Por Isaac Benaor
«El que descendió es El Mismo que también subió por encima de todos los Cielos para llenarlo todo.«
(Efesios 4:10)
Esta última es sin duda la enseñanza más críptica de todo en el Brit HaDashá (Pacto Renovado o Nuevo Pacto), la forma en cómo el alma del Mesías que es «antes de los tiempos antiguos» (Miqueas 5: 1, véase Pirké rabí Eliezer 3:2 entre otros) pudo «habitar corporalmente«, lo que el apóstol Pablo vino a llamar «el misterio de la Piedad» o (en hebreo: סוד אלהות _ Sod Elohut), como versa:
«Él (Mesías) fue manifestado en carne»
(1 Timoteo 3:16).
Aunque ya se ha hablado del tema, en el presente capítulo intentaremos reflexionar, desde otros puntos de vista, sobre el maravilloso misterio de la venida al mundo del Mesías.
La Torah nos relata como Adam, el primer hombre, fue creado a partir del polvo de la tierra y como después Dios sopló sobre él aliento de vida (véase Génesis 2:7).
Nos parece significativo que dicha creación sea enunciada a través de tres verbos distintos, como versa:
«El Eterno Dios formó (וייצר vayitser) al hombre.» (Ídem 2:7).
Aunque hemos colocado los versículos según el orden en que aparecen en el relato bíblico, si quisiéramos ordenar los conceptos acorde a su nivel de espiritualidad, deberíamos comenzar por el término «crear«, que es además la segunda palabra de la Torah, como se declara: «En el principió creó (ברא bará) Dios.» Siempre que este verbo aparece en el תנך Tanak (Biblia) tiene necesariamente a Dios como sujeto, pues únicamente a El Santo, Bendito Sea, es atribuible una Creación יש מאין [yesh meain] o «ex nihilo» (Traducido: «de la nada«).
En segundo término, «formar» (יצר yatsar), implicaría dar identidad a algo que es informe, pero siempre a partir de una materia prima ya existente, יש מיש (yesh meyesh) o «algo de algo«, como versa:
«Antes que te formase en el vientre te conocí.»
(Jeremías 1:5).
Y por último, el vocablo que más nos acercaría a conceptos de materialidad:
«Hacer» (עשה – asah), el cual sería susceptible de aplicar a cualquier labor de nuestras manos.
¿Por qué la Torah necesitó tres verbos diferentes para explicar la creación del primer hombre?
Veamos ahora el contexto en el que fue utilizado cada uno de ellos:
«Y creó (ויברא – vayibrá) Dios al hombre a Su imagen, en imagen de Dios lo creó, varón y hembra (lo) creó.»
El hombre al nivel de «creación» es, según el relato bíblico, «imagen de Elokim«. A través de la expresión צלם (tzélem), que aquí traducimos como «imagen» (y tiene también las acepciones de «sombra» o «modelo«), llegaríamos a relacionar la creación del primer hombre con los sacrificios prescritos por Dios para la expiación de los pecados pues, según el autor de la carta a los Hebreos, ellos eran «la sombra (צלם tzélem) de los bienes venideros (אבות העתידות tobot ha’atidot)» (Ídem 10:1), término que haría referencia al sacrificio del Mesías, Quien sería inmolado en propiciación por nuestras transgresiones, como versa:
«Hemos sido santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Yeshúa el Mesías, hecha una vez y para siempre.«
(Ídem 10:10).
En esta misma línea y, tomando la palabra tzélem en su acepción de «modelo«, podríamos hablar de cómo los rituales sacrificiales prescritos en la Torah, tomaron su referencia espiritual de:
«La sangre preciosa del Mesías, como de un cordero sin mancha ni impureza, ya provisto desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado al final de los tiempos por amor a vosotros.«
(1 Pedro 1:19 y 20).
La palabra צלם tzélem puede ser también leída como el acróstico (נוטריקון notrekón) de:
צדיק _ Tzadik
ל _ Le
משיח _ Mashíaj
* Tzadik: צ Una letra tzade cuya iconografía representa a un hombre arrodillado (véase Shabat 104a) elevando sus brazos en señal de súplica, viene a hablarnos del siervo quebrantado de El Eterno, de aquel que «fue despreciado y desechado de los hombres» y aún así «puso Su vida como sacrificio de expiación por el pecado» (Isaías 53: 3 y 10), como también se declara: «Y si alguno peca, abogado tenemos para con el Padre: A Yeshúa el Mesías, el צדיק Tzadik.» (1 Juan 2:1). Dicho nombre sería en sí mismo la expresión de un atributo mesiánico, pues fue dicho:
«Justificará (יצדיק – yatsdik) (el) צדיק Tzadik, mi siervo a muchos y sus pecados llevará«
(Isaías 53:11).
