Pascua

NISÁN o Abib: Padre del Año del Eterno.

P.A. David Nesher
 
 

El mes de Nisán es conocido en Israel como Jodesh Abib (el mes de la Primavera). Abib es el mes en el calendario hebreo, cuando la cebada ha alcanzado su madurez y/o superado esta etapa (Éxodo 13:4; 23:15). Desde el cautiverio babilónico, la Casa de Judá denominó a este mes con el nombre de Nisán (Nehemías 2:1, Ester 3:7).

Hoy, estamos tan familiarizados con el término Nisán, que hemos perdido la conciencia profética de los códigos celestiales que se encierra en el nombre Abib. Sin embargo, al estudiar el término hebreo para este mes, podemos obtener mayor revelación de cómo peregrinar espiritualmente en el cumplimiento pleno del propósito eterno de Dios en nuestra vidas.

Abib es un término de cosecha, y es la etapa de crecimiento cuando las semillas ya han alcanzado su tamaño final. En el decimosexto día del mes, la cosecha se iniciaba por reunir una gavilla de cebada (Primicias), que se ofrecía como sacrificio a Dios (Levítico 23:4-11), cuando el Templo existía. Así que mediante el estudio de este período de tiempo podemos ganar principios de cosecha.

Es interesante aportar que estudiando los códigos de la palabra Abib logramos ver que se puede separar en dos palabras:

  • Av, por un lado, e
  • ib, por el otro.

La palabra“AB” significa Padre .

La expresión “ib” en formada por las letras Yud y Bet suma el total de 12.

Desde esta consideración se nos permite decir que Abib o Nisán es el mes o tiempo «Padre de los 12 meses«.  

Por eso, necesitamos entender que este mes no es otro mes más. Este mes contiene la renovación de todos los meses del año. En él, y durante cada uno de sus días, se renueva la gracia divina de ejercer nuestra conexión con la LUZ del YHVH.  

El mes de Nisán es un portal celestial. Es la entrada a una vida donde prima la Libertad que el Eterno otorga a aquellos que aman el conocimiento de la Verdad (Juan 8:32)  

Es muy importante que recordemos siempre que los primeros 12 días de Nisán controlan energéticamente a los siguientes 12 meses del año. Eso significa que en este Rosh Jodesh (Luna Nueva) en particular uno puede afectar positivamente la energía de todo el año por venir.  

Es necesario entonces que entiendas que cuando llega el mes de Nisán, comienza el año nuevo de YHVH, el bien llamado «año nuevo de los reyes». De este modo te quedará bien claro que todos los meses del año están doblados y metidos en el primer día de Nisán.  

Entonces la Luna Nueva (Rosh Jodes Nissán) en realidad es una fiesta que celebra a los 12 meses del año nuevo que llegan escondidos en ella. Son como 12 paquetes de renovación metidas adentro de un solo día.  

¿Que sucede a partir de ese primer día de Nisán?  

Por los próximos 12 días empezamos a desdoblar, desplegar y revelar la energía de cada uno de los meses. En esta gran oportunidad, tenemos la capacidad de tomar control de cada mes en 12 días
y afectar positivamente el resto del año para eliminar el caos potencial desde su nivel semilla.  

Es el lapso profético oportuno en el que se nos otorga el conocimiento profético necesario para planificar cada año de la vida y reinado en los lineamientos pautados en la Torah por el Eterno Dios. En los primeros doce días de Nisán se establece en el mundo visible representaciones perfectas de los diseños escondidos en los ámbitos invisibles.  

Es por esta causa que en los primeros 12 días de Nisan se determina y se programa, mediante oración y ayuno, como va a ser cada mes del año siguiente.  

En estos 12 días que hay que prestar mucha atención porque lo que uno puede lograr en ellos permitirá que lo hagamos en el resto del año.   Para este propósito es que estoy publicando cada día una guía de ayuda en esta peregrinación profética que nuestro espíritu está haciendo en los doce meses venideros.  

Si están interesados en conocer más lineamientos acerca de estos secretos celestiales los invito a leer: Doce días para profetizar doce meses.¡Con todo el amor pefecto del Mesías Yashúa, los bendigo en Su Shalom!   También es muy oportuno para ustedes profundizar los aspectos cósmicos maravillosos de este mes, ingresando en el siguiente ENLACE:


¡CRISTO HA RESUCITADO!… ¡TODO COMIENZA DE NUEVO!..

