Teología

LA BENDICIÓN TRIPARTITA DE JOSÉ

«…por el Dios de tu padre que te ayuda, y por el Todopoderoso que te
bendice con bendiciones de los cielos de arriba, bendiciones del abismo que
está abajo, bendiciones de los pechos y del seno materno.”
(Génesis 49:25)
Hoy, mientras meditaba en las Sagradas Escrituras con el fin de alimentar mi espíritu de oración en las pautas de la bendición de José (hebreo Yosef), hijo de Jacob (Israel), me encontré con estas maravillosas líneas que testifican las palabras de bendición que el patriarca diera a su hijo. Repentinamente una intensa expectativa de fe llenó mi alma impulsándome a conocer los códigos revelados en esta bendición tripartita. Después de un fuerte tiempo de quebrantamiento delante de nuestro Abba Kadosh, decidí compartirles las cosas que Su Espíritu implantó en mi mente y corazón.
 I. José: representante de los primogénitos mesiánicos (Hb. 12:23).
 Recordemos que José obtuvo la primogenitura de Israel porque Rubén, el primogénito de la primera esposa de Jacob (Lea), perdió ese privilegio a causa de su transgresión (1 Cr. 5:1–2). José, siendo el primogénito de la segunda esposa de Jacob (Raquel), y debido a su dignidad, era quien tenía derecho a recibir la bendición. José también recibió una bendición de su padre poco antes de que éste muriera (Gn. 49:22–26).
 Si observamos con atención, y abrimos bien nuestro entendimiento, se nos revelará que en el versículo citado Israel está bendiciendo y profetizando sobre su hijo José, y lo hace (y en él a su descendencia) con tres tipos de bendiciones:
  1. De los cielos de arriba.
  2. Del abismo que está abajo.
  3. De los pechos y la matriz
1. Las Bendiciones del Cielo.
Las Sagradas Escrituras llaman bendiciones del cielo al rocío y la lluvia. Tanto el rocío como la lluvia son símbolos de las bendiciones del Eterno Dios (Os. 14:5), y su ausencia se consideraba una pérdida (2 Sm. 1:21). Esto era considerado así, ya que estos dos fenómenos naturales son los que hacen que se fertilicen los suelos y sean muy fructuosos, permitiendo la germinación y crecimiento exitoso de toda semilla sembrada.
Israel (Jacob) le desea una bendición muy grande a José, su hijo, expresándole en estas pocas palabras que todo lo que había sembrado daría frutos abundantes. Él sabia, por su fe vivencial, que solo el Eterno Dios Todopoderoso podía bendecir de esa forma, y estaba convencido que su hijo sería blanco de esta experiencia celestial en cada área de su vida.
Aplicando este concepto hebreo a nuestras vidas, comprendemos que las bendiciones del cielo son todas aquellas que nosotros no podemos hacer, pero sí podemos provocar por medio de nuestra siembra de fe. Entendemos así, que nosotros podemos sembrar una semilla, pero quien la hace germinar y crecer es Yahvéh, nuestro Dios.
En el pensamiento hebreo el tener abundantes cosechas y tener los graneros llenos solo pueden venir del Eterno Dios Todopoderoso. Esta manifestación es la única señal de tener la Verdad Divina respaldando nuestra realidad cotidiana. Todo lo demás, es solamente palabrería religiosa.
2. Bendiciones del abismo que está abajo.
“Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.”
(Mateo 13:44)
Nuestro padre Israel también profetiza sobre su hijo José las bendiciones del abismo que está abajo. Esta bendición seguramente es la que más llama nuestra atención ya que entendemos que en las Escrituras el abismo está relacionado con las profundidades controladas por las tinieblas.
En la Torah la palabra “tehom” es generalmente traducida como “el abismo”, y se piensa en ella meramente como otro término poético para el mar de las profundidades de la Tierra.
La primera vez que aparece esta expresión hebrea la encontramos en el primer capítulo del libro de Bereshit (Génesis):
«Y la tierra estaba sin orden y vacía, y las tinieblas cubrían la superficie del abismo»
(Génesis 1:2 _ Biblia de las Américas)
Todo era tohu va-bohu, amorfo y vacío, y lo único que existía era el caos primigenio. Ese caos es descrito por la palabra tehom, que suele traducirse por «abismo» (griego, abyssos; latín, abyssus), la idea es que este tiene forma líquida, por lo que se ha interpretado como las profundidades terrestres con sus depósitos de aguas subterráneas y también, de modo más general, como el océano primordial a partir del cual se creó el mundo. En realidad tiene asociaciones mucho más siniestras. Está etimológicamente relacionada con Tiamat, el nombre de un gigantesco monstruo marino del mito acádico-babilónico, identificado en el hebreo con Leviatán o Rahab, la serpiente tortuosa o serpiente antigua (Ap. 12: 9).
Ante esto, entendemos que cuando nuestro padre Israel está profetizando y le deseo a José las bendiciones del abismo, él sabia bien de que lo que se trataba.  El patriarca quería que el Eterno Dios bendijera a José, y su descendencia, con todo lo que sale de las profundidades del mar, los ríos subterráneos, y las minas de la Tierra. Él le auguraba riquezas provenientes de todos los minerales enterrados, poseedores de gran valor. Está soltando la bendición que da derecho a obtener y poseer todo lo que el Eterno Dios creó y los dejó escondidos en lugares profundos (oro, plata, bronce, cobre, petróleos, piedras preciosas, etc.).
Basado en esta idea patriarcal nuestro amado Mesías comparó al Reino de los Cielos como un tesoro escondido en un campo el cual fue hallado, Jesús dice que el tesoro en este caso es una bendición encontrada en el campo y fue hallado por un hombre.
A diferencia de las bendiciones del cielo que se originan como respuesta a una acción sembrada por un justo, las bendiciones del abismo que está abajo son reveladas por el Eterno a aquel redimido que las busca mediante oración y consejo escritural. Son bendiciones que Yahvéh dirá dónde están, ya que sólo pueden ser halladas.
«…y te entregaré los tesoros de las tinieblas».
(Isaías 45:3)
 
