Bullying

Poema: «Al Día de Hoy»… por el abuso y la belleza

Conocí, por medio de You Tube, a Shane Koyczan, un joven poeta que describe de manera perfecta lo que es el bullying o matonismo. En carne propia lo vivió y lo cuenta de una manera única, en su poema «To this Day».

¿Tienes hijos?
Entonces esto te interesa.

A diario nuestros niños son humillados, verbal y físicamente por sus compañeros de clases e incluso por sus profesores, simplemente por ser diferentes. Y es que, ¿deben ser todos iguales?

Miles de jóvenes, están cansados de maltrato psicológico han entrado en depresión y muchos están diariamente luchando con pensamientos de suicido.

No podemos seguir dejando pasar las cosas, miles de niños, adolescentes, jóvenes están siendo agredidos a diario y sus vidas no son felices.

¿Y qué estamos haciendo los adultos?

¿Qué hacemos los padres, cuando nuestros hijos vienen frustrados y cuentan sus experiencias?

¿Qué vas a hacer? Te quedarás observando o harás algo por ellos.

¡No esperes más!

Esta es una realidad, muy cruel que muchos de nuestros chicos viven cada día en escuelas y colegios. Y, estoy convencido, que aunque no lo recuerdes, hace un tiempo también tú lo viviste.

La Violencia tratada a la Luz de la Biblia

Hacia dónde quiera que nuestra atención apunte, notamos una sola cosa, la agresividad manifestada cada vez más fuerte en los seres humanos de las sociedades actuales y de cualquier sustrato social. Los habitantes de este planeta salen, día a día, a sus actividades cotidianas con una constante actitud defensiva. Esta errada actitud sólo produce un fruto: la violencia. Ésta lo primero se manifestará en las calles de las distintas ciudades y se infiltrará sin permiso en las distintas instituciones que conforma y hasta fundamentan una sociedad: familia, Estado, escuela, etc.
Si acudimos a la Biblia en busca de respuesta este tema nos encontraremos que registra una gran cantidad de textos que señalan la oposición del Eterno Dios a la violencia, ya sea en la familia (doméstica), en la escuela (bullying), o en el trabajo (mobbing).
¿De dónde viene la violencia, según la Escritura?
No viene de Dios. La Creación es un acto de poder, no de violencia. El hombre tiene como misión, entre otras, poner orden en este mundo inacabado, imperfecto. Su dominio sobre el mundo creado tiene por objetivo que reine la paz. Pero la serpiente, HaSatán, el maligno adversario, sugiere al hombre que comiendo del fruto prohibido se hará capaz de rivalizar con el Eterno Dios. Marido y mujer no se ayudan a resistir a la tentación. Al contrario, se arrastran el uno al otro. Se dejan engañar: es el pecado.
La primera consecuencia del pecado es la violencia. Sobre un fondo de rivalidad, Caín mata a Abel. El Eterno Dios quiere parar el ciclo infernal de la violencia: protege a Caín. Pero esta se mantiene viva.
Y llega hasta tal punto que, dice la Escritura, Dios se arrepiente de haber creado al hombre. “La tierra está llena de violencia a causa de los hombres”, le dice a Noé. ¡Que la humanidad tenga un nuevo comienzo, a partir del único justo que Dios encuentra, Noé y su familia! El diluvio engulle pecadores y pecados. Dios no se venga pero no puede dejar indefinidamente que se propaguen el mal, la injusticia, la violencia, el pecado.
Al final, como signo de una nueva alianza con la humanidad, Dios suspende en el cielo un arco que reúne a la humanidad de un extremo de la Tierra al otro. El arco, arma de guerra, se convierte en símbolo de paz. Anuncia una inversión aún más radical: la muerte de Jesús en la cruz como fuente de salvación.
Israel no ha nacido en la violencia. Ha nacido de una llamada de paz: el Eterno Dios llama a Abraham y le hace salir de su país para que se desplace, con su familia y su ganado. Él mismo es un hombre de paz. Intercede ante el Eterno a favor de Sodoma, ciudad gravemente pecadora. En caso de conflicto por la utilización de un pozo en Beerseba, llega a una solución con su rival. Concluye incluso una alianza con él. Es saludado por Melquisedec, rey de Salem (Jerusalén), palabra que significa “paz”.
Pero si Abraham es más bien pacífico, ¿qué decir de Dios? Dios impidió a Abraham que le ofreciera a su hijo en sacrificio y esta prohibición permanecerá. En Jerusalén, el valle de Gehena está maldito porque reyes impíos creyeron atraer los favores divinos sacrificando a sus hijos e hijas. Dios condena esto, en el profeta Jeremías, “lo cual yo no mandé” (Jeremías 7:31).
El significado de la violencia en las Escrituras y su clasificación.
 