Nada podemos hacer ante la muerte. Pero hay alguien que es superior a la muerte y que la ha vencido: Jesucristo.
Los que mataron a Jesús creyeron que ya habían triunfado. Todo terminó como ellos habían planeado. Hasta los amigos de Jesús creían que ya no había nada que hacer. Es en ese momento cuando Dios se revela como un experto en casos únicos, ya que tiene un estilo propio de actuar. Cuando las cosas parecen acabadas, siempre nos sorprende con algo y en esta ocasión no iba a ser la excepción.
Jesús resucita exactamente en la fecha que le había dicho a sus discípulos. Con su resurrección se estaba venciendo a la muerte resucitando para nunca más morir. 
Jesús volvió a la vida. Salió de la oscuridad del sepulcro por su propio poder. Era una semilla con una carga de amor tan poderosa que reventó de debajo de la tierra y brotó con nueva vida.
Con su resurrección estaba dando paso a una vida eterna preparada para todos aquellos que vinieran a Él: “Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.” (1 Corintios 15:21, 22)
La Victoria que Cristo nos dio se encuentra en Su Resurrección, el apóstol Pedro lo declara en una de sus cartas: “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.” (1 Pedro 1:3-6)
¡Su Victoria es también nuestra victoria!
Creer en la resurrección de Cristo lleva a creer que con Él nuestras luchas llegarán a la Victoria final sobre la injusticia y la miseria. Es creer en el triunfo del amor.
La resurrección de Jesucristo es la primera semilla de la gran resurrección de todos los hombres de la Tierra, cuando ni la muerte, ni ninguna clase de egoísmos, puedan romper el triunfo de la más perfecta hermandad entre los hombres.
¡Cristo resucitado es, pues, nuestra gran esperanza!
Shalom.
P.A. David Nesher

Semana de Jag HaMatzot: ¿Por qué hemos comido Pan sin Levadura?

 
Autor: P.A. David Nesher
 
 
Aprendimos que el día 14 del primer mes del año en el calendario de YHVH, (Éxodo 12:2), se celebra la fiesta de Pesaj o Pascua, día exacto en que Yeshua nuestro Salvador dio su vida para que nosotros pudiéramos ser redimidos del pecado e injertados en el pueblo Santo del padre: Israel. (Romanos 11).

Recordando que el tiempo del Padre comienza con la caída del sol y hasta el atardecer siguiente, al anochecer del día 14, es decir apenas inicia el 15º día, comienza una Fiesta muy especial: la Fiesta del Pan sin levadura (en su nombre correcto: Jag HaMatzot).

¿En que consiste esta fiesta?

Básicamente, la ordenanza es que durante siete días no se coma pan ni ningún alimento que contenga levadura. El pan que se come en este tiempo es el pan sin levadura llamado matza.Primeramente vamos a reforzar la razón histórica para Jag HaMatzot (la Fiesta de los Panes Sin Levadura). La misma responde al hecho que a Israel se le requería que comiera pan sin fermentar o leudado durante siete días desde el 15 del primer mes.  

Después de muchos años de soportar una cruel esclavitud en Egipto, el pueblo de Israel recibió la oportunidad de salir de Egipto durante la Fiesta de Panes Sin Levadura. Egipto (Mitzraim) y su líder, el faraón, se convirtieron entonces en el símbolo del pecado y de Satanás, influyendo y opresionando a los escogidos del Eterno Dios.  

Lo cierto es que apenas abandonaron la región de su esclavitud, las Escrituras relatan que el faraón persiguió a los israelitas, encerrándolos frente al Mar Rojo. Él no quería que ellos fueran libres. Así mismo es como Satanás tampoco desea que nos escapemos de sus garras y dominios. Israel estaba a su merced, como nosotros lo estamos también día a día en nuestra lucha contra HaSatán. En esta situación descubrimos que nuestra fuerza no es suficiente. Necesitamos la fortaleza del Señor para vencer y mantenernos firmes (Ef. 6:10-12)

Pero el Eterno Dios les proveyó a los israelitas la forma de escapar: ¡directamente a través del Mar Rojo! Y hoy, a nosotros, nos ofrece una forma de escapar por medio de su milagrosa ayuda que nos revelará la salida, allí donde no la hay.