 
3. Las bendiciones de los pechos y del seno materno.
 
“Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas”.
(Deuteronomio 28:4)

Según el sabio intérprete Rashí, la palabra que ha sido traducida como “pechos”, shadayim, debe traducirse en verdad como “lanzamientos” en referencia a la emisión del semen apto para concebir. El Targum (versión aramea de la Torah) tradujo: “bendiciones de padre y de madre”. Es decir, que estas son las bendiciones relativas a las generaciones.  José sabía que esta expresión significaba augurios celestiales de fecundidad tanto en hombres como en rebaños.

En la visión profética del patriarca Israel estaba la certeza de que las generaciones de José se destacarían por la multiplicación y la tendencia constante a la expansión. Y es que en la mentalidad hebrea estaba la conciencia de que la bendición puede ser transmitida de generación en generación hasta millares de ellas (Éxodo 20:6).

En los días de José era una tremenda bendición multiplicarse a través de la simiente de sus antepasados para aumentar la familia del Eterno. Cuando una mujer daba a luz más israelitas, se consideraba como una señal de fructificación que la Justicia del Eterno otorgaba.

Estas pautas revelan que, en el Mesías, accedemos a la herencia de estos lineamientos proféticos que en los lugares celestiales el Eterno ha otorgado a los que estamos en Cristo Jesús, nuestro Dueño.
A los descendientes de José se les prometieron estas bendiciones. Hoy, entendemos que son las bendiciones vastas y eternas que vienen sobre la simiente espiritual de Abrahan a través del Mesías Yeshúa (Efesios 1:3). Jacob bendijo a todos sus hijos, pero especialmente a José, “quien fue separado de sus hermanos”. No sólo se separó en Egipto, sino por poseer una dignidad eminente y por ser más devoto hacia el Eterno Dios.
II. ¿Por qué José tuvo el privilegio de recibir una Bendición Tripartita?

La bendición que recibió Yosef de parte de Yaakov consta de 61 palabras en el texto hebreo. Este detalle la convierte en la bendición más grande e importante, pues la bendición de Yehudá contiene 55 palabras. Cuando vamos al quinto rollo de la Torah (Devarim) notamos que en la bendición que dio Moshé a las doce tribus la de Yosef también es la mayor de todas (cf. Deu. 33).