Observaremos, primeramente, que la palabra violencia en hebreo es hamas, interesante dato en días específicos en los que una organización que supuestamente lucha por los derechos palestino ostenta dicho nombre. Notaremos que este término hebreo también puede traducirse como “agravio” o “mal”, según la situación. La idea que esta expresión daba era la de «violencia, injusticia, agresión, brutalidad, atropello«.
En los libros del Antiguo Pacto, la expresión hamas aparece 60 veces y siempre connota algo negativo. Por ejemplo, en Job 16:17 y 19:7 la violencia es revelada como contraria a la pureza y a la
justicia.
Los agentes de hamas son siempre los opresores, los poderosos y privilegiados (Am. 3:10; Miq 6:11-12; Ezq 7:11,19,23-34.).
En los libros de sabiduría todo tipo de agresor será considerado como “malvados” (Prov 24:2), “enemigos” (2 S 22:49; Sal 14:48), “instigadores” (Prov 16:29) y abundantes en “transgresiones” (Prov 29:22); por esta razón, se recomienda no asociarnos con ellos (Prov 22:24). En este contexto, se aconseja no imitar esta clase de actitud (Prov 3:31).
En los libros que conforman el Nuevo Testamento (Pacto) encontramos que para hablar de violencia se usa la palabra griega bía. Con ella se señalará todo tipo de conducta violenta. Ésta únicamente aparece tres veces en Hechos (5:26; 21:35; 27:41).
En todos estos casos bíblicos, “la violencia se manifiesta como amenazadora para la vida del hombre”. Por este motivo, la agresión tendrá un fin (Is 29:20; cf. Ap 21:1-4).
Un elemento muy interesante que registra la Biblia, aplicado en nuestros días en relación al fenómeno social llamado bullying, es el insulto. Cuando el Mesías caminó en la tierra aseveró lo
siguiente:
«Habéis oído que se dijo a los antepasados: “NO MATARÁS” […] Pero yo os digo que todo aquel que esté enojado con su hermano será culpable ante la corte; y
cualquiera que diga: “Raca” a su hermano, será culpable delante de la corte
suprema; y cualquiera que diga: “estúpido”, será reo del infierno de fuego
«
(Mt. 5:21-22)
Es evidente, al meditar en estas palabras, que el Señor no sólo estaba en contra de la agresión física, sino también de la agresión verbal. Para él, el insulto es un asesinato, un delito. ¡Es la transgresión del sexto mandamiento! (Éx 20:13). Aquella persona que diga algún apodo, magullando a su compañero, recibirá el castigo divino.
Por otra parte, si bien es cierto existe el maltrato, el Eterno Dios promete cuidar de los débiles. Él aborrece al que ama la violencia (Sal 11:5), pero ama a quienes son objetos de agravio (Sal 118:13). En pocas palabras, el Señor protegerá a los desvalidos y castigará a los agresivos. Lo que él desea que hagamos es confiar en él y hablar con las autoridades terrenales. El resto, él lo hará.
Para ir concluyendo este estudio, diremos que la Biblia encuentra su respuesta definitiva al problema de la violencia en el punto central de toda la historia de la Salvación divina: el Mesías en la cruz del Calvario.  Al fin de cuentas, la respuesta del Eterno Dios a la violencia fue la de asumirla en sí mismo y así derrotarla para siempre.  Cristo mismo se insertó dentro de la paradoja del mal y de la violencia y la convirtió en la paradoja de la gracia y la vida.  En la cruz él absorbió la violencia para liberarnos de su fatalidad.  Por eso el león vencedor del Apocalipsis resulta ser un Cordero inmolado (Ap. 5:5-6).  Cuando Cristo rechazó el uso de la espada y le dijo a Pilato que su reino no procedía de ese «mundo», quiso enseñarnos que el reino de Dios no viene por la fuerza sino por la vía de la mansedumbre que Él mismo manifestaría en Su Pasión.
Por eso, hoy día también, la idea que da la obra mesiánica en la cruz tiene que modelar toda nuestra vida, incluso nuestra respuesta básica a la violencia.  Después de todo, y de acuerdo a al llamado que el mismo Mesías nos hace para seguirlo, nuestro vivir es por su propia naturaleza una existencia cruciforme.  El que quiere venir en pos de mí, dijo Yeshúa, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y que me siga, porque «el que pierde su vida la hallará» (Mt 16:24-25).  Mientras los dos testigos de Apocalipsis 11 trataban de lograr el reino de Dios soplando fuego y matando gente, para responder a la fuerza con mayor fuerza y a la violencia con más violencia, fracasaron totalmente (Apoc 11:3-10), pero cuando murieron y resucitaron con Cristo, muchos glorificaron a Dios (11:11-13).  La iglesia que busca el poder está traicionando al Siervo Sufriente que se despojó de sí mismo y fue obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
El Cordero de Dios venció entregando su vida en la cruz, venciendo al mal con el bien, a la violencia con el sacrificio del amor.  Eso es central al mensaje del Apocalipsis y del NT en general.  Y aunque no da una explicación final ni una fórmula mágica para determinar de antemano todas nuestras decisiones ante la violencia y la maldad, sí nos orienta desde la óptica de Dios y nos da la orientación cristológica (podriamos decir «corderológica») para decidir y actuar hoy y mañana conforme a la verdad del Reino que él trajo desde Su victoria en la cruz.