El apóstol Pablo explicó que el Mar Rojo fue una especie de bautismo, el comienzo del proceso de conversión hecho posible con la ayuda de Dios (por favor lee: 1 Corintios 10:1-4).

En la Fiesta de los Panes sin Levadura nuestra memoria se activa valorando el poder santificador de nuestro bautismo.  

La Fiesta de Panes Sin Levadura (Jag HaMatzot) toma su nombre del requisito de deshacernos de la levadura y evitar el pan leudado para comer panes sin levadura durante estos siete días (Éxodo 12:15).

La levadura es un símbolo de pecado (malicia e impiedad) lo que en hebreo se denomina yetzer harátendencia al mal«). El proceso de leudado estaba asociado con la descomposición y la putrefacción y por lo tanto simbolizaba corrupción y pecado.

La levadura produce fermentación, un símbolo natural de impureza y corrupción moral. Justamente como la levadura hace que la masa crezca, está asociada con lo que es la raíz de todos los pecados, el orgullo.

Desde esta matriz, otros pecados espirituales dañinos que la levadura simboliza en esta fiesta, según las Sagradas Escrituras, son malicia, maldad, hipocresía y falsas enseñanzas (1 Corintios 5:8; Lucas 12:1; Mateo 16:11-12).

El apóstol Pablo escribía a los creyentes de Corinto:

 «Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad»
(1 Corintios 5: 7-8).

Vemos en estas palabras como la levadura era para los santos del primer siglo, lo mismo que significó siempre para Israel: símbolo del  malicia (hipocresía tradicionalista) e impiedad que produce el yestzer hará.  

En la epístola a los romanos Pablo nos enseña que nuestra antigua y pecaminosa naturaleza (tipificada por la levadura), fue enterrada con el Mesías en nuestro bautismo en agua.

«porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo…»
(Romanos 6:4)

Para Pablo y los santos primigenios la interpretación de esta fiesta era unívoca: así como los hijos de Israel fueron bautizados en las aguas del mar rojo, cuando pasaron por el camino que el Eterno les abrió a través de el Mesías, llevando consigo los panes sin levadura para sostenerse en el viaje de su nueva vida bajo la dirección de Moisés, de igual manera, a nosotros, nos ha sucedido en la nueva vida que recibimos en el Nuevo Nacimiento.  

«Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; y todos en Moisés fueron bautizados… en el mar» 
(1 Corintios 10:1 y 2)  

Por todo lo hasta aquí expuesto, discernimos que el aspecto personal (individual) de esta fiesta, es el deshacerse de la malicia y la impiedad que hay en nuestras vidas. 

Justamente la acción de sacar la levadura de nuestros hogares nos da una lección objetiva de todo el trabajo y el desafío que implica remover el pecado de nuestra vida.

La levadura difícil de encontrar nos recuerda que debemos examinarnos cuidadosamente en busca del pecado, arrepentirnos y pedirle ayuda a Dios para poder sacarlo.  

Antes de continuar con este estudio necesito que refresquemos el poder de nuestra memoria considerando que la Cena del Pesaj, conmemorada el 14 de Nisán, representa a Yeshúa  el Mesías tratando con la culpabilidad de nuestros pecados. En cambio, el pan sin levadura de Jag HaMatzot habla de Yeshúa como el Dueño de nuestras vidas tratando con la práctica del pecado en nuestro diario vivir.  

El Evangelio según san Mateo registra al ángel declarando:

«… y llamarás su nombre YEHSÚA [que significa YHVH salva], porque él salvará a su pueblo de sus pecados»
(Mateo 1:21).

Este anuncio angelical conlleva un oráculo acerca de la misión redentora del Mesías revelando el objetivo de la misma: procesar el pecado instalado en el hombre por rebelión.  

Por ello se entiende que la Fiesta de los Panes sin Levadura hace referencia al proceso divino en el hombre denominado «santificación«. Así es como el pan sin levadura nos habla, personalmente, acerca del trato de cualquier maldad o impiedad en nosotros. Es urgente que nos limpiemos de toda maldad, entregándonos a la justicia y no al pecado.    