¿Por qué esto? Pues bien, existen dos razones:

Primero, porque sufrió más que todos.

Segundo, porque se había consagrado más que sus hermanos. La palabra hebrea que ha sido traducida como “consagrado” es nazir (– נזיר –) cuya raíz nazar (– נזר –) significa distanciar,  o abstener. Es la misma palabra que se usa para el voto de nazareato descripto en Números 6.

La enseñanza aquí es clara. Aquel que por la justicia es afligido, y se aparta del pecado, la impureza y lo mundano recibirá la mayor bendición en esta vida y en la resurrección.

Amados discípulos del Monte Santo, he discernido que estamos ingresando en una temporada en la que se manifestará la plenitud de las bendiciones de Yahvéh, nuestro Dios, mientras abandonamos los dolores de las elecciones pobres que hicimos en el pasado. Sé que experimentaremos el refrigerio de las bendiciones de José fluyendo en nuestras vidas. Estas se manifestarán, luego que el Espíritu de Yahvéh nos renueve y restauren nuestras relaciones interpersonales, y nos vuelva a conducir a una profunda intimidad personal con nuestro Padre. De hecho, en este día, he discernido que la plenitud de la bendición tripartita de José ya está fluyendo. Lo que dijo Jacob acerca de él es tanto historia como profecía. ¡Hoy, nuestras vidas están vibrando frente a este maravilloso umbral de tres niveles celestiales! ¡Que el Eterno nos dé fuerzas para estar gozosos en las aflicciones de este mundo por causa de la justicia y la verdad, sabiendo que producen un buen resultado con bendición tripartita!
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La Teología del Reemplazo niega el Amor del Dios de Alianzas

P.A. David Nesher

“Y oí un santo que hablaba; y otro de los santos dijo a aquél que hablaba: ¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora que pone el santuario y el ejército para ser hollados?”, … “Y en otra semana confirmará el pacto a muchos, y a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda: después con la muchedumbre de las abominaciones será el desolar, y esto hasta una entera consumación; y se derramará la ya determinada sobre el pueblo asolado. “
(Daniel 9:27,11:31, 12:11)

