, lo cual se relacionaría con בינה BinahEntendimiento.

• «Yatsar» יצר (formar): En alusión al עולם יצירה Olam Yetsirah o Mundo de la Formación, concerniente a las seis sefirot intermedias: חסד Jésed – gracia, Guevurah – rigor גבורה, Tiféret -belleza תפארת, Nétsaj -victoria נצח ,הוד Hod -esplendor y יסוד Yesod -fundamento.

• «Asah» עסה (hacer): En concordancia con el עולם עשיאה Olam Asiyah o Mundo de la Acción al nivel de מלכות Malkut – Reino.

Comprender el misterio de la venida al mundo del Mesías está mucho más allá de nuestra capacidad de aprehensión pues, como se dijo, tanto los sabios como los escritos de los apóstoles coincidirían al señalar que el Mesías habría precedido a la creación del mundo (véanse entre otros Zohar Tsav 34b, Juan 17:5), no obstante, a la hora de establecer «Su morada entre nosotros» vino a nacer de una mujer. Al respecto creemos significativa la siguiente enseñanza:

«Ven y mira: El alma […] no desciende a lo bajo hasta que se viste con la vestimenta de este mundo. Algo parecido a esto ocurre con los ángeles sagrados de lo Alto […] cuando ellos cumplen su misión en este mundo. No descienden a lo bajo hasta que se visten con las vestimentas de este mundo, y todo es según el lugar al que se va allí» (Zohar pekudé229b). Y esto no lo decimos porque el Mesías fuese un ángel, sino para entender los «parámetros» que rigen el mundo espiritual pues, de forma similar, (pero en la línea inversa) Moisés subió al monte por «cuarenta días y cuarenta noches, no comió pan ni bebió agua» (Éxodo 34:28).

También nos parece significativo un versículo donde aparecen de nuevo distintos verbos implicados en la obra creadora de Dios, en este caso en relación a la Luz, como se declara:

«Que forma (יוצר yotser) la luz (אור or) y crea (בורא boré) la oscuridad»
(Isaías 45:7).

Cabría preguntarse: ¿Acaso no está escrito en referencia a la luz (véase Génesis 1:1 y 3) que fue creada por Dios? ¿Por qué es usado aquí el verbo יצר yatsar?

Del Mesías fue dicho:

«Él era la Luz verdadera que alumbraba a todo hombre que viene a este mundo«.
(Juan 1:9).

Y esta Luz del Mesías precedió a la creación del mundo, por eso, de la oscuridad fue dicho: «Que crea (בורא boré)» pues se trataría de un acto me’ain (a partir de la nada- מאין, mientras que de la luz, como metáfora aquí del Mesías, solo puede decirse «que forma (יוצר yotser)», esto es, una acto יש מיש yesh meyesh (algo de algo ya pre-existente), como también nos insinúa el siguiente texto:

«Está escrito:
[…] Formador (יצרך yotserja) tuyo, oh Israel
(Isaías 43:1).
Y está escrito:
Así dice El Eterno hacedor (עשך oseja) tuyo (Ídem 44:2). Todos estos grados se elevan a uno, y he aquí que ha sido dicho: […] Formador, hacedor y todos son grados, uno sobre otro y todos son uno (Zohar vayishlaj 177b), como también se declara:
«El Santo, Bendito Sea […] forma (tsar) una forma (tsurí) y le coloca espíritu y alma, vísceras y entrañas, como dijo Janá: No hay Santo como El Eterno, porque no hay nadie fuera de Ti, ni Roca como nuestro Dios (1 Samuel 2:3) ¿Qué significa no hay roca (Tsur) como nuestro Dios? (que) No hay formador (Tsa-yar) como nuestro Dios.» (Berajot 10a).

El alma del Mesías, a través de sus cinco niveles, vendría a constituir una «escalera» que recorre los mundos espirituales, partiendo de sus grados más elevados, casi indistinguibles de la Luz divina, hasta los más concretos y sensibles adscritos a la dimensión vital de la humanidad del Mesías, como fue dicho:

«Me vestiste de piel y carne, me tejiste huesos y nervios.»
(Job 10:11).

Como la escalera de Yaakov, que «estaba apoyada en la tierra y cuya cabeza tocaba el Cielo» (Génesis 28:12), podemos vincular cada letra del nombre «Yeshúa» con uno de los mundos (עולמים olamim) y con un grado de Su alma y cada uno de ellos es capaz de «brillar» acorde al grado de transparencia de los recipientes que las contienen, como dijeron los sabios:

«Néfesh en Maljut, Rúaj en Guevurah, Neshamah en Binah, Jayah en Jojmah y Yejidah en Kéter; pudiendo, de esta manera, ser acercada a cada ser humano la voluntad divina a través del alma del Mesías, conectando el mundo con su fuente, concatenando dicha «voluntad» de forma progresiva en sentido ascendente y descendente, como también se dijo: «Ángeles de Dios que subían y descendían por ella» (Ídem).

Los sabios nos enseñan que el alma del Mesías procede del término hebreo: עתיק (= Atik), extraído de Daniel 7:94 en relación a עתיק יומין (Atik Yomín o «Anciano de días»). Este nivel, asimilable a la parte más elevada de כתר (Kéter) de אצילת (Atsílut) haría de nexo entre los mundos superiores del אין סוף (En Sof) y el resto de los mundos inferiores consecutivos. Al respecto de la expresión «atik» dijeron los sabios:

«¿Qué significa: Y visten espléndidamente ( לנכסה עתיק – limecaseh atik)? Se refiere a que esconde (מכסה mecaseh) las palabras ocultas del Anciano (עתיק Atik) de días ¿Cuáles son? Los secretos de la Torah»
(Pesajim 119a).