BITÁCORAS RELACIONADAS:

El bullying escolar y el protagonismo heroico de los padres

Debido a la conmoción ocasionada por los hechos más recientes en distintas provincias de Argentina, he sido abordado mediante mensajes privados a mi correo electrónico por distintos seguidores de este blog que en su rol docente piden ayuda al respecto.

Tal como lo he enseñado en otra bitácora sobre este tema, el bullying es una palabra inglesa que significa intimidación. Debo decir, embargado por una profunda congoja, que esta palabra se encuentra muy difundida en nuestros días debido a los innumerables casos de persecución y de agresiones que se están detectando en las escuelas y colegios de  las distintas naciones. Por sobre todo, es lamentable notar cómo esta moda del infra-mundo está conduciendo a muchos niños y jóvenes en edad escolar a vivir situaciones verdaderamente aterradoras.

En esta bitácora remarcaremos el hecho de que la violencia escolar o bullying es uno de los tantos síntomas de la crisis de valores de la sociedad. No es problema de ciertos menores, sino que estos, son a su vez expresión de la crisis familiar y social. Se requiere trabajar con los menores agresores, sus familias y la comunidad. Los centros educativos son el escenario para la manifestación de la carencia moral y la violencia latente de una sociedad que se deshumaniza día con día. Esto nos muestra por otro lado, que la delincuencia y sociopatías se van configurando en las personas desde la misma niñez, siendo el ámbito educativo como una especie de campo de prueba de menores que, si no se les atiende, podrían llegar a delincuentes en un futuro.

Bueno será recordar que quien acuñó el término bullying fue el noruego Dan Olweus. Él afirma que «un estudiante se convierte en víctima de acoso escolar cuando está expuesto, de forma reiterada y a lo largo del tiempo, a acciones negativas llevadas a cabo por otro u otros estudiantes”. Esta es la definición más aceptada entre los expertos.