* Lámed: ל esto se lee «ל le» (hacia), para indicarnos la meta o destino, como versa:
«Para esto (לזאת – lazot) he venido al mundo.»
(Juan 18:37).
Y también treinta (ל) en su valor numérico, pues fue dicho: «
«Y Yeshúa mismo, al comenzar tenía unos treinta años.»
(Lucas 3:23).
* Mashíaj: מ Pero recordemos que no se trata de una mem abierta (מ), como correspondería con un principio de palabra, sino una cerrada (ם), pues la tomábamos de una letra final. Aquí podríamos ver insinuado el misterio de la ocultación del Mesías tras, lo que vino a ser llamado, «el endurecimiento en parte«, como versa:
«Porque no quiero hermanos que ignoréis este misterio […] que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte.»
(Romanos 11:25).
Los sabios vieron en la inicial de משה Mosheh (una מ mem abierta) el indicio de que ciertos atributos de corte mesiánico llegarían a ser revelados a través de él, pues Moisés desempeñó el rol de primer redentor y fue líder y guía espiritual de Israel, como versa:
«Y el pueblo temió a El Eterno y creyeron en el Eterno y en Moisés, Su siervo.»
(Éxodo 14:31).
Sin embargo del Mesías fue dicho (Isaías 9:6):
«Para el incremento (לםרבה – lemarbeh)»,
Expresión que aparece irregularmente escrita con ם mem cerrada pese a no tratarse de una letra final (véase del mismo autor el Fundamento del mundo 9:5).
Todo ello vendría a sugerirnos que el Mesías dejaría a Su paso por el mundo importantes aspectos espirituales aún por revelar, y esto resulta especialmente significativo en lo concerniente a Israel, cuya capacidad para asumir dichos misterios quedo restringida por el ya mencionado «endurecimiento en parte». De hecho, la ם mem sofit, por su iconografía cerrada, llega a convertirse en expresión paradigmática de aquello que permanece oculto, como versa:
«En el interior del interior del Lugar llamado Kódesh (Lugar Santo del Tabernáculo de Arriba) destelló una letra en el interior de la ocultación del Kódesh. Y esta es la mem cerrada ם«
(Zohar Vaikrá3b).
Resulta significativo como, salvando el inevitable simbolismo de la visión profética, esta afirmación nos recuerda a esta otra:
«Pero estando ya presente el Mesías, Sumo Sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto Tabernáculo (de Arriba) no hecho de manos, es decir, no de esta creación […] por Su propia sangre entró una (sola) vez y para siempre en el Lugar Santísimo (Kódesh Kodashim) habiendo obtenido eterna redención.«
(Hebreos 9:11 y 12).
En realidad, incluso Moisés, personaje clave en la historia del pueblo de Israel, fue descalificado en un primer momento, como versa:
«¿Quién te ha puesto a ti por príncipe (שר – sar) y juez (שפט – shofet) sobre nosotros?«
(Éxodo 2:14)
Al tratarse de dos atributos de corte mesiánico (véanse respectivamente Isaías 9:6 y Salmos 9:8 entre otros) podemos ver en este rechazo una insinuación a ese otro del que el Mesías sería objeto.
La segunda tentativa tampoco contó con el beneplácito del pueblo, como se declara:
«Ellos les dijeron (a Moisés y a Aarón): Mire El Eterno entre vosotros y juzgue, pues nos habéis hecho abominables delante de Paró (faraón).»
(Éxodo 5:21).
A veces la historia nos muestra situaciones del todo paradójicas: Israel clama por un redentor pero cuando Dios se lo envía, éste es rechazado. Tras un primer arbitrio ni siquiera se le reconoce su autoridad y en la segunda ocasión el pueblo no quiere asumir el precio que indefectiblemente debe pagar todo aquel que aspira a alcanzar la verdadera libertad, pues Moisés, en su condición de primer redentor (גורל הראשון – goel harishón), actuaría como un tipo profético del postrer redentor ( גואל האחרון – goel ha’ajarón), de Aquel que fue dicho:
«Vendrá a Sión redentor ( גואל – goel)
(Isaías 59:20)
En este sentido, Moisés, al ser rechazado por su pueblo y al calificarse a sí mismo de «extranjero«, también exterioriza características del Mashíaj ben Yosef, como versa:
«Al pobre y al converso (גר – guer) lo dejarás»
(Levítico 19:10).