Este lugar se hallaría muy por encima del poder directivo (השגחה – hashgajah) de la justicia divina, sin verse afectado o restringido por un deficiente servicio a Dios o cualquier otra iniciativa que pudiese partir del hombre, actuando siempre bajo las directrices de bondad y amor infinitos y movido por el incansable propósito de revelar la unidad de Dios.

Los sabios nos enseñan que existen cinco niveles del alma (véase Bereshit Rabah14:9). Los tres primeros (נפש néfesh, רוח rúaj y נשמה neshamah) son llamados אור פנימי (or penimí o luz interior), pues se invisten en el ser humano, constituyendo de esta manera su dimensión espiritual.

Los otros dos serían חיה jayah y יחידה yejidah(también enumerados en orden inverso dependiendo de las fuentes). Éstos, debido a su altísimo nivel, tan solo podrían circundar al hombre ante la imposibilidad de ser contenidos en un כלי kelí (recipiente) apropiado, por esta razón son descritos como אור מקיף or makif (luz envolvente) o אטרות atarot (coronas) (Ets Jayim 6:5).

En opinión de los comentaristas, el Mesías habrá de alcanzar el nivel de Yejidah como condición previa para realizar Su misión. Siguiendo esta línea, debemos pensar que esta situación implicaría también la asunción del grado inmediatamente inferior Jayah (véanse al respecto Séfer Halikutim, Mishpatim 21; Sha’ar Hakavanot, Drushé Kriat Shemá; Likuté Torah, Parashat Bereshit, entre otros).

Al analizar la vida de Yeshúa, cabría preguntarse en que momento o bajo que circunstancias podríamos ver insinuada la consecución de dichos niveles, es más, este hecho lo habría convertido en el único ser humano sobre la tierra capaz de contener «en forma corporal» una luz apenas distinguible del אור אין סוף Or En Sof o Luz Infinita.

La expresión חיה jayah proviene de חי jay (vida), y estaría posicionada a nivel de Atsílut -emanación אצילות en correspondencia con la letra ( י ) yod del Shem Hameforash (YHVH). Por su parte, יחידה yejidah deriva de יחיד yijud (unicidad) y estaría vinculado a אדם קדמון Adam Kadmón en relación al ápice (kots shel Yod) o punta superior de la citada letra (Ets Jayim 28:1, véase Iguéret Hateshubah 4).

Así pues, la asunción de Jayah convertiría al Mesías en el כלי kelí o recipiente de un nivel espiritual no susceptible de ser albergado de forma «interior» para el común de los mortales. Hay un versículo en el Tanaj que podría insinuarnos la adquisición de esta cota desde el momento mismo de la concepción, como versa:

«Mi hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy»
(Salmos 2:7).

«Mi hijo» (בני bení), leído como el acróstico (notrekón) de:

Be (con) ב

Neshamah (alma) נשמה

Yeterah (adicional) יתירה

¿Y que ocurriría con respecto al quinto nivel: Yejidah?

Podríamos llegar a pensar que éste no habría sido alcanzado hasta después de Su resurrección y posterior ascenso a los Cielos, como nos insinúa la declaración:

«Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo y Le otorgó el Nombre que es sobre todo nombre» (Filipenses 2:9).

Pues «quinto» (חמשי jamishí) es משיח Mashíaj, y también fue dicho:

«Sepa pues […] toda la casa de Israel que a este Yeshúa […] Dios le ha hecho Señor y Mesías (משיח Mashíaj)»

(Hechos 2:39).

Tomada en este contexto, la ya mencionada palabra en la primera parte de esta enseñanza צלם tsélem vendría a insinuarnos también la consecución de ese nivel pues, en opinión de los sabios (véase Néfesh Hajaim) esta O mem simbolizaría יחידה Yejidah.

Para un acercamiento a estas cotas espirituales circunscritas a la figura del Mesías, se nos hace imprescindible acudir al último libro de los escritos apostólicos, llamado precisamente el «Libro de la Revelación de Yeshúa el Mesías» (Séfer haJizayón leYeshúa haMashíaj). La posición que la providencia divina le dio, al final de los textos que componen el llamado «Nuevo Pacto», lo sitúa como término y colofón de la revelación del Mesías, actuando ésta a manera de puente entre el tiempo presente, representado aquí por el mensaje a las siete congregaciones (véase ídem 2 y 3) y los acontecimientos futuros, con la descripción del «fin de los días» o קצה הימים Kets Hayamim, la restauración del Reino Mesiánico milenial, la guerra de Gog u Magog y el devenir de la Eternidad, ilustrada aquí por la Nueva Jerusalén.

En este contexto, el Mesías es descrito dentro de un ámbito celestial, ya despojado de los «ropajes» (לבושים lebushim) de este mundo, mostrándose más bien en la línea de «aquella gloria que tuve contigo antes de la fundación del mundo» (Juan 17:5). El propio nombre del libro «Revelación/visión» en hebreo Jizsayón, nos insinuaría también las manifestaciones espirituales que habrán de preceder Su venida, como versa: «Y vuestros jóvenes tendrán visiones (חזינות jezyonot)» (Yoel 2:28/3:1).

Resulta significativo que tanto חיה jayah como יחידה yejidah sean la forma femenina de los términos masculinos de los que derivan: חי Jay y יחיד yijud. En hebreo, para indicar género femenino se emplea una letra ה he como sufijo, teniendo esto también un reflejo en el ámbito espiritual, pues la última he (izquierda) del Nombre divino YHVH está asociada a מלכות Maljut-reino que es, precisamente, el aspecto femenino inferior.