El bullying engloba todas las formas de actitudes agresivas, intencionadas y repetidas, que ocurren sin motivación evidente, adoptadas por uno o más estudiantes contra otro u otros. Se debe asumir que la persona que ejerce el bullying lo hace para imponer su poder sobre el otro, a través de constantes amenazas, insultos, agresiones o vejaciones, y así tenerlo bajo su completo dominio a lo largo de meses e incluso años.

La víctima sufre callada en la mayoría de los casos. El maltrato intimidatorio le hace sentir dolor, angustia y miedo, hasta tal punto que, en algunos casos, puede llevarle a consecuencias devastadoras como el suicidio.

LOS COMPONENTES CLAVES DEL BULLYING

Es importante aportar que este acoso sistemático, que se produce reiteradamente en el tiempo, por parte de uno o varios acosadores a una o varias víctimas, implica tres componentes claves.

En primer lugar, existe un desequilibrio de poder entre el acosador y la víctima. Este desequilibrio puede ser real o sólo percibido por la víctima.

El segundo elemento clave es que la agresión se lleva a cabo por un acosador o un grupo que intentan dañar a la víctima de un modo intencionado.

En tercer lugar, existe un comportamiento agresivo hacia una misma víctima, que se produce de forma reiterada.

CLASES DE HOSTIGAMIENTO.

Será muy importante dejar establecido que el hostigamiento es muy común entre los niños de edad escolar de todo el mundo.

Una encuesta publicada en la revista Pediatrics in Review revela que el 14% de los niños noruegos son o bien acosadores, o bien víctimas de acoso. En Japón, el 15% de los alumnos de primaria admiten haber sufrido un trato abusivo por parte de sus compañeros, y en Australia y España, este problema afecta a un 17% de los estudiantes. Según cálculos de un especialista, en Gran Bretaña hay 1.300.000 niños involucrados.

Es necesario saber que el hostigamiento del bullyin puede producirse en tres aspectos:El primer aspecto es el hostigamiento físico, es decir aquel que el agresor lleva a cabo mediante una agresión directa a base de patadas, empujones, golpes con objetos, etc.

Otro aspecto es el hostigamiento indirecto cuando se producen daños materiales, o robos, en los objetos personales de la víctima.Pero el aspecto más habitual es el hostigamiento verbal. Este sólo deja huella en la víctima. Las palabras tienen mucho poder y minan la autoestima de la víctima mediante humillaciones, insultos, motes, menosprecios en público, propagación de rumores falsos, mensajes telefónicos ofensivos o llamadas, lenguaje sexual indecente.

Por último, está el hostigamiento social que consiste en la exclusión y en el aislamiento progresivo de la víctima. En la práctica, los acosadores impiden a la víctima participar, bien ignorando su presencia y no contando con él/ ella en las actividades normales entre amigos o compañeros de clase.Hoy en día notamos que el tiempo para hostigar a otro compañero ya no se reduce a la estancia en la escuela, sus patios y pasillos, sino que se extiende indefinidamente por medio de las redes sociales (Facebook, Twitter, etc.). Los acosadores son conscientes que no se requiere de una foto o de un video para torturar a un niño sino meras palabras (Stg. 3:6); sin embargo, aquellos elementos hacen que la ofensa adopte dimensiones perversas que pueden terminar con la frágil personalidad de un niño o un adolescente en medio de reiterados abusos físicos y sicológicos.

LA MISIÓN HEROICA DE LOS PADRES ANTE ESTE MAL.

Los padres son el elemento clave en a la hora de aportar salidas para esta problemática. Los expertos afirman que el descuido de la educación con valores, donde los padres o representantes permiten que el muchacho «haga lo que le dé la gana», es un elemento clave para criar a un menor violento. La vigilancia del proceso educativo de nuestros hijos es irreemplazable, al igual que el control de lo que consumen en la radio, televisión e Internet.

Año a año, millones de personas de todo el mundo están descubriendo que la clave para ser un buen padre o una buena madre es obedecer los principios bíblicos. ¿Y por qué puede decirse que esa es la clave? Porque el sabio Autor de la Biblia, YHVH el Eterno Dios, es quien dio origen a la familia (Génesis 1:27, 28; 2:18-24; Efesios 3:15). De ahí que su Palabra inspirada ofrezca la mejor guía posible sobre la crianza de los hijos y su posición frente al flagelo de la violencia.