He aquí que tú (Moisés, como tipo del Mesías) ya has sido llamado converso la primera vez por el pueblo (en alusión a la primera venida del Mesías) y pobre (עני – ani) (Zacarías 9:9), como fue dicho de ti (Éxodo 18:3): «He sido extranjero (גר – guer) en una tierra extraña» (Zohar Mishpatim 115a).
Ya que «guer» posee ambas acepciones: Converso y extranjero. Al abordar el personaje de Moisés como figura profética del Mesías, los sabios no escatimaron en alegorías de orden celestial a la hora de describir la, inusitadamente elevada, procedencia de su alma, así como la excepcionalidad de su nacimiento, refiriéndose a éste como «su descenso al mundo», Como versa:
«Rabí Yehudah abrió:
[…] Cuando llegó la hora de Mosheh, el profeta fiel, de descender al mundo, El Santo, Bendito Sea, saco un alma sagrada cincelada de una piedra de zafiro, que es una piedra preciosa […] la hizo pasar por todas las luminarias en el Jardín del Edén y la hizo entrar a Su palacio […] y salió una voz que decía: ¿Quién es éste al que todas las llaves le fueron entregadas en su mano.» (Zohar Beshalaj 53b).
Lo que también se correspondería con lo dicho acerca del Mesías:
«El Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David (מפתח דוד – maftéaj David), el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre.
(Revelación 3:7, véase Isaías 22:22).
¿De dónde viene el Alma del Mesías?
Los sabios nos enseñan que el alma del Mesías procede del término עתיק (Atik), extraído de Daniel cap. 7, vers. 9, en relación a עתיק יומין Atik Yomín o «Anciano de días».
Este nivel, asimilable a la parte más elevada de כתר (Kéter) del nivel celestial אצילת Atzílut, haría de nexo entre los mundos superiores del אין סוף Ein Sof y el resto de los mundos inferiores consecutivos.
Al respecto de la expresión «atik» dijeron los sabios:
«¿Qué significa: Y visten espléndidamente ( לנכסה עתיק limecaseh atik)? Se refiere a que esconde (מכסה mecaseh) las palabras ocultas del Anciano (עתיק Atik) de días ¿Cuáles son? Los secretos de la Torah»
(Pesajim 119a).
Este lugar se hallaría muy por encima del poder directivo (השגחה hashgajah) de la justicia divina, sin verse afectado o restringido por un deficiente servicio a Dios o cualquier otra iniciativa que pudiese partir del hombre, actuando siempre bajo las directrices de bondad y amor infinitos y movido por el incansable propósito de revelar la unidad de Dios.
Los sabios nos enseñan que existen cinco niveles del alma (véase Bereshit Rabah14:9). Los tres primeros נפש (néfesh), רוח (rúaj) y נשמה (neshamah) son llamados אור פנימי (or penimí ) o luz interior, pues se invisten en el ser humano, constituyendo de esta manera su dimensión espiritual.
Los otros dos serían חיה jaya, y יחידה yejidah (también enumerados en orden inverso dependiendo de las fuentes). Éstos, debido a su altísimo nivel, tan solo podrían circundar al hombre ante la imposibilidad de ser contenidos en un כלי kelí (recipiente) apropiado, por esta razón son descritos como אור מקיף or makif (luz envolvente) o אטרות atarot (coronas) [Ets Jayim 6:5].
En opinión de los comentaristas, el Mesías habrá de alcanzar el nivel de Yejidah como condición previa para realizar Su misión. Siguiendo esta línea, debemos pensar que esta situación implicaría también la asunción del grado inmediatamente inferior Jayah. ( véanse al respecto Séfer Halikutim, Mishpatim 21; Sha’ar Hakavanot, Drushé Kriat Shemá; Likuté Torah, Parashat Bereshit, entre otros).
Al analizar la vida de Yeshúa, cabría preguntarse en que momento o bajo que circunstancias podríamos ver insinuada la consecución de dichos niveles, es más, este hecho lo habría convertido en el único ser humano sobre la tierra capaz de contener «en forma corporal» una luz apenas distinguible del אור אין סוף Or En Sof (Luz Infinita).