Aquí podríamos ver insinuado como jay (en relación a Yesod-fundamento que está vinculado a El Jay) se une a Maljut (expresado por la he ה) formando una unidad o yijud:

Yesod (jay): חי

Maljut (he): ה

Yejidah (unidad) resultado de la unión Yesod-Maljut:

חיה :Jayah

Volvamos de nuevo a los tres diferentes verbos que usa la Biblia en referencia a Adam, el primer hombre, como una insinuación de la venida del Mesías, Quien es también es llamado «el Postrer Adam» o אדם האחרשן Adam ha’Ajarón

(1 Corintios 15:45).

«Cada uno de ellos vendría a expresar un nivel gradual de «materialidad» que revestiría la Gloria del Mesías en Su descenso al mundo sensible.

«Bará» ברא (crear): En correspondencia con el עולם בריאה Olam Briah o Mundo de la Creación, lo cual se relacionaría con בינה Binah-entendimiento.

«Yatsar» יצר(formar): En alusión al עולם יצירה Olam Yetsirah o Mundo de la formación, concerniente a las seis sefirot intermedias:

חסד Jésed-gracia,

Guevurah-rigor גבורה,

Tiféret-belleza תפארת,

Nétsaj-victoria נצח ,הוד

Hod-explendor y

יסוד Yesod-fundamento.

«Asah» עסה (hacer): En concordancia con el עולם עשיאה Olam Asiyah o Mundo de la formación al nivel de מלכות Maljut- reino.

Comprender el misterio de la venida al mundo del Mesías está mucho más allá de nuestra capacidad de aprehensión pues, como se dijo, tanto los sabios como los escritos de los apóstoles coincidieron al señalar que el Mesías habría precedido a la creación del mundo (véanse entre otros Zohar Tsav 34b, Juan 17:5), no obstante, a la hora de establecer «Su morada entre nosotros» vino a nacer de una mujer. Al respecto creemos significativa la siguiente enseñanza: «Ven y mira: El alma […] no desciende a lo bajo hasta que se viste con la vestimenta de este mundo. Algo parecido a esto ocurre con los ángeles sagrados de lo Alto […] cuando ellos cumplen su misión en este mundo. No descienden a lo bajo hasta que se visten con las vestimentas de este mundo, y todo es según el lugar al que se va allí» (Zohar pekudé229b). Y esto no lo decimos porque el Mesías fuese un ángel, sino para entender los «parámetros» que rigen el mundo espiritual pues, de forma similar, (pero en la línea inversa) Moisés subió al monte por «cuarenta días y cuarenta noches, no comió pan ni bebió agua» (Éxodo 34:28).

También nos parece significativo un versículo donde aparecen de nuevo distintos verbos implicados en la obra creadora de Dios, en este caso en relación a la Luz, como se declara: «Que forma (יוצר yotser) la luz (אור or) y crea (בורא boré) la oscuridad» (Isaías 45:7). Cabría preguntarse: ¿Acaso no está escrito en referencia a la luz (véase Génesis 1:1 y 3) que fue creada por Dios? ¿Por qué es usado aquí el verbo יצר yatsar?

Del Mesías fue dicho: «Él era la Luz verdadera que alumbraba a todo hombre que viene a este mundo» (Juan 1:9). Y esta Luz del Mesías precedió a la creación del mundo, por eso, de la oscuridad fue dicho: «Que crea (בורא boré)» pues se trataría de un acto me’ain (a partir de la nada- מאין, mientras que de la luz, como metáfora aquí del Mesías, solo puede decirse «que forma (יוצר yotser)», esto es, un acto יש מיש yesh meyesh (algo de algo ya pre-existente), como también nos insinúa el siguiente texto: «Está escrito: […] Formador (יצרך yotserja) tuyo, oh Israel (Isaías 43:1). Y está escrito: Así dice El Eterno hacedor (עשך oseja) tuyo (Ídem 44:2). Todos estos grados se elevan a uno, y he aquí que ha sido dicho: […] Formador, hacedor y todos son grados, uno sobre otro y todos son uno (Zohar vayishlaj 177b), como también se declara: «El Santo, Bendito Sea […] forma (tsar) una forma (tsurí) y le coloca espíritu y alma, vísceras y entrañas, como dijo Janá: No hay Santo como El Eterno, porque no hay nadie fuera de Ti, ni Roca como nuestro Dios (1 Samuel 2:3) ¿Qué significa no hay roca (Tsur) como nuestro Dios? (que) No hay formador (Tsa-yar) como nuestro Dios» (Berajot 10a).

El alma del Mesías, a través de sus cinco niveles, vendría a constituir una «escalera» que recorre los mundos espirituales, partiendo de sus grados más elevados, casi indistinguibles de la Luz divina, hasta los más concretos y sensibles adscritos a la dimensión vital de la humanidad del Mesías, como fue dicho: «Me vestiste de piel y carne, me tejiste huesos y nervios» (Job 10:11).

Como la escalera de Jacob, que «estaba apoyada en la tierra y cuya cabeza tocaba el Cielo» (Génesis 28:12), podemos vincular cada letra del nombre «Yeshúa» con uno de los mundos (עולמים olamim) y con un grado de Su alma y cada uno de ellos es capaz de «brillar» acorde al grado de transparencia de los recipientes que las contienen, como dijeron los sabios: Néfesh en Maljut, Rúaj en Guevurah, Neshamahen Binah, Jayah en Jojmah y Yejidah en Kéter; pudiendo, de esta manera, ser acercada a cada ser humano la voluntad divina a través del alma del Mesías, conectando el mundo con su fuente, concatenando dicha «voluntad» de forma progresiva en sentido ascendente y descendente, como también se dijo: «Ángeles de Dios que subían y descendían por ella» (Ídem).