Entendamos y aceptemos que la santificación es un estado de separación para YHVH. Todos los creyentes entran en este estado cuando son nacidos de Dios, tal como lo dejar escrito el apóstol Pablo:

Mas por Él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención.
(1 Corintios 1:30).

Esta es una separación definitiva, eternamente apartados para Dios. Es una parte intrínseca de nuestra salvación, nuestra conexión con el Mesías (Hebreos 10:10).

La santificación se refiere a la experiencia práctica de esta separación en el Eterno siendo el resultado de la obediencia a la Palabra de Dios en la vida de uno, y ha de ser buscada fervientemente por el creyente (leer: 1 Pedro 1:15; Hebreos 12:14).

Si leemos lo que el Señor oró en Juan 17 en el verso 16: … “no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo…” y esto está antes de Su petición: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad…”, notamos que la santificación es un estado de separación para Dios. 

Entonces, y teniendo en cuenta los lineamientos que se revelan en la oración sacerdotal de Jesús, será importante agregar que la santificación comprende la separación de los creyentes para el propósito por el cual fueron enviados al mundo:

como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.
(Juan 17: 18-19).

Que el Mesías mismo haya sido apartado para el propósito por el cual fue enviado, es tanto la base como la condición de nuestra separación por la cual somos enviados a este mundo (Juan 10:36). Su santificación es el modelo y el poder para la nuestra. El que envío y la santificación son inseparables. Por esta causa los creyentes son llamados santos, traducido del griego hagios que significa: “los santificados” Mientras que anteriormente su comportamiento daba testimonio de su posición en el mundo, posicionados en el Mesías, separados para Dios, ahora su comportamiento debe dar testimonio de su posición ante YHVH y su separación del mundo.  

La santificación es la consagración en la que los discípulos deben considerarse a sí mismos la propiedad de Dios, comprados por el precio de la sangre de Yeshúa HaMashiaj (1 Corintios 6:19 – 20).

Ellos deben dedicarse a sí mismos a hacer Su voluntad en todos los aspectos de sus vidas. Desde el tiempo de su conversión hasta que ellos entren en el mundo de la eternidad, ellos son los siervos de Dios para hacer el trabajo que Él les asigne para el bien de Su reino.

Este fue el mensaje que Pablo predicó a la iglesia de Corinto al hacerlos reflexionar en el poder de la solemnidad de Pascua. Ellos necesitaban experimentar, en forma individual y a la vez comunitaria, la Fiesta de los Panes Sin Levadura. Tenían gran fe y contaban con muchos dones del Espíritu Santo, pero habían sido corrompidos por las injusticias de la comunidad.  

El Calvario expone el Castigo de Dios por el Pecado.    

En la solemnidad de Pesaj (comprendida por las tres fiestas: Pesaj, Panes sin Levadura y Primicias) nuestras memorias se activan en la confesión de que Yeshúa se hizo humano para redimir la creación caída.

Esta activación nos da el poder cuatro principios de Su Sabiduría:

  • Primero, el Mesías demostró que era posible ser totalmente humano y a la vez vivir sin pecar.  
  • Segundo, en la cruz el Mesías sin pecado tomó sobre sí mismo la carga entera de pecado humano-su pena, su contaminación y su poder- (2 Corintios 5:21). Mediante Su expiación las consecuencias del pecado se descartan en la vida del creyente.  
  • Tercero, Su resurrección victoriosa hizo posible un modo de vida completamente nuevo. Desde ella debe surge que nuestra respuesta ante el pecado debe ser un arrepentimiento vehemente, un deseo de “no pecar más” y vestirnos de justicia, descubrimos rápidamente que no podemos lograrlo por nosotros mismos (2 Corintios 7:10-11; Juan 8:11; Romanos 7:23-25). Necesitamos la ayuda de Dios.  
  • Cuarto, con Su don del Espíritu Santo, Él pone a nuestra disposición el poder para vivir santamente. Un poder que Él mismo experimento en los días de Su carne. El discípulo no tiene que esforzarse mas para cumplir la ley santa de Dios, o sentirse siempre frustrado a causa de la presencia persistente del pecado interior porque la ley del Espíritu en Cristo Jesús le hace libre de la ley del pecado y de la muerte (Romanos 8:1-4).  