Como ya lo hemos estudiado en otras bitácoras, en el año 70 d. E.C. legiones romanas, bajo las órdenes del general Tito, destruyeron por completo la ciudad de Jerusalén y su Santo Templo.
La historia nos cuenta que más tarde la rebelión de Bar Kokhbá (132-135 d.C.) fue aplastada por Adriano, los judíos fueron esparcidos por todo el imperio romano como esclavos y desterrados de su patria por dos mil años. Como justificación al antisemitismo y a todas sus desgracias, se creyó que todos sus males eran causados por haber matado al Mesías. Esta idea fue propagada especialmente por los miembros de las comunidades mesiánicas simpatizantes con la filosofía griega que consideraban importante ir separando a la Iglesia de toda influencia hebrea.
De este modo, durante el siglo segundo, los llamados padres de la Iglesia comenzaron a finalizar lo que sería más tarde la base teológica de la Iglesia cristiana, donde la filosofía griega reemplazaría a la teología hebrea. Desde este movimiento en la historia eclesiástica de los siglos II y III, se verá a Roma sustituir a Jerusalén, los gentiles a los hebreos, el domingo por el sábado, las fiestas levíticas por fiestas paganas etc.  Muy pronto el sistema universal de creencias paganas y religiosas, dará paso a la Iglesia Católica Romana.
Será Agustín, quien por medio de su libro “La ciudad de Dios”, desarrollará la idea de que la Iglesia e Israel serán bendecidas por el regreso y reinado del Mesías en la tierra, pero la Iglesia reemplaza a Israel para siempre. Desde ese planteo filosófico Roma se hará el centro de la adoración, será llamada la nueva Jerusalén. El judaísmo y todas sus doctrinas serán considerados una religión imperfecta y reemplazada por el evangelio. De esta manera, todo el fundamento de la fe que instauró Yeshúa y sus discípulos, fue reemplazado por el conocimiento griego. De esta manera nace la conocida teología del reemplazo o la sustitución que enseña esencialmente que la Iglesia ha remplazado a Israel en el plan de Dios.
Un hito importante en el desarrollo histórico de la dominación de la teología del reemplazo dentro de la Iglesia ocurrió en el tercer siglo con una escuela que se formó en Alejandría, Egipto. Bajo la dirección de Orígenes, esta escuela bíblica enseñaba una mezcla de la filosofía griega y el cristianismo impulsado principalmente por la introducción de una interpretación alegórica (“espiritual” o simbólica) de la Escritura. Antes de la formación de esta escuela, no había métodos alternativos de interpretación de las Escrituras del Antiguo Testamento en la comunidad cristiana – sólo la interpretación literal. (Aunque Filón [20 aC – 50 dC] – un filósofo judío que también vivió en Alejandría – también enseñó este método alegórico para interpretar el Antiguo Testamento, no hay evidencia de que antes de Orígenes estas enseñanzas fueran de impacto dentro de la comunidad cristiana).
Esta hermenéutica (o método de interpretación de la Biblia) fue el precursor de la teología de reemplazo – o como Pablo lo llamó, los cristianos gentiles siendo “sabios en su propia opinión” (Rom. 11:25). Sión, Israel y Jerusalén se convirtieron en los términos que se refieren al pueblo redimido de Dios en general, más que tratarse de un lugar geográfico literal en el Medio Oriente.  Moab, Egipto, Asiria, Persia, Babilonia fueron entendidos simplemente como los enemigos espirituales del Israel espiritual.
La conclusión lógica del método alegórico de interpretación fue que los “hijos” de Israel eran simplemente los hijos espirituales que han “nacido de nuevo” en el nuevo pacto. (Por supuesto, esto ignora el hecho de que el Nuevo Pacto fue prometido al pueblo de Israel). Así que, en realidad, la teología de reemplazo no es una inserción al azar de su nombre en lugar de Israel al interpretar las bendiciones prometidas a ellos.  Más bien es una manifestación externa de un problema mayor: una espiritualización de las Escrituras para que estas giren en torno a mi existencia y no la del Mesías, ni tampoco el corazón fiel de Dios quien seguramente cumplirá cada promesa hecha a Abraham, Isaac y Jacob.
Ya para el año 325 de la d.C., el ecuménico Concilio de Nicea, adoptaba esta teología de enfoque griego, y durante 1.600 años fue utilizada para perseguir a los judíos y fundamentar su odio.
La posición anti-Israel continuó en el cristianismo hasta que surgió en el siglo XIX la teología de las dispensaciones y el pre-milenio. La mayoría de los teólogos aceptan la teología de reemplazo como válida. Con el surgimiento del estado judío en 1948, los de la dispensación consideraron el establecimiento del estado judío como una profecía de la segunda venida. Otros grupos se mantuvieron neutrales y otros antagónicos a esta profecía. En los últimos 15 años, con el  surgimiento del enfoque a las raíces hebreas, muchos grupos cristianos sean convencidos del error histórico de esta teología griega. Como podemos ver los seguidores de la teología del reemplazo se han apartado de la interpretación literal de las Escrituras, especialmente en cuanto al (mal llamado por ellos) Antiguo Testamento se refiere, y en el (mal nombrado por ellos) Nuevo Testamento generalmente re-interpretan los pasajes referentes a Israel, diciendo que en realidad fueron escritos para la Iglesia.

No hay duda alguna que el prejuicio, el odio y el celo, por tantos siglos sembrado y desarrollado son hoy obstáculos que tienen que ser destituidos para que ellos (la Casa de Judá) conozcan al Mesías. Es justamente la verdadera Iglesia la responsable de esta labor, “Y dirá: Allanad, allanad; barred el camino, quitad los tropiezos del camino de mi pueblo”  (Isaías 57:14). Todo aquel que se llame seguidor de Cristo debe ser liberado de esa mentira, porque somos parte de la Casa de Israel, y por ende un solo cuerpo con la Casa de Judá.