AUTOR: Isaac Benaor

Tomado de su LIBRO: «Las Puertas de Bondad»

Bereshit: «Por Causa del Principal» (El Mesías)

Por P.A. David Nesher

La palabra hebrea Bereshit equivale al primer soplo de la Divinidad, equivale a la virtud divina más alta Keter (Corona), es el PRINCIPIO Espiritual, cuando fueron creados los cielos y la tierra y aún no se creó al ser humano. Bereshit, el principio, es la Luz ESPIRITUAL del Infinito (Ein Sof), es la Consciencia del Espíritu de YHVH, capaz de expandir, formar, generar, ordenar. Así en el primer versículo del libro de Génesis, Bereshit es el principio espiritual, capaz de expandir el universo, cuando se crearon los Cielos y la Tierra.

Para lograr captar los maravillosos secretos que esta palabra hebrea contiene de manera encriptada, los invito a conocer la historia de un sabio judío: Salomon Meir Ben Moisés

El rabino Shlomo Meir Ben Moshé (Salomon Meir Ben Moisés) fue un eminente rabino del siglo XVII. Nació en Casal en el ducado de Montserrat, en el año 1606. Fue nombrado Shlomo (Salomon) en memoria de su abuelo, y Meir, que significa «iluminar«, por causa de nacer en la semana de la lectura de la Torah que contiente el relato del nacimiento de Moshé (Moisés), cuya entrada en la tradición mundial declara haberse distinguido por una luz sobrenatural, que iluminó toda la casa de su padre en esa ocasión.

Cuando tenía apenas trece años, el joven Shlomo comenzó a componer discursos en hebreo; y prosiguió sus estudios en el Talmud y el Zohar durante muchos años con tal éxito, que al final alcanzó la reputación de uno de los judíos más eruditos de esa época.

Lo cierto es que dondequiera que Shlomo viajaba, sus conferencias en las sinagogas eran escuchadas con admiración; y los judíos de Jerusalén lo honraron con el título de “rabino”, y con frecuencia lo enviaron a recolectar las contribuciones eleemosynary (ofrenda para los pobres), que suelen recibir de sus hermanos en otros países de Asia, África y Europa.

Lo interesante de la biografía de este sabio será que en el año 1665, a la edad de cincuenta y nueve años, estudiando los códigos encriptados en la Torah (especialmente en la palabra Bereshit) llegó a la conclusión de que Yeshúa el netzarita, era de hecho el Mesías anunciado en la TaNaK. Por causa de esto, el rabino anteriormente respetado pronto se vio marginado de sus hermanos judíos. Y al no encontrar una comunidad judía nazarena en el siglo XVII, no vio otra opción para convertirse en cristiano.

Lo cierto de toda esta historia es que uno de los viejos amigos del rabino Shlomo había sido un joyero llamado David Jouaillier. Cuenta la anécdota histórica que este varón se molestó tanto cuando escuchó que Rabí Moshé había abrazado a Yeshúa el netzarita como Mesías, que declaró públicamente que deseaba tener el corazón de Rabí Moshé, para asarlo sobre las brasas y luego arrojarlo para que lo devoraran los perros.

Cierto día, Jouaillier se encontró accidentalmente con su antiguo amigo en la casa de un amigo común que era cristiano. El rabino Shlomo preguntó si era cierto que su viejo amigo había expresado este salvaje deseo. David reconoció que lo había hecho y declaró que estaba convencido de que, si sus circunstancias hubieran sido revertidas, el rabino Shlomo habría dicho lo mismo. Shlomo le preguntó a su viejo amigo si repetiría este deseo si Shlomo podía probar que Yeshua era el Mesías. «De ninguna manera.» dijo David, «pero ¿cómo probarás que la fe es verdadera?»

El rabino Moshe le dijo a su viejo amigo que podía mostrarle que Yeshúa es el Mesías
en la primera palabra de la Torah.

David Jouaillier dijo que si Shlomo podía hacer esto, aceptaría a Yeshua como el Mesías inmediatamente.

El rabino Shlomo advirtió a su amigo que considerara cuidadosamente aquello a lo que se estaba comprometiendo, pero David se mantuvo firme en su compromiso.

El rabino Shlomo comenzó su exposición señalando que la primera palabra de la Torah es בראשית (Bereshit); entonces señaló que esta palabra, traducida literalmente, significa «Al principio de«, dejando una elipsis, que algunos han proporcionado insertando todo, y otros repitiendo el segunda palabra en el texto; como, «Al principio de todas las cosas«, o «Al principio de la creación«, o, finalmente, «Por causa del Principal, Elohim creó«. El rabino Shlomo Meir Ben Moshé señaló a su amigo que esta forma elíptica de expresión fue utilizada por Elohim, no por falta de otras palabras, sino por diseño, para indicar algún misterio oculto.

Shlomo continuó su enseñanza así:

«Divide la palabra en dos y tendrás בר אשית (Bar ashith), que significa «nombraré, estableceré o colocaré al Hijo». La palabra ( בר ) Bar tiene un doble significado: también significa grano o pan, en alusión al pan de la Pascua, ya las palabras de Yeshúa que dijo: “Yo soy el pan vivo, que descendió del cielo» (Juan 6:51). Hay una gran belleza en designar al Hijo con un término aplicable también al pan, con preferencia a otras palabras que significan sólo un Hijo; y también hay una propiedad sorprendente en la denominación que aquí se le da al grano, que se ha distinguido por tres nombres adaptados a los tres estados diferentes en los que se han encontrado hombres:
En primer lugar el grano se llama (דגן) DAGAN, que simboliza que antes de la caída, el hombre debía subsistir del producto del árbol del paraíso, convertido en pan, y llamado דגן , que también puede traducirse como “del huerto”.
En segundo lugar el grano de trigo también se llama (חטא) JITA que también significa «pecado» simbolizando así el período desde la caída del hombre hasta la venida del Mesías.
Finalmente el grano también se denomina (בר) BAR que también significa “hijo” simbolizando que desde la venida del Mesías, el pan simboliza al Hijo de Yah encarnado; según la declaración de Yeshúa, «Si alguno come de este pan, vivirá para siempre«.