La expresión חיה jayah proviene de חי jay (vida), y estaría posicionada a nivel de Atzílut (Emanación) אצילות en correspondencia con la letra ( י ) yud del Shem Hameforash (YHVH). Por su parte, יחידה yejidah deriva de יחיד yijud (unicidad) y estaría vinculado a אדם קדמון Adam Kadmón en relación al ápice ( kots shel Yod) o punta superior de la citada letra (Ets Jayim 28:1, véase Iguéret Hateshubah 4).
Así pues, la asunción de Jayah convertiría al Mesías en el כלי kelí o recipiente de un nivel espiritual no susceptible de ser albergado de forma «interior» para el común de los mortales. Hay un versículo en el Tanaj que podría insinuarnos la adquisición de esta cota desde el momento mismo de la concepción, como versa:
«Mi hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy.» (Salmos 2:7)
«Mi hijo» (בני bení), leído como el acróstico (notrekón) de:
Be (con) ב Neshamah (alma) נשמה
Yeterah (adicional) יתירה
¿Y que ocurriría con respecto al quinto nivel: Yejidah?
Podríamos llegar a pensar que éste no habría sido alcanzado hasta después de Su resurrección y posterior ascenso a los Cielos, como nos insinúa la declaración:
«Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo y Le otorgó el Nombre que es sobre todo nombre.«
(Filipenses 2:9).
Pues «quinto» (חמשי jamishí) es משיח Mashíaj, y también fue dicho:
«Sepa pues […] toda la casa de Israel que a este Yeshúa […] Dios le ha hecho Señor y Mesías» (משיח Mashíaj)
(Hechos 2:39).
Tomada en este contexto, la ya mencionada palabra en la primera parte de esta enseñanza צלם tzélem vendría a insinuarnos también la consecución de ese nivel pues, en opinión de los sabios (véase Néfesh Hajaim) esta O mem simbolizaría יחידה Yejidah.
Para un acercamiento a estas cotas espirituales circunscritas a la figura del Mesías, se nos hace imprescindible acudir al último libro de los escritos apostólicos, llamado precisamente el «Libro de la Revelación de Yeshúa el Mesías» (en hebreo: SéferhaJizayón leYeshúa haMashíaj). La posición que la providencia divina le dio, al final de los textos que componen el llamado «Pacto Renovado», lo sitúa como término y colofón de la revelación del Mesías, actuando ésta a manera de puente entre el tiempo presente, representado aquí por el mensaje a las siete congregaciones (véase ídem 2 y 3) y los acontecimientos futuros, con la descripción del «fin de los días» o קצה הימים Kets Hayamim, la restauración del Reino Mesiánico milenial, la guerra de Gog u Magog y el devenir de la Eternidad, ilustrada aquí por la Nueva Jerusalén.
En este contexto, el Mesías es descrito dentro de un ámbito celestial, ya despojado de los «ropajes» (לבושים lebushim) de este mundo, mostrándose más bien en la línea de «aquella gloria que tuve contigo antes de la fundación del mundo» (Juan 17:5). El propio nombre del libro «Revelación / Visión» en hebreo Jizsayón, nos insinuaría también las manifestaciones espirituales que habrán de preceder Su venida, como versa:
«Y vuestros jóvenes tendrán visiones (חזינות jezyonot)»
(Yoel 2:28 / 3:1).
Resulta significativo que tanto חיה jayah como יחידה yejidah sean la forma femenina de los términos masculinos de los que derivan: חי Jay y יחיד yijud. En hebreo, para indicar género femenino se emplea una letra ה he como sufijo, teniendo esto también un reflejo en el ámbito espiritual, pues la última he (izquierda) del Nombre divino YHVH está asociada a מלכות Maljut-reino que es, precisamente, el aspecto femenino inferior.
Aquí podríamos ver insinuado como jay (en relación a Yesod-fundamento que está vinculado a El Jay) se une a Malkut (expresado por la he ה) formando una unidad o yijud:
Yesod (jay): חי
Malkut (he): ה
Yejidah (unidad) resultado de la unión Yesod-Maljut:
חיה :Jayah
Volvamos de nuevo a los tres diferentes verbos que usa la Biblia en referencia a Adam, el primer hombre, como una insinuación de la venida del Mesías, Quien es también es llamado «el Postrer Adam» o אדם האחרשן Adam ha’Ajarón (1 Corintios 15:45).