Entonces y para que quede claro, entendemos que los adherentes de la teología de la sustitución creen que los judíos ya no son el pueblo escogido de Dios, y que el Eterno no tiene planes específicos para la nación de Israel en el futuro. Todas las perspectivas diferentes de la relación entre la Iglesia e Israel pueden ser divididas en dos campos: o la Iglesia es una continuación de Israel (la Teología de la Sustitución / la Teología del Pacto), o la Iglesia es completamente diferente y distinta de Israel (el Dispensacionalismo / el Premilenialismo).

La Teología de Reemplazo dice que Israel es imperfecta. Que no tiene las promesas y que por lo tanto ha sido reemplazado por la Iglesia. Según esta posición griega la Iglesia es la Israel espiritual, la perfecta. La que tiene todas las bendiciones y promesas. Por eso esta posición teológica asegura que Israel es maldita y esta marginada ante Dios.
Sin embargo, y según la teología de Pablo, el formador de la Iglesia en los gentiles, Israel es el olivo natural (Rom. 11) y los gentiles creyentes son injertados como una rama. Nunca Pablo enseñó que Israel sería reemplazada. La Iglesia es parte de la Casa de Israel, porque el Todopoderoso no tiene dos heredades ni tampoco dos esposas. El Eterno es fiel a las promesas y a su cumplimiento. La Iglesia es coheredera (ambos judíos – gentiles). “Ese misterio consiste en que los gentiles sean coherederos, miembros del mismo cuerpo, y participes de la promesa en el Mesías, por medio del evangelio» (Efesios 3:6).
Es evidente, y hasta lógico, que el Todopoderoso no ha rechazado a Israel. Sus promesas son eternas y el pacto es incondicional, no es transferible. La gracia del Eterno es para todos sin excepción de grupos étnicos.
Sabemos y creemos que Yahwéh es un Dios de alianzas. El hizo alianza con Abraham, Issac, Jacob y su descendencia, la Casa de Israel. Su alianza es eterna, incondicional y de amor eterno como su palabra. En el libro de Romanos, capitulo 4 y 5, Pablo declara que las promesas a Israel, fueron dadas por la fe de los patriarcas, y no sobre la base de castigo y recompensa. Si el pueblo judío existe hoy en día, sobreviviendo a  holocaustos, exilios y pogromos es porque se tienen que cumplir la Escrituras, la promesa a Abraham. Los gentiles a través del Mesías y los justos son parte de la Casa de Israel, y heredan también todas las bendiciones, no reemplazan a nadie, sino que son injertados al olivo natural.
La Iglesia no ha reemplazado a Israel en el plan del Eterno Dios. Podemos asegurar que Él no se ha olvidado de Israel, y un día la restaurará a su rol de propósito deseado para la nación que Él ha escogido (Romanos capítulo 11).
A continuación dejo las citas de distintos pasajes bíblicos que servirán para entender el planteo de esta bitácora:
“Y te desposaré conmigo para siempre; desposarte he conmigo en justicia,
y juicio, y misericordia, y miseraciones. “ 
Oseas 2:19
“¿Se Olvidará la mujer de lo que parió, para
dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque se olviden ellas, yo no me
olvidaré de ti. He aquí que en las palmas te tengo esculpida: delante de mí
están siempre tus muros
. “
Is. 4915-16.
Porque tú eres pueblo santo á Yahwéh tu Poderoso: Yahwéh tu Poderoso te
ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están
sobre la haz de la tierra.
 “
Deut. 7:6
Mas tú, Israel, siervo mío eres, tú, Jacob, á quien yo escogí, simiente
de Abraham mi amigo. Porque te tomé de los extremos de la tierra, y de sus
principales te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú, te escogí, y no te
deseché.” 
Isaías 41:8-9
Convertíos, hijos rebeldes, dice Yahwéh, porque yo soy vuestro esposo:
y os tomaré uno de una ciudad, y dos de una familia, y os introduciré en Sión;
Jeremías 3:14
Así ha dicho Yahwéh, que da el sol para luz del día, las leyes de la
luna y de las estrellas para luz de la noche; que parte la mar y braman sus
ondas; Yahwéh de los ejércitos es su nombre: Si estas leyes faltaren delante de
mí, dice Yahwéh, también la simiente de Israel faltará para no ser nación
delante de mí todos los días. “
Jeremías 31:35-36
“Porque no dejará Yahwéh su pueblo, Ni
desamparará su heredad
; “
Salmos 94:14
DIGO pues: ¿Ha desechado el Poderoso á su pueblo? En ninguna manera.
Porque también yo soy Israelita, de la simiente de Abraham, de la tribu de
Benjamín. No ha desechado el Poderoso a su pueblo, al cual antes conoció
.”
Romanos 11:1-2
“Mas tú, Israel, siervo mío eres, tú, Jacob, á
quien yo escogí, simiente de Abraham mi amigo. Porque te tomé de los extremos
de la tierra, y de sus principales te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú, te
escogí, y no te deseché
.”
Isaías 41:8-9
“¿Cómo tengo de dejarte, oh Efraím? ¿He de
entregarte yo, Israel? ¿Cómo podré yo hacerte como Adma, ni ponerte como á
Zeboím? Mi corazón se revuelve dentro de mí, inflámanse todas mis
conmiseraciones. No ejecutaré el furor de mi ira, no volveré para destruir á
Efraím: porque el Divino soy, y no hombre; el Santo en medio de ti: y no
entraré en la ciudad.”
Oseas 11:8-9
Yahwéh se manifestó á mí ya mucho tiempo ha, diciendo: Con amor eterno
te he amado; por tanto te soporté con misericordia
.”
Jeremías 31:3
“ Oh vosotros, simiente de Israel su siervo,
Hijos de Jacob, sus escogidos.  Yahwéh, él es nuestro Poderoso; Sus
juicios en toda la tierra. Haced memoria de su alianza perpetuamente, Y de la
palabra que él mandó en mil generaciones. Del pacto que concertó con
Abraham, y de su juramento á Isaac; El cual confirmó á Jacob por estatuto, Y á
Israel por pacto sempiterno,
1 Crónicas 16:13-17
Porque la parte de Yahwéh es su pueblo; Jacob la cuerda de su heredad.”
Deuteronomio 32:9
Acordóse para siempre de su alianza; De la palabra que mandó para mil
generaciones, La cual concertó con Abraham; Y de su juramento á Isaac. Y la estableció a Jacob por decreto, A Israel por pacto sempiterno
,”
Salmos 105:8-10
El denuncia sus palabras á Jacob, Sus estatutos y sus juicios á Israel.
No ha hecho esto con toda gente; Y no conocieron sus juicios. Aleluya.
Salmos 147:19-20
“Porque no dejará Yahwéh su pueblo, Ni
desamparará su heredad
; “
Salmos 94:14
“Que en aquel tiempo estabais sin el Mesías, alejados de la república de
Israel, y extranjeros a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en
el mundo.” 
Efesios 2:12
“Bien: por su incredulidad fueron quebradas, mas tú por la fe
estás en pie. No te ensoberbezcas, antes teme. Que si el Poderoso no perdonó á
las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.”
Romanos 11:20-21
Esto pues digo: Que el pacto confirmado del Poderoso para con el
Mesías, la ley que fué hecha cuatrocientos treinta años después, no lo abroga,
para invalidar la promesa. Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la
promesa: empero el Poderoso por la promesa hizo la donación a Abraham.”
Gálatas 3:17-18