David Jouaillier quedó maravillado con el misterio que estaba revelando el rabino Shlomo.

El rabino Shlomo luego comenzó a mostrarle a su viejo amigo una serie de mensajes incrustados en la primera palabra de la Torah, que extrajo a través de Notarikon (un método cabalístico por el cual una palabra hebrea se toma como un acrónimo, o por el cual un acrónimo es a la inversa hecho a partir de una frase). Para conocer estos mensaje, te invito a escucharlos en esta enseñanza:

https://youtu.be/T3IjxB42l6g

Con los años, muchos rabinos, influenciados por estos descubrimientos del supuesto rabino «hereje» Salomón Meir, han encontrado mensajes incrustados en la palabra  בראשית (Bereshit); por ejemplo:

ב ראש’ת ר אה א לוהים ש יקבלו י שראל ת ורה
«En el principio, Elohim vio que Israel recibiría la Torah«

Así también, entre los mensajes que el rabino Moshe le mostró a su amigo:

ב ן ר וח א ב ש לושתם י חד ת מים
El Hijo, el Espíritu, el Padre, son tres, una perfecta Unidad

“Adorarás a mi primogénito, mi primero, cuyo nombre es Yeshúa”
ב כורי ר אשוני א שר ש מו י שוע ת עבודו

Cuando venga el Maestro cuyo nombre es Yeshúa, adorarás
ב בוא ר בן א שר ש מו י שוע ת עבודו

De este modo, y a través de este maravilloso método de hermenéutica judía, el rabino Shlomo Mair Ben Moshé le mostró a su viejo amigo muchas más pruebas. David fue vencido por los misterios que estaba revelando su viejo amigo, y profesó que Yeshúa era de hecho el Mesías.


Será muy importante que leas la siguiente BITÁCORA a fin de ampliar lo que AQUÍ se ha explicado:

La Sukah del Mashiaj

Después de que el SEÑOR liberó a Israel de la esclavitud de Egipto, les dijo:

«Seguidme al desierto, a una tierra no sembrada»
(Jeremías 2:2).

Así fue que más de dos millones de personas entre varones, mujeres y niños respondieron a la llamada y partieron hacia la Promesa de Dios.

Ahora bien, el desierto es un lugar duro y seco. A no ser que estuvieras preparado con provisiones y protección, un viaje a través de él podría ser una amenaza para la vida, tal vez incluso suicida. Pero considere lo que debe haber sido para dos millones de personas. ¿Qué comerían o beberían? ¿Dónde encontrarían refugio? ¿Cómo evitarían los escorpiones, las serpientes y otros peligros?

En una palabra, el Señor mismo cobijó a los judíos con Nubes de Gloria y proveyó sobrenaturalmente para ellos durante sus 40 años de vagabundeo en el desierto después del Éxodo. Dios realizó milagro tras milagro, sosteniendo al pueblo en medio del desierto y sus peligros…. En consecuencia, ordenó a Moisés que estos actos de jesed divino se conmemoraran como la fiesta de Sucot (Lev. 23:34; Deut. 16:13-16).

La palabra sukot (סֻכּוֹת) es el plural de la palabra hebrea sukah (סֻכָּה), que significa «caseta«, «cabaña» o «enramada«. En el judaísmo tradicional, una sukah es una estructura temporal utilizada para «vivir en ella» (es decir, principalmente para comer o recibir invitados) durante los ocho días de la fiesta de Sukot («Tabernáculos»). La finalidad de la sukah es recordarnos el tipo de cabañas en las que vivían los antiguos israelitas cuando atravesaban los peligros del desierto.

Según la halajah (ley necesaria), la sukah mínima debe tener dos paredes completas con una tercera pared de al menos la «longitud de un palmo«. Las paredes pueden ser de cualquier material, aunque la estructura debe estar cubierta con un «sejaj» (סכך) o techo de paja, hecho sólo de material orgánico que representa las Nubes de Gloria que cubrían las tiendas de nuestros ancestros en el desierto.

Es costumbre decorar la sukah colgando frutas del sejaj y añadiendo otros adornos. Dado que una sukah está construida mínimamente con dos paredes, que se asemejan a un brazo doblado, y una tercera pared que se asemeja a una mano, algunos de los sabios dicen que representa el brazo de Dios envolviéndonos para darnos refugio (un «abrazo divino»). La opinión tradicional, sin embargo, es que la Sukah pretende recordarnos las Nubes de Gloria que protegieron al pueblo de Israel mientras vivía en condiciones hostiles y peligrosas en el desierto.

La Torah afirma que debemos alegrarnos durante el tiempo señalado de Sukot – samakta b’jageja (שָׂמַחְתָּ בְּחַגֶּךָ) -. e inmediatamente reitera que debemos estar alegres» – hayita aj sameaj (הָיִיתָ אַךְ שָׂמֵחַ). (Deut. 16:14-15) Por esta razón, los sabios llamaron a los ocho días de Sucot «Z’man Simjatenu«, que se traduce como «el tiempo de nuestra felicidad«.

¿Por qué alegrarse?

Pero, ¿por qué se nos ordena «alegrarnos» y estar «totalmente alegres» durante la temporada de Sukot?

He aquí algunas razones:

En primer lugar, la fiesta recuerda el gran Éxodo de Egipto y los milagros que el Eterno realizó en favor del pueblo hebreo. Puesto que estamos emparentados con ellos y les debemos nuestra fe, debemos estar agradecidos y alegrarnos por el cuidado y la providencia de Dios hacia nuestros fieles antepasados.