La Escritura, regocijándose en esta victoria completa de Yeshúa HaMashiaj sobre el pecado, resume Su obra expiatoria como completa en la santificación de Su pueblo (Hebreos 10:10).

Para el creyente Yeshúa «ha sido hecho por Dios sabiduría justificación santificación y redención»(1 Corintios 1:30).  

Tratando de encontrar una conclusión a todo lo expresado hasta aquí, podemos decir que cuando nosotros nos apropiamos de la gracia que Dios ha proveído, encontramos que la santificación viene a ser una realidad vibrante en nuestras vidas.  

Hay dos condiciones escriturales para que este proceso no sufra obstáculo alguno : «El Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que lo pidan» (Lucas 11:13), y «Él da el Espíritu Santo a los que le obedecen» (Hechos 5:32).

Discernimos que orando y obedeciendo, es decir, andando en la luz como él está en luz (1 Juan 1:7); y además purificando y consagrando nuestras vidas delante de Dios, logramos las maneras de realizar la presencia santificadora del Espíritu Santo en medio de nuestro mundo, y efectuamos el tikún (reparación) del mundo para el que fuimos enviado en Su propósito eterno.

Entonces, YHVHnos comunica la plenitud de la redención que Yeshúa ha proveído para Su pueblo, una vida que es agradable a Dios.

La Fiesta de Panes Sin Levadura nos recuerda que someternos a Yeshúa es la única respuesta correcta ante su misericordioso sacrificio. No somos salvos por buenas obras; sin embargo fuimos “creados en Cristo Jesús para buenas obras” (Efesios 2:10). Un discípulo que ha sido perdonado buscará la asistencia divina para no volver a la esclavitud del pecado.    

En la Fiesta de Panes sin Levadura entendemos que somos nosotros el pan sin levadura que el Eterno anhela compartir con las naciones. Somos masa pura, masa sin leudar, sin fermento. Somos puros y sin mancha (Efesios 5:27). El Verbo habita en nosotros. Aquel que es la Verdad y la Vida está en nosotros. El Mesías está en nuestros corazones y nuestras mentes. Esa es la fe verdadera, que produce frutos espirituales, que nos hace entrar a un reino inconmovible que no consiste en comida ni bebida, sino en justicia paz y gozo.

Ahora entendemos que nosotros somos los panes sin levadura de la fiesta, la cual se celebra todos los días del año porque, en Yeshúa HaMashiaj, fuimos hechos libres una vez para siempre.

El paso siguiente en el proceso retentivo de Dios está representado por la siguiente solemnidad: Shavuot o Fiesta de las Semanas (Pentecostés).

¡Contemos con esperanza los cuarenta y nueve días para nuestra glorificación!

Autor: P.A. David Nesher

Una Casa sin Pecado: los Panes sin Levadura Capacitan para la Santificación

P.A. David Nesher

Sabemos muy bien, por la revelación de las Sagradas Escrituras, que el mes de la espiga tierna, en hebreo abiv, fue consignado por YHVH como el primer mes del año para los hijos de Israel. A este lapso se lo conoce también como el mes de la redención. Es por lo tanto, un tiempo muy especial para celebrar el poder liberador de la Pascua y sus fiestas.
Es un tiempo específico en el que se activa la energía mesiánica del Eterno Dios a favor de sus escogidos. Fue justamente en ese mes cuando fueron liberados nuestros padres de la esclavitud del faraón egipcio y del trabajo forzoso en Egipto (Mitzraim). También entendemos que en ese mes será redimido Israel de nuevo en el final de los tiempos. Justamente para conmemorar la liberación histórica y para proclamar la liberación futura final (liberación escatológica), el Eterno instituyó la fiesta de la Pascua, llamada en hebreo Pésaj.
Leemos en Éxodo 12:14-17, según está escrito:

“Y este día os será en memoria, y lo celebraréis como fiesta solemne para Yhwh durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis. Siete días comeréis panes sin levadura; y así al primer día haréis que no haya levadura en vuestras casas; porque cualquiera que comiere leudado desde el primer día hasta el séptimo, será cortado de Israel. El primer día habrá santa convocación, y asimismo en el séptimo día tendréis una santa convocación; ninguna obra se hará en ellos, excepto solamente que preparéis lo que cada cual haya de comer: Y guardaréis la fiesta de los panes sin levadura, porque en este mismo día saqué vuestras huestes de la tierra de Egipto; por tanto, guardaréis este mandamiento en vuestras generaciones por costumbre perpetua”

En el capítulo 12 del libro de Éxodo se nos describe la Pascua que el Eterno Dios enseñara a Israel cuando aún este era esclavo en Egipto.