Si tu eres cristiano, necesitas arrepentirte de todo antisemitismo implantado en ti por este sistema anti-Mesías.

En el área de la teología, necesitas repudiar la “doctrina de el reemplazo”. Esta doctrina errónea asegura que el Eterno ha terminado con el pueblo Israel, y la ha reemplazado por la «Iglesia».
A través del profeta Jeremías somos amonestados por tener una teología que niega el futuro de Israel como nación.
¿No has echado de ver lo que habla este pueblo, diciendo: Dos familias que YHVH escogiera ha desechado? (las 2 casas Juda y Efrain) Y han tenido en poco a mi pueblo, hasta no tenerlo más por nación. Así ha dicho el Señor: Si no permanece mi pacto con el día y la noche, si yo no he puesto las leyes del cielo y la tierra, también desecharé la descendencia de Jacob, y de David mi siervo, para no tomar de su descendencia quien sea señor sobre la posteridad de Abraham, de Isaac y de Jacob. Porque haré volver sus cautivos, y tendré de ellos misericordia«.
(Jeremías 33: 24-26 )
¡Nadie puede enseñar o creer que el pueblo de Isrel se ha perdido, destruido, remplazado, substituido, echado a un lado permanentemente, o puesto eternamente en exilio de nuestra tierra!
NOTA RECOMENDADA:

Saberme creado por Dios no me hace Su hijo… ¿Quiénes son verdaderamente hijos de Dios?