Lo primero que los padres están obligados a hacer en su tarea pedagógica, es reflexionar junto a sus hijos acerca del valor del prójimo. La Biblia nos dice cómo Jesús respondió a la pregunta, «¿Quién es mi prójimo?» contó la historia de un hombre que fue asaltado, golpeado y dejado por muerto en el camino (víctima del bullying). Dos personas pasaron de largo sin ofrecer ningún tipo de ayuda, pero la tercera, que era de Samaria, fue en su ayuda. El samaritano trató las heridas de la víctima, y lo llevaron a un hotel donde él se preocupaba por él. Antes de irse, el samaritano le dio el dinero al hombre y se comprometió a volver a ver cómo estaba. Después de contar la historia, Jesús preguntó ¿quién era el verdadero prójimo? La respuesta fue el que tuvo compasión de la víctima. Entonces Jesús le dijo: «Ve y haz tú lo mismo».

Insto a los padres a enseñar a sus hijos a que accionen en respuesta al mandato: «Ve y haz tú lo mismo.» Las Sagradas Escrituras nos instruyen: «Traten a los demás como les gustaría que te hicieran a ti«. Es la conocida regla de oro, y es uno de los principios más básicos de la vida moral de un hijo de Dios. Esto va de la mano con «Ama a tu prójimo como a ti mismo», y con la seguridad de que como tratamos a los demás, Dios nos tratará del mismo modo.

Los padres, por tanto, tenemos el papel protagónico en la prevención y atención del acoso escolar o bullying. Los padres sujetos al gobierno del Eteno no podemos ver el problema como los incrédulos que lo atribuyen al crecimiento natural de los niños, y por ello, no corrigen a tiempo su rebelión en el hogar y luego en la escuela y las redes sociales. Por el contrario, estamos divinamente convocados a instruirlos en la justicia y amor de Dios y el amor por el prójimo (Mt. 22:34-40). Hasta los psicólogos modernos están urgiendo a los padres a disciplinar a sus hijos y enseñarlos a ser empáticos y sensibles al sufrimiento de los demás. Exactamente lo que las Escrituras han dicho desde hace siglos.

En el siguiente esquema ofrezco los puntos más destacados para tener en cuenta a fin de saber si se está frente al bullying:

 

Por todo lo hablado hasta aquí, me atrevo a compartirle una serie de sugerencias inspiradas en el amor al prójimo que lograrán prevenir el bullying en el ámbito escolar de sus hijos:

  • Establezca estándares de conducta, límites y expectativas claras para sus hijos, dentro y fuera de la escuela.
  • Proporcione un vínculo afectivo seguro para su hijo. Asegúrese que sus hijos sepan que los apoya y que pueden contar con ellos,  escucharles.
  • Controle las actividades, acciones y palabras de sus hijos.
  • Dé ejemplos positivos de conducta.
  • Explique a sus hijos que no es aceptable intimidar a los demás.
  • Conozca a los amigos de sus hijos.
  • Busque recursos para ayudarle a responder a situaciones de intimidación.
  • Participe en la escuela y actividades extracurriculares de sus hijos.
  • Trabaje junto con la comunidad para crear y mantener un ambiente libre de intimidación e intolerancia.
  • Enseñe a sus hijos el respeto y la tolerancia para todos.
  • Sea lo más positivo posible con su hijo. La meta de los padres es proporcionar cinco comentarios positivos por cada comentario negativo dirigido hacia un hijo.
  • Monitoree su propia conducta y agresión. Demuestre que el comportamiento de los adultos en la casa no es de acoso ni de agresividad. Los hijos copian las conductas de los padres—las buenas y las malas.
  • Proporcione modelos apropiados de resolución de conflictos.
  • Muestre una conducta de empatía (conducta que muestra que está tratando de entender cómo se siente la otra persona).
  • Ofrecezca sugerencias y/o consejos para tratar con compañeros problemáticos.
  • Estimule a los niños que son espectadores del acoso a actuar apropiadamente.
  • Manténgase involucrado e interesado sin importar si su hijo ha sido reportado como el acosador o la víctima.
  •  Conforme una red de otros adultos, padres y estudiantes para debatir la seguridad escolar y otros asuntos.
  • Proporcione a su hijo las destrezas sociales que necesita para navegar a través de su propia experiencia escolar.
  • Enseñe a su hijo a tener respeto por las diferencias.
  • Explique la diferencia entre una respuesta asertiva (seguridad en sí mismo, firme) y una agresiva (violenta, beligerante, hostil).
  • Comparta historias acerca de sus propias experiencias infantiles con el acoso.