Desde los protocolos divinos allí establecidos, quedaba claro que cada padre de familia, después de matar el cordero, debía pintar con la sangre los postes de la puerta de sus casas. Luego, el cordero debía de ser asado al fuego y comido con Matsáh (pan ázimo o pan sin levadura) y hierbas amargas (Éxodo 12:7-8). Este mandato de comer pan ázimo o pan sin levadura debía ser guardado por cada familia de Israel durante siete días con sus noches. La Fiesta de los Panes sin Levadura (en hebreo, Jag HaMatsot) se inicia el día quince del primer mes.

Esta celebración da inicio a un período de una semana en la cual no se debe consumir alimentos que contengan levadura (Éxodo 12:15) Por tal razón, se come el pan sin levadura (Matsah) durante esa semana.

El primer día y el séptimo día son considerados días de reposo y deben ser celebrados como un gran Shabat (Éxodo 12:16).

Bedikát Jaméts: Limpiando la Casa de Levadura.

El abstenerse de comer alimentos con levadura tiene un significado muy importante para nosotros hoy. La levadura es tipo del pecado, por lo que al seguir el mandamiento estamos llevando a cabo un acto simbólico espiritual de rechazo al pecado. Y, al igual que los israelitas consumieron el cordero y el pan de prisa, es nuestro deber apresurarnos a sacar de nuestra vida todo pecado.

El día anterior a esta fiesta había que sacar toda la levadura de la casa. Y durante los siete días de esta cita divina, los panes debían comerse sin leudar. La enseñanza de códigos celestiales escondida en esta celebración era tan importante que la persona o familia que comía leudado debía morir.

YHVH dio una ceremonia muy simbólica para que cada familia hebrea disfrutar de la enseñanza mesiánica de esta semana: buscar y eliminar la levadura de la casa antes de la fiesta de los Panes sin Levadura como preparación para la festividad. En hebreo, esta ceremonia se llama Bedikát Jaméts, que significa: “la búsqueda de levadura”.

Dicha ceremonia es como sigue:
La preparación para buscar y echar fuera la levadura (Bedikat Jamets) de la casa, comienza antes de la Pascua (Pésaj). En primer lugar, la esposa limpia a fondo la casa para eliminar toda levadura (Jamets) que pudiera haber. En la Biblia, la levadura (Jamets) simboliza el pecado.
Cuando la levadura se pone en un montón de masa sin leudar, ésta hace que la masa se infle -o agrande-. Igualmente, cuando nosotros dejamos que el pecado entre en nuestras vidas, nos inflará con orgullo y arrogancia. Por eso es que toda la levadura debía de ser separada, (Éxodo 12:15,19-20).
 Espiritualmente, los creyentes en el Mesías son la casa de YHVH  (Hebreos 3:6; 1ª Pedro 2:5; 1ª Timoteo3:15; Efesios 2:19).
La levadura, que simboliza el poder del pecado, tenía que ser puesta fuera de cada casa. Para nosotros esa casa representa lo que es nuestro cuerpo para el Espíritu Santo de Dios: su casa (1ª Corintios 3:16-17; 6:19-20; 2ª Corintios 6:15-18).
Espiritualmente, debemos de limpiar la levadura (el pecado) de nuestras casas (nuestras vidas), al permitir al Espíritu Santo (Rúaj HaKódesh) que nos revele a través del conocimiento de Yeshúa y las Escrituras, el pecado que hay en nuestras vidas.
 Es sólo a través de la Palabra de YHVH que podemos identificar el pecado en nuestras vidas como está escrito en el salterio:
“Lampara es a mis pies tu Palabra, y lumbrera a mi camino”.
(Salmo 119:105)
Por lo que vemos en las Escrituras la levadura es un símbolo de la mala inclinación, el pecado, la contienda, el orgullo y la falsa enseñanza. Así que cuando los hijos de Israel y todos los injertados de entre las naciones limpiamos nuestras casas antes de Pesaj buscando y eliminando todo rastro de levadura, estamos proclamando que no queremos tener nada que ver con estas cosas en nuestras vidas.
La liberación de la levadura espiritual es una parte muy importante de la última redención que tendrá lugar cuando el Mesías regrese en gloria. Entonces seremos libres del yetser hará (tendencia al mal), para siempre. Pero antes de que suceda tenemos la obligación, no solamente de limpiar nuestras casas antes de Pesaj, sino también hacer lo mismo en nuestras vidas personales. Lo que aprendemos de la obligación de no tener nada que ver con la levadura durante una semana al año, es que debemos ser meticulosos para dejar que el Eterno nos limpie de todo pecado, orgullo, contienda y falsa enseñanza todos los días de nuestras vidas.
El quince de Nisán – Eliminando el Pecado.