«Cada uno de ellos vendría a expresar un nivel gradual de «materialidad» que revestiría la Gloria del Mesías en Su descenso al mundo sensible.
• «Bará» ברא (crear): En correspondencia con el עולם בריאה Olam Briah o Mundo de la Creación, lo cual se relacionaría con בינה Binah – Entendimiento.
• «Yatsar» יצר (formar): En alusión al עולם יצירה Olam Yetsirah o Mundo de la Formación, concerniente a las seis sefirot intermedias: חסד Jésed – gracia, Guevurah – rigor גבורה, Tiféret -belleza תפארת, Nétsaj -victoria נצח ,הוד Hod -esplendor y יסוד Yesod -fundamento.
• «Asah» עסה (hacer): En concordancia con el עולם עשיאה Olam Asiyah o Mundo de la Acción al nivel de מלכות Malkut – Reino.
Comprender el misterio de la venida al mundo del Mesías está mucho más allá de nuestra capacidad de aprehensión pues, como se dijo, tanto los sabios como los escritos de los apóstoles coincidirían al señalar que el Mesías habría precedido a la creación del mundo (véanse entre otros Zohar Tsav 34b, Juan 17:5), no obstante, a la hora de establecer «Su morada entre nosotros» vino a nacer de una mujer. Al respecto creemos significativa la siguiente enseñanza:
«Ven y mira: El alma […] no desciende a lo bajo hasta que se viste con la vestimenta de este mundo. Algo parecido a esto ocurre con los ángeles sagrados de lo Alto […] cuando ellos cumplen su misión en este mundo. No descienden a lo bajo hasta que se visten con las vestimentas de este mundo, y todo es según el lugar al que se va allí» (Zohar pekudé229b). Y esto no lo decimos porque el Mesías fuese un ángel, sino para entender los «parámetros» que rigen el mundo espiritual pues, de forma similar, (pero en la línea inversa) Moisés subió al monte por «cuarenta días y cuarenta noches, no comió pan ni bebió agua» (Éxodo 34:28).
También nos parece significativo un versículo donde aparecen de nuevo distintos verbos implicados en la obra creadora de Dios, en este caso en relación a la Luz, como se declara:
«Que forma (יוצר yotser) la luz (אור or) y crea (בורא boré) la oscuridad»
(Isaías 45:7).
Cabría preguntarse: ¿Acaso no está escrito en referencia a la luz (véase Génesis 1:1 y 3) que fue creada por Dios? ¿Por qué es usado aquí el verbo יצר yatsar?
Del Mesías fue dicho:
«Él era la Luz verdadera que alumbraba a todo hombre que viene a este mundo«.
(Juan 1:9).
Y esta Luz del Mesías precedió a la creación del mundo, por eso, de la oscuridad fue dicho: «Que crea (בורא boré)» pues se trataría de un acto me’ain (a partir de la nada- מאין, mientras que de la luz, como metáfora aquí del Mesías, solo puede decirse «que forma (יוצר yotser)», esto es, una acto יש מיש yesh meyesh (algo de algo ya pre-existente), como también nos insinúa el siguiente texto:
«Está escrito:
[…] Formador (יצרך yotserja) tuyo, oh Israel
(Isaías 43:1).
Y está escrito:
Así dice El Eterno hacedor (עשך oseja) tuyo (Ídem 44:2). Todos estos grados se elevan a uno, y he aquí que ha sido dicho: […] Formador, hacedor y todos son grados, uno sobre otro y todos son uno (Zohar vayishlaj 177b), como también se declara:
«El Santo, Bendito Sea […] forma (tsar) una forma (tsurí) y le coloca espíritu y alma, vísceras y entrañas, como dijo Janá: No hay Santo como El Eterno, porque no hay nadie fuera de Ti, ni Roca como nuestro Dios (1 Samuel 2:3) ¿Qué significa no hay roca (Tsur) como nuestro Dios? (que) No hay formador (Tsa-yar) como nuestro Dios.» (Berajot 10a).
El alma del Mesías, a través de sus cinco niveles, vendría a constituir una «escalera» que recorre los mundos espirituales, partiendo de sus grados más elevados, casi indistinguibles de la Luz divina, hasta los más concretos y sensibles adscritos a la dimensión vital de la humanidad del Mesías, como fue dicho:
«Me vestiste de piel y carne, me tejiste huesos y nervios.»