En segundo lugar, Dios mismo «tabernaculó» (es decir, puso su Tabernáculo) con el campamento de Israel en el desierto. Sabemos que la Sukah de Dios se llama Mishkan (מִשְׁכָּן), palabra que se traduce como skeine (σκηνη) en la traducción griega LXX (Septuaginta). A Moisés se le dio el diseño del Mishkan en el Sinaí para que Yahvéh mismo habitara en una tienda en medio del pueblo de Israel:

shakhanti b’tokham
«para que yo habite entre ellos»
(Éxodo 25:8).

La cubierta de la Sukah de Dios era en realidad la nube de la Gloria de Dios (Éxodo 40:35-36). El apóstol Pablo se refirió a que los israelitas eran sumergidos («bautizados») por la Gloria Shekhinah de Dios que los rodeaba (1 Cor. 10:1-2).

En tercer lugar, tras establecerse en la Tierra Prometida, Sukot se asoció con la Fiesta de la Cosecha de Otoño, Jag Ha’asif (חַג הָאָסִף), o la «Fiesta de la Recolección» (Éxodo 23:16, 34:22). Se trataba de una celebración otoñal de acción de gracias por la cosecha de frutos, celebrada durante la luna llena de Tishri.

En cuarto lugar, el rey Salomón dedicó el Templo judío en Sukot (1 Reyes 8; 2 Crónicas 7). La gloria Shekhinah de Yahvéh descendió para encender el fuego del altar y llenó el Santo de los Santos (1 Reyes 8; 2 Crónicas 7:1-10).

Más tarde se convirtió en costumbre (basada en Deut. 31:10) que cada siete años los peregrinos se reunieran en el Patio del Templo durante Sucot para escuchar al rey reinante leer pasajes de la Torá. Esta ceremonia se llamaba Hakhel (הַקְהֵל, «reunirse»), y ciertamente era un momento de alegría.

En quinto lugar, las Sagradas Escrituras registran que Sukot fue la primera fiesta observada después del cautiverio babilónico, cuando se dedicó el Segundo Templo (Esdras 3:2-4).

En sexto lugar, con el paso del tiempo, Sukot se convirtió en la fiesta más importante que se celebraba en la Tierra Prometida, llamada «la Fiesta del Señor» (חַג-יהוה, Lev. 23:39; Jueces 21:19) o simplemente «la Fiesta» (1 Reyes 8:2, 65; 12:32; 2 Cron. 5:3; 7:8). Junto con la Pascua y Shavuot, Sucot es una de las tres Regalim («fiestas de peregrinación») que unían a todo Israel en una celebración sagrada.

Los peregrinos de todo Israel (y, de hecho, del mundo) se reunían anualmente y levantaban innumerables y coloridas cabañas cerca del Templo. Compraban sus arba minim (cuatro especies), encendían hogueras, decoraban sus sukas y se alegraban en la celebración de la cosecha de otoño. Esperaban con impaciencia la famosa ceremonia de extracción de agua del Templo (nisuj ha-mayim), los espectaculares espectáculos de luces, la música especial y el ondear del lulav…. Después de la solemnidad de Yom Kippur, Sucot era un tiempo para acampar y regocijarse en la provisión y el amor del Señor.

Yeshua, como Mashiaj ben Yosef, asistió a la fiesta pero lo hizo «en secreto» (Juan 7:8-10); cuando vuelva como Mashiaj ben David, será abiertamente, con las «Nubes de Gloria» (Mateo 24:30, Apocalipsis 1:7). Nótese también que los dos grandes temas de Sucot (durante el período del Segundo Templo) eran 1) el agua, y 2) la luz. Es probable que Yeshúa se refiriera a sí mismo como el «Agua Viva» (Juan 7:38) y la Luz del mundo (Juan 8:12) durante las ceremonias de «extracción de la casa de agua» durante este festival.

Finalmente, cuando Yeshua regrese para establecer el Reino Mesiánico en la tierra, Él volverá a «tabernáculo» con Israel en Jerusalén (Ezequiel 37:27-28; Apocalipsis 21:3). La manifestación visible del SEÑOR, la gloria de la Shekhinah ( presencia Divina) se verá como un fuego brillante sobre todo el Monte Sión (Isa. 60:1,19, Zac. 2:5), y todas las naciones de la tierra viajarán hasta allí para celebrar Sucot (Zac. 14:16-19).

El oráculo del profeta Isaías dice

«Entonces Yahvéh creará sobre todo el recinto del monte Sión y sobre sus asambleas una nube de día, y humo y el resplandor de un fuego ardiente de noche; porque sobre toda la gloria habrá un dosel»
(Isaías 4:5).

Nota: Esta esperanza se expresa en la bendición del libro de oraciones para el final de Sukot:

«Que sea Tu voluntad, Adonai nuestro Dios y el Dios de nuestros antepasados, que así como he cumplido con la mitzvá y he habitado en esta sukah (terrenal), así pueda merecer en el año venidero habitar en la Sucá de la Piel del Leviatán«.

El Midrash dice que en el mundo venidero el Mesías hará que el «Leviatán» (un pez gigante creado el 5º día de la creación) y el «Behemoth» (un buey gigante) se destruyan mutuamente (Levítico Rabá 13:3). Con la hermosa piel del Leviatán Dios construirá sukot para albergar a los justos (Bava Batra 75a). El resto de la piel del Leviatán se extenderá sobre Sión como un dosel, y la luz que salga de él iluminará el mundo entero. Esto se llama a veces «la Sukah de la piel de Leviatán». Dentro de estos doseles, los justos comerán la carne del Leviatán y del behemoth con gran alegría.

¿Pero cómo se supone que la observancia moderna de celebrar en una sucá sea alegre? Después de todo, las comodidades habituales de la vida faltan allí…. ¿Cómo nos invita a ser felices el «habitar» en una frágil cabaña?