Autor: P.A. David Nesher
 
Una de las creencias erradas que noto que se anida con seguridad en las mentes y corazones de innumerables cristianos es la de sostener de que todo ser humano es un hijo del Altísimo por el solo hecho de estar creados a Su imagen.
Pues bien, comenzaré diciendo que la Palabra de Dios nos revela que Yahwéh es el Creador del Universo y que todo lo hizo por la Palabra de su Poder. En tal sentido todo lo que existe proviene del hacer creativo del Eterno Dios, y por ende, toda la humanidad es creación de Él.
Justamente la Torah (Instrucción) divina revela que el Eterno Dios hizo al hombre a Su imagen, para que se conformara a Su semejanza (Génesis 1:21-27). Este diseño especial apuntaba, como se logra discernir en las expresiones divinas, a un proceso espiritual que le permitiera a cada integrante de la humanidad convertirse en un hijo del Divino Creador, conforme a esa imagen establecida en el interior del hombre por el evento creativo. Por eso, entendemos que más allá de que todo hombre es una criatura del Eterno, no todos los seres humanos somos hijos de Yahwéh Dios.
Estoy convencido que a esta altura del planteo, el corazón de varios lectores está dando cabida a la siguiente pregunta: ¿quiénes son entonces los hijos de Dios? Esta es una pregunta que no podemos responderla por medio de nuestro propio razonamiento, si no con lo que el Eterno Dios mismo dice en Su Palabra.
Acudiendo a la Biblia descubrimos en sus líneas las siguientes pautas al respecto:“A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”.
(Juan 1:11-13)
Por medio de este lineamiento apostólico-profético queda bien claro que el Eterno Dios nos engendra espiritualmente sólo cuando creemos en el Mesías Yeshúa (Jesús) y confiamos en lo que hizo en la cruz del Gólgota por nosotros.
Los discípulos de las primeras comunidades proclamaban todo el tiempo que la condición para ser hijos del Eterno era recibir por la fe la obra redentora mesiánica de Jesús, el Verbo hecho carne.
El apóstol Pablo también nos da evidencia de esta chispa de la Verdad aportando los siguientes argumentos celestiales:

Porque todos los que son guiados por el
Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu
de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el
espíritu de adopción, por el cual clamamos ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da
testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también
herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos
juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados”.

(Romanos 8:14-17)

para que redimiese a los que estaban bajo la
ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos,
Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama ¡Abba,
Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de
Dios por medio de Cristo
”.

(Gálatas 4:5-7)
Ser hijo de Dios es una maravillosa posición que depende totalmente del obrar del Espíritu Santo sobre aquellos hombres (varones y mujeres) que voluntariamente se rinden por la fe a la voluntad divina que buena, agradable y perfecta.
Ser hijos del Eterno es la dinámica espiritual que comienza con la adopción que Yahvéh hace con aquellos que a Él claman en el Mesías. Ese evento se denota en los cielos por el hecho de ser sellados con el Espíritu Santo, quien nos libera del temor de la esclavitud y nos guía comunicarnos con el Creador con una certeza manifestada en un clamor: ¡Abba Padre! Esto, y solo esto, es lo que testifica a nuestra conciencia de que somos hijos de Dios.
Por todo esto, no puedo salir de este escrito sin antes comunicarme con tu mente y corazón y extenderte la siguiente invitación: acepta a Yeshúa (Jesús) como el Mesías de Dios y tu amo, y Él mismo te convertirá en Hijo de Dios.
Ya no lo pospongas más. ¡Hazlo ahora mismo!
Shalom.
P.A. David Nesher