(Job 10:11).
Como la escalera de Yaakov, que «estaba apoyada en la tierra y cuya cabeza tocaba el Cielo» (Génesis 28:12), podemos vincular cada letra del nombre «Yeshúa» con uno de los mundos (עולמים olamim) y con un grado de Su alma y cada uno de ellos es capaz de «brillar» acorde al grado de transparencia de los recipientes que las contienen, como dijeron los sabios:
«Néfesh en Maljut, Rúaj en Guevurah, Neshamah en Binah, Jayah en Jojmah y Yejidah en Kéter; pudiendo, de esta manera, ser acercada a cada ser humano la voluntad divina a través del alma del Mesías, conectando el mundo con su fuente, concatenando dicha «voluntad» de forma progresiva en sentido ascendente y descendente, como también se dijo: «Ángeles de Dios que subían y descendían por ella» (Ídem).
Los sabios nos enseñan que el alma del Mesías procede del término hebreo: עתיק (= Atik), extraído de Daniel 7:94 en relación a עתיק יומין (Atik Yomín o «Anciano de días»). Este nivel, asimilable a la parte más elevada de כתר (Kéter) de אצילת (Atsílut) haría de nexo entre los mundos superiores del אין סוף (En Sof) y el resto de los mundos inferiores consecutivos. Al respecto de la expresión «atik» dijeron los sabios:
«¿Qué significa: Y visten espléndidamente ( לנכסה עתיק – limecaseh atik)? Se refiere a que esconde (מכסה mecaseh) las palabras ocultas del Anciano (עתיק Atik) de días ¿Cuáles son? Los secretos de la Torah»
(Pesajim 119a).
Este lugar se hallaría muy por encima del poder directivo (השגחה – hashgajah) de la justicia divina, sin verse afectado o restringido por un deficiente servicio a Dios o cualquier otra iniciativa que pudiese partir del hombre, actuando siempre bajo las directrices de bondad y amor infinitos y movido por el incansable propósito de revelar la unidad de Dios.
Los sabios nos enseñan que existen cinco niveles del alma (véase Bereshit Rabah14:9). Los tres primeros (נפש néfesh, רוח rúaj y נשמה neshamah) son llamados אור פנימי (or penimí o luz interior), pues se invisten en el ser humano, constituyendo de esta manera su dimensión espiritual.
Los otros dos serían חיה jayah y יחידה yejidah(también enumerados en orden inverso dependiendo de las fuentes). Éstos, debido a su altísimo nivel, tan solo podrían circundar al hombre ante la imposibilidad de ser contenidos en un כלי kelí (recipiente) apropiado, por esta razón son descritos como אור מקיף or makif (luz envolvente) o אטרות atarot (coronas) (Ets Jayim 6:5).
En opinión de los comentaristas, el Mesías habrá de alcanzar el nivel de Yejidah como condición previa para realizar Su misión. Siguiendo esta línea, debemos pensar que esta situación implicaría también la asunción del grado inmediatamente inferior Jayah (véanse al respecto Séfer Halikutim, Mishpatim 21; Sha’ar Hakavanot, Drushé Kriat Shemá; Likuté Torah, Parashat Bereshit, entre otros).
Al analizar la vida de Yeshúa, cabría preguntarse en que momento o bajo que circunstancias podríamos ver insinuada la consecución de dichos niveles, es más, este hecho lo habría convertido en el único ser humano sobre la tierra capaz de contener «en forma corporal» una luz apenas distinguible del אור אין סוף Or En Sof o Luz Infinita.
La expresión חיה jayah proviene de חי jay (vida), y estaría posicionada a nivel de Atsílut -emanación אצילות en correspondencia con la letra ( י ) yod del Shem Hameforash (YHVH). Por su parte, יחידה yejidah deriva de יחיד yijud (unicidad) y estaría vinculado a אדם קדמון Adam Kadmón en relación al ápice (kots shel Yod) o punta superior de la citada letra (Ets Jayim 28:1, véase Iguéret Hateshubah 4).
Así pues, la asunción de Jayah convertiría al Mesías en el כלי kelí o recipiente de un nivel espiritual no susceptible de ser albergado de forma «interior» para el común de los mortales. Hay un versículo en el Tanaj que podría insinuarnos la adquisición de esta cota desde el momento mismo de la concepción, como versa:
«Mi hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy»
(Salmos 2:7).