El quince de Nisán es el día que marca el principio de un período de fiesta de siete días (Jag Ha-Matsót) en el que Israel está obligado a comer pan sin levadura (pecado) en recordatorio de la masa de pan ázimo en su apresuramiento para escapar de Egipto.

El tema principal de esta fiesta es el eliminar la levadura que es el símbolo del pecado, poder por medio del cual el diablo domina.
Históricamente, hay dos acontecimientos notables que sucedieron en este día:
1º. La jornada del Éxodo arranca en Egipto en el día 15 de nisán. El mismo día que se cumplían los 430 años de esclavitud en Egipto (Éxodo 12:41).

2º. El entierro de Yeshúa después de su crucifixión, quien es el Pan de Vida, (Juan 6:35) ocurrió en el 15 de Nisán. Justamente esta fiesta representa la “santidad de aquel que murió y fue sepultado”. El Mesías cumplió esto ya que fue sepultado sin haber pecado jamas. ¡Esta fiesta fue cumplida por Yeshúa para nosotros! ¡Por eso no la guardamos como sombra por venir, sino que la celebramos como Cuerpo de Aquel que la cumplió!

Recordemos que las fiestas son citas señaladas (en hebreo moadim) de YHVH especificando lo que Él hará, y a la hora exacta.
Los Evangelios relatan que los judíos de la época del Maestro tuvieron que darse prisa para poner el cuerpo del Mesías en tierra porque se acercaba el Shabat. Las Sagradas Escrituras dicen que este Shabat era un Shabat solemne y el primer día de los Panes sin Levadura, es decir que era el 15 de Nisán (Juan 19:31). Con estos datos se comprueba que Yeshúa murió el catorce de Nisán, el día de la Pascua y fue enterrado el 15 de Nisán, primer día de los Panes sin Levadura. El Maesgtro estaba en el sepulcro al día siguiente de su crucifixión, que era el quince de Nisán, el primer día de los Panes sin Levadura.
Características de la Fiesta de los Panes sin Levadura.
  1. La Fiesta del Pan Ázimo era tanto una parte de la Pascua (Pésaj), que los nombres Pascua y Panes sin Levadura se usaban de manera indistinta, o al menos sinónimamente (Lucas 22:1).
  2. La fiesta debía de ser guardada por siete días, (Éxodo 12:15-19). Recordemos que el número siete es el número usado para referirse a la plenitud o totalidad de los dones divinos. El creyente que guarda esta fiesta debe hacerlo plenamente para YHVH, y apartarse completamente para Él. La Fiesta de los Panes sin Levadura habla de una separación completa de todas las cosas que están leudadas (pecaminosas), y alimentarse de Jesús, que es el pan de vida del creyente (Juan 6:32-36,38).
  3. La Fiesta de los Panes sin Levadura (Jag Ha-Matsot) es un día de Shabat solemne. Un día de Shabat solemne se llama un Shabatón. Durante la Pascua, hay un Shabat extra además del Shabat semanal. Estos Shabats se llaman Shabats solemnes. El Shabat solemne de los Panes sin Levadura puede verse en Juan 19:31.
  4. El pan sin levadura se usa para la consagración y separación de los siervos del Altísimo. También, es ungido con aceite. Los creyentes en el Mesías deben consagrarse y separarse para hacer el trabajo que YHVH nos ha llamado a hacer, y a vivir una vida que es santa para Él. Si hacemos esto, la unción del Espíritu Santo (rúaj ha-kódesh) de YHVH descansará sobre nuestras vidas.
Toda la celebración de Pesaj y Jag HaMatsot está llenas de simbolismos que hablan tanto de la primera, como de la segunda redención. Por lo tanto, la levadura, el pan leudado, tiene un simbolismo con un mensaje profundamente importante. A  tal punto tienen importancia estos símbolos que el que no respeta la norma de no comer levadura durante esa semana de celebración perderá su derecho de pertenencia al pueblo elegido que reinará sobre el mundo venidero, sea extranjero o nativo de la tierra de Israel.
Por todo esto es que te pido que no tomes a la ligera las normas para la fiesta de los panes sin levadura. De igual manera no tomes a la ligera el tema del pecado en tu vida y en tu familia. Lucha contra él.
Amado discípulo de Yeshúa, clama al cielo para ser liberado de todo lo que el Eterno considera levadura en tu alma. No te des por vencido. Sigue luchando con el deseo de que todo salga, y tendrás parte en la resurrección cuando venga el Bendito y Santo Sumo Sacerdote Celestial que quita el pecado del mundo.