A continuación les comparto un trabajo musical realizado por el conjunto DEB con el objetivo de aportar un espacio de reflexión acerca de este tema:

 

También es muy propicio este corto de CN (Cartoon Network)en campaña contra el bullying:


Los invito a visitar las siguientes BITÁCORAS  RELACIONADAS CON ESTE TEMA:

¿Qué es el bullying o «acoso escolar»?

Contrario a lo que muchos piensan, el bullying NO es cualquier tipo de agresión que se pueda dar en la escuela como:
– Peleas
– Pandillas
– Juegos violentos
– Robos
– Agresión a maestros
– Daño intencional a la escuela
– Agresiones entre padres-maestros
– Castigos físicos, etc.
Estas agresiones mencionadas arriba, podrían confundirse como bullying, pero la verdad no lo es. Son actos de violencia escolar, pero no es bullying.
Bullying, es cuando la agresión es realizada por alguien que ejerce su poderío sobre sus victimas y por un período de tiempo prolongado. Es decir, cuando el agresor lleva tiempo molestando y lastimando a sus victimas, que pueden ser niños, niñas o inclusive, adolescentes en la secundaria.
Las víctimas de bullying reciben apodos insultantes y ofensivos, como: marranita o enano. Estos niños abusados reciben patadas, jalones de pelo, cachetadas, etc. Es decir, son lastimados tanto física como psicológicamente.
Señales de que su hijo o hija está siendo víctima de bullying en la escuela.
Las señales son muy claras. Lo que si es triste ver como hay padres “que no tienen tiempo” para dedicarse a supervisar la vida escolar de sus hijos. De este modo dejan que sus hijos pasen por este infierno sin ni siquiera darse por enterados.
Su hijo o hija es víctima de bullying si:
  • Inventa excusas para no ir a la escuela (por ejemplo siempre se siente enfermo/a).
  • Llegan con arañazos, moretones o despeinados a la casa; y les dicen a usted que se tropezaron o que se cayeron.
  • Si le dice que no le gusta la escuela y quiere que lo cambien (mostrando insistencia y desesperación en la propuesta).
  • Si su hijo o hija responde con el silencio cada vez que Ud. pregunte cómo le está llendo en la escuela o qué está pasando.
 

 

El bullying puede incluso ocasionar trastornos severos de la personalidad. Visite de vez en cuando el colegio de sus hijos, hágase amigo de sus maestros y, de ser necesario, hágase amigo incluso de la persona que limpia en la escuela para que le mantenga informado de lo que le pasa o le hacen a tu hijo.
La vida es hermosa, no es justo vivirla con miedo. Preste atención a sus hijos, no deje que por no ponerle la debida atención que merecen- niños crueles, también faltos de atención-, conviertan la vida de su hijo en un verdadero infierno en la escuela.
Recuerde que:
«La herencia de Yahveh son los hijos, recompensa el fruto de las entrañas….Dichoso el hombre que ha llenado de ellas su aljaba; no quedará confuso cuando tenga pleito con sus enemigos en la puerta»
(Sal 127:3-5).

 

Niño mexicano se suicidó por acoso escolar (bullying)

Un niño mexicano de nueve años se suicidó colgándose de un árbol después de haber comentado a su familia ser constantemente víctima de bullying en su escuela ubicada en el centro de México.