«Mi hijo» (בני bení), leído como el acróstico (notrekón) de:
Be (con) ב
Neshamah (alma) נשמה
Yeterah (adicional) יתירה
¿Y que ocurriría con respecto al quinto nivel: Yejidah?
Podríamos llegar a pensar que éste no habría sido alcanzado hasta después de Su resurrección y posterior ascenso a los Cielos, como nos insinúa la declaración:
«Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo y Le otorgó el Nombre que es sobre todo nombre» (Filipenses 2:9).
Pues «quinto» (חמשי jamishí) es משיח Mashíaj, y también fue dicho:
«Sepa pues […] toda la casa de Israel que a este Yeshúa […] Dios le ha hecho Señor y Mesías (משיח Mashíaj)»
(Hechos 2:39).
Tomada en este contexto, la ya mencionada palabra en la primera parte de esta enseñanza צלם tsélem vendría a insinuarnos también la consecución de ese nivel pues, en opinión de los sabios (véase Néfesh Hajaim) esta O mem simbolizaría יחידה Yejidah.
Para un acercamiento a estas cotas espirituales circunscritas a la figura del Mesías, se nos hace imprescindible acudir al último libro de los escritos apostólicos, llamado precisamente el «Libro de la Revelación de Yeshúa el Mesías» (Séfer haJizayón leYeshúa haMashíaj). La posición que la providencia divina le dio, al final de los textos que componen el llamado «Nuevo Pacto», lo sitúa como término y colofón de la revelación del Mesías, actuando ésta a manera de puente entre el tiempo presente, representado aquí por el mensaje a las siete congregaciones (véase ídem 2 y 3) y los acontecimientos futuros, con la descripción del «fin de los días» o קצה הימים Kets Hayamim, la restauración del Reino Mesiánico milenial, la guerra de Gog u Magog y el devenir de la Eternidad, ilustrada aquí por la Nueva Jerusalén.
En este contexto, el Mesías es descrito dentro de un ámbito celestial, ya despojado de los «ropajes» (לבושים lebushim) de este mundo, mostrándose más bien en la línea de «aquella gloria que tuve contigo antes de la fundación del mundo» (Juan 17:5). El propio nombre del libro «Revelación/visión» en hebreo Jizsayón, nos insinuaría también las manifestaciones espirituales que habrán de preceder Su venida, como versa: «Y vuestros jóvenes tendrán visiones (חזינות jezyonot)» (Yoel 2:28/3:1).
Resulta significativo que tanto חיה jayah como יחידה yejidah sean la forma femenina de los términos masculinos de los que derivan: חי Jay y יחיד yijud. En hebreo, para indicar género femenino se emplea una letra ה he como sufijo, teniendo esto también un reflejo en el ámbito espiritual, pues la última he (izquierda) del Nombre divino YHVH está asociada a מלכות Maljut-reino que es, precisamente, el aspecto femenino inferior.
Aquí podríamos ver insinuado como jay (en relación a Yesod-fundamento que está vinculado a El Jay) se une a Maljut (expresado por la he ה) formando una unidad o yijud:
Yesod (jay): חי
Maljut (he): ה
Yejidah (unidad) resultado de la unión Yesod-Maljut:
חיה :Jayah
Volvamos de nuevo a los tres diferentes verbos que usa la Biblia en referencia a Adam, el primer hombre, como una insinuación de la venida del Mesías, Quien es también es llamado «el Postrer Adam» o אדם האחרשן Adam ha’Ajarón
(1 Corintios 15:45).
«Cada uno de ellos vendría a expresar un nivel gradual de «materialidad» que revestiría la Gloria del Mesías en Su descenso al mundo sensible.
• «Bará» ברא (crear): En correspondencia con el עולם בריאה Olam Briah o Mundo de la Creación, lo cual se relacionaría con בינה Binah-entendimiento.
• «Yatsar» יצר(formar): En alusión al עולם יצירה Olam Yetsirah o Mundo de la formación, concerniente a las seis sefirot intermedias:
חסד Jésed-gracia,
Guevurah-rigor גבורה,
Tiféret-belleza תפארת,
Nétsaj-victoria נצח ,הוד
Hod-explendor y
יסוד Yesod-fundamento.
• «Asah» עסה (hacer): En concordancia con el עולם עשיאה Olam Asiyah o Mundo de la formación al nivel de מלכות Maljut- reino.