Iyar: Un mes para celebrar la Salud y la Prosperidad

El mes de la Luna de Iyar tiene de parte del Eterno energías celestiales muy propicias para la Prosperidad de sus escogidos.

Solamente se requiere colocar atención a la Intención Bendita de su Propósito Eterno en nosotros. De acuerdo a esto la actitud mental que se desarrollará en cada hijo del Altísimo será acorde a las sustancia de fe que ellos activen en el aprendizaje de su proceso celestial.
Lean muy atentamente las pautas proféticas que en el documento siguiente mi espíritu les comparte en el Poder de nuestro Eterno Abba.

David Nesher: MES DE IYAR _ Un camino para peregrinar contando y valorando cada paso resplandeciente.

Pesaj: la Fiesta de la Libertad

Por P.A David Nesher

La Pascua de YHVH es la Fiesta que Elohim ha instituido a fin de valorar el diseño profético para adquirir paradigmas celestiales que permiten cortarle una de las cabezas del Gran Dragón escarlata: el EGOÍSMO (Apocalipsis 12:9).

Pesaj es la fiesta que nos revela el perfecto diseño de Dios: un hombre verdaderamente libre.

Pesaj permite la impartición divina de paradigmas que revelan que la mentalidad del EGOÍSMO es lo que Satanás ha usado para logra la disfunción integral del ser humano.
En Pesaj se lucha contra Mizrayim (Egipto). Mizrayim es la zona de esclavitud en dónde el hombre carnal se manifiesta no permitiendo la verdadera esencia del ser humano: el HOMBRE ESPIRITUAL en dominio de lo MATERIAL.
Mizrayim es la región mental del gran dragón (HaSatán) en la que no se permite que el ser humano funcione correctamente en armonía con el Propósito Eterno de YHVH el Dios Verdadero.
Por medio de Pesaj se logra romper todas y cada una de las inhibiciones y trabas que impiden la manifestación del Propósito Eterno de Dios (Romanos 8:29).
El Eterno no nos quiere inhibidos ya que esa situación espiritual ocasiona disfunción existencial. Esta condición anti Dios es lograda por el Dragón por medio del EGOÍSMO, mentalidad luciferina que permite las primeras manifestaciones de la religión en el interior del ser humana. El EGOÍSMO es una mentalidad equivocada que se desarrolla desde una falsa identidad (falso YO) adquirido desde los primeros años de vida por la fuerza de la iniquidad y el pecado presente en las estructuras humanas.
El EGOÍSMO es un antidiseño mental que se implanta en los seres humanos desde su nacimiento y lo conecta con la iniquidad del sistema. Por medio de ello la mente del hombre va percibiendo sensorialmente una falsa imagen de sí mismo y elabora de ese modo una falsa identidad: el EGO (un falso YO). Desde esto Satanás ya se asegura el fundamento para la edificación de la religión dentro del ser humano. Así el enemigo logra que millones de seres humanos queden limitados en circunstancias de vida que creen que no se podrán cambiar y que están determinadas en el «destino» de sus vidas.