«Es lamentable, sobre todo tratándose de un niño de nueve años«, declaró Luis Maldonado, secretario de Educación del estado de Puebla, donde se registró el hecho.
El menor acudía a una escuela del municipio rural de Zacatlán -ubicado a 200 km de la capital mexicana-. Su madre dijo a las autoridades que momentos después de que el niño llegara de la escuela lo llamó a comer, y al ver que no respondía salió a buscarlo y lo encontró colgado de un árbol.
Hortensia Vázquez, la madre del menor, dijo que su hijo era agredido por compañeros de la escuela y que aunque ella lo había reportado a su profesor, éste siempre lo pasó por alto.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos ha dicho que en México seis de cada 10 niños de entre uno y 14 años sufren violencia en sus escuelas.

Noticia de AFP



Tipos de violencia escolar y/o Bullying

«Porque el violento tendrá su fin, el escarnecedor será acabado, y serán cortados todos los que se desvelan por hacer el mal» 
Isaías 29:20 

Es triste y hasta ofensivo comenzar diciendo que la violencia es hoy un componente cotidiano en nuestras vidas. Ella va manifestándose  en todos los niveles sociales, económicos y culturales de nuestro mundo actual. Por lo tanto, no es para nada extraño que se haya puesto de manifiesto también en las instituciones escolares. Lamentablemente dicha violencia fue ocultada, negada y silenciada durante muchos años por educadores y autoridades, pero practicar la negación del tema, evitando y suprimiendo esos actos violentos no ha hecho más que empeorarlos y conducir la realidad a una situación que hace aguas y a reclama con urgencia una eficaz solución.
Debemos enfrentarnos a esta problemática que aumenta día a día. Enfrentarla significa reconocerla, analizarla y actuar sobre ella. A esto se lo denomina prevención y todos conocemos el dicho popular que proclama “más vale prevenir que curar”.

Se necesitará de mucho esfuerzo y mucha valentía para enfrentar un  problema que exige ser tomado sin dramatismo, pero con firmeza y en toda su magnitud. Debemos evitar el miedo y la angustia que la violencia produce para no caer en la impotencia y actuar desde una postura reflexiva que nos permita encarar abordajes acordes a su complejidad.
Lo primero que es necesario hacer es clasificar. Dicha clasificación permitirá una objetivización del tema en cuestión y desde ella se logrará abordarlo con metodologías efectivas que conduzcan a una comunidad escolar a la construcción de un ambiente solidario y más humano. Por ello, y desde la perspectivas de algunos especialistas, podemos hablar de los siguientes tipos de violencia escolar:

 

Violencia de alumnos a alumnos:



Hurtos y robo de objetos: en todos los niveles económicos y sociales.
Lesiones: desde golpes y empujones , hasta la utilización de armas de fuego.
Ataque sexuales: pueden producirse en zonas de baños u otros lugares.
Homicidios: la portación de armas de fuego ha provocado homicidios en ámbitos educativos.

 

Violencia de los alumnos hacia los docentes:

 

La influencia de una familia violenta en un contexto de violencia, provoca consecuencias gravísimas. Los alumnos se «desquitan» con sus profesores y les pueden provocan distintos daños y con distintos tipos de gravedad. Por ej. desde una chinche abajo de su asiento hasta prenderle el pelo con fuego.

Violencia del personal docente:

 

Esta violencia puede adquirir diferentes manifestaciones:

Física: Ha disminuido, notablemente en las últimas décadas, sin embargo se registran algunos casos aislados.
Emocional: Consiste en humillaciones, violencia verbal, etiquetamiento de los alumnos como problemáticos.
Expulsiones de alumnos de ámbitos educativos: La expulsión es una actitud violenta que pone de manifiesto la impotencia institucional.
Relaciones confusas: Casos de relaciones impropias hacia los alumnos, cartas pasionales, caricias, abusos…
Violencia del personal hacia los padres: Lamentablemente los padres son citados
por los docentes y autoridades escolares para transmitir los aspectos
negativos del alumno creando, muchas veces un círculo de incomunicación.
Violencia entre el personal docente: La violencia entre docentes en un espacio educativo es una de las situaciones más delicadas y graves por los modelos que significan estos comportamientos para los alumnos.