Comprender el misterio de la venida al mundo del Mesías está mucho más allá de nuestra capacidad de aprehensión pues, como se dijo, tanto los sabios como los escritos de los apóstoles coincidieron al señalar que el Mesías habría precedido a la creación del mundo (véanse entre otros Zohar Tsav 34b, Juan 17:5), no obstante, a la hora de establecer «Su morada entre nosotros» vino a nacer de una mujer. Al respecto creemos significativa la siguiente enseñanza: «Ven y mira: El alma […] no desciende a lo bajo hasta que se viste con la vestimenta de este mundo. Algo parecido a esto ocurre con los ángeles sagrados de lo Alto […] cuando ellos cumplen su misión en este mundo. No descienden a lo bajo hasta que se visten con las vestimentas de este mundo, y todo es según el lugar al que se va allí» (Zohar pekudé229b). Y esto no lo decimos porque el Mesías fuese un ángel, sino para entender los «parámetros» que rigen el mundo espiritual pues, de forma similar, (pero en la línea inversa) Moisés subió al monte por «cuarenta días y cuarenta noches, no comió pan ni bebió agua» (Éxodo 34:28).
También nos parece significativo un versículo donde aparecen de nuevo distintos verbos implicados en la obra creadora de Dios, en este caso en relación a la Luz, como se declara: «Que forma (יוצר yotser) la luz (אור or) y crea (בורא boré) la oscuridad» (Isaías 45:7). Cabría preguntarse: ¿Acaso no está escrito en referencia a la luz (véase Génesis 1:1 y 3) que fue creada por Dios? ¿Por qué es usado aquí el verbo יצר yatsar?
Del Mesías fue dicho: «Él era la Luz verdadera que alumbraba a todo hombre que viene a este mundo» (Juan 1:9). Y esta Luz del Mesías precedió a la creación del mundo, por eso, de la oscuridad fue dicho: «Que crea (בורא boré)» pues se trataría de un acto me’ain (a partir de la nada- מאין, mientras que de la luz, como metáfora aquí del Mesías, solo puede decirse «que forma (יוצר yotser)», esto es, un acto יש מיש yesh meyesh (algo de algo ya pre-existente), como también nos insinúa el siguiente texto: «Está escrito: […] Formador (יצרך yotserja) tuyo, oh Israel (Isaías 43:1). Y está escrito: Así dice El Eterno hacedor (עשך oseja) tuyo (Ídem 44:2). Todos estos grados se elevan a uno, y he aquí que ha sido dicho: […] Formador, hacedor y todos son grados, uno sobre otro y todos son uno (Zohar vayishlaj 177b), como también se declara: «El Santo, Bendito Sea […] forma (tsar) una forma (tsurí) y le coloca espíritu y alma, vísceras y entrañas, como dijo Janá: No hay Santo como El Eterno, porque no hay nadie fuera de Ti, ni Roca como nuestro Dios (1 Samuel 2:3) ¿Qué significa no hay roca (Tsur) como nuestro Dios? (que) No hay formador (Tsa-yar) como nuestro Dios» (Berajot 10a).
El alma del Mesías, a través de sus cinco niveles, vendría a constituir una «escalera» que recorre los mundos espirituales, partiendo de sus grados más elevados, casi indistinguibles de la Luz divina, hasta los más concretos y sensibles adscritos a la dimensión vital de la humanidad del Mesías, como fue dicho: «Me vestiste de piel y carne, me tejiste huesos y nervios» (Job 10:11).
Como la escalera de Jacob, que «estaba apoyada en la tierra y cuya cabeza tocaba el Cielo» (Génesis 28:12), podemos vincular cada letra del nombre «Yeshúa» con uno de los mundos (עולמים olamim) y con un grado de Su alma y cada uno de ellos es capaz de «brillar» acorde al grado de transparencia de los recipientes que las contienen, como dijeron los sabios: Néfesh en Maljut, Rúaj en Guevurah, Neshamahen Binah, Jayah en Jojmah y Yejidah en Kéter; pudiendo, de esta manera, ser acercada a cada ser humano la voluntad divina a través del alma del Mesías, conectando el mundo con su fuente, concatenando dicha «voluntad» de forma progresiva en sentido ascendente y descendente, como también se dijo: «Ángeles de Dios que subían y descendían por ella» (Ídem).
AUTOR: Isaac Benaor
Tomado de su LIBRO: «Las Puertas de Bondad»