Sukot nos recuerda que nosotros también somos forasteros, de paso…. Al igual que el padre Abraham, vivimos en una tierra extranjera como ger v’toshavextranjeros y peregrinos«), esperando la Ciudad de Dios (cf. Hebreos 11:9-10).

Con todo lo explicado debemos aceptar que el espíritu de esta festividad nos invita a meditar que no necesitamos las llamadas seguridades que este mundo puede ofrecernos -incluyendo una economía estable o la bolsa de valores- para ser felices y estar provisto; lo mejor de nuestra existencia es reconocer que estamos rodeados por la Presencia protectora de Dios. ¿Qué más podríamos desear, especialmente cuando consideramos este mundo fugaz y moribundo en el que vivimos? Como dijo Pablo:

«Esta leve y momentánea aflicción nos prepara un peso eterno de gloria que no tiene comparación, ya que no miramos las cosas que se ven, sino las que no se ven. Porque las cosas que se ven son pasajeras, pero las que no se ven son eternas. Porque sabemos que si la tienda (σκηνος), que es nuestro hogar terrenal, se destruye, tenemos un edificio de Dios, una casa no hecha por manos, eterna en los cielos. Porque en esta tienda gemimos, anhelando revestirnos de nuestra morada celestial.«
(2 Corintios 4:17-5:2)


Fuente: Adaptado de una públicacion de: John J. Parsons

El Águila (Nesher) Mesiánica

Por P.A. David Nesher

«Como [con la ternura y la misericordia de] un águila que despierta su nido revoloteando sobre sus pichones, que extiende sus alas y los toma y lleva sobre sus ala. [de ese mismo modo] Yahvéh condujo a su pueblo; Él solo, sin que ningún ídolo ajeno pudiera enfrentarlo.«

(Devarim/Deuteronomio 32: 11-12)

La porción de la Torah llamada HaAzinu es el canto de Moshé al concluir su misión en la Tierra. Es uno de los dos grandes cantos incluidos en la Torah y relata toda la historia del pueblo de Israel, el pasado, el presente y el futuro.

Najmánides escribe que toda alma israelita puede hallar su biografía completa oculta en las letras de este canto. El sabio Maguid de Mezeritch, el discípulo y sucesor del Baal Shem Tov, enseñó que es importante aprender de memoria este canto, ya que toda nuestra vida se despliega dentro suyo.

Es justamente estudiando este cántico que me encontré con detalles trascencendentales para nuestro destino próximo y eternal en esta metáfora del Nesher divino.

En lo personal, y debo confesar que desde muy joven, al comenzar a peregrinar el Camino y la Verdad, me llamó mucho la atención como la Torah utiliza el símil del águila para describir la forma afectuosa en que Yahvéh cuida a Israel. Abba nuestro es comparado por Moshé con una mamá águila que con ternura cobija a sus aguiluchos y atiende a sus necesidades. Ésta es la imagen más poderosas en todo este canto. Animémonos pues a meditar en ella, decodificando su mensaje celestial.

Hemos visto cómo el Eterno guió a Israel a través del desierto con misericordia y compasión. Esta acción redentora es semejante al modo como el águila es compasiva con sus crías. Ella se asegura de realizar movimientos que no la lleven a entrar de improviso al nido. Entendamos que el águila es un ave enorme y poderosa, y si se posa repentinamente sobre su nido puede llegar a aplastar a sus frágiles pichones.

Así pues debe asegurarse antes agitar y revolotear encima de sus polluelos, batiendo sus alas y moviéndose de una rama a la otra para que sus crías despierten y tengan la fuerza necesaria para recibirla sobre ellos. El águila bate sus alas sobre el nido , no tan fuerte como para desarmarlo, pero tampoco tan suave como para no alborotar a los cómodos ocupantes de este. El águila madre no pone todo su peso sobre sus crías sino que los cubre tocándolas y no tocándolas simultáneamente.

Así mismo, cuando el águila se dispone a transportar sus crías de un lugar a otro, no lo hace usando sus garras. Sucede que el águila no tiene temor de otras aves, pero sí del ataque humano que siempre le arroja flechas o proyectiles desde abajo. Por ello, en lugar de cogerlas con sus poderosas garras, induce a sus pichones a subir sobre sus alas. De ese modo, si una flecha es lanzada desde abajo, solamente heriría al águila pero no a los polluelos. De igual modo el Creador toma a Sus hijos (los benei Israel), protegiéndolos y poniéndolos fuera del alcance del ataque enemigo. Esto hizo cuando sacó a los israelitas de Mitzrayim y los egipcios los alcanzaron en el Mar de Cañas, entonces HaKadosh Baruk Hu (El Bendito Sea) los cubrió con sus nubes, y se puso en medio de los egipcios y los israelitas. En esta metáfora, sin duda, es Dios el águila que viene a despabilar a sus polluelos, revolotea sobre ellos, despliega sus alas y finalmente los pone sobre ellas –sus alas- en un vuelo redentor cruzando el cielo.

Esta es la explicación más tradicional entre los sabios, sin embargo, existe una perspectiva por demás sorprendente que quiero que ustedes también conozcan.

Necesito que recordemos lo que ya hemos estudiado, en la parashá Yitró, en donde vimos que el Eterno también se refiere a su movimiento en la redención de Egipto como un nesher obrando a favor de su nidada, al expresar que los tomó «sobre las alas de las águilas» (Éxodo 19:4). Con esto, Abba nuestro se aseguró de reforzar en la mente de Su Pueblo la idea que el águila y sus alas tienen implicancias claramente mesiánicas.

Investigando me enteré que en el hebreo existen dos sinónimos para el vocablo «alas«:

  • uno es “kanaf”, de valor numérico 150, y
  • evrá”, cuya guematría totaliza 208.

Teniendo en cuenta dichos datos de gematría, debemos comprender que las expresiones: «sus alas» (Kanafav)  y «sus plumas» (Evrató) esconden un secreto maravilloso:

Si las escribimos en hebreo en singular, y calculamos su valor numérico nos muestran una señal:

Ala =Kanaf de acuerdo al valor numérico de sus letras:

Caf =20,
Nun =50 y
=80,

Valor total= 150

Pluma = Evrá de acuerdo al valor numérico de sus letras:

Álef = 1,
Bet = 2,
Resh = 200, y
Hei = 5,

Valor total = 208

Haciendo la sumatoria de la gematría de estas dos palabras obtenemos 358, que es el valor numérico de Mashíaj (Salmo/Tehilim 2:2), cuyas letras:
Mem=40,
Shin=300,
Yud=10 y
Jet =8; dan un total de 358.

¡Este el mismo valor numérico de Mashiaj!

Así comprendemos que Yahvéh le está revelando a Israel que el águila llevándolos sobre sus alas es el Mashíaj, llevando a cabo su misión Mesiánica Divina.

«TOCAR Y NO TOCAR» las Dos Acciones del Nesher en Su Nido.

Aprovechando que vuestras almas está elevadas, sé que también les resultará muy interesante conocer que en la interpretación kabbalística el revoloteo de las águilas es llamado «tocar y no tocar«.

He mencionado que el águila es capaz de hacer ambas acciones simultáneamente, permitiendo a sus pichones despertar poco a poco, de acuerdo con la capacidad de cada uno de captar su presencia. Es que antes de que el águila tome a sus hijos sobre sus alas primero debe despertarlos.

El águila es un ave enorme y poderosa y si se posa repentinamente sobre su nido puede llegar a aplastar a sus frágiles pichones. Por eso, nuestro versículo describe al ave sobrevolando sobre su nido, dirigiéndose hacia sus hijos como la más delicada de las criaturas, manifestando un perfecto balance y estabilidad.

El verbo usado en este texto es «rajef», que se traduce como «sobrevolar«, es muy raro que esté expresado en la Torah, siendo esta una de sus pocas apariciones. La primera vez que aparece es en el segundo versículo de Bereshit/Génesis:

«…Y el espíritu de Dios sobrevolaba sobre la superficie de las aguas…».

Explican todos los sabios expertos en hebreo que, en realidad, este es el espíritu del Mashíaj sobre las aguas de la teshuváh, produciendo el despertar de la conciencia de las almas para retornar a Yahvéh.

Entonces, los expertos del idioma bíblico, concuerda que estas dos expresiones de «sobrevolar» son absolutamente complementarias; ambas apuntan hacia el despertar del pueblo de las doce tribus de Israel en general (Casa de Judá y Casa de Efraím), a la realidad mesiánica de volver al Eterno.

Este «tocar y no tocar» es una codificación lumínica muy significante para entender la Gracia divina a nuestro favor. El poder de tocar es el de involucrarse, de inspirar al otro. El poder de no tocar, por su parte, le permite al otro ejercer el libre albedrío, de tal manera que su alma pueda despertarse por sí misma en su deseo de ascender hacia Dios. El águila (Mashíaj) nos inspira y a la vez, paradójicamente, nos permite incorporar lentamente la nueva realidad mesiánica de acuerdo a nuestro propio ritmo individual.

Conviene aquí conocer también que la palabra hebrea nesher (águila) está formada por las letras nun-shin-reish. Lo interesante de esto es que las dos letras finales forman la palabra shar, verbo que significa «cantar«. De todas las palabras del canto Haazinu, shar es la sílaba esencial de nesher.

Existen dos tipos de canto: el verbal (que incluye la poesía) y la melodía. En hebreo el «canto«, que incluye la poesía, es llamado shir, representado por la shin y reish de nesher. En hebreo melodía, por su parte, se dice nigún, que comienza con la letra nun, la primera letra de nesher. Por lo tanto nesher es el acrónimo de los dos tipos de canto.

Esto significa que cuando el águila (nesher) se acerca a su nido bate sus alas para crear un canto, preparando delicadamente a sus pichones para su arribo. Para despertar las almas del pueblo hebreo y junto con ellos al mundo entero, cada persona con su propia chispa del Mashíaj debe poseer el poder de la poesía y la melodía inherente al águila.

La palabra hebrea que aquí se usa para «nido» es ken, que está asociada con tikúnrectificación«, «reparación«) y también con kiniánposesión«). La posesión más perfecta es la nueva Torah del Mashíaj, el canto de las alas del águila, que comienza a resonar a medida que se va aproximando a su cría. Esta nueva Torah mesiánica dará lugar a nuestra rectificación, como el águila que se aproxima suavemente a su nido, tocando y no tocando, despertando a sus hijos que la esperan.

Así, el Espíritu de Yahvéh ha desarrollado en la mente del Pueblo Elegido la imagen del “águila mesiánica” y sus “pichones anhelantes”, encarnando al Mesías redentor e Israel junto con toda la humanidad. Entonces, cuando nos conectemos con esta imagen, podremos comenzar a afinar nuestros oídos espirituales para escuchar la música del águila que se aproxima y prepararnos para la inminente redención final.

Todo para Bien

La palabra que aquí se traduce como «pichones» es gozalav, «sus pichones«, cuyas letras son guimel – zain- lamed. Estas tres letras son un acrónimo de una frase muy conocida y básica nuestra fe: «Gam Zu Letová«, que se traduce: «Esto también es para bien«. El pichón esperando ser elevado sobre las alas mesiánicas debe ser despertado a la conciencia de que todo lo que nos sucede es para bien, y que llevará finalmente a la redención verdadera y completa, que lo recompensará en el Olam Havá (Mundo Venidero).